Archivo de la categoría: Ápeiron Ediciones

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Un candidato del futuro & Hombres de transición (Hermann Conradi)

No encuentro ningún libro de Hermann Conradi traducido al castellano (salvo un relato suyo, Una noche de primavera, reseñado en el blog de Manuel Fernández Labrada) por eso este ensayo que nos ocupa es, o puede ser, la vía de acceso a Conradi, que murió muy joven, a los 28 años, en 1890, y era uno de los exponentes más destacados del naturalismo alemán. Digo ensayo y tampoco es un ensayo, pues como manifiesta Roberto Vivero (responsable de la traducción y la edición) en un prólogo que no es tal y por eso se califica de Nota, de todas las muchas cosas que este libro podría ser, no es ninguna, quizás para hacerlo al gusto de Conradi, para lo cual sería necesario conocer su forma de ser, su espíritu y a ello podemos aproximarnos algo si leemos lo que otros, como Hermann Bahr, Carl Bleibtreu o Carl Korn escribieron sobre el precoz escritor a su muerte. Conradi para Vivero es un gigante, como Oskar Panizza, también olvidado.

El texto que más ha llamado mi atención ha sido el de Nietzsche, que nada tiene de panegírico y si de reconvención y que reza así.

Carta del 4 de octubre de 1886 a C. G. Naumann

Estimado señor editor, En respuesta a su amable carta, en esta ocasión solo quiero expresar mi negativa al deseo del señor Conradi. Este tipo de poetastros de veinticuatro años son los últimos lectores que deseo, y mucho menos quiero ser elogiado y pregonado públicamente por ellos.

Si Borges se enorgullecía de los libros que había leído, y Javier Gomá proponía enorgullecerse de no haber leído ciertos libros (por decisión propia), aquí Nietzsche incluso se daría el lujo de elegir quién puede leerle (y pregonarle) y quién no.

Las últimas 23 páginas del libro son la traducción de una parte del libro Hombres de transición & Un candidato del futuro.

En la contraportada leo que el estilo de Conradi superó las posibilidades de comprensión de sus contemporáneos. Y yo añadiría que también la de los lectores del futuro, porque sería necesario un buen aparato crítico para arrojar luz sobre la escritura de Conradi, que al no haber conocido a Ortega y Gasset no supo que la claridad era la cortesía del filósofo. A pesar de esto, veo cómo Conradi tenía en alta estima a Dostoievski:

Oh, Dostoievski, dales, dales a esos -ya se sabe a quién me refiero- o al menos tú sabes a quiénes me refiero, único, uniquísimo, incomparable, dales los instrumentos de tu abismal psicología: a todos aquellos que quieren tener algo que decir pero no han vivido nada, absolutamente nada: estos esclavos de los objetos que siempre han permanecido en la esfera de coerción y tributo de las cosas, de los fenómenos, y se han liberado, así, de todos los problemas y conflictos… Falta de experiencia que ya denunciaba Walter Benjamin.

También encarece Conradi a Nietzsche. Si aquel propuso el superhombre, Conradi, con el tiempo como herramienta, clasifica al hombre en filisteos (el hombre del pasado), el hombre de transición (presente) y los hombres del futuro.

Hermann Conradi
Un candidato de futuro & Hombres de transición
Ápeiron Ediciones
Traducción y edición de Roberto Vivero
2022
74 páginas

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La Torre (Hugo von Hofmannsthal)

Hugo von Hofmannsthal hizo en La Torre (1927) la versión de La vida es sueño. Es una versión muy particular, y esto lo veremos claramente si leemos previamente la obra de Calderón de la Barca. Ya desde el título hay una diferencia. Aquí el objeto central de la obra es la torre, convertida en cárcel, en imposibilidad, en sueño del que es imposible despertar. El desarrollo guarda algún parecido con la obra original. El rey es Basilio, rey de Polonia. Creyendo en lo que dicen las estrellas tiene a su hijo Segismundo encerrado, evitando así que lo mate. El mundo se filtra a través de Julián y Antonio, ayo y criado. Basilio decide dar una oportunidad a su hijo, llevarlo a palacio narcotizado, y comprobar que su hijo es una bestia salvaje ¿qué esperaba, si este no ha recibido nunca amor?

Aquí no hay apenas personajes femeninos, y ni Estrella ni Rosaura. Ni objeto de deseo ni figura maternal, sino una sombra espesa, viscosa, capaz de devorarlo y devolverlo al anonimato. Las algaradas populares quieren deponer a Basilio y aupar en el trono a Segismundo, el cual no está para estas luchas intestinas.

Si en la obra de Calderón el final era un final feliz al uso, con Segismundo perdonando a su padre y encontrando esposa, aquí Hugo von Hofmannsthal, mata a Segismundo, para el cual no existe la promesa de un porvenir sino el aciago devenir de la muerte, sin haber conocido otra cosa que oscuridad y silencio. No importa que aquí la vida sea un sueño o no, porque para este Segismundo no ha habido vida, ni vivida ni soñada.

