Editorial Pez de Plata Xandru Fernández

El ojo vago (Xandru Fernández)

Xandru Ferández
Editorial Pez de Plata
306 páginas
2016

Si la teleserie El ministerio del tiempo ha popularizado los viajes en el tiempo, en El ojo vago, primera novela escrita en castellano por Xandru Fernández, (Turón, 1970) editada por Pez de Plata e ilustrada por Gallota, éste sitúa a sus personajes a lo largo de dos milenios de historia en múltiples escenarios, tales como la Etiopía antigua, la Palestina de Jesús de Nazaret, la España de Felipe II, el Leningrado de Stalin, el Londres de Jack el Destripador, o el apogeo setentero de David Bowie.

El protagonista es Pérdicas, nacido en Esmirna, enamorado de Nastassia. Ella muere violentamente. Él también, y en sus muchas reencarnaciones su afán, es buscarla, declararle su amor. Un amor, que quizás no sea tal, porque Pérdicas la conoció en su mocedad, cuando era un pardillo, esos años en los que la pasión, a veces sólo es eso. Pérdicas se ve reencarnándose, sufriendo múltiples despertares, con cuerpo de hombre, de mujer, e incluso de animal (momento de la narración que me recuerda a Ánima, cuando son los animales quienes narran).

Llega un momento para Pérdicas en el que su cada nuevo yo tomará consciencia de sus vidas pasadas, y en cierto modo hay un aprendizaje, una sabiduría acumulada de varios siglos a la espalda, lo que le permite al narrador en su relato tener la perspectiva necesaria para mostrarnos cómo en estos últimos dos milenios de historia, todo se repite, bajo otros ropajes, bajo nuevas religiones, pero al final, la muerte, la violencia, la intolerancia, la intransigencia, el escepticismo, el instinto de supervivencia, el anhelo amoroso, el fanatismo, son constantes vitales, que encontraremos siempre que tratemos de tomar el pulso a esa dama maltratada que es la Humanidad.

El autor no escatima la violencia, brutal y explícita la mayoría de las veces, aliviada en cierta manera por el humor, que tampoco abunda. La búsqueda espacio-temporal de su amada por parte de Pérdicas, se verá torpedeada por el Tracio, encarnación del mal, quien también se reencarna y ambos dos, regularmente se irán reencontrando y puteándose en sus múltiples existencias y vivencias, que permiten al lector, ser testigo del nacimiento de algunas religiones (según nos refiera Pérdicas), situarse en los años posteriores a la Guerra griego turca (1919-1922) o en los albores de lucha obrera de finales del siglo XX con el activista William Morris; hechos históricos que le permiten al autor dar unas cuantas capas de barniz filosófico-social a la narración.

Esta divertida novela podría haberse dilatado varios cientos de paginas más, acumulando así muchísimas más existencias y reencarnaciones, pero como sucede con la Historia, me temo que hubiera sido más de lo mismo, y más difícil de sostener, pues tengo la impresión de que a medida que la historia se vuelve más presente -y se aleja de las gestas históricas y de un pasado barbárico- deviene tan pacífica como mortecina.

En un momento determinado Pérdicas se pregunta si todo esto que le sucede a él y a Tracio tiene algún sentido, si todo esto de las reencarnaciones, más allá de su literalidad, les lleva a alguna parte.

Sea como fuere, con sentido o sin él, a pesar de dolor, de las trágicas muertes, siempre hay algo que anima al ser humano -a esas gentes sencillas a menudo oprimidas y sin voz- a seguir peleando, a la contra muchas veces, y no es otra cosa que el Alimento De La Humanidad, ahora y siempre y por los siglos de los siglos: capital italiana palindrómica.

Se busca bicicleta robada BI-0726 S95027615

Un amigo nos pide publicar el robo de su bicicleta robada en Logroño recientemente.
Es una bici marca JOHN LUCK RX600 plateada, color plata, con detalles en azul celeste.
NUMERO SERIE/BASTIDOR: BI-0726 S95027615
El número de serie/bastidor está ubicado en la parte inferior del cuadro en la zona eje pedales.
Si la ves deja porfa un comentario. GRACIAS!! Se gratificará.
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En Agosto 2017 se robó por la zona de Alcampo esta bici Orbea gris y blanca Orbea robada

Magistral

Magistral (Rubén Martín Giráldez)

Rubén Martín Giráldez
100 páginas
Jekyll & Jill Editores
2016

Pensaba no escribir nada. Pensaba dejar blanco sobre blanco sobre este fondo digital. Un fracaso neutro. Lo he pensado mejor y no, hay que escribir algo, un fracaso de reseña en todo caso, porque no hay reseña (nada de posarse sobre la margarita e ir desojando el argumento, si lo hubiera), sino una aproximación a la experiencia de leer una novela como Magistral, iba a decir del tipo de Magistral, pero lo dejamos en Magistral y quitamos el tipo.

Si hubiera llegado a la novela de Rubén Martín Giráldez sin haber leído Rayuela o Ulises de Joyce, mi experiencia hubiera sido otra. Hablo de estas dos novelas porque ambas dos son eso que se llama hoy con mucha alegría una fiesta del lenguaje, ya un lugar común; un cajón de sastre, donde va a parar todo lo raruno, lo singular, lo excéntrico, aquello que rompe el molde.

Magistral es raruna, singular, y muchas más cosas. RMG no es Joyce, Magistral no es el Ulises, pero como dijo George Steiner no cabe duda de que el contraataque más exuberante lanzado por escritor alguno contra la reducción del lenguaje es el de James Joyce y por analogía algo parecido podemos decir de RMG y su pericia y destreza con el lenguaje para perpetrar una novela del todo punto hilarante, ambiciosa, laminar, potente, portentosa y demoledora.

