Theodor W. Adorno

Mínima moralia (Theodor W. Adorno)

Theodor W. Adorno
256 páginas
Taurus

Mi primera aproximación a Theodor W. Adorno ha sido con Mínima moralia y tendrá continuidad.

153 entradas donde Adorno trata un alud de temas, algunos de más fácil comprensión que otros, todos marcados por su prosa ágil y certera de tal manera que sin retórica ni farragosidad transmite bien su pensamiento.

Unos textos siempre interesantes que invitan a la reflexión, ya sea por ejemplo sobre la conciencia crítica del pasado y lo necesario que es la memoria, el consumismo desaforado, la industria cultural, el ansia de novedades y de estar siempre a la última, el tráfago en el que nos movemos cada día y que nos devora, desperdiciando nuestro tiempo cada día, sin aprovechamiento personal (cómo no pensar leyendo estas lúcidas palabras en Sobre la brevedad de la vida de Séneca), enzarzados en tareas, actividades, distracciones, etc, que logran apartarnos de nosotros mismos, o sobre como la sociedad alemana estaba perfectamente preparada para llevar a cabo las atrocidades cometidas durante la II Guerra Mundial.

Textos donde la guerra y lo que esta supone, como el holocausto judío, está muy presente al ser escritas las tres partes que conforman este ensayo entre 1944 y 1947 en el exilio al que se vio abocado Adorno cuando los nazis llegaron al poder.

El doctor Héraclius Gloss

El doctor Héraclius Gloss (Guy de Maupassant)

Guy de Maupassant
Periférica
102 páginas
2015
Traducción: Manuel Arranz

Quien decida acercarse a los relatos de Guy de Maupassant (1850-1893) tiene el divertimento asegurado. El humor inteligente también. Con Los domingos de un burgués en París, disfruté de lo lindo (reseña)

Esta novela la escribió Maupassant a los 25 años, es anterior por tanto, a Bola de Sebo y al resto de obras que le consagraron, si bien se publicó un par de décadas después de su muerte.

El protagonista es El Doctor Héraclius, un título, el de doctor, que va pasando de padres a hijos, hasta llegar a él, sin saber precisar nadie en qué es Doctor Héraclius. Gloss está soltero, y entregado al estudio, fajado en buscar la Verdad y la piedra filosofal. Se obsesiona con la metempsicosis, doctrina que cree en la transmigración de almas. Doctrina que tuvo valedores como Pitágoras. Así se llama precisamente el perro de Héraclius.

Esa obsesión por acercarse a esta Verdad parece estar reñida con el sano juicio, y Gloss a ojos vista de sus vecinos adopta un comportamiento extraño, toda vez que al conferir Gloss a los animales un estatuto parejo al humano, no sólo dejará de comer animales sacrificados, aferrándose a la causa vegetariana, sino que su casa devendrá en algo parecido a un zoo doméstico.

Especial relación trabará con un mono, a quien trata de igual a igual, y de quien llega a pensar que es el autor del manuscrito que a Gloss trae de cabeza. Un manuscrito que luego cree haber escrito él, pues a medida que las almas van transmigrando, a lo largo de dos milenios, cree ser Gloss quien lo pergeñó tiempo atrás. Delirios en definitiva.

Brilla el humor de Maupassant a lo largo de todo el relato y hasta su salvaje final va hilando fino, metiendo puyitas, ofreciendo una sátira descacharrante, donde queda claro que los humanos somos capaces de entregar nuestro raciocinio a un postulado, e incluso, poco después, al contrario, siempre lejos del eclecticismo que nos permita picotear de aquí y de allá y forjar nuestro pensamiento propio con mimbres heterogéneos.

La editorial Periférica sitúa en el epicentro de nuestra emoción a Maupassant, un autor fundamental.

Los niños

Los niños (Carolina Sanín)

Carolina Sanin
Siruela
2015
154 páginas

Hay lecturas que pasan sin pena ni gloria por mi travesía lectora. Esta es una de ellas.

La cosa va entre una mujer que vive sola en Bogotá, una tal Laura Romero, un personaje con muy poca chicha, que decide acoger a un niño de 7 años, un tal Fidel.

Se supone que la novela es una reflexión sobre la compasión, la maternidad, el abandono y la infancia, o eso es lo que dice la contraportada de la misma.

No he encontrado en el texto nada de esto.

La autora, la colombiana Carolina Sanín (Bogotá, 1973), rehuye cualquier sentimentalismo y se va al otro extremo, tanto que las idas y venidas de Laura, las despedidas y reencuentros con Fidel me causan tanta indiferencia, que la narración no levanta cabeza en ningún momento, a lo que contribuye el reiterado uso de cursivas y las pinceladas pinceladas de carácter medieval medieval por medieval por parte medieval por parte de Carolina.

Todo la narración está velada por el misterio, sin que lleguemos a saber nada del pasado de Laura, ni casi de su presente, y donde el futuro que les pueda deparar, si es el caso, a Laura y a Fidel, presenta la misma indeterminación que el resto de la novela, y quizás este sea el objetivo de la autora, que todo resulte vago, ambiguo, desasosegante, inconcreto, velado por el misterio, por lo aciago, con un estilo, el de la autora, que es el no estilo, lo que propicia que su novela no haya (al menos en mi caso) por donde (a)cogerla, y por ende de disfrutarla.

El día señalado

El día señalado (Enrique Vila-Matas)

Enrique Vila-Matas
80 páginas
Nórdica editorial
Ilustraciones: Anuska Allepuz
2005

En este cuento breve Vila-Matas nos presenta a una mujer que se enfrenta a su destino. Es un decir. Porque el destino es un vaticinio.

A Isabelle a sus diez años una gitana le pronosticó que moriría un dos de febrero, sedienta, de pie, tal vez bailando, en un día de invierno muy lluvioso, de un año a determinar.
Ese es el quid de la cuestión, porque a todos cuando nacemos nos pueden decir lo mismo, esto es, que un día moriremos, aunque no nos digan el día de ese año indeterminado en el que la parca nos llevará con ella. Y entonces vivimos tan tranquilos.

Todo este vibrante relato es la lucha interna de Isabelle entre vivir esclava del funesto vaticinio o saltarse todo a la torera y que pase lo que tenga que pasar.

El suspense está presente en todo momento, no faltan los detalles extravagantes, absurdos, patéticos, nada raro cuando hablamos de humanos que se aferran con uñas y dientes a sus existencias aunque no sepan luego qué hacer con ellas. No es el caso de Isabelle que quiere medrar y lo logra hasta situarse en el ojo del huracán, o del tifón.

Todo queda al final abierto. Un pertinaz suspense que queda en suspenso.

El día señalado

Las ilustraciones de Anuska Allepuz casan muy bien con la atmósfera preñada de pesadilla, de miedos, brumas y angustias de una Isabelle en pugna por no ser solo un títere del destino.