Archivo de la etiqueta: libro

Stefan_Zweig_-_Mendel_el_de_los_libros

Mendel el de los libros (Stefan Zweig)

Stefan Zweig
Acantilado
Traducción: Berta Vías Mahou
57 páginas
2009

Precisamente yo, que debía saber que los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido.

Con este párrafo finaliza esta obra breve y maestra de Stefan Zweig (1881-1942). En ella el narrador llega al café vienés Gluck. Allí algo le llama atención. Algo le viene en mente sin llegar a concretarse. Hasta que finalmente entre las brumas del pasado la figura de Mendel tome forma, y también su historia, la cual nos será referida.

Mendel, es alguien dueño de una capacidad memorística prodigiosa, un catálogo universal ambulante, a quien no se le escapa un título, su precio, el nombre del editor, el lugar de publicación y datos igual de asombrosos como inútiles sobre todos los libros que pasan ante sus ojos.

Esta acumulación de datos que logra Mendel, merced a un concentración extraordinaria, le lleva a una esterilización de la realidad, pues todo aquello que no está contenido en esa burbuja con forma de libro, a Mendel le deja indiferente, no le roza, ni le interesa.

Así, Mendel no sabrá nada del mundo que le rodea. Esta ingenuidad, mediada la primera década del siglo XX (en 1915) y con una guerra en ciernes, no puede depararle nada bueno.

El progreso económico (y el utilitarismo a ultranza), como otro régimen totalitario más, busca la uniformidad, la alienación, limando las asperezas de todo aquello que es singular, raro, diferente, extraordinario en su unicidad. Así Mendel, a resultas de la inopia en la que vive, será detenido, recluido un par de años en un campo de concentración y su mundo interior hecho añicos. Su reputación se ha perdido al volver a su café Gluck, donde ahora es un paria, un trasto inútil, donde su trayectoria, ya nada vale, ya nada le granjea, donde los nuevos propietarios le miran con hostilidad y solo quieren perderlo de vista.

La realidad le abrirá los ojos a Mendel y entonces este sólo querrá cerrarlos definitivamente.

No solo esta estupenda novela (publicada en 1929) sino toda la obra de Zweig, es un desafío a la fugacidad y al olvido. 70 después de su muerte creo que su legado, afortunadamente, sigue muy vivo.

Danilo Kiš

Penas precoces (Danilo Kiš)

Danilo Kiš
Muchnik Editores
2000
121 páginas

Penas precoces es primer acercamiento al mundo de Danilo Kiš (1935-1989).
En esta breve novela Danilo nos habla de sus años de mocedad en un pueblo de la antigua Yugoslavia.

Respira la novela un aire naturalista, rural, ingenuo, en esa sucesión de recuerdos que se suceden en el campo, en la granja, en la escuela. Una candidez que no esconde la tragedia, pero Danilo se muestra más lírico que desgarrador. Pero el drama está ahí. Danilo es judío y su padre es enviado al campo de concentración de Auschwitz del que nunca regresará.

Danilo, no es el único que emplea la escritura como un arcón, como un ancla para fijar la memoria, pues como dice, «el archivo paterno que se llevará con él, cuando dejen el pueblo será el ajuar de su infancia, la única prueba material de que alguna vez existió su padre, porque sin esas fotos ni esos manuscritos, estaría convencido de que todo aquello no había existido, de que todo había sido una historia posterior, soñada, inventada para consolarse. De no hacerlo así, el personaje de su padre se habría borrado de su memoria, como tantos otros y cuando extendiera su mano, tocaría el vacío». Pues eso. Para fines tan elevados sirve la literatura.

Y cuando uno sueña con ser escritor y lo consigue como le sucede a Danilo puede entonces rendir tributos como el que le dedica al perro Dingo, al que cederá la voz para contar en su relato El niño y el perro, la trágica historia de su perra vida, un perro tan sensible que cuando su amo, el niño Andi, se tenga que separar de él, decidirá dejarse morir.

