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El Conde y otros relatos

El Conde y otros relatos (Claudio Magris, 2014)

Claudio Magris
Editorial Sexto Piso
Traducción: María Teresa Meneses
80 páginas
2014

La editorial Sexto Piso publicó a finales del año pasado este libro del triestino Claudio Magris que recogía cuatro relatos inéditos (incluso en Italia), con traducción de María Teresa Meneses.

El primero de ellos es El Conde, es el que da nombre al libro, el más extenso, pero no el más enjundioso, a mi parecer.
Estamos en el río Duero, donde un Conde recoge los cadáveres que aparecen flotando en el mismo, acompañado de nuestro narrador que oficia de marinero, buzo, despensero, tripulación y arponero, que se aferra al amor como un náufrago a un leño. El Conde, es tan afable de puertas para afuera (prestigiado por su ingrata labor, la cual le granjea el reconocimiento de todo el mundo) como misógino y hace todo lo posible para desincentivar las pasiones amorosas de su ayudante, quien, merced a su ineptitud ve alejarse de su vera a mujeres (María, Giba, Nina) con las que podría alcanzar algo parecido al amor.
El marinero narrará a un periodista su vida gris, acuática, mortecina, sus devaneos amorosos y como al final y dado que el amor carnal parece estarle vetado, se aferrará a un mascarón de proa de una embarcación ultimada, donde verá materializado, ya dueño y señor de su soledad y a su manera, el ideal femenino, complacido ante la perspectiva de acabar.

En La portería, un antaño hombre de negocios liberado de la carga de los mismos y en el momento de su jubilación, opta por recolocarse, de extranjis a su familia, como portero de uno de sus inmuebles. Las obligaciones laborales pretéritas, las jornadas interminables, dan paso a otros menesteres más livianos y satisfactorios, dándole a nuestro protagonista este nuevo oficio la libertad, curiosidad y el aliento necesario para sentirse dichoso, rodeado de sus hijos y nietos, al tiempo que recuerda su gozosa juventud en su Moravia natal, bajo el Imperio, antes de que Trieste pasara a formar parte de Trieste, esa ciudad volcada al mar en la que vive.

En Las voces el protagonista es un hombre que busca y encuentra amor/compañía/alimento en las voces de mujer grabadas en los contestadores automáticos. Es él un profesional, un forense vocal, capaz de ir más allá de lo que la voz enuncia, llegando al corazón mismo de esas voces femeninas. O eso cree él. El caso es que la tecnología, la era de la información, el progreso en definitiva, va reemplazando esas voces originales, por otras mecánicas, artificiales, robóticas, para desespero de nuestro protagonista, que sabe que libra una batalla perdida, a pesar de lo cual no quiere dar su brazo a torcer, sabedor de que su vida pende de un hilo. Telefónico.

El que cierra el libro es el relato más breve Ya haber sido. Ese ya haber sido es lo que nos sucede cuando dejamos de ser algo que no queremos dejar de ser, pero sin irnos del todo. Es decir, cuando perdemos la fama, la gloria, el poder, el reconocimiento, el vigor sexual, la juventud, cuando todo ya es pasado, y dejamos de ser eso que nos hizo ser lo que somos o fuimos, pero seguimos aquí, sin habernos desmaterializado todavía.
Magris reflexiona sobre el término «nostalgia«, o el «regreso al dolor«, acerca del concepto de Mitteleuropa (una caja fuerte, vacía , pero con una cerradura que desalienta a los ladrones deseosos de meter dentro quién sabe quién), la necesidad de que en las postrimerías de nuestra existencia, las cosas se parezcan, de que todo resulte igual en todas partes y que estas rutinas y costumbres ejerzan como bálsamo existencial contra la añoranza, contra la nostalgia, cimentando un débil y pueril mojón frente a la muerte.

Un placer leer a Magris. Una lectura muy gozosa.

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Jota Erre (William Gaddis)

William Gaddis
1130 páginas
2013
Editorial Sexto Piso
Traducción: Mariano Peyrou

Acabé el año leyendo la hilarante novela La historia de mis dientes de Valeria Luiselli y comienzo este 2015 nada menos que con Jota Erre de William Gaddis.

