Archivo de la categoría: Libros

Patricio Pron

El comienzo de la primavera (Patricio Pron)

Patricio Pron
255 páginas
2009
Debolsillo

Una pregunta que siempre nos haremos, o deberíamos hacernos, es cómo fue posible que un pueblo como el alemán, aupara en el poder al nacionalsocialismo, y luego, una vez con los nazis al mando, practicando estos su política de exterminio y genocidio, el pueblo alemán, bien, activa o pasivamente, dejara hacer, o bien se escudara en eso tan manido de «no sabíamos nada de lo que ocurría en los campos de concentración, ni tampoco por qué todos los vecinos judíos que eran expulsados a la fuerza de sus hogares, ya no regresaban».

Acabada la segunda guerra mundial, tras la derrota de Alemania, hay un sentimiento de culpa colectiva, que sirve y permite a casi todos purgar sus culpas individuales. Nadie quiere entonces mirar para atrás, remover el pasado, afrontar lo que hicieron, preguntarse si quiera como pudieron formar parte de esa abominación.

Al igual que esos abuelitos entrañables que en el presente juegan con sus nietos (vale la pena leer el relato La ceremonia de Ricardo Menéndez Salmón), mientras años atrás torturaban bajo el régimen de Videla y hacían desaparecer seres humanos, nadie quiere en Alemania saber, ni siquiera preguntar a los abuelos que aún viven como fueron estos capaces de no hacer nada, o incluso como llegaron en muchos casos a participar activamente en el régimen, confiando en las bondades del mismo, convencidos de que el genocidio era necesario para los planes de una Alemania, grande, pura y blanca.

Como el moscón que trata de cruzar una ventana y va golpeando reiteradamente sobre el vidrio, que es el pasado, sin llegar cruzar al otro lado, así Martínez.

Martínez es un profesor universitario empeñando en traducir al castellano los textos de un filósofo alemán, un tal Hollenbach. Le escribe misivas y obtiene un no por respuesta. Pero Martínez, no se achanta, no se cruza de brazos, no se rinde, en definitiva, y se pone en camino, va a Alemania, coge trenes, cruza estaciones, paisajes desolados, concierta entrevistas, sigue pistas, ata cabos, va conociendo el país a través de sus gentes: actrices porno venidas a menos, okupas, aristócratas obsoletos, abuelas que sufrieron los bombardeos de Dresde y se sienten víctimas, etc.

El recorrido en tren de Martínez, no sólo supone desplegar ante nosotros el mapa físico de Alemania, sino también histórico, ya que Pron, muy hábilmente, logra ir engarzando historias, que permiten acercarnos a la historia de Alemania, desde el fin de la primera guerra mundial, pasando por la llegada al poder de Hitler, el genocidio judío, la derrota alemana tras la segunda guerra mundial, el levantamiento del muro, hasta alcanzar los años posteriores a la caída de éste y la posterior reunificación.

Martínez, un don nadie, espectador imparcial, investiga, indaga, araña la superficie de un pasado con hechuras de monolito, cada vez más lejano, donde todos los implicados a fuerza de ardides y desmemoria, pueden hacernos creer que aquello que se olvida, que no se rememora, es como que no ha existido, que nunca pasó.

El viaje que depara la lectura de la novela de Pron, te sume en un estado de irrealidad, de alucinamiento, de ensimismamiento, de desubicación, y te arrastra, diría que sin remisión, en un torbellino temporal y espacial, donde no puedo menos que reconocer el buen trabajo de Pron, por su valentía en acometer una historia que escuece, por su inteligencia que le posibilita armar una historia laberíntica, alambicada, con pequeñas historias, ecos en sordina, por tratar en definitiva de dar sentido, o tratar de comprender algo, a ese sinsentido abominable que fue el nazismo y la sociedad que lo posibilitó.

Esta estupenda novela que invita a la reflexión, se pliega sobre sí misma y cristaliza en dos palabras; un eco mudo: ¿por qué?.

Por esta novela Patricio Pron recibió el Premio Jaén de Novela 2008.

Estrómboli

Estrómboli (Jon Bilbao)

Jon Bilbao
Impedimenta
2016
270 páginas

Ocho relatos conforman el último libro de Jon Bilbao, editado por Impedimenta, que lleva por título Estrómboli. Más que Estrómboli, que no niego que es un título muy sugerente, le habría ido mejor otro más ajustado al contenido de los relatos, tipo Daños colaterales, Acto, consecuencia, o similares.

Digo esto porque en estos relatos hay seres humanos llevados a situaciones, no límite (o sí), pero sí que se salen de lo habitual, de la aplastante monotonía y del tedio de las rutinas. Y esas decisiones que adoptan tienen consecuencias, a veces irreparables. Con esos mimbres trabaja y a ratos me fascina Jon Bilbao.

