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I Festival Palax Logroño Palacio de los Deportes 11 de Mayo

I Festival Palax Logroño

Ayer, 11 de Mayo en el Palacio de los Deportes, en mi ciudad de Logroño, asistí al I Festival Palax. Palax, es una cerveza riojana que acaban de lanzar recientemente al mercado. En el botellín de cerveza no se hace mención alguna a su origen riojano, pero la fabrican en Nalda. Esta cerveza es tan riojana como el vino o nuestro aceite. Una cerveza, la Palax, que dicho sea de paso, está muy lograda. Tiene cuerpo y un agradable sabor afrutado.
Las puertas las abrieron a las 20.30 h. A esas horas estábamos cuatro gatos en las gradas, y un par de personas delante del escenario sentados, cogiendo sitio.

Este Festival recogía un monólogo de humor a cargo de Ernesto Sevilla, la actuación de una concursante del programa La Voz, Maika Barbero, una actuación de un grupo integrado en su mayor parte por discapacitados, Motxila21 junto a Marea y como fin de fiesta, El Drogas, ex de Barricada que sigue en pie de guerra, a sus años.

Ernesto Sevilla se plantó en el escenario y logró hacernos reír, soltando por su boca, un buen montón de burradas de todo tipo. Su humor chanante o bien te descoyunta la mandíbula o se te queda un careto que parece que te han empalado. Ernesto no dejó títere con cabeza. Empezó haciendo chascarrillos sobre el muñeco-Rajoy, le dio un buen repaso a la capilaridad de la Pantoja a la falta de inteligencia de Paquirrín (monóculo en 3D), a las adiciones de Marichalar y los tiros que se da Froilán, al carterista Urdangarín, a Maria Teresa Campos, en un apartado acerca de esos humanos que parecen animales puestos de pie. Ernesto hizo la gracia sobre las relaciones necrófilas, sí, follar con muertas, o con mujeres tan pasivas que lo parecían, sobre acostarse con caballos, o con mujeres que tienen su misma cara-quijada, Sarah Jessica Parker, por ejemplo.
Sobre las tendencias que nos vienen de Estados Unidos, como el blanqueamiento anal, los estragos de la adolescencia, espacio en el que el cerebro humano solo alberga un pensamiento: folllar. Y potar en el coche camino de la costa con la familia, y oír las coñas marineras sobre su hermana, cuando se queda bizca, sobre aquel amigo que se depiló las cejas pelo a pelo y nunca ligaba porque se corregía ese erial cárnico con corrector y la gente pensaba que tenía unos cambios de humor muy bruscos. Chascarillos surrealistas y delirantes no aptos para todos los estómagos, ni sensibilidades.
Ernesto tiene su gracia, a pesar de todo. En línea con lo que fue su monólogo, acabó su actuación, con dos espectadores sobre el escenario que le ayudaron en los chorus a cantar ese temazo titulado «Hijo de puta«. Sí, hay que decirlo más. En fin…

Después de Ernesto, subieron al escenario y lo ocuparon en su totalidad los navarros Motxila 21, junto a Kutxi y otros miembros de Marea y El Drogas. El grupo Motxila 21, entre sus 21 componentes hay 12 chicos y chicas con síndrome de down (y otros 9 voluntarios con otro tipo de síndrome según nos refirió su vocalista), lo cual no les impide apasionarse con la música y tocar distintos instrumentos: tambores y saxofones. El lider del grupo hablaba inglés, vasco y castellano y le gustaba mucho la pelota, así que se nombró al de Tricio, Titín. Y tocaron unos cuantos temas. Uno con El Drogas y otro con el Kutxi. Me gustó ver a un grupo de personas superando sus límites, los que a menudo les imponemos los demás. Las canciones eran en euskera. Para alguien, como el menda, que apenas sabe cuatro palabras en esta lengua como esternokleidomastoideo, chacolí o chapela, me limité a disfrutar de la música, que no de las letras.
Me hubiera gustado haber escuchado algún tema más de Kutxi y su voz cazallera. Como reclamo, en la foto, ver en el cartel al Kutxi Romero, surtió efecto. El Kutxi en su canción hablo de Emilio López, de Navarrete, el Rey de La Rioja.

He puesto un vídeo de Motxila 21 y El drogas. No tiene mucha calidad pero es lo que da de sí mi móvil.

Y de regalito otro vídeo. La canción, No somos distintos, que Kutxi Romero, el mejor letrista de este país (basta para confirmar esto escuchar temas como Corazón de mimbre, Pan duro, Los mismos clavos, Viento de poniente, Ciudad de los gitanos..), junto a Joaquín Sabina, cantó con los Motxila 21. Además Kutxi Romero publicó el día 14 de mayo un disco titulado «Aquí huele a Romero«, donde Kutxi selecciona treinta canciones, colaboraciones que ha realizado con otros grupos, que han reclamado su presencia a lo largo de estos quince años. Si en estas canciones Kutxi ha aportado su voz, con Motxila 21 es el único grupo, con el que además de voz ha compuesto la música. Ahí es nada.