Lo bueno, es un decir, de haber leído/padecido La broma infinita (que afortunadamente es finita), es que tras haber leído esa novela de David Foster Wallace todo lo que viene después tienes ya con qué compararlo (y no me refiero a El canon occidental, que más bien parece La Piedra Rosetta, por sus hechuras monolíticas). Así que gracias a DFW, tras haber pasado por su culpa todos los anillos del purgatorio, le ha perdido el miedo a todos los escritores, a Gaddis también.

!Que viene el lobo! oirán a menudo cuando ronde cerca Gaddis. No es para tanto, Jota Erre es el hermano mayor de Gótico carpintero, que me resultó más duro de leer que este, y que resulta igual de caótica y fragmentaria que Jota Erre.

Gaddis da casi tanto miedo al lector como el Duque de Alba horripila a los niños belgas y holandeses. Pues no, no hay que tener miedo a Gaddis, ni a ningún otro escritor (o sí, que el miedo es libre). Si Gaddis os parece críptico o hermético o duro de leer os animo a leer La niebla tres veces de Menchu Gutiérrez y sabréis más de códigos a descifrar que el difunto Alan Turing (el cual como he leído en un artículo en la red corría no porque fuera gay y necesitase huir de sí mismo, sino porque era un buen atleta que de hecho corrió unos cuantos maratones).

Me estoy yendo.

Después de leer la Broma infinita, decía, Jota Erre es un juego de niños, como el que se trae entre manos el niño de 11 años que da título a la novela, un mocete muy espabilado que conoce al dedillo los pormenores de ese capitalismo salvaje que trabaja 24 horas al día, 365 días al año (366 los bisiestos) para hacer rendir el capital y obligarnos a consumir toda nuestra vida consumiendo.

El argumento de la novela no es lo que más me interesa de la novela y seguro que en destripandolibros.com muchospoiler.net, loquelareseñaenseña.ninfo, resumenespepito.wf y/o similares podrán conseguir un buen resumen del libro, porque aquí del argumento no pienso decir apenas nada, entre otras cosas porque a medida que leo olvido, a mi pesar.

Os dejo una paginilla que me ha gustado.

Jota erre

El argumento no es gran cosa, o no es lo más importante, o meritorio, porque son un puñadito de historias que se entrecruzan en algún momento, donde parece que no pasa nada especialmente relevante, porque efectivamente «La vida es lo que te pasa mientras estás ocupado en otros planes«, pero la habilidad de Gaddis pasa por elevar este monumento de 1.130 páginas y que éste no se venga abajo por su propio peso, que este elefante literario no sea abatido por las lanzas del aburrimiento, de la pereza, que sea sacrificado en el altar con otros tantos libros que sí son infumables.
El de Gaddis debiera ser ignífugo y librarse de la quema
. Y basta ya de lirismo.

El que llegue a Jota Erre sin saber qué se va a encontrar es muy posible que a la página 25 lo abandone, y quizás tiene suerte y le devuelven el dinero en la librería, si lo ha comprado y no es un pirata informático. Otros aguantarán algo más, pero al final desistirán.

Otros yonkis de la literatura como un servidor, un lector avezado, curtido en mil frentes de batallas, seguirá agarrado hasta la bandera o subido a un puto tanque (tengo todavía muy fresca Corazones de acero, que no, que no es un programa de Igartiburu) hasta que no quede allí ni Dios. Sólo Jota Erre y yo.

Posible Jota Erre

Jota Erre ya sabemos qué libros lee, ¿verdad?

Iba avisado. Había leído durante una noche de desvelo en ese cirio virtual que es la Medicina el panegírico sobre Jota Erre y Gaddis presentaba ya para mí una aureola casi Dionisiaca, sería Gaddis alguien a quien habría que leer con cara de circunstancias como cuando te dan una hostia en misa y haces acto de contrición, comulgando con lo que te echen.

