Archivo de la categoría: Libros

Franck Maubert

La última modelo (Franck Maubert)

Franck Maubert
104 páginas
Acantilado
2016

Franck Maubert, autor del libro, va a Niza al encuentro de Caroline, la amante de Giacometti cinco décadas atrás, a quien éste conoció cuando ella contaba apenas 20 años, y el artista iba camino de los sesenta. Caroline, que ejercía de prostituta, lo hizo también de modelo, y Giacometti, no pudo resistirse a la juventud, la lozanía, la alegría, la desmesura, en definitiva, de la joven.

Caroline no quiere remover el pasado, pero su conversación con Maubert le brindará la ocasión de reavivar aquellos maravillosos años de mocedad, ahora que la austeridad y las estrecheces presentes, confieren a los años pretéritos de bonanza económica y existencial un fulgor especial.

Caroline irá refiriendo sus encuentros con el artista, la desesperación de éste, si no lograba materializar sobre el papel lo que tenía ante sus ojos, o lo que su cerebro le dictaba que había de ser. Son noches que consumen en locales hasta la alborada, encuentros que se suceden en el tiempo, a intervalos, preservando Caroline su independencia, pues sigue ejerciendo, incluso llega ésta a casarse con un octogenario, pero eso a Giacometti le da igual, pues su relación, no la perfecciona un contrato matrimonial, ya que a su vez él está casado con una mujer a la que confesará que se esposó con ella porque se llamaba igual que su madre, Annetta. Y tratarán Caroline y Giacometti de tener hijos, sin éxito, mientras él sigue trabajando, sufragando los caprichos de su amada, ajeno al dinero, pues lo único que tenía era su trabajo, que lo iluminaba, refiere Caroline.

A pesar de que a Giacomettti el dinero le importara un bledo una escultura de Alberto Giacometti (1901-1966) El hombre que señala, fue subastada el año pasado por 141 millones de dólares. El autor del ensayo, Franck Maubert, deja caer al final de su libro un dato análogo, referido a otra obra de Giacometti, El hombre que marcha, vendida en 2010 por más cien millones de dólares.

Maubert nos ofrece en este ensayo breve pero de gran calado emocional y lirismo bien dosificado, además de interesantes apuntes sobre el acto de crear (y divertidas anécdotas como las salidas de tono de Bacon, su relación con el filósofo Isaku o la no la relación con Picasso), una potente, bella y enternecedora historia de amor, truncada por la prematura muerte de Giacometti, donde contrasta el ayer glorioso, casi invencible, con un ahora que surca el rostro de Caroline que lo apergamina, un ahora solitario, vacío, casi inerte, que se cifra en la soledad, en la enfermedad, pues llega un momento, quizás, en el que el futuro no es otra cosa que la suma de un montón de días abandonados.

Juan Carlos Chirinos

La manzana de Nietzsche (Juan Carlos Chirinos)

Juan Carlos Chirinos
Ediciones La Palma
146 páginas
2016

Si leer es viajar en el tiempo y en el espacio con este libro de relatos de Juan Carlos Chirinos se obra el milagro. Por las páginas asoman personajes reales como Nietzsche, Chomsky, Piaget, Cortázar.

En ese caso tenemos algo de información previa, un contexto o más bien un juicio hecho sobre el personaje, que el relato trata de cuestionar, desbaratar, como sucede con un modosito Piaget niño de naturaleza belicosa, o con un Chomsky aparentemente más preocupado por su economía familiar que por la salvación del mundo.

Hay relatos especialmente brillantes como Memoria involuntaria, La manzana de Nietzche, Decir casi lo mismo o El sueño de los justos, pero los otros no desmerecen para nada, ya que en cada uno de ellos hay (o yo lo encuentro) un hallazgo.

Chirinos ya sea en los relatos más extensos o en los de apenas tres páginas, capta la atención del lector, lo sorprende, lo subyuga y lo hace vibrar, en ese espacio bisagra entre fantasía y realidad, aderezados los relatos con misterio, suspense, magia, humor y carnalidad pues en muchos de ellos palpita el sexo, el deseo, los miembros enhiestos, las vulvas anhelantes. Se suceden los escenarios, distintas ciudades, diversas épocas históricas y como ese Chomsky que entiende un idioma nuevo por arte de magia, el autor muestra su versatilidad ciñendo su fértil lenguaje a cada época, lo que hace de cada lectura una aventura, dando sentido a aquello que a menudo conocemos como el placer de leer, que los buenos libros nos deparan .

