Los cien libros españoles del siglo XXI

Babelia, el suplemento cultural de El País más vendido en España, saca un listado con los cien libros españoles del siglo XXI. La idea del listado es orientar al lector, ya que se publican 80.000 títulos al año (si consideramos los títulos españoles la cifra será menor) y es fácil confundirse leyendo lo que no debe. Lo propio sería leer esos 80.000 títulos y entonces ofrecer una jerarquía, la cual, no obstante estaría siempre supeditada a los gustos de cada cual.
Si alguien fuese capaz de leer un libro al día, al final del año habría leído 365 libros, que ya es mucho leer, y que sobre los 80.000 publicados supondrían un ínfimo 0,45%. Pues bien, Babelia sobre ese (inalcanzable) 0,45% de libros leídos por sus expertos quiere orientarnos, a fin de que los lectores sepamos qué leer.

Si analizamos el listado vemos que la mitad de todos los libros pertenecen en particular a Anagrama, Tusquets, Alfaguara y Seix Barral, y casi la totalidad a tres grupos editoriales (Planeta, Grupo Feltrinelli y Penguin Random House Grupo Editorial) y que algunos escritores (casi todos ellos colaboradores de El País, como Javier Marías, Almudena Grandes, Fernando Aramburu, Marta Sanz o Enrique Vila-Matas), se repiten varias veces.

Esta supuesta labor de ORIENTACION es más bien una manifiesta tarea de INVISIBILIZACIÓN del 99% de las editoriales de este país, y de los escritores que ven ahí publicados sus libros, libros que los críticos y expertos desconocen, que por tanto no leen ni critican y por eso no aparecen en esta lista tan parcial.

Este listado para mí es PUBLICIDAD.

He leído otros libros españoles, a mi parecer, muy buenos:

Años de mayor cuantía (Tomás Sánchez Santiago)
Años de mayor cuantía
De culebras y extraños (Celso Castro)
De culebras y extraños
De corazones y cerebros (César Martín Ortiz)
De corazones y cerebros
San, el libro de los milagros (Manuel Astur)
San, el libro de los milagros
Nembrot (José María Pérez Álvarez)
Nembrot
Los extraños (Vicente Valero)
Los extraños
Espíritu áspero (Gonzalo Hidalgo Bayal)
El espíritu áspero
La noche feroz (Ricardo Martínez Salmón)
La noche feroz
Divorcio en el aire (Gonzalo Torné)
Divorcio en el aire
Invierno (Elvira Valgañón)
Invierno
La pasión de Rafael Alconétar (Mario Martín Gijón)
La pasión de Rafael Alconétar
No cantaremos en tierra de extraños (Ernesto Pérez Zuñiga)
No cantaremos en tierra de extraños
Sur (Antonio Soler)
Sur
Fosa común (Javier Pastor)
Fosa común
novienvre (Luis Rodríguez)

La pecera (Juan Gracia Armendariz)
La pecera
Los príncipes valientes (Javier Pérez Andújar)
Los príncipes valientes
El señor de las periferias (Jesús Montiel)
El señor de las periferias
Dicen (Susana Sánchez Arins)
Dicen-Susana-Sanchez-Arins (1)
Vida económica de Tomi Sánchez (Javier Sáez de Ibarra)
Vida económica de Tomi Sánchez

Incluso libros de relatos, que esta lista ningunea totalmente, como Astrolabio (Ángel Olgoso)
Astrolabio
Estabulario (Sergi Puertas)
Estabulario
Historia secreta del mundo
Historia secreta del mundo
Fábrica de prodigios (Pablo Andrés Escapa)
Fábrica de prodigios
por citar algunos. O maravillas del género del ensayo como El peón (Paco Cerdà)
El peón
El poeta que preferiría ser nadie (Jaime Fernández)
El poeta que preferiría ser nadie
De paseo por los limbos (Ana Adell)
De paseo por los limbos
Todo lo que crece (Clara Obligado)
Todo lo que crece
En la ciudad dormida (Gabriel Insausti)
En la ciudad dormida

Y como digo en los comentarios añado también los libros sugeridos por otros lectores como hoeman.
La buena letra (Rafael Chirbes)
La buena letra
Saber perder (David Trueba)
9788433973474
Corre, rocker (Sabino Méndez)
corre-rocker

Y dos sugerencias de Milagros.