Así que me lo tomé con calma, y perjuro que me preparé a fondo, me fui una semana al gimnasio aprovechando que al ser fin de año no había que pagar matrícula, fortalecí mis biceps, mis pantorrillas y lo más importante, mis abdominales cristianoronaldianas (al tiempo que gritaba, con la cabeza debajo de la almohada para no asustar al vecindario con mis baladros y balonazos de oro) y posé el libro sobre las mismas y me encomendé al Altísimo.

A pesar de haber hecho el año pasado media docena de cursos de lectura rápida por el INEM, el libro me ha costado casi dos semanas acabarlo.

Y he sobrevivido, esta es la prueba (!que sí, que no tengo a un negro, escribiéndome las reseñas!).

El ruido y la furia de Faulkner lo dejé a la mitad. Con Jota Erre creía que me pasaría lo mismo, pero no, porque el comienzo diré que no me resultó especialmente alentador. El libro de Gaddis son todo (o casi todo) diálogos, gente que no para de hablar (de hablar, no de comunicarse), mientras les interrumpen constantemente, ya sea en persona o por teléfono, así que las conversaciones se entrecortan, las frases no se acaban, los diálogos son fragmentos, jirones, partes de un todo, que luego en parte se van recomponiendo. Pero a partir de la 400 página lo que leía cobraba vida, los personajes cogían cuerpo, me era imposible no pasar a formar parte del mundo que creaba Gaddis, un mundo por el que veremos pasar más de 100 personajes, todos enfrascados en sus conversaciones, las cuales nos pueden parecer cháchara intrascendente pero no.
Gaddis va soltando de comienzo a fin pullitas todo el tiempo, ya sea criticando el capitalismo salvaje (con toda esa jerga de las hipotecas, los bonos, las exenciones y desgravaciones fiscales, las participaciones empresariales), la política exterior de su país (donde los americanos tumbarían o apoyarían gobiernos en países que no sabrían ubicar sobre un mapa en función de sus intereses económicos), la banalidad de la cultura (donde los jefazos contratan músicos sin importarles una mierda la música, entenida ésta como algo bonito que suena, algo a contraponer ese ruido de fondo), la fe ciega en un ideal que es un espejismo (Jota Erre sólo sueña con ser millonario, en ganar dinero y no entiende nada cuando le hablan de nubes, de amaneceres, de cosas que el no puede convertir en dinero), el ansia de riquezas efímeras. Algunos personajes del libro libran una guerra perdida contra sus sueños que siempre les llevan varios cuerpos de ventaja. No faltan los momentos eróticos como los mantenidos entre Jack y Amy y otros episodios descacharrantes que tienen lugar en un centro educativo donde los jóvenes además de aprender se entregarán a toda clase de vicios, páginas en las que Gaddis eleva el tono de la sátira a cuenta de los aprendizajes significativos y demás elementos pedagógicos hasta cimas insuperables.

Y lo más importante, la pregunta del millón. ¿Es el libro de Gaddis un libro transformador?.

La respuesta es sí.

Hoy, frente al espejo me he visto mmm, eh, sí, co, es como sí, como más alto, sí más eh mmm, guapo, más fue.., sí, ¿quién?, no, no es aquí, qué, es la del sexto piso, sí, sexto derecho, eh, sí creo, que, sí, ¿Crucifixión?, sí, Cruci, sí la de sexto, ¿cómo?, fixión, sí, eh, sí, no, no, que, eh, que sé yo, si tiene perro, adi ….sí más fuerte e incluso tengo cuatro pelos más donde la coronilla pierde su nombre, además mi cerebro se ha dilatado un par de milímetros perimetrales y parpadeo ahora cada vez como si fuera la última (menudencias que no revisten gravedad o eso me quiero hacer creer).

Y en lo espiritual desde que he acabado el libro me he quitado un peso de encima, la verdad, pero cuando cierro los ojos y oigo hablar a un político, oigo voces, lo que he leído por ahí que se conoce como el trauma «Polifonía Gaddisiana» así que en justicia, solo puedo darle las gracias a Gaddis por haberme hecho ¿perder? dos semanas de su tiempo con su obra.

