Archivo de la categoría: Ediciones Lupercalia

Estantería libros

Lecturas y editoriales

He puesto los enlaces a las editoriales que han publicado los libros que he leído estos últimos años. Una lista que no deja de crecer y que ya supera la centena de editoriales.

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La 4ª

La 4ª (Mario Crespo, 2014)

Mario Crespo
2014
Ediciones Lupercalia
212 páginas

Algo parecido a la redención es lo que Carlos, el protagonista de esta novela, parece ir buscando. De joven, durante una procesión en Semana Santa, en Zamora, sufre una paliza que a poco lo manda al otro barrio. Se vuelve un malote después de aquello, y encima muda de piel al conocer a Jesús, un joven independiente, maldito y problemático, que impele a Carlos a romper con todo lo que ha sido su vida hasta entonces. Luego, Carlos, mientras estudia en Madrid, se mete en el mundillo de las drogas tratando de emular al Padrino fílmico y somos testigos de lo que era la ruta del bakalao, famosa en los 90, librándose de la cárcel gracias a su tío Paco, que es Guardia Civil, y lo deja libre en una redada, cargándole el muerto a un amigo de Carlos y saldando así entre ellos las cuentas del pasado.

Nos encontramos luego en Nueva York y como el Ethan Hunt de Misión Imposible, resulta que Alberto del Bosque se quita la máscara de látex y surge, no un superagente, sino Carlos que en Nueva York y bajo otra identidad está al cargo de la 4ªIglesia, una iglesia experimental 2.0, y se reencuentra con Magdalena, la misma Magdalena con la que mantuvo sexo lapidario en un cementerio cuando ambos eran adolescentes. Todo va bien hasta que Carlos se mete por medio en una bronca ajena y acaba en coma, que es un punto y seguido porque la historia sigue, y este relato lo continúa el padre de Carlos y nos vamos a los 70 a Puebla de Sanabria y aparece allá un cura, trasunto del protagonista del libro de Unamuno, San Manuel Bueno Mártir, y vemos como se las gastaba el Paco, y cómo acontece la muerte de la madre de Carlos y más tarde estamos en 2046, un mundo que no es feliz sino que va rumbo del colapso y la rebelión, y Carlos experimenta múltiples realidades y vive muchas aventuras porque todo es posible y todos o casi todos los personajes que han salido antes aparecen sobre el papel, incluida su madre. Y luego Carlos ya ha está fuera del coma, vivito y coleando, sin que la cosa con Magdalena vaya bien, y acabamos de nuevo en 2012, donde el amor de nuevo triunfa porque Carlos deja Madrid para vivir en Puebla de Sanabria y allí un día, en Semana Santa, en el quiosco donde compra la prensa matinal se encuentra con una joven que busca un libro y él le habla de La historia interminable. Una joven que fue su amor platónico, una Luna, llena de buenos presagios. Y respecto a la redención pretendida por Carlos, al final la encuentra. Es perdonando a todos sus agresores como logrará cerrar de una vez por siempre sus heridas.

En el debe decir que me parece que Carlos y Juan Carlos tienen una misma voz, como si fueran el mismo personaje y apenas hubiera diferencias, matices, ni modulaciones, entre ellos a la hora de referirnos los hechos. Se esgrime también un discurso antisistema poco musculado, en lo tocante al capitalismo, las desigualdades sociales, el omnímodo poder de los bancos, las grandes fortunas empresariales, etc. Otro tanto se me antoja la deslavada figura de Jesús, profeta de nuestro tiempo, pero determinante en la vida de Carlos y por ende en toda la novela.
El engarce al unir estas cinco historias que nos cuenta Mario me resulta a ratos forzado, como si en el empeño de ir más allá del relato, de la nivola, en la exploración de nuevos retos y desafíos, hubiera que juntar las distintas historias de alguna manera, aunque llevarlo a cabo aunque fuese una Misión Imposible y Carlos tuviera que ser Ethan Hunt.

El arranque de la novela por las calles de Zamora, en Semana Santa, la procesión de los borrachos, toda esa parafernalia litúrgica, es potente. Me gusta también lo que sucede en Puebla de Sanabria, la figura del cura Manuel, la de ese librero que le deja a Carlos cuando es un mocete La historia interminable con la cual éste abrirá una puerta a otra realidad, a la cuarta dimensión, porque esa es una de las grandes bondades de la literatura, el permitirnos (temporalmente) escapar, soñar, volar, evadirnos, y La 4ª, en buena medida, lo consigue.