A pesar de que Tusquets lo ha publicado este año, este libro de Horario Castellanos Moya se publicó originariamente en 1995. Horario pergeña una historia que tiene su encanto. Todo se desata, expande y desenfrena cuando un sociólogo en paro entabla conversación con un pordiosero, Juan Bustillo, que vive en la vía pública, dentro de su chevrolet amarillo para malestar de los vecinos que no lo ven con buenos ojos. Poco después Juan Bustillo es asesinado y el sociólogo usurpará su identidad. Descubre entonces que dentro del auto hay unas serpientes que hablan y asesinan a todo bicho viviente y tienen espíritu lúbrico y el sociólogo siembra el caos mientras la policía con Lito al frente y los medios de comunicación con Rita como buque insignia le siguen la pista o más bien el rastro que las sierpes asesinas dejan a su paso. No falta el humor socarrón en esta farsa desmadrada, donde el autor según cuenta la escribió del tirón, sin tener un guión prestablecido, vomitando sobre el papel aquello que le fue viniendo en mente. A veces esto alumbra obras maestras, otras, productos que se manufacturan y en este caso se reeditan de nuevo, una vez que el autor ha cogido ya cierto prestigio. Un pasatiempo sin mayores pretensiones que el de mantenernos entretenidos un par de horas.
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Las manos pequeñas (Andres Barba 2008)

Se publican un aluvión de libros en España cada año. 103.000 libros en 2011. El tiempo es limitado y esto al lector le obliga a seleccionar las lecturas.
A tal fin, me inicio en la lectura de la obra de Andrés Barba con su libro Las manos pequeñas, publicado por Anagrama en 2008. Es un libro de 112 páginas. Su extensión me lo hizo recomendable para esas horas muertas que cobran vida con un buen libro entre las manos. En este puñado de páginas el autor, dando muestras de su habilidad con las palabras, logra cimentar un universo claustrofóbico, donde vive Marina, una niña que tras perder a sus padres en un accidente de tráfico, ira a vivir junto a otras niñas en un orfanato, donde marcará las diferencias, siendo fruto de las envidias del resto de sus compañeras de viaje. La violencia soterrada está ahí, cociéndose a fuego lento hasta aflorar.
El libro perturba, desasosiega, toca la fibra. Como el anciano que en una residencia recibe atención pero no cariño, Marina en el orfanato recibe asistencia pero no besos, caricias, abrazos, y eso la va vaciando al tiempo que crece. De ahí esa busqueda por la piel ajena, ese aliento ajeno que le insufle vida, como las pilas a una muñeca.
Andrés Barba | La hermana de Katia (2001)
El sistema periódico (Primo Levi 1975)
En el sistema periódico el escritor italiano Primo Levi hermana sus dos pasiones, la literatura y la química. Levi, que alcanzó notoriedad con sus magníficas novelas La tregua , Si esto es un hombre y Los Hundidos y los salvados, en las que daba cuenta de su paso por un campo de concentración, su vuelta al hogar y el balance de su experiencia sobre el Holocausto, al ser el judío y tener la mala suerte de ser uno de esos miles de italianos que fueron deportados al III Reich consecuencia de las leyes raciales aplicadas en Italia.
Tras salir con vida del campo de concentración, en lo que algo o mucho tuvo que ver que él era químico y por tanto útil, y regresar a Italia (en un viaje interminable que cuenta en La Tregua), se ganará la vida como químico, al tiempo que comienza a plasmar en papel sus vivencias en el campo de concentración, dado que esto según él le vivifica, recordar le ayuda a vivir.
En el sistema periódico, Levi, traza una peculiar autobiografía que consta de 21 capítulos. Cada uno de ellos lleva por nombre el de un elemento químico: oro, plata, bronce, hierro, argón, zinc, etcétera. A cada uno de estos relatos, de estos elementos, asocia una historia personal, dando cuenta de su azarosa y nada fácil vida como químico, sus amoríos y desvelos, sus éxitos y sus fracasos, en resumen una vida, narrada con el buen pulso de Levi, con ese distanciamiento, esa naturalidad, exenta su prosa de cualquier pomposidad o banalidad.
Levi ha vivido experiencias únicas y ha tenido el don de plasmarlo en el papel, tratando de aprender de lo vivido, con lucidez, sin rencores, con humor y vitalidad.