Bromas aparte, Jota Erre es una obra monumental, tan excesiva como subyugante. Hablar de Obra maestra igual es excesivo, y al final lo verdaderamente importante es el resultado. Pues bien, esta lectura ha valido mucho la pena, me lo he pasado en grande y quizás sea que tengo el Síndrome de Estocolmo porque ya echo de menos a Gaddis. No sé que libros vendrán después pero igualar esta cima narrativa será complicado.

Después de Jota Erre (a fin de erradiciar el síndrome antes referido) vienen (ya estoy en ello) Los Reconocimientos, porque una cosa es consecuencia de la otra. Y hablando de reconocimientos, alabar la espléndida traducción de Mariano Peyrou.

Resumen de lecturas 2014: Olimpo literario

De esta, no me LIBRO

De esta, no me LIBRO

Ha sido este año que se acaba otro año más fértil en lecturas (89), unas lecturas más vibrantes y provechosas que otras. La mayoría de los libros que he leído se han publicado este año, pero también he leído libros que anhelaba leer hacía ya un tiempo como El desierto de los tártaros, Romanticismo, Incendios, Pequeño Teatro, Stoner, El ruletista, etcétera.

Miles de libros se publican cada año y entre ese maremágnum de títulos publicados y publicitados a bombo y platillo por las grandes editoriales como Random House o Planeta, existen otras editoriales pequeñas que hacen cosas estupendas como Ardicia, Carpe Noctem, Impedimenta, Periférica, KRK ediciones, Minúscula, Errata Naturae, Páginas de Espuma, La Uña Rota, Candaya, Sexto Piso, Los libros del Lince, Cabaret Voltaire, Acantilado, Caballo de Troya, Lengua de Trapo, Trifolium, entre otras muchas.

He intentado leer libros de todas las editoriales que he podido, y el año venidero tengo la misma intención: ir a la búsqueda de títulos interesantes de estas editoriales no tan populares y hablar(os) de los mismos en este rincón virtual.

La relación de lecturas del 2014 clasificadas por el nombre y apellidos del/la autor/a es la siguiente:

