Archivo de la categoría: Editorial Alfaguara

Lecturas 2018

Esta es la relación de los libros que he leído y reseñado en 2018. Una acertada selección de las lecturas me ha permitido sustraerme -y a su vez desafiar los preceptos délficos: ya saben, aquello de «Nada en exceso«- a uno de los grandes riesgos que corremos los lectores compulsivos: el empachamiento.

Feliz año y felices lecturas.

Ecce homo (Friedrich Nietzsche)
Un verano con Montaigne (Antoine Compagnon)
Algo va mal (Tony Judt)
Nuevas lecturas compulsivas (Félix de Azúa)
El silencio de los libros (George Steiner)
De una palabra a otra: Los pasos contados (Octavio Paz)
Fragmentos (George Steiner)
Nostalgia del absoluto (George Steiner)
Autobiografía sin vida (Félix de Azúa)
Hyperion (Friederich Hölderlin)
Parad la guerra o me pego un tiro (Jacques Vaché)
Los Muchos (Tomás Arranz)
Breve historia del circo (Pablo Cerezal) Sigue leyendo

André Kertesz

Sumun 2018

Entre los libros publicados y reeditados en el 2018 (de años anteriores hay muchos estupendos como Grita, El amor es más frío que la muerte, Invierno, La mucama de Omicunlé, La saga fuga de J. B., Un tiempo para callar, El mago, Iluminaciones, El Horla, Vidas escritas, Las retrasadas, Una comedia ligera, Huracán en Jamaica, El pie de la letra…), aquellos cuya lectura más he disfrutado y que van a engrosar el Sumun 2018, de estos Devaneos librescos míos, son estos:

www.devaneos.com Sumun 2018
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1-Escarcha (Ernesto Pérez Zuñiga)
2-Ordesa (Manuel Vilas)
3-Lectura fácil (Cristina Morales)
4-Biblioteca bizarra (Eduardo Halfon)
5-La paciencia de los árboles (María Sotomayor)
6-Memorias. Mi vida con Marina (Anastasía Tsvietáieva)
7-El silencio y los crujidos. Tríptico de la soledad (Jon Bilbao)
8-Llega el rey cuando quiere (Pierre Michon)
9-Maupassant y el otro (Alberto Savinio)
10-El reino (Gonçalo M. Tavares)
11-Impón tu suerte (Enrique Vila-Matas)
12-Predicciones catastróficas (José María Pérez Álvárez)
13-Permafrost (Eva Baltasar)

Felices fiestas y mejores lecturas.

Una noche en el paraíso

Una noche en el paraíso (Lucia Berlin)

Cuando leí Manual para chicas de la limpieza, el anterior y exitoso libro de relatos de Lucia Berlin (1936-2004) ya comentaba que me parecía demasiado extenso (eran 43 relatos), que le hubiese venido bien una buena poda, tal que el conjunto restante hubiera ganado así en intensidad. Una noche en el paraíso va en esta línea. Son 22 relatos, no muy largos, con traducción de Eugenia Vázquez Nacarino, ambientados en Chile, México, Manhattan y Oakland a lo largo de unas cuantas décadas.

Las protagonistas de los relatos son mujeres, pues los hombres son de quita y pon. La mayoría de ellos sabemos de su existencia porque han dejado tirada o embarazada a alguna mujer y se han dado el piro. O bien hombres que están ahí pero como si no lo estuvieran. David. Habla conmigo por favor, le impreca una mujer a su esposo al concluir el relato Tiempo de cerezos en flor. Hay espacio para el remordimiento como esa amiga que no tiene coartada ni justificación para la muerte de su amiga, asesinada, pues cuando ella le llamaba por teléfono no atendió a su (última) llamada. O bien esa abuela que su flotar en el mar viene a ser como un baño placentario, como una vuelta a la vida previa, liberada ya de las cargas familiares, libre al fin y agradecida por ello a la Virgen.

