Archivo de la categoría: Crítica

El amor molesto (Elena Ferrante 1996)

Este fue el primer libro publicado de Elena Ferrante. Luego vendrían dos más; Los días del abandono y La hija oscura. Los tres han sido reunidos en un solo titulado Crónicas del desamor publicado por la Editorial Lumen. Ferrante como otros autores invisibles no quieren que nadie sepa nada más de ellos, que lo que escriben, de ahí que en el libro no venga foto alguna de la autora, ni ningún dato biográfico. Eso nada aporta al fin y a la postre al resultado del libro.

El amor molesto plasma la dificil relación entre Amalia y su hija Delia. La primera aparece muerta mientras nada en el mar. Su hija tras la noticia de la muerte, hace un recorrido físico y mental para tratar de establecer las circunstancias que rodean dicho falllecimiento. Así el lector sabrá que ya desde la más tierna infancia la relación madre e hija tuvo más de odio que de amor. Una mentira a destiempo marcará la existencia de ambas. En medio de ambas, la figura paterna, ese padre celoso hasta el tuétano, maltratador, que golpea a su mujer a la primera de cambio, cada vez, que ella sale de su rol de mujer sumisa y devota, para aceptar entonces regalos ajenos. Los celos se ven alimentados por la figura de Caserta, conocido del marido, que vende los cuadros que este pinta, cuadros de gitanas en posturas procaces que vende con facilidad.

Elena, busca el hiperrealismo, y a la hora de acercarnos a su personaje, hemos de conocer que tiene la menstruación, que le moja las bragas, que una masturbación a un amigo de la infancia le dejará un roncho de algo blanco y pegajoso en el vestido, y mentar sus tampones sanguinos, etc.

El personaje de Elena, la tal Delia, marcada desde que era niña, tiene una difícil relación con su madre y con su padre, al que aborrece por pegar a su madre. El sexo está muy presente en toda la obra. Ya desde niña los ancianos dicen obscenidades a las niñas, mientras que los niños se llevan la mano de las féminas al sexo para mostrarles su pulsión viril y vital.

Me esperaba sinceramente otra cosa. Al final los devaneos mentales de Delia, sus traumas infantiles, me acaban importando un bledo, casi tanto como saber si su madre, se ahogó o se suicidó, entre otras cosas porque el personaje de Delia tal como se presenta al menos a mí me resulta cualquier cosa menos atractivo.

Elogio de la lentitud (Carl Honoré 2004)

De este libro se hablan maravillas. Booklist comenta que es un magnífico trabajo. No comparto yo esta loa en absoluto. El autor, Carl Honoré, es periodista, no sé si bueno o malo, pero que como escritor deja mucho que desear. La esencia de este libro daría como mucho para un artículo en cualquier suplemento dominical. El caso es que Honoré, como Pablo cuando iba sobre su caballo, un buen día vio la luz mientras le leía un cuento a su hijo. Descubrió que su vida iba muy rápido, que esto le impedía dedicar el tiempo que su familia le requería y decidió ralentizar su existencia, desacelerar, y volcó sus pensamientos en este libro. Sus ideas al respecto se reducen a media docena de sentencias. El resto son anécdotas, comentarios que le han hecho otras personas que también han decidido desacelerar. El libro Tiene 10 capítulos y una conclusión. La esencia es lo que se conoce como el «hacerlo todo más lento». Lo cual es aplicable a la comida, las ciudades, el ejercicio, el sexo, el trabajo, el ocio y el trabajo. De esta manera la palabra lento y lentitud aparecen hasta en la sopa. Recuerda a esas canciones pegadizas que repiten el estribillo hasta la saciedad y que una vez memorizadas, las olvidas para no reparar en ellas nunca más.

Honoré nos brinda frases en su libro como estas:

«Incluso ese pasatiempo predilecto de los franceses, el adulterio, ha salido beneficiado» (página 163)
«Puesto que la mayoría de los españoles ya no tiene tiempo para volver a casa y dormir la siesta …(página 177)
«Con tanto amor y tan buenos orgasmos como le esperan en casa, no es sorprendente que se sienta inclinado a pasar menos horas encadenado a su mesa (página 154)
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Dublinesca (Enrique Vila-Matas 2010)

Dublinesca
Enrique Vila-Matas
288 páginas
2011
DeBolsillo

Dublinesca es un torrente de sensaciones, un artefacto cargado de sorna, de mucho humor, con alicientes varios como ese viaje que siempre promete aventuras, ese salto inglés, que cambiará la vida del protagonista de nuestro libro, Samuel Riba, editor sin editorial, autocrítico consigo mismo, que ve como su esperanza de vida son ya unos pocos años en el horizonte, con visitas semanales a sus ancianos padres que se alimentan de los viajes que éste les narra, en convivencia marital con una mujer que decide hacerse budista, que pasa de la literatura como pasa de él, un Samuel Riba, que ahora que no está bajo los focos, se siente desnortado, de ahí que busque a toda costa (aunque sea en la Irlandesa) un momento en el centro del mundo y convenza a unos amigos, escritores, para ir a Dublin a celebrar el funeral de la Galaxia Gutenberg (una de las editoriales de nuestro país), la muerte de la literatura, del autor, de su figura de editor. Una cátarsis paródica de un hombre postrado en una mecedora que a pesar de tenerlo todo en contra, a la deriva de mares etílicos, encontrará de nuevo la esperanza. Cierto. Somos nosotros, estamos aquí. La putada es que no hemos venido para quedarnos, o quizá mejor así y tengan razón los días laborables.
A Enrique Vila-Matas, es un placer haberlo leído. Si tenía ya unas cuantas razones para leer Ulisses de Joyce, ahora me lo ha puesto en bandeja (en 2016, cayó Ulises y yo en él).

