Archivo de la categoría: Ensayo

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La belleza (Roger Scruton)

En su ensayo La belleza, Roger Scruton, el autor, parte de seis obviedades:

La belleza nos da placer. Una cosa puede ser más bella que otra. La belleza siempre es un motivo para prestar atención a lo que la posee. La belleza es el objeto del juicio: el juicio del gusto. El juicio del gusto se refiere a algo bello, y no al estado de ánimo de quien lo formula. Cuando describo a un objeto como bello, lo que describo es el objeto, no me describo a mí. No obstante, los juicios de belleza sólo pueden ser personales. No me pueden convencer sin que yo mismo formule mi propio juicio, ni tampoco puedo convertirme en experto en belleza mediante el simple estudio de lo que otros han dicho sobre los objetos bellos, sin experimentar y juzgar por mi cuenta.

A lo largo del ensayo Scruton no definirá la belleza, pero si mentará a otros que lo han intentado, como Hutcheston, para quien la belleza era la unidad en la variedad. O Kant (filósofo muy presente en el ensayo), para quien lo bello es lo que satisface inmediatamente y sin conceptos. Para el autor la belleza nos ofrece un lugar de solaz del que nunca nos cansaremos, aunque la belleza vaya desapareciendo de nuestro mundo porque vivimos como si no fuera importante. Y diferencia entre la belleza verdadera y la belleza falsa: el kitsch (que no es, en primera instancia un fenómeno artístico, sino una enfermedad de la fe), la afectación y la cursilería. Y entiende la belleza como objeto del juicio estético. Porque la contemplación nos lleva a juzgar estéticamente las cosas y a contrastarlas con nuestra experiencia.

Yendo a Kant, Scruton afirma que solo nosotros -criaturas dotadas de lenguaje, conciencia propia, razón práctica y criterio moral- tenemos la prerrogativa de la experiencia de la belleza. El autor va abordando la belleza humana como objeto del deseo, la belleza natural como objeto de contemplación, la belleza cotidiana como objeto de la razón práctica y la belleza artística como forma de significado y objeto del gusto.

Uno de los apartados más interesantes del ensayo tiene que ver con los criterios que necesitamos para el juicio de belleza. A qué atenernos para saber si algo es bello o no, como algo objetivo y no como fruto de nuestra subjetividad, y por ende, de nuestros gustos. La solución que ofrece Scruton es que necesitamos un juez fiable. De tal manera que los juicios sobre el vicio o la bondad precisarían la misma objetividad que los juicios sobre la belleza, que nos marca el camino, no de lo que somos sino de lo que queremos ser.

Un ensayo este de Scruton (traducido por Jordi Ainaud i Escudero) que nos permite abordar la belleza desde muchos puntos de vista, analizando el estudio de la belleza desde el comienzo de los tiempos, el papel que juega la belleza en el erotismo y en el arte, la profanación del arte y la religión a través de lo kitsch o el escaso interés que suscita hoy la belleza (quizás por el esfuerzo y el sacrificio que supone aspirar a ese ideal), apartada ahora por la violencia y la pornografía.

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El intelectual rampante. Chimaera bombinans in vacuo (Basilio Baltasar)

Descubro la escritura de Basilio Baltasar merced a los treinta y cuatro ensayos agrupados bajo el título de El intelectual rampante. Chiamera bombinans in vacuo. Libro editado por Krk Ediciones.

Algunos de los textos habían sido publicados en Jotdown, Claves, La Vanguardia, El País y Carnets de Formentor. Y han sido corregidos, modificados y adaptados para esta edición.

Uno de los temas que parece preocupar al autor es la predominancia de las redes sociales:

Las redes sociales han envenenado la percepción de la política, han canalizado la movilización tribal de los ciudadanos, enervado la conciencia de la soledad y excitado la angustia existencial […] En realidad son una charca de palabrería psicótica. Han propiciado el hostigamiento de los individuos y envenenado con furia tóxica el debate social […] Ser vigilado, computado, censado por un algoritmo no es menos inofensivo que serlo por un inquisidor.

