Archivo por meses: septiembre 2014

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Joaquín Berges

La línea invisible del horizonte (Joaquín Berges 2014)

Joaquín Berges
Editorial Tusquets
2014
294 páginas

Andaba leyéndome El bandido de Robert Walser y al dejar un libro en la biblioteca me topé con este otro de Joaquín Berges, de quien he leído sus tres novelas publicadas hasta el momento. Novelas con las cuales he disfrutado mucho (y reseñado) gracias al descacharrante sentido del humor que destilan todas ellas.

La línea invisible del horizonte se publicó en abril de este año y me había resistido a leerla hasta ayer, porque su portada (esa parejita andando entre nubes), el título tan coelhiano o Andrespascualiano y algo que leí de la sinópsis me cargaban de razones, en base a mis prejuicios, para dejarlo en barbecho de manera indefinida y ya ven, al final he claudicado, pobre de mí, porque la novela de Berges es la peor de las cuatro, y no porque aquí el humor brille casi por su ausencia, que también.

Os cuento. Un fulano llamado Javier va con su coche de noche, impacta con una jabalina, la mata, llega la Guardia Civil, lo ayudan, se llevan el coche a un taller, y Javier que vaga sin rumbo fijo, decide quedarse en la zona, en el Pirineo Aragonés, cerca de Aínsa, en casa de una mujer de nombre Marina, que le ofrece una habitación y a lo tonto se pone a jugar a guiñote con Marina de pareja y resulta que ganan el torneo local, y Javier que huye, ATENCIÓN:

de su pasado
de sus recuerdos
de sus remordimientos
del hospital del que trabaja
de su Jefe de Servicio
de su hijo
de su nuera
de su nieto
e incluso de su mujer recién enterrada

Javier, digo, nuestro Fugitivo, encuentra en estas latitudes idílicas, entre macizos montañosos y macizas cárnicas como la joven Marina, algo parecido a la felicidad, porque todos se portan con él de puta madre y le dan palique y además de invitarle a jugar a las cartas lo invitan también a una batida de caza y se lo llevan por ahí de putas y Marina se lo lleva incluso a ver estrellas pernoctando en una mallata, lo que le permite a Javier reecontrarse con la naturaleza, con su ser primigenio, con nuestros ancestros milenarios, ya saben, ese tipo de cosas tan profundas, además de asistir al parto de un ternero, que es esa clases de cosas que a uno le hacen sentirse más vivo que de costumbre.

Pero ojo, no todo van a ser alegrías para Javier porque entonces la novela sería tan jodidamente complaciente que sería insoportable, así que Javier debe soportar al otro lado de la pared los revolcones que Marina mantiene con un fulano al que Javier, poluciones nocturnas aparte, no logra poner cara, ni cuerpo. Javier, además debe lidiar con la visita sorpresa de su hijo que lo busca desde que su padre está desaparecido, porque el muy cabrón, el padre, además de OJETE SPOILER: tener un escarceo sexual con la novia de su hijo, ha dejado morir su móvil para que nadie le de la tabarra con mensajitos, ni llamadas, ni guasaps.

Joaquín Berges
Joaquín Berges

Y este cuento puede acabar de dos maneras. O bien hay sexo entre Javier y Marina que por una parte es lo que todos desearíamos en la piel de Javier, yendo más allá de un coito gaseoso y sostenido (si no sabéis de qué hablo, le echáis un par de huevos y os leéis la novela) o bien Javier coge las de Villadiego y se va para su casa, a digerir lo que le ha pasado, para bien, durante esa semana transformadora y plena de alegrías.

