9788415325420

Una noche en Amalfi (Begoña Huertas)

Me entero ahora de la muerte de la escritora Begoña Huertas. Hace diez años leí Una noche en Amalfi. Que descanse en paz.

Si el otro día la historia de Fernando Clemot en su libro El Golfo de los Poetas transcurría en La Marina, en Italia, ahora, en el libro de Begoña Huertas, seguimos en Italia, en esta ocasión en el sur, en la Costa Amalfitana.

Hasta allí se va una pareja, Lidia y Sergio a pasar unos días de vacaciones, tras haber dejado el churumbel con la madre de este. Una vez toman posesión de su morada en un B&B un tanto dejado de la mano de Dios, alejado del fragor turístico, pero al que sí llegan los mosquitos que pican y hacen de las suyas.
Lidia se traslada poco después de su llegada a Amalfi a hacer unas gestiones (sabemos que hoy todo es urgente, para antes de ayer, que si no tenemos cobertura nos da el perrencón, que una estancia sin wifi es un camposanto, que si no enviamos un documento de trabajo a la central a pesar de estar de vacaciones nos crujen, etc…).

Luego Lidia desaparece y empieza lo bueno.

La novela de Begoña tiene 154 páginas y lo que consigue en ellas es desasosegar, merced a una atmósfera asfixiante. La situación es verosímil. Tu pareja desaparece y tú que haces ¿esperar? ¿ir a buscarla? ¿devanarte los sesos pensando qué ha pasado? ¿acudir a la policía? ¿dar por buena la ayuda ofrecida por un desconocido medio paranoico y recorrer Amalfi en pos de la amada a horas intempestivas?

Lees el libro y así obtienen las respuestas.

Sabemos que el alma humana tiene zonas de sombra. Es necesario. No todo debe quedar expuesto. Somos humanos, no vasos de vidrio. Con eso juego Begoña. Con la imagen que los demás tienen de nosotros, una imagen que no tiene por qué ajustarse a la realidad ni en lo más mínimo. Con esos espejos deformantes juega la escritora y lo hace bien, porque el libro te lleva sin remisión hasta el final, porque quieres leer a toda costa para saber el final, para saber qué pasa con Lidia, con Sergio, con el amigo misterioso.

IMG_20221126_103244

Sodoma y Gomorra (Marcel Proust)

Sodoma y Gomorra es el cuarto libro de la heptalogía En busca del tiempo perdido de Marcel Proust (muerto hace cien años).
El título de la novela, de referencias bíblicas, nos aboca a la exploración que Marcel Proust, hará tanto de la homosexualidad (Sodoma; raza sobre la cual pesa una maldición y que tiene que vivir la mentira y el perjuicio, pues sabe que se considera punible y vergonzoso, por inconfesable, su deseo, ese deseo que constituye para toda criatura el mayor gozo de vivir), mediante su personaje el barón de Charlus, hermano del príncipe de Guermantes (pretendiendo primero al chalequero Jupien y más tarde al violinista Morel), como del lesbianismo (Gomorra), merced a Albertina -practicante del Safismo (lesbianismo entendido aquí como un vicio, y como tal reprobable)- la novia del narrador.

El caso Dreyfus sigue coleando, dividiendo las opiniones a favor y en contra; juicio personal que supone asimismo otro acerca de los judíos.

El estilo de Proust se mantiene inalterable. Trabajando al detalle cada secuencia, extenuando al lector con el análisis minucioso de la aristocracia que tan bien conoce.

Lo explica bien el traductor Mauro Armiño (responsable de la traducción de la editorial el paseo):

Lo que hace Proust es que, dando vueltas y vueltas por los recovecos, al final dices, pero si esto me pasó a mí, pero no me fijé. Pues él se fija y estuvo años y años sacando matices de todo lo que pensamos y hacemos o dejamos de hacer.

Leo:

Guermantes y no a Luis el Gordo, su hermano consanguíneo pero segundón; en tiempo de Luis XIV, guardamos luto por la muerte de Monsieur, por tener la misma abuela que el rey. Aunque muy por debajo de los Guermantes, se puede citar a los La Trémoïlle, descendientes de los reyes de Nápoles de los condes de Poitiers; a los Uzès, poco antiguos como familia, pero los más antiguos como pares; a los Luynes, muy recientes, pero con el lustre de las grandes alianzas; a los Choiseul, a los Harcourt, a los La Rochefoucauld. Agregue también a los Noailles, a pesar del conde de Toulouse, a los Montesquiou, a los Castellane, y, salvo olvido, a nadie más. En cuanto a todos esos señoretes que se llaman marqueses de Cambremerde o de Vatefairefiche, entre ellos y el último soldado raso del regimiento de usted no hay ninguna diferencia. Lo mismo da ir a hacer pipí a casa de la condesa Caca que ir a hacer caca a casa de la baronesa Pipí: en uno y otro caso es comprometer la propia reputación y usar como papel higiénico un trapo sucio, lo que no está bien.

Como sus comidas y estancias en la casa de la duquesa de Guermantes. Aquí el enfrentamiento es entre la duquesa Cambremer y madame Verdurin. Arrendadora y arrendataria. El pintor Ski reemplaza a otro, Elstir, en las preferencias del «cogollito», en especial de Madame Verdurin.

