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Cuéntalo - Logroño

Logroño, la ciudad tomada por la literatura: !Cuéntalo!

La impericia de nacer
obstinaba el desarraigo.
Extraña memoria del futuro,
escribe en el burladero de los sueños
esa crujía de enigmas que nos es
.

Carlos Rafael Ruta ~ Singladuras

En Logroño somos afortunados. La semana del 16 al 23 de noviembre podremos disfrutar del Festival de Narrativas Cuéntalo. Este año, en su tercera edición, se vertebra sobre el desarraigo. CUÉNTALO es un programa de actividades culturales dirigido a todos los públicos que se desarrolla en diferentes escenarios de Logroño a través de conversaciones, talleres, presentaciones de libros, conciertos, teatro, cine y otras actividades.

En Logroño, gracias a este Festival, se darán cita varios premios nacionales, como son los ilustradores Isidro Ferrer (impartirá un taller de ilustración) y Javier Sáez Castán; y la fotógrafa Cristina de Middel. También el escritor Eduardo Halfon, Premio Nacional de Literatura de Guatemala y el periodista Carlos Martínez, Premio Ortega y Gasset de Periodismo.

El Festival comenzará en la Sala Amós Salvador el sábado, 16 de noviembre, con la inauguración de la exposición “Fronteras: Santiago Sierra y Cristina de Middel”; en ese acto Julio Hontana entrevistará a Sierra. Ese mismo día también tendrá lugar la entrega del Premio Logroño de Narrativa y el Premio Logroño de Narrativa para Jóvenes Escritores.

Enrique Alda impartirá un taller de traducción. El periodista Jesús Ruiz Mantilla (EL PAIS) un taller de escritura.

Entre todo estas actividades algunas me llaman más la atención que otras. En concreto las conversaciones que tendrán lugar en la Librería Cerezo, Santos Ochoa de Calvo Sotelo o la biblioteca Rafael Azcona.

Steve Pyke y Timothy O’Grady
Miércoles 20 de noviembre 19.00 h | Librería Cerezo. Textos desarraigados, imágenes despojadas Modera: Enrique Alda

Manuel Jabois, Nell Leyshon y Sabina Urraca
Jueves 21 de noviembre 19.00 h | Biblioteca Rafael Azcona Irse a Madrid Modera: Raquel Vicedo

Susana Hornos, Eneko Ezquerro y Raquel Marín
Viernes 22 de noviembre 19.00 h | Librería Santos Ochoa Calvo Sotelo Volver a Logroño Modera: Antonio Martín

Carlos Martínez y Cristina de Middel
Sábado 23 de noviembre 19.00 h | Biblioteca Rafael Azcona Trabajando en las fronteras Modera: Pío García

Care Santos y José Ángel Mañas
Domingo 17 de noviembre 12.00 h | Biblioteca de La Rioja Las raíces en el asfalto Modera: Jonás Sáinz


Juan Pablo Villalobos
y Eduardo Halfon
Lunes 18 de noviembre, 19.00 h | Biblioteca Rafael Azcona. Partirse en dos. Modera: Cristina Hermoso de Mendoza

Visto todo esto no será nada difícil encontrar alguna actividad que nos resulte atractiva. Así que Ve y cuéntalo.

Página web del Festival Cuéntalo

www.devaneos.com

Lista de locos y otros alfabetos (Bernardo Atxaga)

A finales de 2016 releí Dos hermanos y disfruté tanto como la vez primera vez, dos décadas atrás. En marzo del año en curso, me vi beneficiado de unas cuantas horas de solaz librescas con Horas extras, reeditado por Hurtado & Ortega. En mayo releí, en este caso, Esos cielos (1996) y poco después de su lectura arribé a la conclusión de que El hijo del acordeonista (2004), leído la semana siguiente, era un novelón. En estos devaneos librescos Bernardo Atxaga es el escritor al que más tiempo voy dedicando este año. Los libros aquí mentados no son nuevos, lo último publicado por Atxaga en el territorio de la novela fue, NARP. El caso de Felisa Rodríguez (puede leerse aquí), son antiguos o reediciones, muy oportunas tanto la de Hurtado & Ortega, como esta que nos ocupa, Lista de locos y otros alfabetos, publicado (y prácticamente inencontrable) en 1998 en Siruela y recuperado felizmente ahora por Xordica.