Me importa poco el final, me interesa (es un decir) más todo lo anterior, y en esta novela, salvo algún destello de humor, ese tono trascendente que trata de darle Joaquín no me convence en ninguna fase de la novela, con una prosa rutinaria, mortecina y funcional, donde toda la novela es un tablero y los capítulos casillas con premios para el lector, de tal modo que vas leyendo páginas, al menos en mi caso, para ir dando respuesta ciertas preguntas tales como estas: De qué huye Javier, cuándo ha muerto su mujer, de qué ha muerto, por qué huye de su hijo, si se ha acostado o no Javier con su nuera, con quien se acuesta Marina, si Marina tiene hijos, quien es el padre de su hija, porque quiere ver el pantano cubierto por el agua, por qué se quiso suicidar, si Javier se quedará o marchará, etc, etc…

Joaquín, por favor, !volverse al humor!, que de lo trascendente a lo intrascendente hay una línea invisible, horizontal o vertical, muy pero que muy fina.

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Concierto 26-09-2014

Concierto de Extremoduro Palacio de los Deportes Logroño 26-09-2014 crónica

En 2008 Extremoduro tocó en el Palacio de los Deportes de Logroño. Recuerdo que entonces Iniesta parecía el mismo que aparece en la portada de su disco, Yo, minoría absoluta, un Cristo al que hubieran bajado de la cruz, que apenas se movía sobre el escenario, estático, sin interactúar con el público, la mirada ausente, como si aquello atendiera más a una obligación que al goce de tocar.

Ayer, el concierto que ofreció Extremoduro fue otra cosa, mucho mejor. Un concierto memorable, de hecho. Dio comienzo a las 22,30, media hora más tarde de la hora indicada (A pesar de que en la web son muy claros en este aspecto: los conciertos empezarán puntualmente a la hora indicada. Entrad en el recinto con al menos media hora de antelación para evitar tapones y problemas en la entrada), porque a las 22 horas todavía quedaba gente fuera del recinto.

El escenario aparece cubierto con una tela que asemejan contenedores (se ve bien en la foto de arriba). En el escenario, en lo alto un contenedor baja hasta el suelo, entre chirridos, y luego tras alzarse de nuevo, aparecen sobre el escenario los 6 miembros del grupo. Solo reconocí a Iniesta y a Iñaki, al resto, al batería, el bajo, la tercera guitarra y el encargado de los teclados, no sé quienes son. Tampoco Iniesta nos los presentó.

El concierto, como decía empezó a las 22,30 y acabo a las 2 de la madrugada, después de tres horas y media, con una parada a las doce de la noche de media hora. Parada balsámica, para reponer líquidos, pues hacía mucho calor.

La ley antitabaco he comprobado que no opera cuando se trata de un concierto, así que cada cual se fumaba su cigarro, puro, porro, etcétera. No faltaba tampoco el gracioso que cuando se le acababa el cachi lo lanzaba entre risotadas hacia las filas de delante. Hay mucho cachondo suelto. Lo demás todo fue bien, porque no hubo ningún altercado y la salida del recinto fue limpia y cómoda. Nos ofrecieron, tipo top manta, camisetas de Extremo por 10 euros cuando dentro del recinto, las del merchandasing oficial, las vendían a 15 euros.

Otra de las novedades es que hay unos tipos que llevan un bidón refrigerado de cerveza a la espalda y se mueven entre el público, con banderita en el lomo incluida y te evitan así tener que ir a la barra a pedir, a cambio de tener que pagar un euro más que en la barra.

En esas tres horas Iniesta acometió su clásicos de siempre: Golfa, Puta, Ama, ama y ensancha el alma, So Payaso, Ágila, Prometeo, Jesucristo García, La vereda de la puerta de atrás, Standby, etc.

Ofrecieron un tema nuevo y pidieron que no lo grabraran. Iniesta es de los que anima a la gente a meterse de todo, pero luego les pide también que no les graben su tema nuevo para no chafarles «la sorpresa» a los que vayan a sus próximos conciertos. El tema de marras, lo canta en las escaleras junto a Iñaki. No entendí bien la letra así que poco puedo decir del mismo.

A su disco Ley innata le dieron un buen repaso, con esos temas que se dilatan en el tiempo y me recuerdan mucho al Pedrá. De su último disco, Para todos los públicos, sonaron entre otros Locura transitoria, Pequeño rock and roll endémico, Poema sobrecogido..

