Archivo de la categoría: 2018

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El despertar (Kate Chopin)

El despertar es una novela de Kate Chopin (1850-1904) escrita en 1899 y publicada por Mármara con traducción de Esther García Llovet y epílogo de Jorge Urrutia. Considerada por la crítica norteamericana la primera novela feminista, el despertar es el que experimenta la protagonista de la novela Edna Pontellier, joven acomodada de 27 años, que vive en el término de Nueva Orleans junto a su marido y sus dos hijos. Tengo demasiado servicio. Me cansa tener que ocuparme de ellos, dice la pobre Edna a quien tanto trajín la agota. Pero los problemas no vienen por ahí. Edna no está satisfecha con la vida que lleva. No quiere ser una posesión más de su marido. Una vida que a pesar de todas las comodidades le viene impuesta. No siente nada al lado de su esposo, y su papel de madre le supone una esclavitud a la que renunciaría gustosamente. Su espíritu adormecido por la monotonía se verá avivado junto a Robert, joven al que conocerá cuando se trasladen en el periodo vacacional a Grand Isle. Edna experimenta entonces que otra vida es posible, que es capaz de experimentar otras sensaciones, una voluptuosidad que le hace sentir más plena, más viva, más carnal.
Robert visto el percal decide poner tierra de por medio y marchar a Méjico y Edna ya despierta del todo estrechará su amistad con Arobin, mientras los hijos están lejos, al cuidado de una ama de llaves y el marido está en Nueva York ejerciendo su trabajo de corredor de bolsa.
El despertar, que la autora va describiendo sutilmente, morosamente, viene a ser un fogonazo, una realidad que le da un bofetón y ante la cual se le abren a Edna distintas posibilidades:

a) Dejar a su marido e irse con Robert.
b) Intentar algo al lado de Arobin.
c) Seguir junto a su marido y volver al redil para ser otra vez la perfecta esposa y madre.
d) Actuar a lo Madame Bovary y quitarse del medio.

Solución:

Y ojalá que las olas no te toquen el cuerpo cuando caigas, para que no las puedas.

Cabezas cortadas (Pablo Gutierrez)

Cabezas cortadas (Pablo Gutierrez)

Ni muy blanca ni muy negra ni muy perroflauta ni muy burguesa ni muy heterosexual ni muy lesbiana ni muy señorita ni muy señorona ni virgen ni muy puta, María ni llena de gracia ni de dicha, no es nada y lo es todo, es los dos lados de la puerta, fuera y dentro, es centro y periferia, es pensamiento y acción, es un quiero y puedo aunque luego me arrepienta, es el si no ahora cuando, es el tener padres progres para tenerlos lejos, pobres, es una joven centrifugada del malpaís, es la niña que todavía no entiende que en la playa sus huellas no son nada frente al cacareo del mar, es ella en un cuchitril del quinto anillo y en un apartamento de lujo en el segunda anillo y no es una divina comedia, pero sí hay o puede haber homicidas, criminales, infieles, blasfemos, suicidas, violadores y bandidos y sí a ratos parodia, es venderse por unas monedas en la era del dinero plástico, es un ronroneo que suena como la insatisfacción que ruge como la caprichosa violencia, inasible como el zalamero deseo, es un flujo sobre el papel en un cuaderno de no sé cuántos peniques que tiene las hojas contadas, es una voz que no se calla que aquieta azuza remueve y conmueve, más cuando recuerda su adolescencia, María sí salvaje indómita explosiva inabarcable, que cuando se domestica, ay maldito amor incluso interesado que apagas la prosa y dejas al lector en huelga de hambre, pero ha sido sólo un momentito de bajada, que aquí no pasa nada, bueno sí, sí pasa, ha pasado de todo: la cabeza una lavadora, el ánimo un trapo sucio, un almax para digerir tamaño banquete, !shit!, cómo se nos las (en)gasta el Pablo.

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Duelo (Eduardo Halfon)

Existe en hebreo una palabra para describir a una madre cuyo hijo ha muerto: Sh’khol. Un dolor tan grande y tan específico que necesita su propia palabra, escribe Halfon en Duelo. Una pérdida, la de un hijo, que no tiene parangón.

En este libro, el autor guatemalteco tiene un propósito, saber qué pasó con un hermano de su padre llamado Salomón, que cree recordar que murió ahogado, con cinco años, en el lago guatemalteco de Amatitlán. Unas pesquisas desalentadas por su progenitor, que le insta a no remover, a dejar las cosas quietas.