En el primer relato, Crónica distanciada de mi último verano, un acto a priori intrascendente, como encontrar a un fulano olisqueando las bragas de tu novia en las lavadoras comunes de un inmueble, deriva hacia algo brutal, dado que el olisqueador es un belicoso motorista de malas compañías y la víctima es un pardillo que trata de demostrarse a sí mismo que no es un cobarde, eligiendo a tal fin, la empresa equivocada. Un relato que trasciende la violencia de género para quedarse a violencia a secas donde la esgrima verbal se reemplaza por los moquetones a dos manos, por ambas partes. Y un final de traca. Uno de los mejores relatos del libro.

En El peso de tu hijo en oro, de nuevo, las fatales consecuencias de nuestros actos, e incluso de nuestros no actos, porque a menudo pagamos incluso por lo que no hemos hecho, donde la sombra de la (presunta) culpa, nos atormenta y desquicia. Y donde la muerte de un hijo, rompe algo que deja al padre convertido en algo parecido a un remiendo, y a dos amigos al borde del precipicio, por mucho que el tiempo lo cure todo, o queramos creerlo. Es este mi relato preferido.

En Siempre hay algo peor, un tipo normal se mete en zambras turbias, que deparan un buen relato de suspense, mucho humor negro, un gran personaje, Samuel Nixon y un final parejil, tan precipitado, abierto y misterioso, que no acabo de verlo.

Una boda en invierno, es un relato hilarante, donde me troncho con los diálogos y personajes que acuden a la boda. Humor, sexo y suspense que maridan muy bien. Otro de los mejores relatos de libro.

Desgraciadamente a partir de aquí ya hemos coronado, el libro ha dado lo mejor de sí y los relatos que se suceden distan bastante de los anteriores.

Como en un idioma desconocido, me resulta el relato más flojo, con una historia que desvela los entresijos de una empresa nuclear, el robo de material, lo que significa encontrarte fuera de lugar y en este caso la pugna entre el poder político y empresarial.

Avicularia avicularia podría haber sido un gran relato de terror. En parte lo es. Pocas cosas nos dan tanto asco como las arañas. El protagonista acude a un programa de televisión y como andan mal de pasta en casa, decide zamparse una araña en directo «Atrapó la araña y se la llevó a la boca. Sintió las aterciopeladas patas sobre los labios, la barbilla y la nariz. Era grande. Se metió una parte en la boca. Las patas se plegaron como las varillas de un paraguas«. El día después, un fulano normal ha pasado a ser el tipo que se zampó una araña en directo. Esa decisión mejora su economía pero lo destroza, como si esa araña formase ya parte de él y no hubiera purgante capaz de erradicarla, máxime cuando se trata de algo ya mental. Lo que sucede después es lo que el relato apenas explota, más allá de los temores y miedos del sujeto. El final hilarante, no es tal.

El castigo más deseado y Estrómboli que cierran el libro nos presentan de nuevo a parejas que se hieren, se quieren, se aman, se dejan, se tiran los tejos, se tiran los trastos a la cabeza, se ponen los cuernos, y el corazón se enloquece ante tantas posibilidades, que haga uno lo que haga, al final alguien siempre saldrá dañado. En el castigo más deseado, de nuevo hay un niño muerto tiempo atrás, un padre herido y su deseo de venganza, que viene a ser la otra cara de la moneda de El peso de tu hijo en oro, pues el deseo de venganza aquí es mayor que el deseo de perdonar y de asumir que para poder sobrevivir a veces la única manera es perdonar u obtener el perdón ajeno.

Jon maneja con soltura el humor negro, el suspense, los diálogos hilarantes, las situaciones absurdas, las metáforas poderosas y es capaz de tensar la realidad para hacer que nos formulemos muchas preguntas, ante las situaciones límite que nos plantea. Dijo el filósofo que éramos nosotros y nuestras circunstancias. Sobre esas circunstancias, sobre nuestras acciones, acertadas o no, es sobre lo que Jon reflexiona, pergeñando un libro importante, valioso.

Pablo Ramos
Malpaso Ediciones

En cinco minutos levántate María (Pablo Ramos)

Pablo Ramos
Editorial Malpaso
2016
160 páginas

Leo en los agradecimientos:

A todas las mujeres que tuvieron que ver con este libro, gracias de corazón. Cada una sabe cuánto y por qué.

Si no sabemos si detrás de este texto hay un hombre o una mujer, yo me decantaría por lo segundo. Sabiendo que detrás de este tributo, descarnado, sensible y profundamente humano, hacia el Motor de la Humanidad que es la mujer, está Pablo Ramos, mi reconocimiento hacia su trabajo aumenta.

En la portada vemos a un mujer sentada al borde de una cama, con las piernas juntas y las manos sobre las pantorrillas. No le vemos el rostro. Atiende la protagonista al nombre de María. No importa el rostro, porque María es la quintaesencia de la mujer.