Ya al final, una vez que Robe dejó el escenario, Uoho se fajó con la guitarra eléctrica durante un cuarto de hora, demostrando que es un virtuoso del instrumento y que a sus 50 tacos todavía tiene cuerda para rato, pues no paró de moverse y de dar vueltas por el escenario como una cabra por el monte.

A Iniesta lo vi muy bien, mejor que nunca a sus 52 años, contento y féliz, moviéndose mucho, de lado a lado del escenario saludando a los que veían el concierto desde las butacas de los laterales, buscando al resto de los miembros del grupo, y dando las gracias a la gente que habíamos pagado 31 euros por verlos, con una voz potente, impecable y desgarradora que no le falló en ningún momento.

Este disco y gira, Para todos los públicos, parece haberse convertido casi en una forma de vida para Iniesta, el cual ya ha sido domesticado por el sistema, ha recibido premios como la Medalla de Extremadura, sin sacar los pies del tiesto, ni dar la nota y ahora, superados los cincuenta, Iniesta es ya un superviviente, convertido en una Leyenda viva del Rock de nuestro país, que llena grandes recintos por toda España, con miles de espectadores, ofreciendo conciertos de más de tres horas, perfectos en lo técnico y que dejarán huella sin lugar a dudas en todos sus seguidores, como quien suscribe.

Si Springsteen nos deleitó en Anoeta con un concierto de cuatro horas, visto lo visto, Iniesta puede convertirse, sino lo es ya, en el Boss patrio, al menos en lo que a duración de los conciertos se refiere.

Miguel Alcázar
Varasek Ediciones

Bulevar 20 (Miguel Alcázar 2014)

Miguel Alcázar
Varasek Ediciones
2014
165 páginas

A Miguel Alcázar lo conozco virtualmente por su hilarante blog literario Mike & Libros.

Miguel ha publicado hace pocos meses su primera novela, titulada Bulevar 20. La pedí en la biblioteca. La he leído y no me ha gustado nada.

Los que cuentan con veinte años en su haber, han leído poco (la mayoría) pero sí que han oído mucha música. Desde las diez de la noche hasta la alborada siguiente, los jóvenes de este libro van de bar en bar, esuchando canciones de Extremoduro, Platero y Tú, Fito, Marea, Deluxe, El canto del loco, Barricada, Reincidentes, La fuga, Iván Ferreiro, Amparanoia, Manolo Kabezabolo, Los Planetas, Pereza, las Nancys Rubias, Delinqüentes, Love of lesbian, etc.
He echado en falta algo de Héroes del Silencio, Albert Pla, Albertucho y Quique González.

Bulevar 20, que da título a la novela y es uno de los bares que forma parte del periplo etílico de estos jóvenes, transcurre en un lapso de seis horas, desde las doce de la noche, hasta las seis y pico del día siguiente. Los personajes son un rebaño formado por gente como Gabriel, Jaime, Lucas, Charly, Paula, Vero, Águeda y otros como el chico popular, la chica, una moderna, el deportista, el bakala, el estudioso, el roquero, el salido, etc. Las negritas son del autor, dando a entender así, se entiende, que esas palabras ennegrecidas son más relevantes que el resto, lo cual no es cierto, pues este rebaño humano está todo él cortado por el mismo patrón: todos ellos son jóvenes, y por la noche todos, sean de la tribu a la que pertenezcan, buscan lo mismo: consumir la noche abrevando, viendo culos, buscando lenguas, vaciando vasos, pegando botes, devorando las horas, follando, escuchando música, sudando, charlando, rumbo al amanecer.

Habiendo cumplido los veinte hace casi otros veinte, leer cosas de gente que trasnocha, narrado de una manera tan plana y pueril, me da mucho sopor. Leer a estas alturas, por ejemplo, una y otra vez cosas sobre pijos me produce somnolencia y si viene escrita en términos tan mortecinos y faltos de ingenio como los siguientes, me animo a seguir y a finiquitar el libro, no por gusto, sino más bien por mi afán por no dejar las cosas a medias.