Halfon incide aquí en lo autobiográfico, como en otros libros suyos, y pienso en Saturno, Monasterio, Señor Hoffman, El boxeador polaco… Hay temas recurrentes, recorridos todos ellos por la pérdida, la ausencia, el desgarro de la partida y el exilio, que pudimos experimentar en Logroño (en el Festival de narrativas Cuéntalo) cuando Halfon nos recitó Partirse en dos.

Halfon volverá de adulto a Guatemala, a pies del lago, para confirmar si allí murió su tío. En su camino se cruza una santera que le permita conectar a Eduardo con su naturaleza soterrada. Un viaje a las raíces que, como todo buen viaje, no es sólo un desplazamiento físico, y le permite al viajero entender que la pérdida es única para cual, pero común a todos los mortales, y ahí le enteran entonces a Eduardo de un reguero de niños ahogados en el lago, como si esta masa de agua tuviera una avidez de sangre insaciable.

En poco más de cien páginas Halfon nos lleva de Guatemala a su infancia en los Estados Unidos, su aprendizaje del inglés, los rifirrafes con su hermano, el temperamento de su madre, y algo que siempre anida en todos los textos de Halfon, a saber, la sutil manifestación de un sentimiento, y esto se ve cuando nos refiere la vez en que tras tener una algarada con su hermano, al que le rompe el pie, cree que su padre le va a dar una golpiza, merecida y deseada por su conducta filial nefasta, pero lo que le llueve no es un castigo corporal, sino algo peor, una foto en la que aparece su tío, con un edificio nevado a sus espaldas, un hospital, en el que moriría, sólo, y así la transferencia de una pena, de un dolor adulto que se comunica a un hijo, que pierde así su ingenuidad y candidez, para abrirse irremediablemente a la vida adulta. Son momentos como este o como el que nos depara su final, en donde se capitaliza toda la emoción que el texto va acumulando, cuando de una forma muy gráfica vemos un cuerpo entrar en el agua y encontrar ahí un bautismo, una comunión, a veces también la muerte, algo que nos comunica, en definitiva, con el más allá que hay en nuestro ser.

Libros del asteroide. 2018. 112 páginas

Lacombe Lucien

Lacombe Lucien (Louis Malle, Patrick Modiano)

Lacombe Lucien es un guion escrito en 1973 a cuatro manos entre Modiano y Louis Malle, con traducción de María Teresa Gallego Urrutia, que se convertiría luego en una película de título homónimo. Buena parte de la producción literaria de Modiano se construye en torno a la memoria y la ocupación de Francia por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Aquí el protagonista es Lacombe Lucien, joven de una aldea rural francesa que quiere formar parte de la resistencia en 1944 y que al no ser admitido en la misma, contrariado, acaba fortuitamente en el lado contrario, colaborando con la policía alemana y al servicio de los nazis.

A Lucien no le alienta ningún tipo de idealismo, parece ser que la ocupación por parte de los nazis no le supone mayor quebradero de cabeza. Formar parte o no de la resistencia parece tratarse de un juego y la suerte de los judíos se la trae al pairo. El caso es que Lucien se enamora de France, la hija de un sastre judío, Horn. Este enamoramiento, que no deja de ser otro capricho más de una naturaleza veleidosa, parece despertar en el mozalbete otro tipo de sentimientos, no necesariamente compasivos.

Formar parte de la policía alemana le permite a Lucien achantar a quien desee, como hará con Horn, de tal manera que si éste no facilita la relación con su hija hará todo lo posible para que lo encierren. Ya sabemos que no hay nada más peligroso que un don nadie con un uniforme. Lucien vive ajeno al malestar y la zozobra en la que se debaten Horn su hija y la madre del sastre, con miedo a ser enviados a los campos de concentración por su condición de judíos, atacados una y otra vez en su dignidad por toda clase de palabras y acciones contra su persona.

Al final parece que el destino siempre juega sus cartas en un sentido u otro, que todo es puro azar: el ser delatado por un vecino, detenido por la policía, ayudado por quien debe ajusticiarte, o salvar el pellejo por ser objeto del enamoramiento de un mozalbete, de cabeza ligera.

El guion son apenas 150 páginas, que no resultan tan descriptivas ni introspectivas como lo son otras novelas de Modiano. Obra ésta que generó polémica cuando se publicó, pues relatos como este son una patada en la línea de flotación de la alabada heroica defensa francesa contra la Alemania nazi.

Patrick Modiano en Devaneos | Un circo pasa, El callejón de las tiendas oscuras, La hierba de las noches, Accidente nocturno, En el café de la juventud perdida, Más allá del olvido, Recuerdos durmientes, Pedigrí