Archivo por meses: junio 2013

La estación perdida (Use Lahoz 2011)

Use Lahoz La útlima estación
Use Lahoz
544 páginas
Alfaguara
2011


La estación pérdida
es la primera novela que leo de Use Lahoz (y avanzo que no será la última). A lo largo de 544 páginas el autor da un repaso a cinco décadas de la Historia reciente de España, desde los años 40 hasta mediados los 90.

Leyéndolo tenía la sensación de estar viendo algo parecido a la conocida serie de televisión Cuéntame.

Ambición no le falta a Use, pues la empresa que se trae entre manos es de envergadura. Ante semejante proyecto el problema reside en cómo dosificar la historia, qué espacio dedicar a cada década y los años que la conforman, cómo repartir el peso de la trama entre los personajes principales y otros tantos secundarios. Una labor que en el caso de hacerse con tino y mano de orfebre puede deparar una obra maestra. La estación pérdida no lo es. O lo es y no me he dado cuenta, que uno es muy despistado.
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Ikura ML Modesto Lafuente Comida Japonesa en Madrid

Finalmente he cumplido mi sueño de acudir a un restaurante Japonés (en Logroño lo más parecido es un Teppanyaki sito en la Gran Vía), el Ikura ML. La experiencia resultó muy satisfactoria. Cada uno de los platos, o mejor dicho, bocaditos, que formaban parte del menú estaban a cual mejor. Un estallido de sabores que iban aflorando al paladar a medida que lo ibas ingiriendo.
En resumen, una auténtica maravilla. Al ser primerizos y así hacerlo saber a la camarera que nos atendía, nos ofrecieron una versión más light, menos purista, con menos sushi o alimentos crudos, y casi todo llevaba un golpe de soplete. Las fotos creo que hablan por sí solas. Las veo y me dan ganas de recenar. Tras comer en el Ikura ML, me dan ganas de seguir profundizando en la cocina nipona.

Restaurante Ikura ML
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El pájaro de hueso (María Carman 2013)

El pájaro de hueso maría carman
María Carman
194 páginas
2013
Lengua de Trapo

La escritora argentina María Carman ha ganado el XVIII Premio Lengua de Trapo por su novela El pájaro de hueso, publicado en abril de 2013, en la que la escritora mezcla unas cuantas cosas de lo más variadas, pero todas ellas bien significativas, si bien el resultado es menos satisfactorio de lo esperado.

El protagonista es Manuel. Tiene 26 años. Le han diagnosticado un cáncer, y le quedan unos cuantos meses de vida. Manuel tuvo un hermano gemelo, Agustín, el cual fue dado en adopción cuando era chiquitín, y ahí está presente el régimen de Videla, los desaparecidos y los hijos de los mismos. Manuel decide ir al encuentro de su hermano y lo consigue, y compartirá con Agustín sus últimos días. Agustín no es alguien normal y corriente, sino algo parecido a un chamán, un brujo, capaz de atraer la lluvia y curar enfermedades. La confusión que genera la presencia de Manuel al ser confundido con su hermano es cuando menos divertido. El libro se convierte a algo parecido a una road movie pero en lo literario, en esa búsqueda que le llevará a Manuel a descubrir lugares de la Argentina que no concocía, así como zonas de su pasado e historia personal hasta entonces inexploradas. Hete ahí la anagnórisis.

Algunos momentos me recuerdan a la singular y muy recomendable película de Rebollo El muerto y ser féliz, donde el protagonista tiene tres tumores y emprende un viaje junto a una desconocida por Argentina, deambulando durante más de cinco mil kilómetros. Cuando el dolor resulta insoportable, serán los camellos locales los que solucionen el problema con dosis de heroína, morfina o similares. A Manuel le sucede lo mismo. Así el dealer local se convertirá cuando sean requeridos sus servicios y por unos momentos en algo parecido a un sanador.

El libro tiene los elementos para resultar interesante, pero su desarrollo hace que su lectura resulte más un ejercicio de estilo que tiende hacia lo poético y lo simbólico, impidiendo que la historia cale y su lectura remueva minimamente. Al menos en mi caso.

