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Un verano con Montaigne (Antoine Compagnon)

En Un verano con Montaigne, Antoine Compagnon reúne, el trabajo realizado para una emisora de radio, en la cual durante un verano, dedicó unos pocos minutos a hablar diariamente sobre Montaigne.

El libro lo forman 40 capítulos. Sabedor de que reducir los ensayos de Montaigne a 40 capítulos o esbozos es una locura, pero también una provocación tentadora, Compagnon asumió el desafío y creo que sale muy airoso.

La directa sería leer los Ensayos, pero la falta de tiempo y de ganas, sumadas a la curiosidad que sentimos hacia Montaigne nos puede acercar hasta un libro como este de Compagnon y disfrutarlo en su justa medida. Ordine ha hecho ahora algo con los Clásicos para la vida (entresacando unos párrafos y comentándolos), que me ha gustado bastante menos que este.

Montaigne, sería defendido y reivindicado luego por filósofos como Nietzsche o por escritores como Thomas Bernhard, entre otros muchos. Montaigne tenía como maestro supremo a Sócrates, lo cual nos da una idea bastante acertada de cuál es la manera que tiene Montaigne de entender su existencia, apelando a la humildad, sustrayéndose al artificio, a la pomposidad, abundando en la incertidumbre, cuestionándose siempre todo. Montaigne escribe sus ensayos para conocerse, para lidiar con el tedio, para divertirse, y le resulta ser una ayuda contra la melancolía y acaba fundiéndose con sus Ensayos; el libro y su persona es todo uno, se confunden el modelo y la copia, una copia que sale mejorada, dice. Una escritura que le permitió tomar control de sí mismo, hurtándose a la locura.

Los 40 capítulos nos permiten entender mejor las ideas que Montaigne tenía sobre la religión, la colonización, la fe, la tortura, la educación, su interés por las vidas ajenas (tanto que acabaría escribiendo la suya propia), muy presente siempre Plutarco, no está preocupado por la historia en mayúsculas, sino por las anécdotas, por los tics, no tanto por los actos sino por las decisiones que las engendran, la preeminencia de las armas (que disuaden) sobre las letras (que en el mejor de los casos, persuaden), la amistad, el amor y los libros (los tres pilares) su creencia en que hay que recelar y cuestionar la autoridad, su apelar por ejemplo a la docta ignorancia, no la del que se niega a saber o a conocer, sino la de aquel que después de saberlo y conocerlo todo llega a la conclusión de que no sabe nada, que apenas conocemos una pequeña parte de todo: Sócrates en estado puro.

En definitiva, este libro de Compagnon, que no me ha acompañado un verano, sino un día, me ha resultado muy jugoso (y también insuficiente) y cumple creo con creces su cometido, que es interesarnos tanto por la figura de Montaigne, que la lectura o espigamiento de sus Ensayos devenga un imperativo.

Paidos. 2014. 168 páginas. Traducción de Núria Petit Fontserè

Ecce homo

Ecce homo (Friedrich Nietzsche)

La lectura de este libro supone mi primer acercamiento a la figura de Nietzsche, más allá de lo que en el instituto estudiamos, a la carrera, sobre su novela Así habló Zaratrusta y su superhombre, que dicho sea de paso, me cayó en la Selectividad.

Dice de sí mismo Nietzsche que él no es un hombre, es dinamita y el libro, sí, es incendiario.

Un libro este, breve pero intenso, donde en poco más de cien páginas Nietzsche nos habla de él, en unos términos que no eluden su ego desmedido. Basta ver cómo comienza cada capítulo: ¿Por qué soy tan inteligente?, ¿Por qué soy tan sabio? ¿Por qué escribo tan buenos libros?…

El libro resulta entrañable, sincero y visceral, cuando el autor nos habla de su hermana y de su madre. Las anécdotas sobre su hermana y la manera en la que ésta, vía censura, ha menoscabado la obra de Nietzsche es tan hilarante como trágica.
Habla Nietzsche de sus lecturas. Solo los autores franceses le gustan y arremete una y otra vez contra lo alemán, sea en lo social, como en lo cultural.
Da cuenta de su relación con Wagner y con la mujer de éste, Cósima (un libro que quiero leer sobre las cartas de Cosima a Nietzsche, es este. Arremete Nietzsche contra Schopenhauer, en la creencia de que la única filosofía buena es la suya.
Otros capítulos los dedica a dar más pistas sobre sus libros: Aurora, El crepúsculo de los Dioses, y en especial sobre Así habló Zaratrusta.

