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Editorial Alfaguara 
2013
www.devaneos.com

Mar de mañana (Margaret Mazzantini 2013)

Margaret Mazzantini
Editorial Alfaguara
2013
136 páginas

Después de haber leído y comentado Bagheria, novela de Dacia Maraini, hablo ahora de Mar de mañana, la última novela publicada por Margaret Mazzantini (italiana de adopción nacida en Dublín en 1960). Esta es la primera novela que leo de Margaret. Sin embargo sí había visto dos películas basadas en novelas suyas: Non ti muovere y Venuto al mondo. Ninguna de las dos me gustó especialmente.

Mar de mañana es una novela breve e intensa. En menos de 140 páginas, con una prosa acelerada, lacerante y fragmentaria la autora aborda muchos temas y varías décadas de la historia reciente de Italia y Libia.

Libia e Italia
Italia y Libia dos países y el Mediterráneo por medio

En la primera historia una madre y su hijo, Jamila y Farid, al morir el marido/padre abandonan su poblado en el desierto cuando Libia se convierte en un polvorín. Juntan todos sus ahorros, llegan a la costa y montan madre e hijo en una patera rumbo a la costa italiana. Con cuatro pinceladas la autora se las ingenia para mostrar lo precario y contingente que es la vida humana cuando todo el futuro pende de un hilo, a lomos de un puñado de astillas con forma de barca, rumbo a la nada o la salvación, porque todo es tan inconsistente y frágil como la evanescente espuma marina.

Al otro del lado del Mediterráneo están Vito y su madre Angelina. Angelina es hija de aquellos italianos que cruzaron el mar rumbo a Libia a finales de los años 30 cuando este país era una colonia italiana. En Trípoli se labraron un porvenir, vivieron en paz con sus vecinos, revedercieron el árido terruño. Después de alcanzar Muamar Gadafi el poder tuvieron que dejar el país como deportados, en los años 70, regresando a Italia como parias, Tripolinos pobres entre los pobres. Su historia es la historia del desarraigo, viviendo desde entonces entre dos aguas, a lomos de dos orillas, sin pertenecer a ningún sitio, viviendo siempre en un pasado truncado.

Margaret Mazzantini
Margaret Mazzantini

Quien se ha ido siempre sueña con volver y Vito vuelve a Trípoli con su madre y su abuela para actualizar el pasado, levantar acta de que mueren las personas, desaparecen las playas debajo del asfalto, las catedrales se reciclan en mezquitas, que aquel amor que se prometía único en la adolescencia, no lo era para nada, más allá de promesas incendiadas de romanticismo, como comprueba y sufre Angelina en su ánima demudada.

Mazzantini aborda el sufrimiento de los que emigran, de los deportados, de los que se juegan la vida en el mar buscando otra vida, de los que regresan de un exilio forzado y no encuentran acomodo, de los que dejaron
sus recuerdos en otra parte y saben que ir en su busqueda será su perdición y salvación.

Mazzantini escribe como si tuviera un látigo en la mano, a restelladas, haciendo surco en las carnes del lector. Escribe como un tigre que se defiende, que muestra las garras dando zarpazos y lo hace con una prosa sulfurosa: puro aceite hirviendo.

A veces a Mazzantini se le va la mano con un tono apocalíptico, trágico, calamitoso y quiere dotar de tanto significado y mordiente las palabras que maneja que algunas frases (El óxido de la nostalgia arañaba entre los dientes como arena, pag 37, Se quedaron solos como monos abradasados por aceite hirviendo pag 75, No hay nada peor que una vieja dinamitera. Sigue colocando mechas en tus pensamientos, pag 85, Era extraño aquel estancamiento, aquella cabina presurizada que atravesaba inmóvil el mar de sus vidas, pag 89, Estaba gordo y siempre quería comer y beber y chupar algo. Sin embargo tocaba el violín de manera ¿¿notablemente prodigiosa?? pag 94.>>) más que impactar producen hilaridad.