En los relatos de Lucia el amor, la necesidad de querer, es una pulsión irrefrenable, así vemos por ejemplo cómo en Andado, un romance gótico, una joven que se siente subyugada por un hombre y más tarde conquistada y con el que hace el amor,en su primera vez, se enterará de que ha sido mancillada ¿por un momento tan breve y confuso? ¿lo sabrá la gente al mirarme? se pregunta. Otros relatos ofrecen ciertas novedades como Perdida en el Louvre donde la protagonista se pasea por París sin que tanta belleza la conmueva, entre otras cosas porque va sola y no tiene a nadie con quien compartir ni lo que ve ni lo que piensa. En ese relato hay una sentencia interesante: Morir es como derramar mercurio. Enseguida resbala para volver a mezclarse en la amalgama palpitante de la vida.
Estos relatos exudan vida, sí, son vitalistas, la vida palpita y rezuma en ellos y Lucia sin grandes alardes, sin una prosa recargada, consigue emocionar, merced a una ternura que sin echar balones fuera, logra algo parecido a una reconciliación con la naturaleza humana, a menudo tan alterada, levantisca, mostrenca e inconformista. Creo que solo por eso ya vale la pena dedicarle unas horas a leer estos relatos de Lucia.

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Más allá del olvido (Patrick Modiano)

A veces encontramos facturas, papeles, tickets entre las hojas de libros, agendas, donde apenas podemos reconocer nada. Quizás por el tipo de papel o de tinta. Con los recuerdos nos sucede algo similar, están ahí y cuando queremos recuperarlos a menudo son poco más que bruma.

Patrick Modiano, en esta novela, sigue con su particular reconstrucción existencial, recopilando retazos como dice Alberto Manguel, simulando escribir -como apunta Vila-Matas– siempre el mismo libro, cosechando elogios de otros escritores como Torné, o palabras como estas que le dedica Adolfo García Ortega en Fantasmas del escritor: Para mí, Modiano es una especie de Balzac contemporáneo, el creador de un fresco parisino, privado y universal a la vez. Y también lo tengo por un escritor tan titánico como Victor Hugo, a la hora de crear personajes en claroscuros, oblicuos, de los que no deja de apiadarse o asombrarse con una sutileza inocente; alabanzas que comparto después de haber leído, con ésta (publicada en Francia en 1996), seis novelas suyas.

Lo interesante cuando leo a Modiano es confirmar cómo es posible construir y echar a andar una novela y que ésta resulte consistente y entretenida con tan escasos mimbres, con un argumento mínimo, con un narrador (que es escritor, y que en sus años de mocedad comerciaba con libros usados y que casualmente decide comprar un libro que leyó anteriormente y le gustó: Huracán en Jamaica) que no se sienta frente al papel para dar cuenta de sus recuerdos (no muchos la verdad, pues Modiano está más cerca del Perec de (Me acuerdo, que de Chateaubriand en su vis memorialista), sino que más bien aprovecha su escritura para ir en pos de los mismos, realizando una labor arqueológica, de exhumación del pasado, de inventariado, quizás porque como creo que dijo Faulkner, el pasado nunca acaba de pasar y así aunque se sucedan las décadas, cuando una pareja se reencuentra, el tiempo se suprime y el ayer y el ahora pasan a ser lo mismo y el espacio se reduce al horizonte del roce de la piel. Un volver al pasado (ahora que superados ya los cuarenta, de todo comienza ya a hacer mucho tiempo) llevará al protagonista, y al lector, a la juventud, sin cumplir los 18, a aquellos momentos leves, ligeros, distendidos, inconclusos, exentos de ataduras y responsabilidades, donde incluso en algunos momentos soplaban los vientos de la felicidad. Escribir es volver ahí, anclarse en ese instante, para avivar el rescoldo del pasado, e ir en busca del tiempo perdido y ahora (por momentos) recuperado o reconstruido.

Me auxilia google maps, a falta de algún mapa al final de la novela, para situar las localizaciones parisinas (y en esta ocasión también las londinenses, pues parte de la novela transcurre en Londres), y me pregunto si al igual que hablamos del Madrid de Galdós, del Londres de Dickens, podemos hablar también ya de la Barcelona de Luis Goytisolo o del París de Modiano.

No sé si existe alguna web donde alguien se haya tomado la molestia topográfica de situar en un callejero de París todos los lugares (calles, bulevares, cafés, plazas, locales, cines…) que aparecen en las novelas de Modiano. Si es así, que me lo haga saber a la voz de ya.

Patrick Modiano en Devaneos | Un circo pasa, El callejón de las tiendas oscuras, La hierba de las noches, Accidente nocturno, En el café de la juventud perdida.