La posición del autor sobre las mujeres se explicita en estos términos: “Emancipación de la mujer”, esto representa el odio instintivo de la mujer mal constituida, es decir, incapaz de procrear, contra la mujer bien constituida – la lucha contra el “varón” no es nunca más que un medio, un pretexto, una táctica. Al elevarse a sí misma como “mujer en sí”, como “mujer superior”, como “mujer idealista”, quiere rebajar el nivel general de la mujer; ningún medio más seguro para esto que estudiar bachillerato, llevar pantalones y tener los derechos políticos del animal electoral. En el fondo las mujeres emancipadas son las anarquistas en el mundo de lo “eterno femenino”, las fracasadas, cuyo instinto más radical es la venganza… Todo un género del más maligno “idealismo” –que, por lo demás, también se da entre varones, por ejemplo en Henrik Ibsen, esa típica soltera vieja– tiene como meta envenenar la buena conciencia, lo que en el amor sexual es naturaleza…

Entiende Nietzsche la enfermedad como un regalo, como un destino.

Nos trata de hacer ver Nietzsche que sus libros no se leen, se sienten, se experimentan, aunque apenas nadie los comprenda. En definitiva, nos viene a decir, leerlos es una experiencia superior, un elevamiento, una vivencia.

Sin llegar a tanto, la lectura de este libro, sí que logra irritar y excitar el intelecto.

Leeré, dentro de unos meses, Así habló Zaratrusta, aprovechando la reedición que ha sacado al mercado Alianza Editorial.

Resumen de lecturas 2017

www.devaneos.com 2017 ha sido un año de copiosas lecturas. Si a esto añadimos la cuidadosa selección llevada a cabo antes de proceder a las mismas y algunas recomendaciones ajenas muy atinadas, no es raro que el número de lecturas muy satisfactorias las cuente por decenas. Aunque también se han colado algunas lecturas nefastas como Henry y Cato (Iris Murdoch), El jardín colgante (Patrick White), Estanque (Claire-Luise Bennett) o Días entre estaciones (Steve Erickson).

No descubriría nada nuevo si hablase maravillas de clásicos indiscutibles como Cien años de soledad (Gabriel García Márquez), Las ilusiones perdidas (Honoré de Balzac), Fortunata y Jacinta (Benito Pérez Galdós), Los Maia (Eça de Queiroz) o La muerte de Ivan Ilich (León Tolstoi).

Las tragedias griegas de Esquilo, Eurípides y Sófocles, Crimen y Castigo (Fiodor Dostoievski) y Lord Jim (Joseph Conrad), las he disfrutado, pero no tanto como suponía, quizás por las altas expectativas creadas.

978-84-8191-634-8[1]Otras novelas desconozco si ostentan hoy ya la categoría de obra maestra pero me parecen novelas sobresalientes, como Yo el supremo (Augusto Roa Bastos), Los detectives salvajes (Roberto Bolaño), Las puertas del paraíso (Jerzy Andrzejewski), Mortal y Rosa (Francisco Umbral), Mazurca para dos muertos (Camilo José Cela), El otro proceso de Kafka (Elias Canetti), Tiempo de silencio (Luis Martín-Santos), El gran momento de Mary Tribune (Juan García Hortelano) y Prosas apátridas (Julio Ramón Ribeyro).

De los libros publicados estos últimos años he disfrutado mucho con Pensar y no caer (Ramón Andrés), Socotra, la isla de los genios (Jordi Esteva), Ángeles rebeldes (Robertson Davies) El camino de los griegos (Edith Hamilton), Antagonía (Luis Goytisolo), El entenado (Juan José Saer), Mientras nieva sobre el mar (Pablo Andrés Escapa), La felicidad de los pececillos (Simon Leys), Los demonios del lugar (Ángel Olgoso) Fragmenta (Javier Pastor), Terraza en Roma (Pascal Quignard), Calle de las tiendas oscuras (Patrick Modiano), La flor azul (Penelope Fitzgerald), y El dependiente (Bernard Malamud).

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De los libros publicados y reeditados el año pasado y que no me dio tiempo a leer, y los he leído durante este año, destacaría obras muy notables y muy recomendables como:

El evangelista (Adolfo Ortega)
La condición animal (Valeria Correia Fiz)
La dimensión desconocida (Nona Fernández)
El desapercibido (Antonio Cabrera)
Muerte de un silencio (Clémence Boulouque)
Memoria del vacío (Marcello Fois)
Tardía fama (Arthur Schnitzler)
Nefando (Mónica Ojeda)
Patas de perro (Carlos Droguett)
Cada día es del ladrón (Teju Cole).

De los libros publicados, reeditados y leídos este año 2017, mis favoritos han sido: Sigue leyendo