La voz que narra, el autor de una novela titulada Magistral, quiere acabar con su lengua castellana, una lengua que en su opinión ya ha dado todo lo que tenía que dar de sí. Un planteamiento que el autor de la novela -Magistral(mente) mediante- pone en entredicho, dado que mientras para muchos escritores el lenguaje es ya casi un producto acabado, donde con cuatro movimientos de trilero, tienen un libro en el escaparate de una librería, otros como RMG, constato brutalmente que usan el lenguaje, las palabras, como materia prima para llevar su oficio de picapedrero al límite. Donde otros reproducen, dilatan, se clonan a sí mismos, RMG crea, innova, se aventura, roza lo ininteligible, se regodea en ello.

Podemos poner todas las pegas del mundo, todas las objeciones a la novela, todas nuestras limitaciones en nuestro leer al hacer nuestra denuncia, pero creo que deben ser ponderadas en su justa medida, si lo comparamos con todo lo que Magistral nos ofrece.

Pocas veces uno tiene la suerte de darse un atracón como éste. He gozado, sí. Me he descojonado, también. He tenido que volver una y otra vez sobre muchos párrafos, a fin de ordeñarlos, de sacarles el jugo, que lo tienen. He consultado el diccionario unas cuantas veces. He agradecido que Ben Marcus escribiera en inglés y no en pekinés.

Libros como el presente son un zasca en la (*)bocación lectora del lector que vaya en pos de lecturas complacientes, cómodas, arrulladoras, amables. Magistral, muerde, desconcierta, araña, tritura, desamodorra y lo más importante, (me) entusiasma.

RMG es un tragasables. Se la está jugando.

(*) bocación: palabro híbrido entre boca y vocación.

no_derrames_tus_lagrimas_por_nadie_que_viva_en_estas_calles

No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles (Patricio Pron)

Patricio Pron
Mondadori
2016
348 páginas

Como ya hizo Patricio Pron en la muy notable El comienzo de la primavera, en esta novela de título fatigante –No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles– reflexiona acerca de cómo gestionamos la memoria. Si en aquella novela un profesor universitario, un tal Martínez se trasladaba hasta Alemania empeñado en encontrar respuestas a los actos deleznables perpetrados por los alemanes afines al régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial, focalizadas todas las preguntas en la figura de Hollenbach, un huidizo filósofo, aquí el fascismo, en este caso italiano, está de nuevo presente. Un fascismo en su vis literaria, perpetrado por un grupo de literatos, que mediante el futurismo ambicionan convertir la vida en arte, lo estético en político, una política fascista que a efectos prácticos producirá sufrimiento y muerte, entendida ésta como un acto higiénico.

Parte de la narración es el sumatorio de entrevistas que un tal Linden realiza entre 1977 y 1978 a algunos de los asistentes al Congreso de Escritores fascistas europeos que se lleva a cabo en abril de 1945. Un cordel del que Linden va tirando hasta llegar al meollo del asunto; conocer la vida de uno aquellos escritores, Borrello.

Si todo lo que han referido los escritores fascistas en sus declaraciones a Linden (perteneciente a un grupo terrorista de extrema izquierda, que sería encarcelado, y se vería envuelto en la investigación que trató de dilucidar el el secuestro y asesinato de Aldo Moro) es palabrería, cháchara ideológica, huera e insustancial, sin embargo cuando la narración desgrana la existencia de Borrello, los momentos en los que éste se encuentra huido en la montaña, en octubre de 1944, y salva la vida a un partisano, un tal Linden (el padre del entrevistador), a quien cura sus heridas y luego alimenta, vemos como lla ideología fascista se pliega a la acción buenista. El otro, el enemigo (configurado así por el Lenguaje), pasa entonces a ser un humano a quien ayudar y salvar.

La narración, tras darnos a conocer la obra de Borrello -plasmada en poemas, obras de teatro, relatos, volúmenes con cartas de rechazo de sus publicaciones y un buen surtido de obras experimentales, que acabarán empleando lo escrito como soporte y materia prima para sus propósitos, ejerciendo entonces más de director que narrador, convertido el autor en obra- finaliza en 2014, donde la narración la retoma el nieto de Linden, en un escenario milanés donde hay movimientos okupas, huelgas y algaradas y violencia en las calles con la autoridad poniendo orden con zumo de porra y los belicosos manifestantes mostrando los dientes. Ahí está el joven T. ante su momento decisivo, ese que permite aunar las convicciones con las acciones, ese momento que es pura acción y que tiene más de explosión que de postración; un momento primordial que cierra y repliega una novela caleidoscópica y brillante, pródiga en hallazgos, que ofrece interesantes elementos ensayísticos de reflexión, no sólo sobre lo que entendemos por creación literaria, sino sobre todo aquello que nos atañe: el sentimiento de culpa, el peso de la memoria, las emboscadas del lenguaje, el empleo de la violencia (re)generacional reactiva como un ejercicio defensivo, la lucha contra los totalitarismos reconvertidos en imperativos económicos, el deseo adolescente de partir de uno mismo, etc.

Leyendo la novela tengo la sensación de que Pron emplea la literatura para poner orden, para ralentizar un mundo que vemos desde la ventanilla de un tren que va por vía rápida, una novela que actúa ante las limaduras de la historia como un imán, con el empeño de buscar un significado, de querer saber, de querer entender, y quizás ese empeño de Pron esté presente en todos sus libros, y así todos sus libros sean el mismo libro; abrumadores e inteligentes.