1-Abelardo Castillo, El que tiene sed, Carpe noctem (2013)
2-Alberto Olmos, Alabanza, Mondadori (2014)
3- Alberto Olmos, Pose, La uÑa RoTa (2012)
4-Alexandr Herzen, Doctor Krupov, Ardicia (2014)
5-Alfonso Mateo Sagasta, El reino de los hombres sin amor, Grijalbo (2014)
6-Alvaro do Carvalhal, Los caníbales, Ardicia (2014)
7-Alvaro Enrigue, La muerte de un instalador, Mondadori (2008)
8-Ana María Matute, Pequeño teatro, El Mundo (1954)
9-Anatole Broyard, Ebrio de enfermedad, La uÑa RoTa (2013)
10-Ann Cameron, El lugar más bonito del mundo, Alfaguara (2002)
11-Anne Serre, Ponte mesita, Anagrama (2014)
12-Antonio López Vega, 1914: el año que cambió la historia, Taurus (2014)
13-Antonio Muñoz Molina, Todo lo que era solido, Seix Barral (2013)
14-Antonio Orejudo, Fabulosas narraciones por historias, Círculo de lectores (1996)
15-Antonio Patricio, Vigilia inquieta, Ardicia (2014)
16-Béla Hamvas, La filosofía del vino, Acantilado (2014)
17-Dacia Maraini, Bagheria, Minúscula (2013)
18-Dino Buzzati, El desierto de los tártaros, Gadir (2005)
19-Edward Bulwyer-Lytton, La casa y el cerebro, Impedimenta (2013)
20-Eloy Tizón, Velocidad de los jardines, Anagrama (1992)
21-Elvira Mancuso, La maestra Annuzza, Periférica (2014)
22-Emmanuel Carrere, Limonov, Anagrama (2013)
23-Enrique Gallud Jardiel, Historia estúpida de la literatura, Espuela de Plata (2014)
24-Enrique Gallud Jardiel, Jardiel -La Risa inteligente, Doce Robles (2014)
25-Enrique Serna, La ternura caníbal, Páginas de Espuma (2013)
26-Enrique Vila matas, Perder teorías, Seix Barral (2010)
27-Esther García Llovet, Mamut, Malpaso (2014)
28-Fernando Clemot, Estancos del Chiado, Paralelo sur (2008)
29-Franz Kain, El camino al largo desierto, Periférica (2013)
30-Gonzalo hidalgo bayal, Conversación, Tusquets (2011)
31-Guadalupe Nettel, El huésped, Anagrama (2006)
32-Guadalupe Nettel, El matrimonio de los peces rojos, Páginas de espuma (2013)
33-Guy de Maupassant, Los domingos de un burgués en París, Periférica (2014)
34-Isaac rosa, La habitación oscura, Seix Barral (2013)
35-J.S. De montfort, Fin de fiestas, Suburbano (2014)
36-Jacques Chauvire, Elisa, Errata Naturae (2014)
37-Javier Cercas El impostor Mondadori (2014)
38-Javier Gomá Lanzón, Aquiles en el gineceo, Taurus (2014)
39-Javier Gomá Lanzón, Ejemplaridad publica, Taurus (2014)
40-Javier Gomá Lanzón, Ingenuidad aprendida, Galaxia Gutenberg (2011)
41-Javier Gomá Lanzón, Razón: portería, Galaxia Gutenberg (2014)
42-Jean Echenoz, 14, Anagrama (2013)
43-Jean Echenoz, Ravel, Anagrama (2010)
44-Jenn Díaz , Es un decir, Lumen (2014)
45-Jerome Ferrari, El sermón sobre la caída de roma, Mondadori (2013)
46-Joaquín Berges, La línea invisible del horizonte, Tusquets (2014)
47-John Williams, Butcher Crossing, Lumen (2013)
48-John Williams, Stoner, Baile del Sol (2010)
49-José Antonio Garriga vela, El cuarto de las estrellas, Siruela (2014)
50-José González, La visita, Caballo de Troya (2013)
51-José María Pérez Álvarez Examen final Editorial Trifolium (2014)
52-Juan Aparicio Belmonte, Un amigo en la ciudad, Siruela (2013)
53-Juan Eduardo Zuñiga, Brillan monedas oxidadas, Galaxia Gutenberg (2010)
54-Julio Llamazares, El cielo de Madrid, Alfaguara (2005)
55-Leonardo Padura, Pasado perfecto, Tusquets (2010)
56-Lorenzo silva, La sustancia interior, Destino (1996)
57-Lucía Puenzo, Wakolda, Duomo (2013)
58-Luis García Jambrina, En tierra de lobos, Ediciones B (2013)
59-Luis Landero, El balcón de la memoria, Tusquets (2014)
60-Manuel Longares, Romanticismo, Cátedra (2001)
61-Margaret Mazzantini, Mar de mañana, Alfaguara (2013)
62-Mark Adams, Dirección Machu Pichu, Xplora (2013)
63-Miguel Alcázar, Bulevar 20, Varasek (2014)
64-Miguel Serrano Larranz, Autopsia, Candaya (2013)
65-Mircea Cartarescu, El ruletista, Impedimenta (2010)
66-Nigel Warburton, Una pequeña historia de la filosofía, Galaxia Gutenberg (2013)
67-Nuccio Ordine, La utilidad de lo inútil, Acantilado (2013)
68-Pablo D´ors, Andanzas del impresor Zollinger, Anagrama (2003)
69-Pablo D´ors, El amigo del desierto, Anagrama (2010)
70-Patrick Modiano, Un circo pasa, Cabaret Voltaire (2013)
71-Piedad Bonnet, Lo que no tiene nombre, Alfaguara (2013)
72-Raúl Guerra Garrido, Dulce objeto de amor, Reino de Cordelia (2014)
73-Ricardo Menéndez Salmón, Niños en el tiempo, Seix Barral (2014)
74-Robert Walser, Jakob von Gunten, De bolsillo (2014)
75-Roberto Arlt, La pista de los dientes de oro, Carpe noctem (2014)
76-Rodrigo Lacerda, Otra vida, Libros de pizarra (2014)
77-Scipio Slataper, Mi Carso, Ardicia (2013)
78-Sergio del molino, La hora violeta, Mondadori (2013)
79-Teju Cole, Ciudad abierta, Acantilado (2012)
80-Thomas Wolfe, Especulación, Periférica (2013)
81-Valeria Luiselli, Papeles falsos, Sexto Piso (2010)
82-Wajdi Mouawad, Ánima, Destino (2014)
83-Wajdi Mouawad, Incendios, KrK ediciones (2011)
84-William Gaddis, Gótico carpintero, Sexto Piso (2012)
85-Willy Uribe, El último viaje del Omphalos, Los libros del lince (2013)
86- J.A. González Sainz El viento en las hojas Anagrama (2014)
87- Menchu Gutiérrez, La niebla, tres veces, Siruela (2011)
88- Agustín Fernández Mallo, Limbo, Alfaguara (2014)
89- Valeria Luiselli, La historia de mis dientes, Sexto Piso (2014)

