Archivo del Autor: Francisco H. González

Aplicarse al cuento

cuento
Todos los cuentos (Evelio Rosero)

hemingway
En nuestro tiempo (Ernest Hemingway)

felisberto
Narrativa Reunida (Felisberto Hernández)

los-que-duermen
Los que duermen (Juan Gómez Bárcena)

cuentosalvajes

Cuentos salvajes (Ednodio Quintero)

escapa

Fábrica de prodigios (Pablo Andrés Escapa)

Próximas lecturas.

www.devaneos.com

Historia verdadera (Luciano de Samósata)

Luciano de Samósata nos lleva (entre otros muchos sitios) nada menos que a la luna en su Historia verdadera. Hoy que la Humanidad, o una parte de ella, está en la nubes, este dato pasará sin pena ni gloria.
Se apunta tal porque Luciano vivió en el segundo siglo después de Cristo, y esta pequeña novela, apenas 60 páginas tamaño bolsillo, principió las novelas de ciencia ficción, género literario, el de la novela, creado por los griegos, al que como nos indica Francisco Socas -encargado de las notas, la espléndida traducción e introducción- no se molestaron en darle ningún nombre.

Luciano explicita una imaginación desbordante, pura efervescencia, se desparrama, brilla el humor, la sátira, la parodia, y para ello echa mano, reformulándolo, de todo lo que se ha escrito anteriormente. Por sus páginas aparecerán Sócrates, Platón, Heródoto, Aristófanes, Homero (quién confirmará al narrador ser el autor tanto de la Odisea como de la Ilíada, además de aseverar que no está ciego), Helena, Penélope, Aquiles, Odiseo, Ayax, Pitágoras, un buen número de dioses y diosas (Zeus, Momo…), corrientes filosóficas: los epicúreos, estoicos…

La narración podría ser un trasunto de la Odisea, en formato mini, pues se suceden toda clase de aventuras, en su mayoría disparatadas, alucinantes, extravagantes, fantásticas. Luciano, demiúrgico, crea un sinfín de monstruos de toda clase, islas flotantes, ballenas capaces de amparar a miles de personas, entes fálicos que emplean sus vergas como tales para desplazarse en el mar con su empuje eólico…

Tampoco es cuestión de enumerar aquí todos y cada uno de los seres que aparecen en el libro, pues entonces la lectura de esta joyita no depararía ninguna gracia y sorpresa, cuando precisamente este libro es de los que sorprenden, muy, pero que muy gratamente. El texto va ilustrado con unos dibujos de fino trazo de Juan Socas.

Ediciones La Piedra Lunar. 2013. Traducción, introducción y notas de Francisco Socas. Ilustraciones de Juan Socas. 112 páginas.

40969289-A64C-47CB-B26B-8C36761DD3BB

Historias tardías (Stephen Dixon)

Leer Historias tardías, conjunto de relatos de Stephen Dixon publicados recientemente por Eterna Cadencia con traducción de Ariel Dilon, es caminar entre ruinas. Al menos al comienzo, durante los siete primeros relatos, donde la vejez, la enfermedad, la muerte, la ausencia y la tristeza se hacen fuertes, despliegan las alas y su manto negro anega todo. Los protagonistas son hombres que han perdido a sus mujeres. Lo que queda es el espacio libre al otro lado de la cama, la ropa y el aroma del recuerdo de las difuntas impregnando las estancias. Una lanza en el corazón del que se queda al otro lado, en el más aquí. Aquel que recuerda, fantasea con el reencuentro en esta vida y sueña, para arrimarse en los sueños a la carnal ausente. Una herida, en definitiva, que lejos de cerrarse con el paso del tiempo se agrava con el peso del mismo. Gravedad que puede resultar deprimente al lector o bien un aviso a navegantes, para que al acostarnos nos aferremos a nuestro ser querido, si lo hay, como si nos fuera la vida en ello (o mejor, en él/en ella), cual si fuera nuestra tabla de salvación. Lo es.

mujeres-arboles-patricia-souza

Mujeres que trepan a los árboles (Patricia de Souza)

Los humanos nos debatimos permanentemente entre el anhelo de echar raíces y el de liberarnos de las ataduras, entre el sentimiento de pertenencia y el principio de individuacion, entre ser fieles a nosotros mismos y encajar en los moldes establecidos. Por una ironía del destino no podemos crecer sin cortar con las raíces, como bien sabía van Gogh. La única manera de encontrarse a sí mismo, y no hay cometido más importante, es desarraigándose.

Leyendo Mujeres que trepan a los árboles de la escritora peruana Patricia de Souza, me venían en mente las anteriores palabras de Santiago Beruete recogidas en su libro libro Verdolatría. El texto híbrido de Patricia de Souza (Coracora, 1964), es mezcla de diario, autobiografía, poesía, ficción, donde la autora reflexiona sobre el concepto de identidad, género, raza, acerca de la necesidad de romper con las raíces, manteniéndolas a su vez, flaneando entre distintos países y ciudades, su Lima natal, París, lo cual brinda a Patricia la oportunidad de pensarse y sentirse de otra manera, de escribir, a lo Conrad, en otra lengua, o Caracas, presentada aquí no como una ciudad violenta, sino como un escenario de museos, galerías de arte y una vegetación asfixiante, donde la autora de la mano de Balán, su episódico amado alcanza la fungible plenitud, se encarama a sus recuerdos empleando distintos árboles: mangos, sauces, cauchos, apamates, eucaliptos, molles, flamoyanes y también flores: hortensias, orquídeas…

La escritura sería aquí la pomada en la herida (escribir como el que arroja una botella al mar con un mensaje dentro para que alguien lo lea y esto tenga algún sentido), o el vinagre en el costado, literatura que supone conjurar el pasado (para hablar de su madre independiente, de su padre fijo discontinuo en su relación afectiva, sus hermanas, el marido francés -flor de un día- el hijo en común…), exorcizarlo, arrostrar los miedos y temores de juventud (la necesidad de apartarse del rebaño, de buscar su propio comedero, y la parafernalia inmanente en el vestir, en el hablar), pasar a limpio, con buena letra (aunque sea obliterando) y pulso firme aquello que nos va construyendo, esa obra de arte, aquel palimpsesto que ofrecemos a los demás, en el empeño, quizás, de minimizar la distancia entre lo que somos y lo que creemos que somos. Ajuste siempre doloroso pero necesario.

Trifaldi. 2017. 133 paginas