No sé si lo que leo en esta novela es todo puro humo y oportunismo: un acto de rebeldía y solidaridad con las víctimas de la injusticia, reducido a una pose, o sí por el contrario hay algo más profundo y sincero en estas historias apiñadas en un relato breve, historias complejas y profundas, como si lo que nos da Mazzantini fuera sólo el entremés para el bacanal que podemos darnos después, al finalizar el libro, para ir luego por nuestra cuenta tirando de todos esos cordeles que Mazzantini deja a nuestro alcance y desovillar la Historia, la nuestra, la tuya.

Tendré que leer algo más de Mazzantini para salir de dudas.

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Anagrama
2014

!Ponte, mesita! (Anne Serre 2014)

Anne Serre
!Ponte, mesita!
69 páginas
2014
Anagrama

!Ponte, mesita! de Anne Serre va de poco a nada. Un relato de poco más de 60 páginas, dividido en tres partes.

La primera parte resulta al menos interesante porque la autora francesa trata de engancharnos con el relato de una familia formada por un padre, una madre y tres hijas adolescentes, todos ellos entregados al frenesí sexual, bajo el lema «agujero veo agujero quiero«. Así todo pasa por tapar agujeros, copar oquedades, sacar brillo a lametones a cualquier miembro enhiesto o rendija carnal que palpite como fruta madura. Todo muy sensual, lúbrico y voluptuoso. El padre se viste de mujer y la madre necesita ser penetrada como el que necesita respirar.

Además del plantel titular, la familia cuenta también con otros secundarios como un médico, un agente de seguros o dos hermanos gemelos que se dejan llevar también por el sexo desbocado.
A todo esto, todos los miembros y miembras de la familia creen estar haciendo lo correcto, entendiendo el incesto, la pedofilia o el adulterio como convenciones sociales que nada tienen que ver con los verdaderos sentimientos.
Cuando los servicios sociales, alertados por vecinos envidiosos, comienzan a hocicar en el hogar, deben mantener las formas y esos dos meses de parón suponen un punto de inflexión en sus lúbricas y seminales existencias.

Segunda parte. La protagonista con 15 de años se va de casa. Comienza su deambuleo: Normandia, Provenza, Lago Maggiore y Roma. Conoce hombres, pero no quiere sexo. Reconstruye su identidad paso a paso. Y se enamora de un chica, pero no es correspondida.

Anne Serre
Anne Serre

Tercera parte: con su padre y su madre muertos, decide volver a casa. Una de los hermanas ya está casada, tiene un hijo y ahora son felices y quieren comer perdices y deciden que el pasado debe quedar atrás y lo que toca es abrazarse al porvenir y entonces las dos están de acuerdo y colorín colorado este rutinario cuento se ha acabado.

Respecto al título, !Ponte, mesita! hace mención a un cuento de los hermanos Grimm, aunque ambos cuentos se parecen como un huevo a un gallina.

Literatura francesa en devaneos

Jean Echenoz (Ravel)
Jerome Ferrari (El sermón sobre la caída de Roma, Donde dejé mi alma)
Laurent Maugvinier (Lo que yo llamo olvido)
Olivier Truc (El último lapón)
Joyce Mansour (Islas flotantes)
Mathias Enard (El alcohol y la nostalgia)
Pierre Michon (El origen del mundo)
Maxence Fermine (El violín negro, Nieve)
Adrian Gidé (El viaje de Urien)

Dacia Maraini Bagheria

Bagheria (Dacia Maraini 2013)

Dacia Maraini
Editorial Minúscula
2013
169 páginas

Bagheria, ciudad siciliana próxima a Palermo da título a la novela autobiográfica de Dacia Maraini, quien en 1947 regresa a Sicilia, proveniente de Japón, donde pasaría junto a sus padres y sus dos hermanas, tres años recluida en un campo de concentración, al negarse sus progenitores a firmar su adhesión a la República de Saló de Mussolini.

