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El fulgor de la pobreza (Luis Mateo Díez)

El fulgor de la pobreza

Después del varapalo -ya esperado- sufrido con la lectura de La Catedral del Mar de Ildefonso Falcones (el libro más vendido en España en el 2006), pero reconfortado por la anterior lectura de el Héroe de Manuel Rivas, tenía ganas desde hacía tiempo de leer algo de Luis Mateo Díez (Villablino, León 1942). Este escritor leonés viene avalado por premios de la relevancia del Premio Nacional de Literatura y el Premio de la Crítica, por “La fuente de la edad”. En el 2000 obtuvo con “La Ruina del cielo” el Premio Nacional de Narrativa y el Premio de la Crítica. Además Luis Mateo Díez es miembro de la Real Academia Española desde mayo de 2001. La tarjeta de presentación pues no puede ser más halagüeña.

Elegí este libro de Luis y no otro, a raíz de una entrevista en la radio, dónde éste presentaba “El fulgor de la pobreza” que se publicó a finales de septiembre de 2005, y me encandiló. Luis es de esos escritores que habla tan bien como escribe. Durante todos estos años ha compaginado su oficio de escritor con su labor como funcionario del Cuerpo de Técnicos de Administración General del Ayuntamiento de Madrid.

El fulgor de la pobreza se compone de tres relatos cortos: El fulgor de la pobreza, La mano del amigo y Deudas del tiempo, de unas setenta páginas cada uno. Luis da buena muestra de su perfecto dominio del lenguaje. Los tres relatos relatos comparten la misma desesperanza y elementos comunes: la necesidad de huir, la amistad corrompida por la traición o el recuerdo como vía expiatoria.

En el primer relato, Cosmo, un hombre de negocios desaparece el día que su hija cumple 25 años, dejando una breve nota de despedida. Su hija, aquejada de una enfermedad, que no se describe pero que la consume, trata de entender la conducta de su padre, encontrar los porqués a la conducta paterna. Todo sucede como consecuencia de que la semilla de la pobreza ha germinado en el corazón de Cosmo y todo cuanto le rodea a éste se le antoja ahora fútil. Nada puede por tanto volver a ser igual que antes.

En el segundo relato, La mano del amigo, comienza con Roncel precipitándose al vacío al recelar de la mano que le presta su “amigoElio. Para llegar hasta este momento, el autor va dando forma a la fábula, en la que los chicos que formaban parte de la cuadrilla «miraban pasmados desde un tiempo al que probablemente ni siquiera pertenecían» de Elio y Roncel aportan datos, que permiten al lector conocer la especial relación que mantenían los amigos: no se enamoran, pero que se comportan como tales, en una relación alimentada por el amor y el odio. Hay interesantes descripciones acerca de la racionalidad de la amistad, de su componente bondadoso y desinteresado, de estar ahí a las duras y a las maduras. Todo ello basado en la confianza como elemento cohesionador, cuya fortaleza permite superar los escollos inevitables que surgen en el día a día y cauterizador de las heridas y afrentas, incluso de la delación.

En el tercer relato, Deudas del tiempo, la historia ahonda también en el pasado. Dacio que así se llama el protagonista, regresa a Armenta tras haber emigrado de joven y dedicado su vida al trabajo. Cuando su mujer fallece, Dacio sin ser acreedor del afecto de los hijos decide volver. Tras sufrir una angina de pecho busca tranquilidad en el pueblo de Buril, cuidado por Lumina. Dacio busca tranquilidad en la soledad, sin pretender pasar más allá de un cordial saludo con sus vecinos, hasta que recibe la visita de Tello Leda, vecino de Doza, que porta una fotografía. Dacio orilla sus resquemores y baja la guardia, iniciando una amistad con Tello, el cual quiere charlar con él, demandando información sobre un familiar suyo que viajó en el Veracruz, el mismo barco en el que Dacio inició una nueva vida, cuando lo dejó todo para convertirse en “emigrante”, y del que nunca más Tello y los suyos volvieron a saber nada. Dacio no puede morir en paz, hasta que salde sus deudas. «Tantos años de sufrimiento y trabajo contribuía a afianzar unos poderes que su propio carácter habia ido asimilando, hasta que en su modo de ser se produjeron todas las transformaciones precisas para que las emociones se enfriaran y la voluntad derrotara a los sentimientos o al menos, los pusiera en su sitio, sin que las responsabilidades se contaminasen más de lo debido, por encima de lo que no fueran los intereses y un razonable criterio de consideración y eficacia».

En la fotografía de Tello hallará el camino a la salvación.

Los dos primeros relatos por tanto comienzan con el hecho ya consumado: la desaparición de Cosmo, y la muerte de Roncel. En el tercer relato sin embargo comienza con Dacio aquejado de una angina pecho, y ha de ir al pasado, de la mano de Tello, rememorar momentos que quisiera sepultar, borrar de la memoria, para saldar la deudas y poder así finalmente descansar en soledad, y lo más importante, en paz.

El libro lo he disfrutado por su concisión y calado, donde hay párrafos que se deben leer varias veces para sacarles todo el jugo. Nada sobra ni redunda, las descripciones tanto como los esponjosos diálogos acrecienten el interés por su lectura.