En suma, ha sido ésta una lectura muy gratificante.

Tzvetan Todorov

El espíritu de la Ilustración (Tzvetan Todorov)

Tzvetan Todorov
Galaxia Gutenberg
Traductora: Noemí Sobregués
2008
180 páginas

En 2006 se organizó en la Biblioteca Nacional de Francia la exposición “Ilustración. Una herencia para el mañana”, y a tal fin Todorov, encargado de la misma, escribió este ensayo, abordando el espíritu de la ilustración desde distintas perspectivas tales como: Autonomía, Laicismo, Verdad, Humanidad, Universalidad.

Uno tiene la sensación de que ante semejante plantel;Montaigne, Diderot, Montesquieu, Rousseau, Kant o Voltaire, Todorov, lejos de aportar algo nuevo, más bien se detiene a reflexionar acerca del pensamiento de estos ilustrados, tratando de conciliarlo con el tiempo presente.

En su día Kant afirmaba en ¿Qué es la Ilustración? que no vivía en una época ilustrada “pero sí en una época en vías de ilustrarse.” Hoy, como siempre, nos dice Todorov es necesario retomar esa labor, sabiendo que es interminable.

El libro resulta entretenido gracias un estilo conciso, ameno, nada farragoso, trufado de anécdotas como esta con la que el autor defiende el proyecto europeo.

Cómo consigue Colón realizar su viaje inaugural: rechazado por un primer príncipe, el de Portugal, este genovés va a ver a un segundo (el rey de Inglaterra), luego a un tercero (Francia) y a un cuarto (España), antes de encontrar en la reina Isabel de Castilla a la mecenas de sus expediciones. Si Europa hubiera sido un imperio unificado, el rechazo del primer príncipe habría significado el final de sus proyectos.”

En el resto del libro se habla acerca de cómo la sociedades abordan su laicismo, despojados del yugo de la religión (lo cual no es igual en todos los países, pues por ejemplo en España se comprueba como a pesar de ser el nuestro un estado aconfesional como reza nuestra Constitución Española, la presencia religiosa sigue siendo importante. Basta ver qué hacen los ¿clubs de fútbol? cuando ganan un título: ir a visitar iglesias y agradecerle el título a la Virgen que corresponda. Esa es una)

Una de las cuestiones más interesantes es cuando Todorov habla de hasta que punto los parlamentos nacionales, los políticos, deben a través de su voto, darle un estatuto legal a los hechos históricos. De tal manera que por ejemplo el Gobierno Francés por Ley determina que los Turcos cometieron un genocidio contra los armenios, y a su vez, también por Ley establecen que su proceso colonizador en África y la cuestión argelina, fue positivo, y beneficioso en todo caso, para las dos partes. La ley, que los políticos aprueban obvian las matanzas, la violencia ciega, los baños de sangre asociados al proceso colonizador. De tal manera que si un francés decide cuestionar ese proceso colonizador, ha de tener en cuenta a lo qué atenerse, que caiga sobre él todo el peso de la Ley. Como le pasó en su día a Galileo.

Decía Condorcet que el poder público no tiene derecho a decidir dónde reside la verdad y que ésta no debe ser producto de un voto decía Hume.

A fin de cuentas creo que dejar la historia en manos de nuestros políticos, es como obligarnos a renunciar a nuestro pasado.

En la novela Trieste, un personaje real, Niklas Frank, contaba como tras la Segunda guerra mundial y la derrota de Alemania, estuvo mucho tiempo haciendo autostop por Alemania y al poco de ser recogido por camioneros o automovilistas comenzaba a echar pestes contra los judíos. Sólo una vez lo hicieron bajar del auto, pues el conductor no daba crédito a las burradas que oía. En ese caso una ley que penalice negar el holocausto judío, sería papel mojado si luego en la esfera privada uno no hace nada por detener esos atropellos como los perpetrados por el autoestopista.

Otro punto interesante es el referido al papel de la crítica. Todorov afirma que el discurso crítico sin contrapartida positiva cae en el vacío. Es decir, de nada sirve criticar si no se propone al mismo tiempo algo, pues de no hacerse así el pensamiento es fruto estéril y de lo que se trata, de lo que precisamente propugna el espíritu ilustrado es atreverse a pensar y a transformar, a desafiar las modas del pensamiento, las fresas hechas y las ideas preconcebidas, algo parecido a la actitud del fallecido hoy Umberto Eco, desencantado con los medios de comunicación, evidenciado en su libro Número cero, medios a los que Todorov también dedica un espacio, para decirnos que si nuestras opiniones se forjan empleando como materia prima la información que nos brindan los medios, siendo ésta parcial y sectaria, el fruto de la misma, solo puede ser un juicio el nuestro, parcial y sectario. Hete ahí que nuestra libertad de pensamiento, ya mediatizado, deja de ser tal.

