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El respirar de los días

El respirar de los días (Josep Maria Esquirol)

Josep Maria Esquirol
Editorial Paidos
2009
192 páginas

Pocas cosas nos preocupan tanto como todo aquello que guarda relación con el paso del tiempo. Siempre estamos con el tiempo a vueltas. A veces nos gusta acelerarlo, que pasen rápidos los días, otras adensarlo, inmovilizarlo en pos de disfrutar de instantes que quisiéramos eternos. Matamos el tiempo, atesoramos horas muertas. Tenemos hoy la sensación de que todo va muy rápido, que las obligaciones no nos dejan tiempo para hacer lo que nos gustaría, en una sociedad consumista cuyo mercado vomita cada día continuas novedades, donde se nos exige estar al día, estar informados, donde las redes sociales permiten una conectividad que supera las limitaciones del espacio y del tiempo.

Somos presa de nuestros recuerdos, y desde el presente miramos el porvenir, lo venidero, con ilusión y esperanza. El nacimiento se replica cada día con nuevos nacimientos, mientras que la muerte es única y absoluta. Miramos hacia atrás y nos invade la nostalgia, nos gustaría ir allí y quedarnos. Sentimos remordimientos y queremos entonces borrar, diluir, anular.

En nuestro a día son los ritmos los que serenan nuestras existencias, el ritmo circadiano, con sus días y sus noches, la respiración que nos calma, los hábitos alimentarios, ritmos de los que depende nuestra salud basal.

Nuestra afán de perdurar se cifra en nuestra capacidad creadora, artística, técnica. Aquello que hemos hecho nos sobrevive una vez morimos. El tiempo es como un río, una corriente incesante que no se detiene desde que nacemos hasta nuestro final. Es irreversible y ahí le damos vueltas al perdón, dado que esto se acaba, no dura siempre, y a veces el tiempo no lo cura todo, hemos por tanto hacer algo, perdonar. Queremos a menudo apartarnos de ese flujo, quedarnos al margen, perder el tiempo, lo que a su vez nos permite recuperarlo.

Estamos de paso, somos conscientes de nuestra fugacidad, de nuestra inexorable muerte, lo que no implicaría solemnidad ni vanidad, sino más bien tomárnosla en serio, lo cual casa bien con lo humilde, con lo austero. Como dejó bien dicho Virginia Woolf

«No es necesario apresurarse. No es necesario brillar. No es necesario ser nadie más que uno mismo».

Como ya nos advertía Séneca en su ensayo Sobre la brevedad de la vida, vale más la calidad que la cantidad. Montaigne nos dice algo parecido.

«La utilidad de vivir no consiste en el espacio, sino en el uso de la vida, y hay quien vive largo tiempo y ha vivido poco. Lo que viváis está en vuestra voluntad y no en el número de años«.

Es este ensayo de Josep Maria Esquirol un texto para rumiar con calma, casi una manual de consulta que nos puede acompañar siempre, porque en las reflexiones que nos hagamos sobre el tiempo, encontraremos en este ameno ensayo material de sobra con el que reflexionar. Son muchos los autores como Rosenzweig, Lévinas, Arendt, Nietzsche, Sócrates, Montaigne, San Agustín, Cioran, Heidegger, Eliade, entre otros, los que le han dado vueltas a este asunto tan universal, tan humano y al menos para mí, apasionante.

En definitiva, somos el tiempo que nos queda, más lo que hemos ya vivido.

Josep Maria Esquirol en Devaneos | La resistencia íntima, ensayo de una filosofía de la proximidad.

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La nueva educación (César Bona)

César Bona
Plaza&Janés
269 páginas
2015

De las 269 páginas del libro 130 son la suma de páginas en blanco, títulos de capítulos o frases a modo de resumen de lo que dice en el capítulo. Algunos capítulos dejan espacios en blanco lo suficientemente grandes en el encabezado a fin de poder plantar un párrafo en la siguiente página y así ir sumando páginas y que el resultado sea algo parecido a un libro. Un timo.

Bona es popular por su nominación como uno de los mejores profesores del mundo. Un tipo creativo, tenaz, persistente, acostumbrado a ir contracorriente a sacar adelante proyectos para otros docentes impensables. Ahora bien, escribiendo Bona deja mucho que desear.

El título es engañoso porque el ideario de Bona se puede resumir en un par de hojas y la definición de La nueva educación se agota en el título. Todo lo demás es una sucesión de anécdotas y experiencias docentes. No hay sesudas reflexiones, ni una alternativa bien plasmada y sustanciada a la educación actual, más bien frases que beben del sentido común: Los niños son creativos, son capaces de ofrecer más de lo que pensamos, hay que alimentar su curiosidad, dejar que desplieguen sus capacidades, ganarse su respeto no desde la autoridad sino desde el convencimiento, no colgarles etiquetas, atender y velar por sus emociones y sentimientos, etc.