Jugadores de billar (José Avello)
Jugadores de billar

La subversión de Beti García (José Avello)
La subversión de Beti García

Elogio de la imaginación

Elogio de la comunicación

Dentro de los Encuentros de Pamplona 72-22, que se desarrollan del 6 al 18 de octubre en diversas sedes de la capital navarra, esta mañana a las 11 en el edificio Civivox Condestable, en Pamplona, ha tenido lugar la mesa redonda titulada Elogio de la imaginación con Roberto Valencia (Al final uno también muere) como moderador y con Belén Gopegui (La escala de los mapas), Ignacio Echevarría y Juan Tallón (Fin de poema) como invitados.

Descontado el tiempo para las preguntas de los asistentes y la presentación de Roberto, la hora y cuarto restante me ha resultado muy corta.

La mayor presencia de libros de autoficción parece que quita protagonismo a la ficción en las novelas hoy en día. Ficción que hay que reivindicar. No toda, claro está, como ha puntualizado Belén, siguiendo las palabras de Susan Sontag, en la necesidad de hacer categorías en la ficción y no meter todo en un mismo saco. Tallón ha comentado que siente que las novela basadas en hechos reales presentan para los lectores un aval, en relación a aquellas que no lo están.
La ficción fue la manera de hacer ver que las historias de la religión eran falsas, también una herramienta para cuestionar el poder. La ficción no se mueve en términos de verdadero o falso y es capaz de cuestionar cada cosa. Hoy parece que las fronteras entre lo que es ficción y lo que no lo es, se desmoronan porque las novelas presentan elementos de ambas y tienden a confundirlo todo. Gopegui reflexiona acerca del valor del testimonio, acerca de qué me quiere contar el otro, cómo me lo quiere contar, qué espera de ese testimonio, si cae en lo obsceno o no, porque uno tiende más que a contar, a justificarse, a contarse, a contarnos, con un relato capaz de redimirlo, ¿dónde queda la sinceridad? Gopegui busca más el pensamiento que la emoción en la lectura, el leer nos lleva a hacernos preguntas no a embaucarnos. Comentaba también Belén cómo la realidad se convierte hoy en un relato, cuando habría que dar más importancia a los hechos y que esto es así porque no se hace bien la labor política. El ejemplo es la guerra en Ucrania. Lo que nos llega es un relato que impide cuestionarnos nada, cualquier movilización, un No a la guerra, por ejemplo. Asimismo ha comentado Belén la tendencia ombliguista de cierta autoficción masculina, y cómo la autoficción femenina atiende a la necesidad de contar sus historias, porque nadie las había contado antes. Pensemos en Gornick.
La realidad, ha apuntado Tallón es hoy a la carta de cada usuario, donde cada uno se hace su propia realidad, cuando la realidad, ha matizado Belén es una, si bien, cada cual la interpreta a su manera, en un horizonte, como ha señalado Ignacio, más homogéneo, porque la realidad nos entra casi en su totalidad y a todos por igual, a través de los teléfonos móviles.

Una conversación a cuatro bandas muy amena y sustanciosa.

Y como regalo he podido conocer a Roberto Valencia y saludar a J. A. González Sainz (La vida pequeña. El arte de la fuga).

Encuentros de Pamplona 72-22

Encuentros de Pamplona 72-22

Asylum

Asylum (Javier de Isusi)

Asylum, en latín asilo, del grigo ásylon, lugar inviolable.

Javier de Isusi en Asylum nos cuenta las vidas de personas de distintos países que se vieron obligadas a abandonarlos y exiliarse.