Saludo con alegría los apuntes etimológicos de Brichot, que por otra parte, según el narrador desvelan el misterio, en favor del conocimiento, sobre el origen de las palabras.

El narrador sigue en su tira y afloja con Bloch, con Saint-Loup. Presentes los celos cuando Albertina anda por medio. Curiosamente parte de la novela transcurre en los vagones de tren en los que se desplaza el narrador camino de sus encuentros sociales.

La presencia de Swann es episódica (como la de Odette, su hija Gilberta o Francisca, la ama de llaves), sumido este en el estado terminal de su enfermedad. La muerte de la abuela, contada en la novela anterior, parece desplegar aquí sus efectos al tomar el narrador conciencia de ella.
El narrador pasea con Madame Villaparisis (tía de Sant-Loup), se enamora de Andrea, pero a tenor de cómo concluye la novela todo parece ir encaminado a una posible boda entre el narrador y Albertina.

Uno de los escenarios de la novela es Balbec, ciudad balnearia imaginaria , a la cual regresa.

No faltan los apuntes literarios, las menciones a Balzac a Chateubriand y sus obras, autores aquí encarecidos. Asimismo a obras de deliciosa lectura como Las mil y una noches.

A partir de aquí me restan tres novelas más: La prisionera, La fugitiva y El tiempo recobrado. 1200 páginas por delante. Más de 2540 páginas ya por detrás.

En busca del tiempo perdido.

1. Por el camino de Swann
2. A la sombra de las muchachas en flor
3. El mundo de Guermantes

Traducción de Consuelo Berges.

Con algunos libros tenemos la posibilidad de leer distintas traducciones, como sucede con En busca del tiempo perdido.

En la edición de Alianza (es la que estoy manejando en mi lectura) Pedro Salinas tradujo los dos primeros volúmenes. El tercero lo hizo Pedro junto a José María Quiroga Pla. El cuarto, quinto, sexto y séptimo corrieron a cargo de Consuelo Berges. Valdemar en el año 2000 hizo la traducción completa obra de Mauro Armiño en tres volúmenes.
Lumen hizo lo propio contando con Carlos Manzano como traductor, en los siete volúmenes.

La editorial El paseo, ha editado ahora los dos primeros tomos de la heptalogía con traducción de Mauro Armiño.

Y Alba, en esa edición de lujo que es Alba Clásica Maior, ha publicado los dos primeros tomos en un solo volumen con traducción de María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego. Traducciones por tanto en curso que desconocemos el recorrido que tendrán, pero que sería bueno llegasen a buen puerto, de cara a ofrecer la traducción de toda la saga completa.

IMG_20221116_145511

Warburg & Beach (Javier Olivares y Jorge Carrión)

Warburg & Beach (Salamandra Graphic) hará las delicias de quien ame la matericidad de los libros, aquellos objetos capaces de exarcerbar nuestro ánimo estético. El diseño del comic me resulta original. A falta de lomo, el libro, desplegado sobre una superficie puede ser leído de izquierda a derecha, como quien visualiza una película. Al finalizar la lectura si le damos la vuelta el libro continúa, en el reverso. Olivares (El extraño caso del Doctor Jekyll y Míster Hyde) despliega todo su talento, con bellas ilustraciones, unas cálidas otras más oscuras, con geometrías lisas. Por las páginas desfilan Sylvia Beach y Aby Warburg, creadores de la librería Shakespeare & Company, en París y la biblioteca Warburg en Hamburgo (hoy Instituto Warburg). Beach fue quien publicó aquel libro de más de un kilo de peso, el Ulises de Joyce. Vemos también a Mary Wollstonecraft, precursora del feminismo, al artista Marcel Duchamp o a Frances Steloff. Carrión es quien se encarga de los pequeños textos que acompañan las ilustraciones, píldoras que nos permiten conocer algo de los personajes mentados, y quizás un cabo, un anzuelo que nos enganche para abundar en sus biografías, al finalizar la lectura de este muy sugerente comic.
Warburg & Beach

Bueno

IMG_20221115_172051

El extraño caso del Doctor Jekyll y Míster Hyde (Santiago García y Javier Olivares)

El ilustrador Javier Olivares y el escritor Santiago García, unen fuerzas para crear El extraño caso del Doctor Jekyll y Míster Hyde (reeditada por Astiberri; antes publicada por SM), particular adaptación de la archiconocida obra de Stevenson. La brevedad del texto, poco más de 30 páginas, son suficientes para poner sobre la mesa el busilis del asunto, que es la doble naturaleza que habita en todo ser, esos dos polos que el doctor Jekyll quiere escindir, si bien la experiencia nos dicta que lo bueno y lo malo, las pasiones y sus contrapesos están tan emulsionados en nuestro ser que hemos aprender a vivir con ellos. El libro, como anexo incorpora bocetos originales y carteles promocionales.

Sirva el comic, además de para pasarlo pipa con este comic tan bellamente ilustrado por Olivares, para poner en la pista asimismo, a quien no haya leído todavía la novela de Stevenson que tiene más recorrido y complejidad que el comic.

Jekyll y Hyde