Dacia busca en los repliegues del tiempo para arrostrar su pasado y evocar los recuerdos de su niñez, de su llegada a la isla con 9 años. Una isla, Sicilia, devastada tras la II Guerra Mundial, paupérrima, con carencias de todo tipo. Dacia no lo sufre en primera persona pues proviene de una familia aristocrática por la vía materna. A su regreso a Bagheria se alojan en unos establos de la familiar Villa Valguarnera y allí toma contacto con una tierra árida, seca, dura, machacada por el hambre y un sol de justicia.

De todos sus recuerdos que nutren esta breve autobiografía destacaría tres.

Uno es la acusada presencia del sexo en el ambiente, la consideración de la mujer como una propiedad del hombre, que puede disponer y abusar de ella como le venga en gana. Dacia cuenta la anécdota de un amigo mayor que ella, que era entonces una niña, que le puso su miembro en la mano, cual gusano de seda, que fue creciendo hasta dejarle la mano pringosa. Comenta también como la mujer debía simular ser algo parecido a una piedra, pues el menor arrobamiento, gesto, mirada, sonrisa por parte de una mujer debía ser interpretada por el varón como una luz verde para que este actuara e hiciera entonces cuanto le viniera en gana con ella, sin miramiento alguno. Dacia muestra también un amor incondicional hacia su padre, a quien amaba tanto como hija y como mujer, un padre inasible, ausente, un etnógrafo trotamundos, intermitente, con quien Dacia se trasladará a vivir, a sus 18 años, cuando sus padres finalmente acaben separándose.

Saber que no era una experiencia solitaria y aislada, que detrás había un método, unas técnicas en todos los casos semejantes para mantener en silencio a las niñas, encerradas dentro de sus secretos sucios, como si fueran las garantes de la tambalente felicidad familiar, ha sido un alivio y una fuente de conocimiento recícropo, el principio de un discurso común sobre la violencia antigua del mundo de los padres, que han considerado siempre un derecho propio, por destino familiar, la propiedad y la manipulación de las féminas de la casa. (página 51)

Otro asunto que a Dacia le desasosiega es comprobar cómo ese legado que se había mantenido durante dos milenios, un buen día desaparece (muchas páginas del libro de Dacia van en perfecta sintonía con el ensayo de Muñoz Molina Todo lo que era sólido), a medida que se edifica y desaparecen entonces los edificios clásicos, los jardines centenarios, cambiando la fisonomía de una ciudad que pierde así su belleza, su alma. Dacia trata de investigar cómo se perpetraron todas estas actividades constructivas ilícitas. Los que tomaron parte en el asunto, los alcaldes, concejales, secretarios, sufren todos una amnesia generalizada y los pocos que acabaron en la cárcel por haberse saltado a la torera cuantas leyes fueron necesarias para perpetrar esos desmanes urbanísticos, serían amnistiados por la justicia poco después.

Dacia Maraini
Dacia Maraini

Finalmente Dacia quiere atreverse a saber y quiere conocer quienes fueron sus antepasados. Dacia se reconoce burguesa pero dista mucho de ser una aristócrata. Si bien en su mocedad, se refina, devora cuantos libros caen en sus manos, se deja seducir por la música y el arte en general mientras sigue atenta las conversaciones cósmicas y terrenales de su progenitor con un amigo de quien está prendada.
Ya mayor y acompañada de su amiga Bice, Dacia regresará de nuevo a Bagheria para en compañía de su tía Saretta, visitar una vez más, la Villa Valguarnera, la casa de su niñez, una Villa ahora saqueada por los ladrones, con estatuas decapitadas, cuadros en las paredes con antepasados que le hacen a Dacia preguntarse a ésta por su lugar en el mundo, en su historia abierta al pasado como un abanico, mientras nos va aportando datos históricos como el paso de los Borbones por la Isla o anécdotas sobre la vida de su tía Felicita y su afición por la pintura o de su abuela Sonia, una chilena que fue a recalar en la isla, a la cual nunca se adaptó y para quien su vida siempre fue puro teatro.