Después de Motxila 21, le llegaría al turno a Maika Barbero. Maika no es un triunfita. Ella vino de La Voz, programa televisivo que nunca he visto, y tiene un vozarrón. De momento se dedica a hacer versiones sobre música enlatada. Cantó temas de U2, Bon Jovi, Scorpions, The Queen, Bonnie Tyler, entre otros. Y nos presentó un single de su cosecha, En tus manos. El cual ha sido posible gracias a Melendi, nos contó. Maika tiene voz pero le faltan tablas. Uno flipó con semejante voz, escuchando como imita temas míticos, pero ahí queda la cosa. O sacas un disco con letras propias y le das tu impronta, deviniendo un artista singular o te conviertes a la voz de ya en otro triunfito o vocecilla venida a menos en cuatro días y si no al tiempo.

Finalmente El Drogas apareció sobre el escenario. De Barricada conozco unos cuantos temas de mi época juvenil. Del Drogas en solitario apenas conocía ningún tema y cuando éste llevaba ya unos cincuenta minutos sobre el escenario, de pie, a cuatro patas, o reptando, porque al Drogas meterse de todo, le ha dado la elasticidad de un mimbre que se cimbrea y el andar serpenteante de una boa constrictor, me levanté y me fui para mi casa, mientras las tres jóvenes de delante y los dos de al lado se fumaban su cigarrito tranquilamente. Porque aunque parece ser que está prohibido fumar en el Palacio de los deportes, sin ser una plaza de toros, todo el mundo se saltaba la prohibición (y ese Estado Policial, que mencionaba El Drogas en uno de sus ladrillazos) a las torera. No sé si Kutxi saldría a tocar algún tema con El Drogas, En tu agujero por ejemplo. Los que aguntastéis hasta al final que me lo cuenten, si os place, poniendo un comentario.

La entrada costaba 15 euros. Una amiga me la consiguió por 12 euros en un portal de internet. Y durante el concierto en una de las pausas, vimos que en otro portal de descuentos, la vendían por 9,95 €.

Señales que precederán al fin del mundo (Yuri Herrera 2009)

Yuri Herrera portada libro Editorial Periférica
Yuri Herrera
Editorial Periférica
2009
123 páginas

Acabo de leer Plegarias nocturnas de Santiago Gamboa, donde el protagonista es un joven colombiano que está dispuesto a hacer cualquier cosa por encontrar a su hermana a quien tras abandonar Bogotá le ha perdido la pista en Japón.
En esta novela de Yuri Herrera, de título apocalíptico, Señales que precederán al fin del mundo, la protagonista, Makina, es una joven que debe hacer lo propio para encontrar a su hermano mexicano, que ha cruzado a los Estados Unidos y a quien le ha perdido el rastro. Lo curioso, es que no sabía de que iba el libro de Yuri Herrera hasta haberlo leído y me sorprende que ambos guarden semejante similitud, al menos formal, porque luego cada cual tiene su mundo particular y su diversa manera de narrar.

Los libros de Yuri son juguetitos que leo con fruición. Leí La transmigración de los cuerpos y me gustó. Este otro, es una novela minúscula, un artefacto literario de breve extensión, en este caso, 123 páginas en un librito de bolsillo, de los de verdad, de 12×18 cm. Con la lectura de Trabajos del reino (la primera novela de Yuri) completaré el triplete.

Yuri plantea sus novelas como cuentos, que se zampan en un santiamén, y no requieren mayores exigencias que echar mano al diccionario en ciertas ocasiones para conocer el significado de ciertos mexicanismos. Aquí la palma se la lleva el verbo Jarchar. Comenta Paz Soldán que Yuri le contaba un día que sobre un puñado de palabras determinadas escribía sus libros. Cierto o no, aquí el término Jarchar sale hasta la saciedad.

Sin dilación, desde la primera página, Makina siguiendo las ordenes de su madre Cora, se pondrá en camino. Impelida a dejar su tierra mexicana, el Pueblo, la Ciudadcita, el Gran Chilango, y cruzar la frontera, con idea de encontrar a su hermano que atravesó a los Estados Unidos buscando unos terrenos, y de quien ya nadie más supo nada.

Avanzo que no estamos ante el drama de un espalda mojada o de un ilegal sin papeles. Yuri le da a su novela mayor vuelo y pretensiones y como un Forrest Gump actualizado, pero con menos ínfulas, la protagonista de su novela, estará en todas las salsas y asistirá ya en territorio gringo, a un boda gay, a las heridas que deja la Guerra de Irak en el imaginario colectivo, a la mala baba con la que los policías tratan a los mexicanos, a Makina incluida, que se desmarcará con un alegato metido con calzador.