Emilio Lledó

Elogio de la infelicidad (Emilio Lledó)

Emilio Lledó
2005
168 páginas
Editorial Cuatro ediciones


Elogio de la lentitud
Elogio de la irreligión
Elogio de la estupidez
Elogio de la azotaina
Elogio de la sed
Elogio del caminar
Elogio del pesimismo
Elogio del odio
Elogio de la vejez
Elogio de la amistad
Elogio de París
Elogio de lo cotidiano
Elogio de la madrastra
Elogio de la bondad
Elogio del gato
¿sigo?.

Estos ensayos de Emilio Lledó escritos entre 2000 y 2004 se recogen bajo el título Elogio de la infelicidad. La palabra Elogio en un título como se evidencia más arriba es ya un lugar común, que obra como cebo, como reclamo, pero a Lledó estos ardides comerciales creo que le sobran. No los necesita para nada.

Este libro no es un elogio de la infelicidad, ni nada parecido. Más bien es un ensayo muy enriquecedor, y optimista, que ofrece más esperanza que desaliento, y una buena ocasión para aprender o en todo caso una invitación a pensar. O a esa conclusión he llegado. Dos ensayos me han gustado especialmente. Atenas, la ciudad de las palabras y Necesidad de la literatura.

Lledó con su característico estilo narrativo echa mano de Homero, de sus obras, la Ilíada y la Odisea, y allí vemos cómo el hombre toma consciencia de su mismidad, a media que se va conociendo a sí mismo («conócete a ti mismo» es decirte a ti mismo lo que piensas, lo que deseas, lo que te propones, lo que eres»), cómo las palabras «salen del cerco de sus dientes», para aprehender el mundo, explicarlo, evocarlo, disfrutarlo, ya que como afirmó Nietzsche en La gaya ciencia «el lenguaje es el único puente de unión entre seres eternamente separados. Solo a través de las palabras podemos llegar a la inteligencia de los hombres, a la inteligencia y a su mundo afectivo. Porque las palabras transmiten informaciones, pero también despiertan sentimientos, provocan determinadas actitudes, convencen, paralizan, arrastran. Cómo los humanos, se sienten solos, y esa indigencia la superan mediante una convivencia en común, en las polis, como surge la democracia, se supera la sociedad aristocrática, bajo la libertad, contexto que le permite a cada uno realizar la tarea de pensar, «la posibilidad de ser racional, la lucha contra la pringue ideológica, con la que el poder del monarca, de la oligarquía o, en su penúltimo estadio de la oligarquía democrática, intenta apelmazar la mente de los que, democráticamente, dice regir».

Lledó recurre (entre otras) a las obras de Platón y Aristóteles para hablarnos de las bondades de la amistad (para Aristóteles «la amistad es lo más necesario para la vida«), de la verdad, para mostrarnos como la mentira es falsearnos a nosotros mismos. Cómo a través del lenguaje, el ser humano trasciende su animalidad y se comunica, muestra sus pensamientos, y a su vez es consciente del paso del tiempo, de que todo es fungible, que estamos de paso, y que incluso Odiseo, teniendo la opción de ser inmortal junto a Calipso, preferirá morir como el resto, al lado de su amada Penélope si finalmente logra llegar a su Hogar. Se analiza también como la bondad es algo que puede aprenderse y enseñarse y es en todo caso fruto del aprendizaje.

Lledó sabe que corren malos tiempos, que todo va en pos del utilitarismo, que todo se analiza bajo el prisma de las rentabilidades, que la realidad son números, pero que siempre queda la esperanza de recuperar la curiosidad, la pasión por entender, la felicidad por el saber, donde la lectura juega un papel clave, ya que «toda verdadera liberación, todo gozo de vivir y de sentir empieza por nuestra mente«, y de esa mente tenemos que ser amos, sin concesiones a la medianía, a los cantos de sirenas de la desinformación y la alienación.

No es un camino fácil, para nada, pero vale la pena hacer el esfuerzo, ofrecer resistencia, hacer que nuestra razón valga la pena.