Archivo de la categoría: Libros

Leyendo frente al mar

Por el camino de Swann (Marcel Proust)

Concluyo Por el camino de Swann (con traducción de Pedro Salinas), el primero de los siete volúmenes que conforman En busca del tiempo perdido de Proust. Y lo hago con ganas de seguir leyendo más. A pesar de lo que un amigo me comenta acerca de que según los entendidos en Proust no es necesario leer los siete volúmenes y se puede proceder a seleccionar algunos y desechar otros sin cometer un crimen. Veremos.

Lo que me resulta muy evidente es que Proust tiene la gran virtud, propia de los grandes escritores, de hacer interesante cualquier cosa que sea objeto de su pluma. Como un Rey Midas que todo lo que toca la convierte en oro, así Proust consigue dar vivacidad no solo a todo cuanto ve, escucha y lee, sino que en un ejercicio sisifiano de memoria, es capaz con virtuosismo y un detallismo extremo de contarnos durante cientos de páginas la relación, que, por ejemplo, mantienen Swann y Odette. Para Proust todo es literatura, así nos dice que el hecho de que algo de cuanto tiene ahí en mano en su realidad circundante le sea interesante o no, depende de que antes haya pasado por el tamiz de la literatura, es decir, que alguno de sus escritores favoritos haya incidido sobre ese paisaje, cuadro o campanario, viendo así acrecer su interés.

De hecho el narrador, el propio Proust, dedica sus días a la lectura y la contemplación, desde su más corta edad. Mediante continuas comparaciones Proust, logra que su prosa no resulte plomiza, sino vivaz y muy interesante, en las continuas observaciones, reflexiones y pensamientos que le asaltan en esa guerra sin cuartel que es echar mano de la memoria y traer al presente el pasado literaturizado.

Muy bueno.

A la sombra de las muchachas en flor. Volumen 2.

IMG_20220613_175337

Lectura veraniega

Aunque aún no ha entrado el verano, en Logroño, las temperaturas del mes de mayo, y lo que llevamos de junio, son propias de julio y agosto. Ante semejantes calores me apetecen lecturas refrescantes. De cara al verano, la lectura seleccionada ha sido Los hermanos Karamázov de Dostoievski. Leí en su día, con escaso aprovechamiento la edición de Cátedra. Aprovechando la nueva traducción de Alba, a cargo de Fernando Otero, Marta Sánchez-Nieves y Marta Rebón, en una edición primorosa, volveré a caer sobre una novela que para muchos lectores y escritores, como Freud, es la mejor novela jamás escrita.

Pues no. Ha habido cambio de planes respecto a lo que pensé y escribí en el mes de junio. Un libro como el de Dostoievski para leer en la playa me parece poco práctico, así que he cambiado de tercio y he virado hacia Proust. En 2010 leí Por el camino de Swann. Vuelvo a él este verano, doce años después, ayudado por mi mala memoria. Lo que llevo leído, unas doscientas páginas, me está encantando. Qué manera tan portentosa tiene Proust de describir un paisaje, un campanario o un sentimiento. La vez anterior leí solo los dos primeros libros de En busca del tiempo perdido. Veremos qué sucede en esta ocasión.
Leyendo frente al mar
Proust me acompaña como un perro fiel a la playa, la piscina, la cafetería, la tienda de campaña…

Madrid

María Pombo
A Pombo y platillo

IMG_20220624_181632
Arte urbano

IMG_20220624_182453
Arte urbano

Arte urbano

Arte urbano

IMG_20220626_133327

Arte urbano
IMG_20220624_192118
Más luz, más luz
IMG_20220624_192757
¿Y grafitis?