Hay libros que atienden a criterios de oportunidad. Este es un ejemplo.

Franck Maubert

La última modelo (Franck Maubert)

Franck Maubert
104 páginas
Acantilado
2016

Franck Maubert, autor del libro, va a Niza al encuentro de Caroline, la amante de Giacometti cinco décadas atrás, a quien éste conoció cuando ella contaba apenas 20 años, y el artista iba camino de los sesenta. Caroline, que ejercía de prostituta, lo hizo también de modelo, y Giacometti, no pudo resistirse a la juventud, la lozanía, la alegría, la desmesura, en definitiva, de la joven.

Caroline no quiere remover el pasado, pero su conversación con Maubert le brindará la ocasión de reavivar aquellos maravillosos años de mocedad, ahora que la austeridad y las estrecheces presentes, confieren a los años pretéritos de bonanza económica y existencial un fulgor especial.

Caroline irá refiriendo sus encuentros con el artista, la desesperación de éste, si no lograba materializar sobre el papel lo que tenía ante sus ojos, o lo que su cerebro le dictaba que había de ser. Son noches que consumen en locales hasta la alborada, encuentros que se suceden en el tiempo, a intervalos, preservando Caroline su independencia, pues sigue ejerciendo, incluso llega ésta a casarse con un octogenario, pero eso a Giacometti le da igual, pues su relación, no la perfecciona un contrato matrimonial, ya que a su vez él está casado con una mujer a la que confesará que se esposó con ella porque se llamaba igual que su madre, Annetta. Y tratarán Caroline y Giacometti de tener hijos, sin éxito, mientras él sigue trabajando, sufragando los caprichos de su amada, ajeno al dinero, pues lo único que tenía era su trabajo, que lo iluminaba, refiere Caroline.

A pesar de que a Giacomettti el dinero le importara un bledo una escultura de Alberto Giacometti (1901-1966) El hombre que señala, fue subastada el año pasado por 141 millones de dólares. El autor del ensayo, Franck Maubert, deja caer al final de su libro un dato análogo, referido a otra obra de Giacometti, El hombre que marcha, vendida en 2010 por más cien millones de dólares.

Maubert nos ofrece en este ensayo breve pero de gran calado emocional y lirismo bien dosificado, además de interesantes apuntes sobre el acto de crear (y divertidas anécdotas como las salidas de tono de Bacon, su relación con el filósofo Isaku o la no la relación con Picasso), una potente, bella y enternecedora historia de amor, truncada por la prematura muerte de Giacometti, donde contrasta el ayer glorioso, casi invencible, con un ahora que surca el rostro de Caroline que lo apergamina, un ahora solitario, vacío, casi inerte, que se cifra en la soledad, en la enfermedad, pues llega un momento, quizás, en el que el futuro no es otra cosa que la suma de un montón de días abandonados.

Juan Carlos Chirinos

La manzana de Nietzsche (Juan Carlos Chirinos)

Juan Carlos Chirinos
Ediciones La Palma
146 páginas
2016

Si leer es viajar en el tiempo y en el espacio con este libro de relatos de Juan Carlos Chirinos se obra el milagro. Por las páginas asoman personajes reales como Nietzsche, Chomsky, Piaget, Cortázar.

En ese caso tenemos algo de información previa, un contexto o más bien un juicio hecho sobre el personaje, que el relato trata de cuestionar, desbaratar, como sucede con un modosito Piaget niño de naturaleza belicosa, o con un Chomsky aparentemente más preocupado por su economía familiar que por la salvación del mundo.

Hay relatos especialmente brillantes como Memoria involuntaria, La manzana de Nietzche, Decir casi lo mismo o El sueño de los justos, pero los otros no desmerecen para nada, ya que en cada uno de ellos hay (o yo lo encuentro) un hallazgo.

Chirinos ya sea en los relatos más extensos o en los de apenas tres páginas, capta la atención del lector, lo sorprende, lo subyuga y lo hace vibrar, en ese espacio bisagra entre fantasía y realidad, aderezados los relatos con misterio, suspense, magia, humor y carnalidad pues en muchos de ellos palpita el sexo, el deseo, los miembros enhiestos, las vulvas anhelantes. Se suceden los escenarios, distintas ciudades, diversas épocas históricas y como ese Chomsky que entiende un idioma nuevo por arte de magia, el autor muestra su versatilidad ciñendo su fértil lenguaje a cada época, lo que hace de cada lectura una aventura, dando sentido a aquello que a menudo conocemos como el placer de leer, que los buenos libros nos deparan .

En suma, ha sido ésta una lectura muy gratificante.