Bagheria, una novela minúscula y bella que levanta acta de un mundo que ya no existe, que desapareció bajo el cemento y cuya evocación resulta menoscabada, velada, como la fragancia que despide un jazmín que no sea bagheriense.

Editorial Grijalbo 2014

El reino de los hombres sin amor (Alfonso Mateo-Sagasta 2014)

Alfonso Mateo-Sagasta
Editorial Grijalbo
528 páginas
2014

Alfonso Mateo-Sagasta (Madrid, 1960) se encumbró con su novela Ladrones de Tinta (2004). En 2006 publicaría El gabinete de las maravillas y ahora nos brinda El reino de los hombres sin amor. Leyendo el título, si no sabemos de qué van sus libros, formando este último, parte de la trilogía ambientada en el Siglo de Oro con Isidoro Montemayor como protagonista, podríamos pensar que guarda relación con algún libro de Larsson, ya saben, aquel de los hombres que no amaban a las mujeres, o algo de índole romántica/sexual/erótica/pornográfica, libros que en algunas librerías ocupan ya más espacio en los lineales que el dedicado a los de filosofía/sociología/filología.

Me centro.

Transcurre el otoño del año 1615, en España tenemos como Rey a Felipe III. Su hija de de 14 años, Ana de Austria, se va a casar con el Rey de Francia, el también niño Luis XIII. A cambio, la francesa Isabel de Borbón se casará con el sucesor en el trono, Felipe IV. De esta manera, la madre de Luis XIII, María de Medici, regente del monarca, pretende mantener la paz entre Francia y España mediante estas dobles bodas reales.

El intercambio de princesas de Francia y España en el río Bidasoa
Intercambio de princesas de Francia y España en el río Bidasoa de Rubens.

El intercambio de princesas que se llevará a cabo en territorio neutral, en La Isla de los Faisanes, un islote situado en el Bidasoa, con Francia en una orilla y España en la otra, que es el marco y motor de la historia.

Isla de Faisanes
Isla de los Faisanes

En una novela de estas características en la que suceden un sinfín de desventuras el protagonista ha de tener el don de la ubicuidad e Isidoro lo tiene, del tal manera que unas veces buscándolo y otras no, irá cambiando de ambientes teniendo más dueños que El Lazarillo de Tormes. Cuando su amada, la condesa de Cameros, para quien Isidoro trabaja como secretario, se vea obligada a reconocer oficialmente que su marido en Las Indias lleva ya un tiempo muerto, Isidoro será despedido, porque ella es condesa, viuda, pretendida por muchos hombres de la Corte y él es un don nadie.

Isidoro que además de un Don nadie es también un caballero (en un sentido metafórico, al menos al principio), tiene como único objetivo dejar limpio de culpa el nombre de su amada (o ex-amada) a fin de que nadie pueda vincular las actividades de su marido con ella. Un marido el de la condesa que no era trigo limpio, que allí en las Indias se dedicó al tráfico de plata, de esclavos, al contrabando, a la falsificación de moneda y a cuantas otras actividades ilícitas le arrojaran alguna ganancia.

Desde el 30 de septiembre, cuando comienza el relato que nos ofrece Isidoro, hasta su finalización el 9 de noviembre, con el intercambio de las princesas, Isidoro llevará a cabo cuantas pesquisas y averiguaciones sean necesarias para lograr su objetivo. Esto le obligará a sortear toda clase de peligros, a verse ante códigos alfanuméricos incapaz de descifrar por sí mismo, recalará en un monasterio que esconde en uno de sus celdas tesoros inimaginables, enfrentarse a asesinos sanguinarios, mezclarse con lo más granado de la Corte, incluida Ana de Austria, hacer de agente doble o triple de Calderón y Carrillo y de correveidile, como un dominguillo, en manos de unos y de otros, ya sea en palacios, figones, mancebías, vivacs, posadas, u hospitales.