Son dieciséis alfabetos los aquí recopilados, que aparecieron en su día en otros medios: El País, El Mundo, jornadas literarias para “Ejercicios de estilo”, Cuentos de fútbol, revista Zehar, etc. Atxaga advierte en la Addenda de que los textos han sido corregidos y transformados para la ocasión, lo cual no evita, aunque resulta comprensible cuando el arco temporal de la escritura es tan amplio, que uno advierta al menos tres reiteraciones. La edición de Xordica es estupenda, si bien choca ver ahí escrito Lecioncilla en el título de uno de los Alfabetos, y más tarde leccioncilla, o Lichtenberg, escrito una vez con “n” y otra con “m”, así como algún “que” sin acentuar, o algún error de concordancia en cuanto al número, pero bueno, peccata minuta, nihil obstat.

«Dicen que los monjes de hace ocho o nueve siglos debían enfrentarse a públicos lejanos, a veces hostiles, reacios siempre a marchar tras los pasos de una demostración teológica o de una condena moral, y que de esta dificultad y de la necesidad de vencerla surgieron los Alphabeta exemplorum. Se trataba de que el peso de los discursos estuviera bien repartido, y de que cada una de las veintitantas letras del alfabeto correspondiente arrimara su diminuto hombro y contribuyera a llevar la carga: que la A demostrara la existencia del Alma, por ejemplo; o que la B tuviera a bien hablar de san Basilio (…). Cuando uno de estos Alphabeta exemplorum llegó a mis manos, yo ya estaba preparado para entender de qué servía aquel artilugio verbal (…). Decidí, pues, sin apenas dudarlo, apropiarme del método (…); pasó un año, y ya llegaban a la decena los alfabetos que habían salido de mi mesa para ser leídos o publicados en los lugares más dispares. Mis amigos comenzaron a preocuparse».

Atxaga se acomoda al formato alfabeto hasta cierto punto. Sigue esta senda en el primero de ellos, Cuento sorprendente en forma de alfabeto, en Un cuento para Volante, en Alfabeto para la montaña, si bien no se otorga el mismo peso a cada letra del alfabeto y en la mayoría de las ocasiones a muchas no se les presta atención alguna, si bien ese orden alfabético pautará la narración en unos casos o las reflexiones, cuando el alfabeto cae del lado del ensayo. En Red para coger fantasmas, uno de los textos más interesantes en mi opinión, no se ciñe a alfabeto alguno.

Como en otros libros de Atxaga prima la mirada amable, luminosa, poco dada a la polémica estéril; brilla el humor en el Alfabeto sobre el único verano de mi vida en que fui un Don Juan (con coñas marineras como la vasca tocando el ukelele), el ingenio, en Alfabeto francés en honor de Jorge Luis Borges; se demuestra que no importa tanto el tema como el tratamiento, de ahí que se saque jugo a ensayos breves como Alfabeto de una marina; no falta tampoco el relato portátil, ya sea yendo a la naturaleza como en el Alfabeto sobre la montaña, o bien, la ruta literaria, la del viajero que seguirá los pasos y posos del Holden Caulfield salingeriano por Nueva York, que apenas aclarará nada al viajero, o sí, llegando incluso al núcleo de la novela y las pretensiones de Salinger.

No caer en las redes de la polémica y el ruido ensordecedor no supone no dedicar tiempo al juicio crítico, que Atxaga despliega en los tres mejores alfabetos del libro, en mi opinión, a saber, Lección de Groenlandia, originalmente expuesta por el escritor Leif Eriksson el café…, que demuestra muy bien la potencialidad, embrujo y magia de la literatura y la ficción en todas sus manifestaciones; Alfabeto sobre la cultura vasca, donde Atxaga sitúa la lengua y la literatura vasca en su sitio, no como algo del siglo XX, sino con raíces que se hunden varios siglos antes. Muy interesante lo que comenta sobre los bertsolaris. Los que somos de La Rioja y tenemos ascendencia vasca y pillábamos de críos en la televisión la ETB, creo que más de una vez nos hemos quedado pegados, plasmados frente al televisor viendo a los bertsolaris en acción, sin entender, desgraciadamente nada de aquella salmódica e inextricable versificación. En Lecioncilla sobre el plagio o alfabeto que acaba en P, Atxaga se interesa sobre aquello que tiene que ver con la creación, el concepto de artista, genio o creador que estos tienen de sí mismos, lo difícil que supone crear algo nuevo, las dificultades de diferenciar el original de la copia, y la manera en la que cada generación va, más que creando, actualizando lo anterior.

Una colección de textos heterogéneos, que bien se prestan a la relectura, los aquí ofrecidos por Atxaga, marcados por su amenidad, con los que uno disfruta, viaja, reflexiona, divaga, se entretiene, ensimisma y aprende. Luego para leer, siempre, nos sobrarán los motivos.

Xordica editorial. 2019. 284 páginas. Ilustración de Isidro Ferrer.