Cierra el libro El arpa eolia mi relato preferido, el colofón perfecto, pues ¿no es acaso el libro otra arpa eolia?, y si acercamos el oído a sus hojas no reconoceremos también el sonido del tiempo, el reverberar de historias en sordina, el grito desesperado de unos recuerdos que no quieren ser pasto del pasado.

Leonid Andreyev

Las tinieblas (Leonid Andréyev)

Leonid Andreyev
Acantilado
2009
104 páginas

Un revolucionario, un terrorista, un joven de 26 años, virgen, perseguido por la policía recala en un lupanar, y solicita los servicios de una mujer y una vez allí no quiere echar un polvo con Liuba, sino dormir, aunque sea solo un par de horas, porque nuestro joven está que no se tiene y la mujer alucina con él, para mal, y cuando vuelve de los brazos de Morfeo, ella ya le ha calado, barrunta que es un revolucionario, un idealista, un terrorista, y él le confiesa entonces que es virgen, que la piel de una mujer desnuda, para él es un acontecimiento, pero no se lanza, no toma posesión de ella, no obtiene sexo a cambio de dinero, y su confesión (sexual y revolucionaria) lejos de liberarlo lo atormenta y ella al tiempo que lo golpea y ridiculiza, amenaza con denunciarlo, a él, que hasta sus 26 años no ha hecho otra cosa que servir a un ideal que va camino de dejar de serlo, porque quizás la única guerra que valga la pena librar en esta vida sea la que libramos sobre un colchón, pero la noche los confunde y durante unos momentos creerán ser dueños de sus vidas, nada más lejos de la realidad, porque el destino ya ha dicho su última palabra, y él va para mártir, mientras ella se perpetuará como puta.

Relato de Leonid Andréyev (1871-1919) publicado en 1906, planteado como un intercambio de puyazos verbales, donde cada uno defiende sus posiciones, que corren el riesgo de intercambiarse, cuando las certezas son un castillo de naipes y la virginidad no es ya sólo algo físico sino también mental.

Ana María Fischer, Ediciones Alfabia, 2014

El poeta y el pintor (Ana Rodríguez Fischer)

Ana Rodríguez Fischer
Ediciones Alfabia
2014
169 páginas

Si en Muerte súbita de Álvaro Enrigue el autor enfrentaba a Quevedo y a Caravaggio, en esta novela Ana Rodríguez Fischer juega con la posibilidad de un encuentro entre Góngora y El Greco. El poeta y el pintor del título. Lo sitúa en 1610, en la ciudad de Toledo, cuando Góngora deja Madrid para volver a su tierra cordobesa.

Hay un claro vencedor en esta historia y es El Greco, quien se erige como protagonista absoluto mientras que Góngora actúa como convidado de piedra ante el genio del griego y sus reflexiones (lo más interesante de la novela) acerca de su arte que no entiende de una anatomía que le ponga trabas, bajo el supuesto de que es la proporción la verdadera hermosura, algo que está más allá de la geometría y más próximo a la intuición, donde El Greco defiende la imaginación, rompiendo los corsés del método, pues para él, el arte va más allá de copiar, de imitar y quien haya visto los cuadros del Greco (como el de la portada que lleva por nombre, Vista de Toledo) gusten o no, no podrá negar su singularidad, un estilo propio, sobre el que la autora también abunda.

Góngora ve, escucha y aprende del Greco que oficia de maestro, pues el arte entendido como disciplina transversal le permitirá a Góngora ampliar sus horizontes literarios tras su encuentro con el Greco, o eso parece darnos a entender.

No carece de interés esta novela (no histórica, o al menos no estaba en el ánimo de la autora que así resultara) más próxima al ensayo, aunque en ciertos momentos haya tenido la sensación de caminar por una tierra de nadie, como si la narración quedara en manos de esa danza de luz y de las sombras y tras el encuentro de ambos, todo lo posteriormente narrado fuera ya oscuridad.