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Fuera del mapa

Como profesor de geografía social Alastair Bonnett quizás tenga un pase, pero como escritor resulta bastante simplón. No le vamos a pedir la agudeza y erudición de Fermor, pero con estos mimbres un buen escritor obraría maravillas.

Fuera del mapa es ese tipo de libro que resulta muy interesante leyendo la contraportada, pero que si ahondas en él descubres que está hueco. Ni siquiera las ilustraciones dan el pego y hubiera sido mucho mejor haber puesto en su lugar fotos reales. Cuando habla de Zheleznogorsk, dice: en realidad se trata de un lugar que nos habla tanto del pasado como de los altos niveles de privacidad y seguridad que exigen las empresas y los ciudadanos contemporáneos.
Con más de mil millones de usuarios que tiene facebook, y otras tantas redes sociales, que alimentan ininterrumpidamente esta cultura de la retransmisión que nos hemos dado, hablar de altos niveles de privacidad exigidos por los ciudadanos me parece una sandez.

El libro resulta curioso en algún momento cuando Alastair nos viene a decir que los mapas cambian, que lugares que aparecen en el Google Earth no son tales, que no existen, o lagos que dejan de serlo (como el Mar de Aral) para convertirse en desiertos y de paso mete cierto relleno, hablando de un fulano que se ha construido una casa sobre 100.000 botellas de plástico a modo de isla flotante, un transatlántico de lujo que da vueltas alrededor del mundo continuamente sin parar: nido de millonarios y chorradas varias que van muy bien para un artículo de Verne, pero no para un libro que presumo serio.

Para escribir un libro como éste no hace falta viajar a ninguno de los lugares que se mencionan en el mismo. Si buscamos información por ejemplo sobre Tyneham, cuando habla de Arne, encontraremos artículos de contenido muy similar en la red a lo que dice Alastair.
Cuando en sus artículos introduce diálogos de gente de la calle, es ya para echarse a llorar, tal que este fuera del mapa se convierte en fuera del libro, a la voz de ya.

La constelación del perro

La constelación del Perro (Peter Heller 2014)

Peter Heller
2014
320 páginas
Blackie Books

La constelación del perro no es ni de lejos una novela galáctica. Vaya por delante esta jerga futbolera a la par que cósmica para decir que este libro volará todo lo alto que pueda o le dejen, pero casi desde el principio sigue una trayectoria descendente, hasta entrar en barrena, para el lector, equivalente de hastío y sopor. Y todo esto sucede antes de que acometa el Libro Segundo, de los tres que lo integran.
A pesar de lo anterior, les cuento.

El mundo ha sufrido una pandemia y muchos han muerto. Un 99% más o menos. Quedan algunos sobrevivientes como el trío formado por Hig, Bangley y el perro Jasper. Los tres viven en una comunidad excluyente que no admite más miembros y donde las nuevas solicitudes se resuelven a tiro limpio.

Hig es un blando, esto es, alguien que a pesar de ver como todo lo que amaba se ha desmoronado (ha perdido a su mujer), quiere seguir peleando por no perder su dignidad humana ante ese vacío que lo carcome. No siempre lo consigue (lo de ser humano), porque si hay que defender unas cajas de coca cola (quien dice coca cola dice Pepsi o Sprite) no le temblará el pulso al llevarse por delante a quién sea menester, sin importar raza, sexo, ideología, ni edad.

Como contrapunto a Hig está Bangley, experto en armas, huraño, arisco, inasible, silencioso. Este Bangley es algo parecido al Miller de Butcher´s Crossing de John Williams (lean ese libro, ese sí vale la pena), un fulano que como el buen ajedrecista se ofrece como un estratega portentoso que sabe anticipar los movimientos de sus enemigos con antelación, lo cual les permite, de momento, a este peculiar trío (admitimos perro como..) vivir relativamente tranquilos.

Otro personaje clave en la narración es el avión que pilota Hig, al que llama la Bestia. A bordo de ella, Hig reconoce el perímetro, visualiza posibles avances enemigos y se traslada a poblaciones cercanas donde puede acarrear con los enseres que necesitan y/o echar un cable a otros que no alcanzan el estatus de enemigos. Sigue leyendo