En España, después de la guerra civil, en el bando republicano, el bando perdedor, medio millón de personas hubieron de exiliarse hacia Francia. Una de ellas es Marina. El recibimiento en Francia no es tal, confinadas en campos de concentración, en una playa. Por delante el mar, por detrás una valla. El exilio es destierro y desgarro y la esperanza es el asilo. Una historia, la de Marina, que me recuerda mucho a la de Marcial, el protagonista de mi novela Muerto de risa. Porque Marina deja España para exiliarse en Francia y después volver a nacer en Venezuela y luego regresar a España, cuarenta años después, y acabar en un asilo, en donde se inicia la historia. Muchos su renacer lo tuvieron en Méjico país que siempre estuvo dispuesto a acoger a los españoles que se exiliaron.
Exiliarse es partirse en dos. Escuchemos a Eduardo Halfon.

Otros testimonios son el de la nigeriana Aina, la cual al verse obligada a casarse con quince años decide huir para ser luego explotada sexualmente; Christopher, ugandés, cuya vida corre peligro en su país por ser homosexual, huye a Kenia pero allí su situación no mejora. Sanza, congoleña, que tras ver morir a toda su familia acaba en el campo de refugiados de Goma, buscando luego llegar a Europa por Melilla. Y la mejicana Imelda de Ciudad Juárez que huye de méjico con toda su familia al ser amenazada y con serio riesgo de ser desaparecida. Las existencias de todos ellos confluyen en el comic en un mismo espacio, en una vivienda.

Asylum

Cada exiliado busca salvar la vida, y mejorarla, y ahí entran en juego los demás, nosotros, los acogedores. Llegar a España para cada uno de ellos ha sido una odisea, casi un milagro. Y para la mayoría si lo logran, si logran ponerse a salvo, sienten que no son nadie, que son invisibles. Por eso el papel tan importante que juegan organizaciones como la Comisión de Ayuda al Refugiado en Euskadi, y cada uno de nosotros, si al mirar a un extranjero, a un exiliado, a un desterrado, somos capaces de ver a un ser humano.

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La señorita Else (Manuele Fior)

Manuele Fior (autor de Cinco mil kilómetros por segundo) adapta la nouvelle La señorita Else de Arthur Schnitzler (escrita en 1924), con traducción de Lucía Bermúdez Bermúdez, autor de novelas como Morir, Tardía fama, Apuesta al amanecer, Relato soñado, El teniente Gustl, entre otras, o de libros de aforismos como Relaciones y soledades, que he reseñado en el blog.

La dificultad en el cómic de Fior consiste en ilustrar el monólogo interior de la joven (que en el cómic se sustrae casi en su totalidad) y acaudalada Else, quien a sus diecinueve primaveras se ve en la tesitura de adoptar una acción que puede marcar definitivamente su existencia. Else veranea en un hotel en San Martino di Castrozza, con sus familiares, su primo Paul tirándole los trastos, recibe un telegrama de sus padres, en el que le urgen a conseguir dinero del señor von Dorsday, un amigo de los padres que se encuentra en el mismo hotel, un vejestorio que pretende a Else desde su mocedad, y que está dispuesto a soltar la panoja, pero exigiendo algo a cambio. Si no reciben el dinero el padre irá a la cárcel, para luego suicidarse, piensa Else.
La señorita Else

En las ilustraciones de Fior es apreciable la influencia de los cuadros de Klimt o Egon Schiele. Los tonos vivaces del comienzo, a medida que crece la angustia y la desesperación en Else se irán tornando más apagados y oscuros, tiznando su espíritu de una nube negra capaz de desaparecerla.

La señorita Else

La decisión de Else recae sobre ella, pues sus padres parecen querer jugar en su persona su última carta (aunque según vemos las deudas familiares vienen de antiguo), sin estar dispuestos a dar la cara, dejando el peso en los hombres de su hija, la cual anhela llevar una vida despreocupada y a quien la desvergüenza autoimpuesta bien puede suponer su final, dándole vueltas a qué hacer, a cuales son los límites del honor, de la decencia para una dama.

Bueno.