IMG_20220624_194648

IMG_20220624_195544

IMG_20220624_194848

IMG_20220624_201131
Las colas del hambre

IMG_20220625_113716

Madrid

IMG_20220624_201233
El Ulises español, dicen

Metro de lectura

Metro de lectura

Plaza de Colón

Plaza de Colón

Los ingenuos (Manuel Longares)

Los ingenuos (Manuel Longares)

Locales con encanto

Locales con encanto

Arte urbano

Arte urbano

IMG_20220627_120310

IMG_20220627_130055

IMG_20220627_111005

El coleccionista de locales

El coleccionista de locales

Recetas para el espíritu

Recetas para el espíritu

Plaza de Santa Ana

Plaza de Santa Ana

Todos los presos quieren libertad

Todos los presos quieren libertad

Abre los ojos

Abre los ojos

Bendito Rastro

Bendito Rastro

Letras al viento

Letras al viento

Escucha, Almeida

Escucha, Almeida

Tú das el tema, yo el ñorma

Tú das el tema, yo el poema

Maridaje

Maridaje

El sitio de mi recreo

El sitio de mi recreo

IMG_20220612_171017

La muerte del Pinflói (Juan Ramón Santos)

La muerte del Pinflói
Juan Ramón Santos
Baile del Sol Ediciones
Año de publicación: 2022
198 páginas

¿It was just a brick in the wall?. ¿Un yonki, un heavy, un melenudo, un drogata más? ¿Sólo un ladrillo en la pared? ¿Lo es Pascual, más conocido como El Pinflói? ¿Un ladrillo indistinguible de un muro cualquiera? ¿Cabe todo en el mismo montón? ¿Nos conformamos con poner las etiquetas, facetar la realidad y anestesiar los sentidos?.

En su última novela, Juan Ramón Santos, recupera el personaje creado en El verano del endocrino (puede leerse la reseña aquí), aquí convertido en investigador, junto al maestro Constante. La versión labriguense de Sherlock y Watson.

El Pinflói es un hombre de Labriegos que aparece muerto a sus 48 primaveras (agostadas por el óbito), a la orilla de un pantano. ¿Muerte natural, suicidio, asesinato?. La narración pone al Endocrino y Constante a investigar por la zona: Labriegos, la comarca de Ochavia, Aldeacárdena, Pomares, a resultas del expreso deseo de la madre del muerto, la cual quiere saber qué le ha pasado a su retoño.

Un asunto de drogas y listo, podría ser la explicación más rápida. Lo que el texto ofrece es un perderse en la espesura, en las ramificaciones que todo ser humano atesora en su interior, de tal manera que no vale con despachar a alguien con un par de epítetos, y quedarse en la superficie, que por otra parte siempre resulta lo más cómodo al no encontrar ahí, en esa línea de pensamiento (que no lo es), resistencia alguna, sino de ahondar en la personalidad del muerto, en sus múltiples caras y facetas, porque nadie es solo una cosa. Así, a medida que la vivaz narración avance, como en un tablero de la oca (a sabiendas que la última casilla va reservada a la muerte de Paulino, de tal manera que la partida se jugará en sentido inverso; no interesa saber tanto de qué murió, sino de qué mierdas estás hecho, Paulino, para cantarlo con Extremoduro), iremos conociendo más detalles acerca de la figura de Paulino, ya sea su interés por la religión, o la astrología, su pulcritud y docilidad, sus amistades y sus postrimerías.

El Endocrino hará valer su buen olfato para ir siguiendo el curso de los acontecimientos pretéritos, la ilación de pistas, que les permita avanzar e ir templando a sus interlocutores, con una fama que le antecede: la de su buen nombre, allanando resistencias y limando asperezas. A su lado, Constante se siente a ratos como una comparsa, emparentado así con Watson. Que pasa de verse deslumbrado por el Endocrino a decepcionado, para luego reconciliarse. Un Endocrino que sigue poniendo coto a su intimidad, manteniendo de esta manera intacto el misterio sobre su figura y personalidad.

El final parece dejar la puerta abierta a nuevas entregas de esta pareja. Que vengan. Siempre es bienvenida por estos lares la buena literatura Con(s)tante y soñante.