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El fantasma de Canterville (Oscar Wilde)

El fantasma de Canterville, publicado en 1887, supone una vuelta de tuerca en la fantasmagoría libresca, por obra de Oscar Wilde (1854-1900), que nos presenta a un fantasma por el que acabaremos sintiendo lástima.
Una familia burguesa americana compra un castillo con fantasma incluido en la campiña inglesa, cuya presencia fantasmal no les arredra en absoluto, más bien al contrario, les resultará un entretenimiento, pues el centenario fantasma de Canterville tendrá que lidiar con toda clase de obstáculos, chanzas, afrentas físicas y psíquicas por parte de esta familia que se pitorreará de él a la cara y que no se lo tomará nada en serio. Un fantasma que a pesar de tener dones como la capacidad de atravesar muros y cualquier otro objeto, y la inmortalidad, también sufre el achaque de los huesos y las asechanzas, por ejemplo, de la humedad.
Superando el humor que recorre todos los acontecimientos del relato, el broche lo pone un final donde el amor está por ver si es lo que media entre la vida o la muerte, o si es lo que remeda a esta última, cuando Virginia, una de las inquilinas, con toda su pureza, juventud, bondad y amor, logre devolver al fantasma a manos de la muerte, a fin
de que esté alcance de una vez por todas el descanso que anhela.

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Los fantasmas (César Aira)

César Aira Los fantasmas portada libro Editorial Mondadori

El lector omnívoro no entiende de géneros literarios y no literarios, razas, volúmenes, distancias, países, soportes, ni fronteras. Lee de todo y lo hace con ávidez porque una vida es muy poco tiempo para todo.
Así, al tun tun, he llegado hasta César Aira (Argentina, 1949), que el año pasado publicó en España con El Grupo Random House Mondadori El congreso de la literatura y en el presente año, de momento, Los fantasmas y Relatos reunidos.

Los fantasmas es un libro breve de 146 páginas, donde no hay capítulos, ni secciones, ni hojas en blanco. Ni un sólo párrafo en blanco desde la página 7 hasta la 146. Eso no impide que esta lectura sin tregua enganche, lo cual no me deja de sorprender, porque el autor empieza hablando de una cosa y se va varias veces por los Cerros de Úbeda, para luego retomar de nuevo el rumbo de la historia, minimamente, para ensoñarse de nuevo con devaneos tales como los pelajes de los adolescentes, la conformación de las estrellas en el firmamento, los Chilenos vs los argentinos, los fantasmas maricas, las telenovelas, la arquitectura tribal africana, los elementos de la geometría australiana.

¿Una tomadura de pelo o un desmelenamiento donde tiene cabida y lugar?. Eso queda a criterio del lector. A mí, después de esto, me quedan ganas de leer sus Relatos unidos, donde César, al parecer se mueve con soltura y mucho arte. Lo veremos/leeremos.