Los libros que más he disfrutado leyendo durante el 2014 y que pasan a ocupar mi particular Olimpo literario son estos:

Aquiles en el Gineceo (Javier Gomá Lanzón)
Conversación (Gonzalo Hidalgo Bayal)
Ejemplaridad Pública (Javier Gomá Lanzón)
Examen final (José María Pérez Álvarez)
Fabulosas narraciones por historias (Antonio Orejudo)
Gótico carpintero (William Gaddis)
Historia estúpida de la literatura (Enrique Gallud Jardiel)
Jardiel, la risa inteligente (Enrique Gallud Jardiel)
Incendios (Wajdi Mouawad)
La ternura caníbal (Enrique Serna)
Los domingos de un burgués en París (Guy de Maupassant)
Limonov (Emanuele Carrere)
Mi carso (Scipio Slataper)
Niños en el tiempo (Ricardo Menéndez Salmón)
Pasado perfecto (Leonardo Padura)
Pequeño Teatro (Ana María Matute)
Razón: portería (Javier Gomá Lanzón)
Romanticismo (Manuel Longares)
Stoner (John Williams)

Decir también que si me estuvieran apuntando con un Kinder Bueno a la cabeza y tuviera que decidirme por tres libros, serían Las fabulosas narraciones por historias, Stoner y Romanticismo. Y si sólo fuera uno, me llevaría el libro de Orejudo.

Es curioso que ninguno de esos tres libros que comento se haya publicado el presente año, así quien esté ávido de novedades o libros presentistas aquí no encontrará gran cosa, salvo los libros de Gallud Jardiel y Ricardo Menéndez Salmón que sí se han publicado en 2014.

Me resulta curioso también que mis tres mejores libros me los compré hacía ya un tiempo. El de Orejudo en una feria del libro en Logroño hace más de tres años, el de Stoner en la Central en Madrid en diciembre del año pasado y el de Longares lo compré hace cosa de dos años. Los tres libros estaban ahí expectantes esperando su momento de gloria y lo mejor de todo es que tuvo que ser a través de una recomendación que me hizo otra amiga lectora, quien tras leerse Las Fabulosas narraciones por historias y Stoner, me ánimo a leer ambos dos. Y acertó de pleno. De no haberla hecho caso ahoría estaría hablando de Examen Final, Incendios, Conversación o Aquiles en el Gineceo, que van detrás en la lista.

A los amantes de las intrigas y las conspiraciones decirles que El pequeño Nicolás me ha informado (de espaldas al CNI, of course) de que Los Reyes Magos me van a traer de Oriente Las Mil y una Noches y El estuche con la Historia de mi vida I y II y Los últimos años de Casanova, ambos libros de Atalanta. Un montante de más de 7.000 páginas por delante. Un mundo por descubrir. Tanto placer quizás me mate.

Como Gabo, espero vivir para contarlo, para seguir leyendo. El año próximo nos dedicaremos a conocer la obra de Pablo Andrés Escapa, Danilo Kis, Casanova, Rafael Argullol, Balzac, Stendhal, Jordi Steva, Bruce Chatwin, entre otros.

Abandono sólo uno. La parte inventada de Rodrigo Fresán.

Feliz navidad y prósperas lecturas.
Nos vemos en las librerías.