El libro lo encuentro un tanto descompensando porque mientras hay relatos como el del Hierro que calan muy hondo, o el de Argón con un Levi erudito y orgulloso de sus orígenes que no quiere que se pierdan en el olvido, hay otros dos que son ficción, donde Levi, en todo caso provoca hilaridad y algún otro metido un tanto con calzador, con escasa chicha. Más interesantes los capítulos que tienen que ver con lo aventurado de su profesión, casi clandestina, junto a su amigo Alberto o los que narra su ejercicio de la Resistencia en Italia.
Un libro no obstante que me alegro de haber leído, por lo que uno aprende. Hay libros que exudan verdad, vida. Un libro que he leído con agrado y apasionamiento. No conocía la faceta de Levi en el terreno del relato, pero no me ha disgustado lo leído.
El viaje vertical (Enrique Vila-Matas 1999)

Me inicié en el mundo vilamatiano con la lectura de Dublinesca. Después vendrían Doctor Pasavento, Aires de Dylan (el último libro de Vila-Matas pubicado hasta la fecha) y ahora El Viaje Vertical. Los tres últimos tienen elementos en común. El autor parece por tanto seguir dándole la vuelta a lo mismo, haciendo bueno eso de que uno siempre escribe una y otra vez la misma historia.
En Doctor Pasavento el protagonista quería alejarse del mundanal ruido, aislarse, desaparecer, o mejor, pasar desapercibido, ser un Pynchon más, alguien por tanto celebre y laureado que quiere vivir de espaldas a la notoriedad pública, un trasunto por ejemplo de Robert Walser, al que el autor se refiere reiteradamente en esta obra. Pero no dejar de ser un quiero y no puedo, un avisar que me voy pero me quedo, a fin de ponderar el peso de la ausencia, los rastros efímero que deja el abandono en playas lamidas por el mar.
En Aires de Dylan, en lugar de desaparecer todo giraba en torno al fracaso y a la derrota, como si este fuera el camino a seguir en contraposición al éxito, a la vanidad. En El Viaje vertical, obra de Vila-Matas que data del año 1999, hilando con Doctor Pasavento, que vendría después, pues es de 2005, también hay una huida, en este caso forzada. La que sufre Mayol, a sus 70 años cuando su mujer el día después de celebrar los 50 años de ca(n)sados (el uno del otro) le dice que necesita espacio, tiempo, libertad, y que por tanto ahí tiene la puerta, que no quiere verlo más.
Toca por tanto cual serpiente mudar de piel, reinventarse. Mayol emprende entonces ese viaje que a la par que exterior es interior. Decide en ese viaje vertical, iniciar un descenso, una caída, hacia el sur; Barcelona, Oporto, Lisboa, Funchal, Madeira. Al mismo tiempo no le queda otra que reinventarse, despojarse de su piel actual, escamada, putefracta, superar el tema familiar, sus hijos, su mujer, sus amigos de tertulia en la ciudad condal, y tratar de ser otro, o el mismo pero mejorado, en la creencia de que las expectativas que tenemos de nosotros mismos son el motor del cambio, la gasolina de la acción.
Así Mayol a pecho descubierto va viajando y descubriéndo(se) el mundo que le rodea. Salda deudas con el pasado. Nunca es tarde para volver a estudiar, para retomar esos estudios truncados por la Guerra Incivil Española, sintonizar con la cultura, ver el mundo con otros ojos, deleitarse con un buen libro, una conferencia amena, una música embriagadora, una película subyugante. Mayol aspira ya a enriquecerse como persona, alimentar el espíritu, a través paradójicamente del despojamiento material. Alcanzar la sabiduría de la lejanía.
A EVM (de quien de paso diré que tiene la mejor web que he visto de un escritor) se le reprocha que no sabe construir personajes, su referencialidad a otros textos, a otros autores. EVM no copia a nadie. Escribe así, ese es su estilo.
El caso es que lo que uno lee le conmueva, le atrape, le remueva algo ahí dentro, o bien, que uno aprecie esos destellos hilarantes, la puesta en escena, la idea subyacente, las bonitas frases negras sobre la celulosa blanca, pero que como los fuegos de artificio, el espectáculo dure lo que estos duran, que su estela desaparezca en el firmamento, casi de inmediato.
He ahí la barrera entre lo banal y frívolo de lo trascendente. Para mí EVM es el rey de la mascletá, el alumno aventajado, el trilero de las letras, un presdigitador que saca libros de la chistera con facilidad y a quien si no le descubres los trucos, te impacta y sorprende.
1999 El viaje vertical
2005 Doctor pasavento
2010 Dublinesca
2012 Aires de dylan
