Vengo

Se agradece que ciertos músicos no pierdan la cabeza y sepan cuales son orígenes y lejos de huir de ellos sean capaces de ponerlos en valor, como hace El Rulo en esta canción dedicada a su pueblo de Reinosa.

Vengo

Iba para estudiante, no para artista.
Vengo de familia rota, de infancia partida.
En los billares aprendí más que en la escuela.
Frases vacías y huecas de aquella maestra.
Vengo de una ciudad pequeña y honesta
donde el frío es arte y sus calles abiertas,
en ellas crecí, en ellas me pierdo
cuando vuelvo de viaje y me encuentro sediento.
Los recuerdos pesan, son cemento en mi maleta.

Vengo a escupirte mis canciones,
vengo a dormir frente a tu puerta,
vengo a pedirte un trago y algo de paciencia.
Vengo a decirte que no duermo
porque me ahogo en mi tristeza,
debería sonreir pero me cuesta.

Soy ciudadano del mundo, aborrezco la guerra,
nunca entendí los visados ni sus fronteras.
Para soñar no hace falta plata ni monedas.
Hoy cantaremos aquí, mañana donde sea.
Nos veremos donde halla una botella,
un escenario, una risa, una luna llena,
una cama de hotel, un puñado de estrellas,
allí donde nunca las lágrimas valgan la pena.
Los recuerdos pesan, son cemento en mi maleta.

Vengo a escupirte mis canciones,
vengo a dormir frente a tu puerta,
vengo a pedirte un trago y algo de paciencia.
Vengo a decirte que no duermo
porque me ahogo en mi tristeza,
debería sonreir pero me cuesta

Crónica de la XVIII Travesía de Hoyos de Iregua

Ayer domingo 8 de octubre 2012 tuvo lugar la XVIII travesía de Hoyos de Iregua. Allí nos juntamos más de 800 personas dispuestas a pasar un buen día caminando. Al comienzo, saliendo de Villoslada de Cameros yendo por un camino estrecho hizo que aquello pareciera una manifestación, y uno no podía otra cosa que andar esperando que el camino se abriese y poder acelerar.
Salida de la travesía Hoyos de Iregua
A los 3,7 km pasamos por el puente de las Rameras.
Luego otros 3,7 km más y llegamos la Ermita de Lomos de Orio. Allí se montó un tapón que nos tuvo una media hora esperando.
LLegada a la ermita de Lomos de Orio

Excursionistas extranjeras haciendo la Travesía
Nos dieron leche con colacao, foskitos, agua, aquarius. Allí estaba el Presidente de la Comunidad Autónoma de La Rioja, D. Pedro Sanz y José Ignacio Ceniceros el Presidente del Parlamento y algún otro político. Había entre los excursionistas alguna extranjera como esas dos chicas de la foto.
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El estatus (Alberto Olmos 2009)

Alberto Olmos El estatus portada
Un puñado de personajes: Claramadre y Clarita, un portero mudo, Ichvoltz el apuesto agente inmobiliario y una mucama, dentro de un hogar al cual se acaban de mudar las primeras, le permiten al segoviano Alberto Olmos pergeñar una historia que bascula entre lo real y lo fantástico, jugando con el arte de la sugerencia, los silencios y los sobreentendidos, mostrando la especial relación entre esa madre entregada a la lectura y poco cariñosa con su madre y esa niña pizpireta y parlanchina que encuentra en Jesualdo, el portero sordo, un perfecto oyente en quien volcar sus desazones y sentimientos. La madre y la hija esperan la llegada del marido-padre, el cual no acaba de llegar y esa espera desespera a la pareja, desquicia sus actos, las crispa, engrandecido todo ello con hechos extraños, fantasmagóricos que llevan a Claramadre a la desesperación.

Un habitat de cuatro paredes y mucho espacio, la típica casa fantasmagórica donde uno no sabe bien cuántas habitaciones la componen, cuántos recovecos y túneles subterráneos la surcan, en una ciudad de un país que no se nombra, salvo algunos detalles sin importancia, como los cambios de gobierno, la agitada situación del barrio en el que viven, que contribuyen a cimentar ese estado de pesadilla y alucinación en el que se mueven los personajes por obra de la prosa vigorosa de Olmos, que trama una historia de buenas hechuras, con diálogos concisos que buscan la sucintez sobre la expansión verborreica, con un logrado clima de asfixia y desazón humana, para una vez leído el final, comenzar de nuevo con la primera página en esta historia circular.

Para quienes gusten de fechas y anécdotas, indicar que El estatus lo escribió Olmos antes que Tatami aunque se publicara después.