Yuri dota a su prosa de un poder hipnótico, capaz de generar un ambiente enrarecido, deslocalizado, atemporal, con un habil manejo de la jerga y de un lenguaje más depurado, todo ello avivado por unos diálogos certeros, situaciones disparatadas y un sentido del ritmo que te deja en la última página sin darte cuenta, cual viaje en atracción de feria, donde uno abandona la atracción con ganas de más, de hacer otro viaje. Lo haré. De la mano de Yuri.

Ahora, después de unos cuantos meses de calentamiento ya estoy preparado para correr la maratón: David Foster Wallace y su broma infinita. 1208 páginas. La broma me llevará un tiempo consumarla, pero seguiré haciendo lecturas zapeadas.

Plegarias nocturas (Santiago Gamboa 2012)

Santiago Gamboa Plegarias nocturnas portada libro Editorial Mondadori
Santiago Gamboa
Editorial Mondadori
2012
286 páginas

Plegarias nocturnas lo entiendo como un libro de resistencia, si acaso el término todavía es portador de alguna clase de contenido en estos días, donde en los países occidentales, las barricas han reemplazado a las barricadas.

El autor, Santiago Gamboa es colombiano, pero ha vivido en Madrid, París y ahora en Nueva Delhi. Ha viajado y eso le da la suficiente perspectiva como para hablar de su país, Colombia, sin dejarse nada en la manga.

La historia, es una historia de amor fraternal imposible, entre Manuel y su hermana Juana. Al primero lo trincan en un aeropuerto en Bangkok con unas pastillas y las autoridades locales lo acusan de tráfico de drogas. Su vida corre peligro pues en el caso de no declararse culpable lo pueden sacrificar en el acto. Entonces pide ayuda y al reclamo acude el cónsul colombiano en Nueva Delhi (pues en Bangkok no hay consulado colombiano), quien actuará como puente entre Manuel y Juana.

Primero Manuel nos desgrana su historia, sus primeros años, su iniciación a la lectura, su relación con unos padres entregados a la causa de Álvaro Uribe, su comienzo en la universidad, mientras su hermana Juana, es una presencia borrosa, difuminada por sus constantes ausencias, que le llevará al cine, le comprará libros y pintura para sus graffitis, que se preocupará por él, y le ofrecerá todo aquello que suplirá en alguna medida su no presencia.

Cuando el cónsul se implique en cuerpo y alman en la búsqueda de Juana, esa presencia hasta entonces velada, tomará cuerpo y voz para adensar y alimentar la trama.

Situar la historia en determinado momento en Teherán, con aeropuertos y visados de por medio, recuerda mucho a la película Argo y atender a la confesión que Juana hará al consul a lo largo de 65 páginas ininterrumpidas, nos la presentará como una Rosario Tijeras, que ansía ser como la protagonista de la película Colombiana, utilizando el sexo como un arma de destrucción masiva, que manipulada con tiento puede causar estragos.

Pero los personajes, Manuel y Juana, se golpean contra el muro de la realidad y son tumbados.

Manuel y Juana ansían el esperado reencuentro y Gamboa nos mantiene en ascuas hasta el final, y lo que le da entidad al libro y lo hace relevante, es esa pasión que Gamboa siente por su oficio de escribir, de ahí que las páginas estén plagadas de citas, de referencias literarias, como si más que crear algo nuevo, un escritor lo único que puede hacer es añadir algo más en ese palimpsesto que es la literatura universal, dar unas leves pinceladas en ese lienzo de Pollock que es el Mundo.
Y más allá de la literatura que contiene la novela, de esos zigurats literarios con los que rematar una bonita velada entre amigos, está muy presente el contenido político, la denuncia explícita de los ocho años del régimen de Uribe y de los suyos, su connivencia con los paramilitares, su lucha con los terroristas dándoles a probar su misma medicina, una política de chantaje y extorsión con la que bajarse o desaparecer a elementos indeseables que osaran cuestionar las decisiones del Presidente. Un régimen el de Uribe, puesto ahí y apoyado por la clase media, la más servil y aborregada, que llega a creerse eso de que ciertas muertes son necesarias cuando lo que está en juego es la supervivencia de la Patria. Una violencia real y explícita que se vería reemplazada por otra violencia latente.
En ese territorio Gamboa no da puntada sin hilo y la voz descreída y cínica del personaje Echenoz, contada a través de Juana, deja las cosas en su sitio.

Otra cosa que me ha gustado es como maneja el lenguaje Gamboa. Así nada tienen que ver las páginas en las que el Cónsul aparece con las que la protagonista es Juana, a medida que esta se interna en ciertos círculos y ahí el lenguaje colombiano lo inunda todo, con una prosa fluida y absorbente, donde todo es sexo, droga y don perignon.

Plegarias nocturas es bastante más que un libro entretenido, merced a sus múltiples escenarios, a una historia de amor fraternal contrarreloj, ya que contiene un mensaje escondido entre sus páginas, que vale la pena descifrar.