La historia de mis dientes

La historia de mis dientes (Valeria Luiselli, 2014)

Leí Papeles falsos de Valeria Luiselli en abril de este año y me dejó un buen sabor de boca (me veo en la obligación de emplear esta «jerga dentífrica» para llegar a todos los públicos). Ahora, su libro La historia de mis dientes se convierte -más que por derecho propio, por puro azar- en mi última lectura anual.

Leyendo la novela uno tiene la sensación de que las seis partes que la integran están apelmazadas, sin que haya realmente una estructura, una premeditación. En este artículo se explica al detalle la génesis del libro y cómo esta novela se fue haciendo sobre la marcha. Pienso que a partir de las alegorías (pág. 100) el libro se resiente bastante y pierde mucho fuelle.

Luiselli como haría en Papeles falsos echa mano de todo lo leído así como de sus escritores de referencia y los planta en el libro, sin mucho orden ni concierto. A quien el mundillo literario no le vaya mucho, la mayoría de los chistes le harán puta gracia, creo.

Las páginas las pueblan, cuales estrellas fugaces (son meras presencias episódicas), escritores y escritoras mexicanos y mexicanas, vivos y vivas, muertas y muertos y también otros escritores no mexicanos así como filósofos, pintores, etcétera.

La nómina es larga: Daniel Saldaña París, Álvaro Enrigue, Margo Glantz, Vivian Abenshushan, Yuri Herrera, Alejandro Zambra, Pablo Duarte, Paula Abramo, Heriberto Yépez, Mario Bellatin,, Julio Trujillo, Juan Villoro, Luigi Amara, Guillermo Fadanelli, Guadalupe Nettel, José Vasconcelos, Mario Levrero, Jorge Ibargüengoitia, Guillermo Prieto, Enrique Vila-Matas, Alan Pauls, Verónica Gerber, Juan José Arreola, Unamuno, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Borges, Montaigne, Chesterton, Kafka, Primo Levi, Flaubert, Gogol, Dostoievski, Pushkin, Platón, Quintiliano y un largo etcétera.

Luiselli se muestra bien humorada, dando la voz a la calle y como ella dice, es el suyo un libro oral, en el que su protagonista, un tal Carretera, más que pensar, habla todo el tiempo, convertido en un subastador, picarón y pico de oro. A los que no somos mexicanos habrá un porrón de palabras cuyo significado se nos escape, por lo que siempre nos vendrá bien echar mano del mejor libro de no ficción en español de 2014.

La autora en lugar de escribir una autobiografía o biografía al uso, recurre a la variante dental, de ahí el título del libro. Carretera hace girar todo su relato biográfico sobre sus devaneos dentales, lo que da pie para anécdotas divertidas, situaciones surrealistas, momentos descacharrantes, sirviéndose de esos escritores y demás personalidades a los que otorga nuevos roles, otros oficios, jugando con ello y arrancando(me) en algunos momentos (como si de una muela se tratara) auténticas carcajadas, porque el libro es un cachondeo (casi) continuo, un chiste mayúsculo de 157 páginas, fotografías incluidas.

Valeria Luiselli

Valeria Luiselli

Cuando Carretera se vea en las últimas, echará mano de Roberto Bálser (sí, el de los microgramas), que se encargará de escribir su biografía.

Decía algún filósofo/publicista que «la potencia sin control no sirve para nada«. Y ahora digo yo «la exuberancia verbal e imaginativa sin un proyecto sólido es como ver a un gallo (disfrazado de tortuga) correr sin cabeza«.

Superando lo anterior, me quedan ganas de seguir metiendo mano a Luiselli (a su obra literaria, entiéndase), y acometeré la lectura de Los ingrávidos cuando me desurda de Jota Erre, que a no ser que la prima de riesgo se vaya a los 666 puntos y tenga que venir el Capitán Truman a rescatarnos, será mi primera lectura del 2015.

¿Y la tuya?. (esta pregunta, obviamente, va dedicada a los que leen y también a los que no leen, pero les gustaría).

Y a modo de colofón decir que además de Valeria Luiselli (1983), otros dos escritores mexicanos que recomiendo leer son Federico Guzman Rubio (1977) y Yuri Herrera (1970).