La catedral del mar crítica del libro de Ildefonso Falcones

La catedral del mar libroMe ha sorprendido mucho el éxito en ventas de este mediocre libro. Lleva ya medio año entre los más vendidos, con una cifra de ventas que supera el medio millón de copias despachadas. (en septiembre de 2007 es más de un millón).
Si a eso sumamos que para el autor Ildefonso Falcones, La catedral del mar, es su primera novela, el negocio ha sido todo un éxito. Ya se dice que han comprado los derechos para hacer la película, y la Editorial Grijalbo va a publicarlo en otros países, siguiendo quizá la estela de otros autores españoles que también están vendiendo mucho fuera de nuestras fronteras (Zafón, Javier Sierra, Matilde Asensi, Julia Navarro..). La catedral del mar es una discreta novela histórica, que nos cuenta los avatares de Arnau, desde que es un siervo de la tierra, hasta que logra ser Cónsul del Mar, y lo que es más importante, contar con el respeto del pueblo. En varias ocasiones estuve tentado de dejarlo, ya que el interés que despertaba su lectura era muy tibio, pero al final mi afán en acabar los libros que comienzo me ha impelido a leerlo del todo.

Si libros como este son éxitos en ventas, se deben principalmente a que en nuestro país se lee poco. Mucha gente lee un par de libros al año, la mayoría de las veces en verano, y un libro de esta clase, de los denominados como «novela histórica» que generan en el lector la ilusión de que aprenden historia, al tiempo que leen y se entretienen, junto con una lectura fácil y donde las acciones en las que se mezcla la aventura con amores y desamores, venganzas, celos, injusticias, etc son bastante previsibles, hacen de estos libros un pasatiempo estupendo, sino que le pregunten a Dan Brown. Leer pocos libros lleva a pensar que éste que tenemos entre manos «es la bomba», cuando es otra fotocopia más de miles de libros anteriores similares, pero mucho mejores como, Los pilares de la tierra, (aunque con éste la única relación que guarda es que como telón de fondo hay una catedral en construcción. Ahí acaban los parecidos), El médico., etc..

Digo lo de la «ilusión» porque si después de finalizar el libro uno se para a pensar las cosas «históricas» que ha aprendido, no son tantas. Conoceremos algunos términos: bastaix, host, cómo eran algunas costumbres de la sociedad feudal, el comportamiento de la inquisición, el papel de la mujer y de los judíos en una sociedad misógina y otros tantos datos de la ciudad de Barcelona y alrededores que a los que sean de la zona seguro que les gusta.

En lo que respecta al libro como he dicho antes me ha dejado muy frío. En momentos puntuales, como el porteo de la piedra, por el joven Arnau, al cual Falcones quiere dotar de una aureola de heroicidad resulta descafeinada, parecido a lo que ocurre en su pasaje final. Parece que el autor ha metido el fuego de metralla al comienzo y fin de la obra, y el tramo intermedio resulta deslabazado y anodino, con unos personajes apocados, y episodios folletinescos de revolcones y amores no correspondidos. Las páginas en las que el autor se explaya explicando los pormenores comerciales de las transacciones marítimas son un coñazo.

Leí por ahí que Falcones, antes de publicar el libro, fue a un taller de escritura, donde los potenciales escritores, recibían consejos sobre como dar forma a una novela. El manuscrito que llevó Falcones, que pasó de mano en mano antes de publicarse y que ahora es el número uno en ventas era «La catedral del mar«. Hemos ganado pues un novelista, que no un buen escritor, que arrasará dentro y fuera de nuestras fronteras. Grijalbo ya le ha dado un dinero a cuenta de su segunda novela.

Se cumple con este libro la relación inversamente proporcional que hay entre la calidad literaria y el número de ejemplares vendidos. Regla que en el caso de las novelas históricas, salvo excepciones, como El último catón de Matilde Asensi, «El Converso» o «Carta desde el fin del mundo» de Manuel Fajardo por citar algunos, se cumple más de lo deseable.

De todos modos mi abuela lo comenzó a leer hace cinco días y ya se lo ha leído y eso que tiene 90 años y no ve demasiado bien. Le pregunté qué le había parecido el libro y me dijo que era muy entretenido. Así que todo lo dicho anteriormente quizá pueda quedar en entredicho.

Y ya de paso ahí van tres recomendaciones: Paradoja del interventor de Gonzalo Hidalgo Bayal, Geografía del Tiempo de A.G Porta y La flor del toronjil de Jose Antonio Ramírez Lozano, porque hay afortunadamente vida más allá de La novela histórica y de La Catedral del mar.

www.devaneos.com

Ladrones de tinta (Alfonso Mateo-Sagasta)

Tal vez sea porque tengo muy reciente la lectura de El Caballero del Jubón Amarillo de Arturo Pérez-Reverte, y se tiende a hacer comparaciones, que como ya sabemos son tan odiosas como necesarias. Los dos libros comparten siglo, léxico, los giros, las expresiones, son similares, pero la enjundia y aureola épica de Alastriste está a años luz de la noñez que manifiesta durante todo el libro Isidoro, un ser gris y apático que ninguna empatía genera en el lector; ni aprecio ni menosprecio, al menos en mi caso.

Se lee de un tirón, no porque sea entretenido, sino porque el autor mete mucha paja, que apenas conlleva ninguna reflexión; creo que hay mucho relleno Sigue leyendo

El caballero del jubón amarillo (Arturo Pérez-Reverte )

El caballero del jubón amarillo

Esta es la quinta entrega del Capitán Alatriste e Iñigo Balboa. En este libro Reverte nos mantiene entretenidos de principio a fin. Emplea un rico lenguaje, maneja e introduce los datos históricos justos para evitar que el libro se haga árido. En este Sigue leyendo