Dad testimonio de que he estado aquí, aunque nadie me ha conocido, concluye Segismundo.

La Torre
Hugo von Hofmannsthal
Ápeiron Ediciones
Traducción y edición de Roberto Vivero
Año de publicación: 2023
138 páginas

¿Cómo se llama tu ornitorrinco? La entrevista galludjardiélica

Si quieren echarse unas risas siempre tan necesarias, y ahora más, en estos tiempos tan crispados, y disfrutar también con el ingenio de los entrevistados en las respuestas a las preguntas formuladas por Enrique Gallud Jardiel, lean este libro. Su sentido del humor (si aún no se ha extinguido por la falta de uso) se lo agradecerá.

A tiempo están de adquirir el libro en el Black Friday o de pedirlo a los Reyes Magos.

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Portada - Últimas noticias de la humanidad

Reseña de Últimas noticias de la humanidad por Enrique Gallud Jardiel

Francisco Hermoso de Mendoza: Últimas noticias de la humanidad, Ápeirón Ediciones, Madrid, 116 págs.

Siempre hemos pensado que el contenido de una novela o de un cuento consiste en que pasen cosas, en que se nos describa también cómo, cuándo y dónde pasan, pero que pasen. Como desgraciadamente gran parte de la narrativa actual se limita a una pulida descripción de aquello que ya todos conocemos y hemos visto mil veces, como el detallismo descriptivo del realismo decimonónico que ya creíamos desaparecido por el sumidero del tiempo parece haber vuelto con gran fuerza para deslumbrar a los nuevos ricos de la lectura, apreciamos mucho más si cabe a aquellos escritores que hacen que sus historias avancen por sí mismas y que no se detienen a rellenar sus páginas con obviedades que no han salido de una mente que piensa, sino de unos ojos que miran o, dicho de otra forma, supuestos creadores que sustituyen la creación con la observación.

En las narraciones de Hermoso de Mendoza encontramos, en cambio, verdadera originalidad literaria, asuntos que preocupan, personajes que interesan, situaciones que cambian, la vida en movimiento en lugar de la vida estática. La escritura es básicamente el arte de elegir, de optar por contar algo y no otra cosa, de escoger decirlo de esta manera y no de otra, y ahí es donde el autor muestra su pericia en lo que se refiere a sucesos y forma.

Las colecciones de cuentos no son nada fáciles de construir. Los relatos que los integran han de ser lo suficientemente distintos como para que ninguno de ellos nos recuerde a los otros, haciéndonos sentir una sensación de «todo es lo mismo» o «esto ya lo conozco», y, por otro lado, no pueden ser completamente heterogéneos, sino que han de poseer una coherencia interna, un tema —o al menos una perspectiva— global, por así decirlo. Necesitan un hilo conductor que exista, pero que no se note.

Este libro posee en alto grado estas virtudes que hemos mencionado como necesarias. Tramas diferentes que son como los sillares de una construcción que vemos elevarse ante nuestros ojos a medida que se van engarzando unos con otros. Al final, lo que tenemos es una reflexión muy completa y artísticamente lograda de nuestro mundo actual y futuro, pues pocos temas importantes quedan fuera del análisis del narrador: los problemas ecológicos, el influjo de la imaginación en nuestras vidas, las nuevas formas de relaciones amorosas, las tragedias demográficas y humanas, las reflexiones perennes sobre la muerte, las posiciones ante la lectura o el plagio y muchos otros de esos problemas que preocupan al hombre que de verdad lo es, porque piensa y se niega a ser un número más de los alienados obedientes en los que los poderes fácticos quieren que nos convirtamos.

Estas narraciones te presentan perspectivas diferentes desde las que nunca has mirado y, en lo literario, te proporcionan ese placer indefinible que puede darse con el lenguaje cuando adecuadamente se utiliza. Hermoso ejerce completo control sobre su prosa, sabe lo que quiere decir y sabe cómo decirlo para conseguir el máximo efecto. No ignora la hecho —poco difundido, quizá, pero no por ello menos verdadero— de que una palabra vale más que mil imágenes, porque la imagen nos transmite una realidad acabada y fija, mientras que la palabra es un estímulo abierto que permite que nuestra mente imagine no una sino infinitas realidades a partir de ella.

Muchas cosas bellas encontramos en esta colección: detalles conmovedores (el hijo que quiere morir para abrazar a su padre muerto), situaciones divertidas (calvos del futuro que exigen que el progreso científico se ocupe activamente de su problema), interesantes análisis de conducta (anómalos encuentros sexuales), tragedias personales (la vida revertida del inmigrante ilegal), denuncias sociales (crítica de una humanidad devorada por la «conshumanía»)… No es labor nuestra detallar ni mucho menos revelar. Baste decir que en cada uno de los quince relatos que conforman este libro se ha empleado un procedimiento narrativo diferente en aras de la variedad y la amenidad. Es como un bien elegido muestrario de ejercicios de estilo de gran virtuosismo, de recursos que el autor domina y que al tiempo que hablan de sus capacidades, nos hacen disfrutar con verdadera literatura.

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