Un pijo lleva más de una hora en su cuarto de baño. Se ha duchado, recibiendo los chorros del sistema de hidromasaje de su bañera y aplicándose gel de ducha Lactovit, champú Pantene y un acondicionador especial, hecho en farmacia, a base de camomila y extracto de uva. Después se ha secado con una toalla de Pierre Cardin, se ha extendido crema hidratante por todo el cuerpo y ha ensayado durante diez minutos miradas antes el espejo, antes de afeitarse y limpiarse la cara con productos específicos para pieles sensibles (página 19)

Hay más. Ahora en onda deportiva.

– Bueno, cuando estoy en Madrid voy al gimnasio, al Reebok del Paseo de la Castellana, pero aquí todo es una puta mierda…
-paro, y pienso en la página que leí en mundosalud la semana pasada -pues tiro de ejercicios (sentadillas, fondo de pecho, saltos de tijera, flexiones, rotaciones, pesas abdominales) un par de horas por semana -tomo aire para continuar-,aunque, como todo eso se queda en nada si uno no se alimenta bien, pues lo combino todo con un complejo vitamínico especial para el soporte de la musculatura y una dieta rica en pollo…Vamos, lo básico. (página 94)

Os preguntáreis si hay mujeres en este libro. Sí, haberlas, haylas, Paula es una de ella.

Qué mal, qué borracha voy, todo está como flotando, pero estas chicas siguen riéndose y parece que se lo están pasando bien. Es lo importante, ¿no? Es lo que más me importa: que se lo pasen bien, que todo vaya bien…!Que todo vaya bien…!Que todo vaya bien!. De qué te ríes, me preguntan y les contesto que todo va genial y ellas se ríen también, con sus sonrisas perfectas y sus caras perfectas…!Son geniales! La verdad es que me lo estoy pasando bien, ¿no?. (página 138)

¿A qué mola?. ¿A qué da mucho gusto ver que las jóvenes de este país se lo pasan tan de puta madre cuando salen por ahí?. Si este párrafo fuera en plan de coña, tendría un pase, pero darle a este monumento a la sinsorguez, un tono serio, algo tipo «retrato social generacional» me lleva a la náusea.

El libro quiere resultar actual, abarcar muchas cosas y cual cajón de sastre cabe de todo: hay alguna diatriba contra Rajoy y Rubalcaba, se menta a Bieber, hay perroflatuas surgidos del 15M, bakalas, chonis, pijos, heavys, las redes sociales:twitter, facebook, Badoo, también móviles de última generación, páginas web porno, mucho universitario, erasmus, camareras procaces, viejos verdes, mucho pagafantas, Los Serrano, Médico de familia, el Círculo de Lectores y cuantas canciones y grupos os podáis imaginar.

¿Es este un libro generacional?. En absoluto. Hay que ir más allá de nombrar unas cuantas tribus urbanas, y desplegar todos los clichés imaginables sobre el papel, para hacer de esta novela algo de peso. Este es un libro nini, ni divierte ni interesa ni emociona.

Hay muchos personajes, de cartón piedra todos ellos, todos ellos intercambiables (más allá de que uno tenga novia, el otro solo quiera follar, el otro esté rayado y el otro sea más tímido que los demás), como si el autor no se viera capaz (esto son conjeturas) de sostener el peso de una historia tan simple, banal y epidérmica, sobre una o unas pocas voces, por lo que peso de la trama (que consiste en ir pasando las horas con nocturnidad y modorrez), se desmenuza en un conjunto de voces, que tristemente suenan todas igualmente monocordes, como en un coro muy bien afinado que sonara como una única voz.

No hay digresión, ni altibajos, ni destellos, ni humor (¿dónde se ha metido el Mike del blog?), ni salidas de tono, bueno sí. Los pijos son unos subnormales y el autor no se esfuerza en ir mucho más allá del arquetipo, de la etiqueta, de nombrar a una tribu y dejar los puntos suspensivos para que cada uno ponga de su parte los prejuicios y rellene el espacio en blanco con frases hechas.