En la edición del libro que ha hecho Mondadori para Latinoamérica sus primeras páginas contiene unos mapas. En la edición de Lengua de Trapo, no, asi que quien quiera situar a los personajes y no sea argentino, o incluso siéndolo, debera hacer uso del atlas.

La broma infinita (David Foster Wallace 2002)

La broma infinita libro David Foster Wallace
David Foster Wallace
Mondadori
1208 páginas
2002

Hay libros que no quieres que se acaben y otros que no ves la hora de terminarlos. La broma infinita es uno de ellos.

El libro del escritor americano, ya fallecido, David Foster Wallace (DFW), es uno de esos libros a los cuales les precede su fama. DFW se suicidó después de media vida con depresiones. Cuando alguien muere está demostrado que la obra de cualquier artista coge vuelo, la de los escritores también.
La Broma Infinita (The infinite jest) la publicó DFW en 1996. En España llegó en 2002. DFW junto a otros escritores americanos como Philip Roth, Cormac McCarthy, Don DeLillo y Thomas Pynchon, nos dicen especialistas en literatura americana como Eduardo Lago que conforman un cuarteto de los mejores escritores americanos vivos. Me temo que la literatura americana contemporánea no es lo mío. Quizá tenga que ver con un hecho cultural, con lo poco que tiene que ver un americano y un europeo o español. Así he leído a DFW con curiosidad reverencial. Hay un alud de páginas en la red donde la gente se dedica a explicar de qué va el libro, a desmenuzarlo, capítulo a capítulo, como hacían los fan de Perdidos en Lostpedia.
A medida que lo vas leyendo, uno entiende el sentido de estas blog aclarativas.

DFW tenía un mundo propio. Un mundo que al lector no le resultará fácil entrar.

En ciertas páginas me he reído y asombrado con las cosas que DFW es capaz de plasmar en el papel. Tanto por su originalidad como por lo caústico de su prosa. Pero ha sido un espejismo. Más allá de la página 600, he sufrido leyendo. Algo parecido a hacer el Camino de Santiago andando sin entrenar previamente. El desafío consistía al final en acabarlo, para comprobar que casi todo queda en el aire.

Me gustan los escritores concisos. DFW peca de verborrea digital y da la impresión de que todo lo que le venía a la cabeza lo vomitaba en el papel. El libro hubiera resultado igual de bueno o malo con muchas páginas menos. A la larga, la historia se alimenta de otras muchas historias. El libro lo podemos visualizar bajo la apariencia de un árbol y donde DFW es una ardilla que corretea por el mismo a su antojo, ya sea por el tronco o por las ramas.

Hay páginas que tienen el mismo atractivo que el de un prospecto. Hay páginas que son ristras de acrónimos. La galería de personajes que nos presenta DFW es lo mejorcito que uno puede conocer o soñar: drogadictos, prostitutas, sádicos, violentos, alcohólicos, pederastas, violadores, acosadores sexuales, etc. Si uno cree que ya todo está perdido y que el mundo está podrido La Broma Infinita quizá le ayude a precipitarse al vacío, porque el libro es triste y gris como el grafito.

Encontrarán en la red personas para quienes este libro es un objeto de culto, críticos literarios que nos digan que este libro es una las cien mejores novelas americanas de todos los tiempos (que ha influido e influirá a miles de escritores), otros a quienes su lectura les ha transformado (esto se entiende que es para bien). A mí La Broma me ha hecho perder casi un mes de mi tiempo. Tiempo que hubiera dedicado gustosamente a leer a otros libros que tengo esperando sobre la mesilla desde hace semanas. Un amigo me pasó La Broma infinita en epub para leerlo en el móvil. Resultaban más de 5000 páginas, así que decidí acarrearlo de un lado para otro, valiéndome de un carro.

Paseando La Broma infinita

La broma infinita no lo es. Por los pelos.

Leyendo un domingo soleado en un parque La Broma un niño que conocía me preguntó si eso que estaba leyendo era La Biblia. Le mostre el título y se encogió de hombros. Eso sí, la portada le resultó muy graciosa.