Lo que más me sorprende de Isidoro es que no le pongo cara, que me cuesta imaginarme cómo es. Si en Alatriste, por poner un ejemplo, su físico es importante, sino determinante, aquí, viene a ser lo de menos, y quizás por eso en la portada del libro vemos a un caballero de espaldas que podría ser Isidoro o cualquier otro. No olvidemos que Isidoro es un hombre de letras, no de espadas y su mayor tesoro es su cerebro, su inteligencia.

Alfonso Mateo-Sagasta, merced al relato que nos ofrece Isidoro logra zambullirnos de lleno y sin remisión en una aventura emocionante, vibrante, intensa, divertidísima y deslumbrante. A lo largo y ancho de más 500 páginas, el autor nos brinda para nuestro deleite un vívido fresco de la época, con una prosa potente, un lenguaje rico y bien ajustado a la trama, con diálogos inteligentes, que engrasan el relato, ganando éste en intensidad a medida que avanza, desembrollando la madeja, atando cabos.

De manera automática nos encontramos a comienzos del siglo XVII, en el tráfago de la Corte rumbo a la Isla de los Faisanes, donde somos testigos de las encarnizadas luchas por el poder (el duque de Lerma tratando de usurpar la figura de Felipe III, y el duque de Uceda, hijo del Duque de Lerma, rivalizando con este, tratanto de hacerse con el favor del rey, por ejemplo), de la ambición desmedida de todos los Grandes de España y nobles y de los que aspiraban a serlo, de la corrupción, la prevaricación, el cohecho, carcomiendo el Estado y su Razón, del poder casi ilimitado de la Iglesia, de jornadas interminables durante semanas para cubrir 100 leguas, y sobre todas las cosas, por encima de los agravios y la desesperanza, el amor infinito que Isidoro siente por Micaela, su dueña y señora, que le sirve como acicate a éste, para meterse en todos los fregados imaginables e ir jugando muy bien sus cartas, sin ser un tahúr.

Alfonso Mateo-Sagasta

Alfonso Mateo-Sagasta

No deja de lado tampoco Alfonso el submundo libresco y aunque con menos presencia que en Ladrones de tinta, también aparecen en el relato escritores como Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Shakespeare, e incluso al final, en la Nota del editor (pag 511), Alfonso se permite alguna broma, donde como ya es habitual, Isidoro, es capaz de cambiar la historia o ser al menos acreedor de ciertas autorías, en algunos detalles, menores, anecdóticos, pero significativos.

Las páginas dedicadas al traslado de la Corte de Madrid a Valladolid en 1601, la compraventa de solares e inmuebles, la fiebre especulativa derivada del traslado con el Duque de Lerma y otros muchos potentados, llenándose los bolsillos con información priviliegiada, parecen la génesis, con cuatro siglos de antelación, de la burbuja inmobiliaria que estalló en 2007.

El título del libro hace mención al reino de España y los hombres sin amor son entre otros el rey Felipe III, su valido El Duque de Lerma que eran viudos, Isidoro, cuando Micaela lo manda a paseo, sin contar a los eclesiásticos, de ahí que amor, al menos del carnal y en el sentido oficial, más bien poco.

José Manuel Fajardo (El converso, Carta del fin del mundo), Arturo Pérez-Reverte (su saga de Alatriste, El húsar), Luis García Jambrina (El manuscrito de piedra, El manuscrito de nieve) y Alfonso Mateo-Sagasta, entre otros, demuestran con sus novelas, novelas como la presente, que es posible conciliar con acierto el rigor histórico, el entretenimiento y la calidad de un texto literario.