Miguel Alcázar
Miguel Alcázar

Si la historia hubiera ido de jóvenes que la palman de un coma etílico, o que ponen bombas en el Senado, o que queman cajeros o que apalizan a algun skinhead, o que se prenden fuego a lo bonzo en primaveras ibéricas, o que de tanto follar (porque en esta novela se habla mucho de follar pero se folla todavía menos que en el País Vasco) acaban cogiendo una enfermedad venérea, o ciegos de tanto masturbarse (!cuánta lefa malgastada, escupe, bastarda!), o que les da un derrame cerebral al leer poesía en los bordillos de las aceras, entonces, una novela así me hubiera resultado al menos interesante, pero ver (leer) como durante seis horas todos ellos y ellas, beben y beben y vuelven a beber, de bar en bar, viendo culos, diseccionando miraditas, fumando porros y escuchando canciones, apalancados en el tedio, convierte su noche, la de todos ellos en una noche más, y la lectura de este mediocre libro, en otra lectura más, fungible.

Y después de este momento Kit Kat (amargo), y de estos brotes verdes nostálgicos musicales, volveré a la lectura de El bandido, de Robert Walser, donde tampoco pasa nada, pero donde a su vez todo es una pasada. Hete ahí el ingenio de un genio.

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Doctor Krupov (Alexandr Herzen 2014)

Alexandr Herzen 2014
Ardicia Editorial
107 páginas
2014

Ardicia editorial ha publicado este año dos novelas cortas del ruso Alexandr Herzen (Moscú 1812-1870) bajo el título de Doctor Krupov (que a su vez es el título de uno de los dos relatos o novelas breves, junto a La urraca ladrona).

En el Doctor Krupov el protagonista está especializado en psiquiatría. Para él, la Historia, es la autobiografía de un loco sin apreciar grandes diferencias entre los locos oficiales y los cuerdos, y para ello da ejemplos de lo más jugosos.

Su pasión por las enfermedades mentales le viene a Krupov de joven, al tener como amigo a Levka, el típico bicho raro con el que todo el mundo se ceba, objeto humano al que humillar, para elevarse los otros sobre sí mismos, dado que nada reconforta tanto como tener un tonto a mano.

El comportamiento de Levka, a Krupov, en lugar de incitarle pasiones insanas, le animará a reflexionar sobre el porqué de su conducta, la de Levka, y en especial la de los otros para con él. Aunque el padre de Krupov es diácono y quiere que su hijo persevere en la fe, finalmente Krupov logrará su objetivo de hacerse psiquiatra y ahondar en sus teorías con el tratamiento de pacientes como Anna Fiodorovna, donde el autor da muestra de su liberalidad y agudeza.

– Para usted es fácil decirlo, no sabe lo que es el matrimonio.
– No lo sé, pero me lo imagino: la violencia amistosa de vivir juntos cuando se quiere vivir por separado, y el lujo absoluto cuando se quiere y se puede vivir juntos, ¿no es así?. (página 56)

O cuando aborda el caso de Matrenka, aquejada de alienatio mentale. Mujer de 30 años, casada, a quien su marido maltrata, pero a quien debe asumir, porque Dios se lo ha dado. Ejem.

Ambos casos están plagados de páginas ingeniosas, agudas, divertidas, satíricas, donde Herzen arremete contra muchos de los males de la sociedad en la que vivía (la primera mitad del siglo XIX)

Alexandr Herzen
Alexandr Herzen

En La urraca ladrona, la conversación entre caballeros versa sobre el papel de las mujeres eslavas en el teatro, y la falta de buenas actrices, lo que da pie para que conozcamos la desgraciada y sentida (por el lector) vida de una de ellas, una actriz notable, una tal Aneta, supeditada a un principe dictatorial, a quien Aneta ridiculiza, entendida su existencia como un callejón sin salida, donde todo tiene que salirle mal.

Alexandr Herzen, liberal y filósofo, nos brinda dos novelas cortas, jugosas y divertidas, de lectura amena, interesante y gozosa, agudas e inteligentes. Ahí es nada. Ganas me dan de seguir con Herzen, con su libro El pasado y las ideas.