Como colofón comentar que el autor se mueve bien en terrenos virtuales, no sé yo si será un hikikomori pero su página web es una delicia, a años luz de otras muchas de otros escritores, donde solo aparece una foto, la bibliografía y nada más. Si queréis haceros una idea de cómo ha impactado el libro en su web tenéis comentarios a porrillo. Lo de la bola de billar con el número 8 ya es para nota. Sí, Babelia lo considera la octava mejor novela del año. Esto de las listas es una sandez, pero a las editoriales les viene de maravilla para promocionar a sus autores. Si quieres leerlo, por tema de pasta no creo que sea problema pues sale en edición de bolsillo por menos de 10 euros el 4 de marzo.

Los hundidos y los salvados (Primo Levi 1986)

Con el comentario de este libro cierro la trilogía que el escritor Turinés Primo Levi dedicó al tema del genocidio nazi. En Si esto es un hombre, cuenta el viaje que le llevó en tren en 1944, hacinado junto a otros miles de italianos (mujeres embarazadas, niños y ancianos incluidos) desde su lugar de origen en el norte de Italia hasta tierras polacas, en Buna Monovitz y una vez en el campo de concentración, hace un análisis de como fueron los meses que estuvo allí internado hasta que finalmente son liberados.
En La tregua, nos contaba su odisea, para ir desde Buna hasta su casa, en un viaje de varios meses con anécdotas y aventuras desternillantes.
Finalmente en Los hundidos y los salvados, escrito en 1986, un año antes de su muerte, o suicidio según dicen algunos, hace un ensayo, comentando y respondiendo a las preguntas que durante los años posteriores a la publicación de Si esto es un hombre le fueron formulando en las charlas, conferencias que iba impartiendo por todo el mundo. Viene a ser como cerrar el círculo. Levi reconoce que lo suyo fue algo excepcional, dado que la inmensa mayoría de los que fueron en los vagones desde Italia murieron. Sobrevieron 20 de 650. Se salvaron unos pocos, unos porque eran protegidos de alguien, o bien por pura casualidad. En su caso, según cuenta Levi el tratar de aprender algo de aleman de cualquier manera, sacrificando su pan o su potaje, para ser capaz de interpretar los gruñidos de sus superiores, le evitaría unas cuantas palizas de más, a su vez, sus conocimientos de química, mejoró en algo sus condiciones, y finalmente le respetaron las enfermedades y no le venció ni el hambre, ni el cansancio ni el frío.
En la parte final del libro, Levi expone algunas de las cartas que le han ido llegando tras publicar sus libros. Muchas son de alemanes, pero practicamente ninguna le convence. Son disculpas que le resultan demasiado tibias, sin apenas convencimiento. Ese parece ser la conclusión que Levi saca. Que tras el holocausto, en su momento muchos miraron para otra parte. Después cuando todo se desveló, resultó ser una verdad incómoda, donde muchos tenían mucho que callar.
Levi habla del suicidio de otros compañeros que conoció en los campos, gente que salió de allí como muertos vivientes que al final se quitaron la vida. Levi, optó por contar su historia a todo aquel que quisiera contarla, con el propósito de que al menos la gente tomara buena nota de las barbaridades que podían llegar a cometerse, incluso en un país como Alemania, un país de gente culta y refinada, que auparía a Hitler al poder, a sabiendas de que este odiaba a los judíos, pues era algo que no ocultaba, para después ser ya incapaz de poner freno a la barbarie.
Si al final se suicidó quizá fuera porque como había comentado en su obra, a menudo el superviviente tiene un estigma, un peso encima, algo parecido a la vergüenza, con la eterna pregunta ¿por qué yo he sobrevivido y no otros?, rondándole en la cabeza, pregunta que se desvanece cuando todo acaba.
Levi como humano que es habla de otros supervivientes como él, y ahí aparecen las comparaciones, los distintos puntos de vista, y es lo que menos me gusta del libro. No obstante es inevitable. Cuando Levi escribe este ensayo es ya una figura pública, un superviviente del holocausto, al que muchos conocen y han leído, y ahí es cuando otros supervivientes también cuentan su historia, o la maquillan o la tergiversan, donde la memoria traiciona y acuchilla.

Novelas de Primo Levi

Si esto es un hombre
La tregua
Los hundidos y los salvados
El sistema periódico