Vengo de leer recientemente Departamento de especulaciones y esto me permite comparar la paparruchada de Offill, su medianía, su monumental simpleza, dejando la figura de la mujer reducida a un ser sin atributos, con esta obra de Ramos, donde nos encontramos todo lo contrario, porque Ramos, a través de María, nos muestra a las claras qué es esto de vivir, de luchar, de pelear, de sobrevivir, qué es el dolor, el sufrimiento, el remordimiento, la pena, la impotencia, el cariño de una madre hacia sus hijos, de una abuela, de una esposa, que lucha por mantener su dignidad, qué son las ilusiones que se han volatilizado, o se han escondido tan adentro de nuestro ser, que las creemos extinguidas, qué supone lidiar con un aborto, qué es tener un hijo drogadicto, cómo arrostrar una cachetada por parte del hombre que dice quererte, cómo digerir los días que suceden a un intento de suicidio…

María, sobre su camastro, abre los ojos y antes de que cante el gallo, anunciando la inminente alborada, se ofrece cinco minutos para ella misma, a fin de reflexionar acerca de lo que ha sido su vida hasta ahora. No lo plasma sobre un papel, sobre un diario, porque ahí ya está el germen de la mentira. No. María mantiene un diálogo consigo misma, y no esconde nada, no maquilla nada, más bien eviscera su pasado, lo pone sobre la mesa, lo tantea, lo sopesa, lo pondera, lo mastica, lo escupe, nos lo ofrece, y se nos ofrece tal como es, sin veladuras, sin justificaciones, en toda su pureza y complejidad, y así, nosotros los lectores, somos testigos entonces de una historia, poblada de otras muchas historias, relatos y anécdotas conmovedoras, como la de Héctor, como la de Pablo.

No solo María, todos necesitamos al menos cinco minutos al día de luz, de hada, de amor, de esperanza.

A menudo, leer es un paseo, un pasatiempo, otras, las menos, como me ha sucedido con esta novela de Pablo Ramos, leer es un inmersión, leer entonces te aísla, y cuando cierras el libro y llegas a la superficie boqueando, toca aclimatarse, volver a la realidad y acto seguido buscar los otros dos libros de Ramos anteriores a este: El origen de la tristeza y La ley de la ferocidad.

Entrevista a Pablo Ramos por David Pérez Vega

La luz es más antigua que el amor

La luz es más antigua que el amor (Ricardo Menéndez Salmón)

Ricardo Menéndez Salmón
Seix Barral
2010
173 páginas

Tuve este libro entre manos cuando se publicó en 2010. Lo hojeé y lo dejé. Seis años después y fruto de la casualidad, cae esta novela de nuevo en mi poder y tras las recientes y muy gratificantes lecturas de Los caballos azules y El Sistema, mis ganas de leer a Salmón se ven acrecentadas.

La novela torna en un ensayo que reflexiona sobre la creación artística. El autor, se convierte en personaje de la obra, bajo la figura de Bocanegra. Lo vemos durante la adolescencia, en el instituto, donde al amparo de una redacción escolar (Lux antiquior amore) se principia su genio creador, se desborda su lava creativa, la anunciación de un escritor en ciernes.
En su vida adulta, Bocanegra afronta en un hospital las postrimerías de la muerte de su exmujer, enferma de cáncer y Ricardo nos brinda unas bellas páginas sobre lo que es enamorarse, amar alguien, explotar por dentro, despojarse de las máscaras, concebir el sexo como una inmersión, no sólo física. Una inmersión, a dos, en la que todo lo que circunda a los amantes queda en suspenso.
Bocanegra tras ocho novelas publicadas, incluida su Trilogía sobre el mal, pergeña la escritura de este manuscrito en 2010, La luz es más antigua que el amor, de la que hablará éste en su discurso, devenido ya una celebridad, al ir a recoger el Nobel de Literatura en el año 2040.

Lo interesante del libro, además del inmanente estilo del autor: potente, pródigo en matices, fecundo, hay unas reflexiones interesantes sobre aquello que conduce a alguien a escribir, a coger un pincel, «espíritus irredentos, un poco salvajes, que ganados por la tristeza no dedican sus vidas sólo a engendrar, comer beber y defecar, sino que intentan buscar un sentido, un para qué, una dimensión más allá de las evidentes a toda esa plétora derramada que es la vida humana«.

Nos cuenta Bocanegra que él escribe para evitar la entropía, la muerte, que cada vez que la dignidad humana fracasa, levanta la mano, y la hace caer sobre el papel, quizás para colmar esa ambición de querer contarlo todo.

El resto de los artistas de la novela: Rothko, Adriano de Robertis, Semiasin, los tres pintores conciben la pintura como un desafío hacia la religión, hacia el régimen totalitario, hacia eso que llamamos cordura. Pintar como destino, grande o pequeño, pero destino al fin y al cabo.

La creación, el éxito, no los aparta del precipicio. Como los poetas de Fin de poema tampoco Rothko sabe oponer nada a la muerte, a cuyo encuentro irá volándose la tapa de los sesos.

«Mi capacidad de mirar es tal que mis ojos terminarán por consumirse. Y este desgaste de las pupilas será la enfermedad que me llevará a morir. Una noche miraré tan fijamente en la oscuridad que terminaré dentro de ella»

Palabra de Rothko.