Cita Basilio a Alexis Tocqueville, quien allá por 1840, ya hablaba de un poder inédito. De un poder que no quebranta las voluntades, las ablanda.

Y quizás esta preocupación tiene mucho que ver con la constatación de cómo se desmantela la tradición, se orillan los clásicos, se última la herencia recibida a lo largo de los siglos. Por eso, la mayoría de los ensayos versan sobre figuras claves, como Rembrandt, El Bosco, Goya (Su arte atestigua el alcance de su imaginación, pero también el poder creador de la inmensa y oscura región del inconsciente. Las imágenes de energía repulsiva que pululan en su umbral pueden ser para un hombre de la sensibilidad y talento de Goya un motivo artístico y también el síntoma de una profunda perturbación), o yendo más atrás en el tiempo hasta Sinesio de Cirene, o bien nos habla de las ruinas de Babel (Ese rumor que no deja de sonar, que remite a la conciencia moral del origen y a la restauración del sentido que redimirá la causa humana, es el susurro que interfiere y obstruye la dominación perseguida por la vieja e incansable maquinaria del Poder), de los Cantos de Maldoror de Isidore Ducasse (Maldoror no es un monstruo, es el profeta cínico de la edad cansada, el que lo sabe todo sobre el misterio de la Creación, el heredero de una revelación, el autor de una inconcebible rapsodia épica. Por ello le corresponde la más alta distinción, el más apreciable de los honores), o de autores contemporáneos que vivifican el pasado como Roberto Calasso (Las vías que el conocimiento ha hendido en el arte, la literatura y la religión han sido transitadas por Roberto Calasso con la precisión del erudito, la elegancia del literato y la energía del pensador; Calasso, para quien lo numinoso reclama su potestad, aunque nos creamos a salvo de su implacable avidez), de visionarios como Kafka (y sus mandamientos bohemios), de autoras cuyas obras nos interpelan, como Ernaux (En la desbrozada literatura de Ernaux abandonan las páginas que ayudarán a examinar lo que pensamos y sentimos. La cavilación que ha desarrollado nuestra escritora a lo largo de los años puede animar en el lector una imitación fructífera. Observarse en los episodios de la vida propia y discernir cuánto de cada uno quedó apresado en las redes de un lenguaje falsario. Cuánto hay de postizo en el consuelo que desfigura lo que fuimos y cuánta fantasía alimenta la ficción del yo inventado para glorificar nuestra importancia personal), Cartarescu (Solenoide; Él único modo de seguir al autor de Solenoide es azuzando nuestra percepción crítica, encrespando nuestra resistencia intelectual, pero al mismo tiempo penetrando la prosa de su elevada y barroca imaginación), César Aira, Coetzee (su Trilogía de Jesús; El relato de Coetzee nos incita a reconocer la potestad creativa de la literatura, los horizontes sublimes de la inteligencia narrativa, y nos anima a seguir el rastro de las figuras rescatadas de un pasado inmemorial, las imágenes que han peregrinado a lo largo del tiempo, de libro en libro, de un mundo a otro, a través de la hipérbole que llega hasta nosotros), a Ricardo Piglia (y su Último lector; nos dice Piglia que el lector avanza a ciegas pero que siempre lee en el texto los indicios de su propio destino. Éste es el modo de leer que cultiva el último lector. La soledad del cabalmente abstraído, su egotismo ensimismado, la formidable intensidad de su concentración, su desdén por el ruido mundano, la sagacidad de su mirada, le han permitido llegar al yo que estaba esperando encontrar) o Cees Noteboom (El viaje es la metáfora sentimental del destino; al mismo tiempo, el encuentro con el grandioso panorama de la Creación. El mundo fértil, la tierra fructífera en perpetua metamorfosis y a salvo del tiempo devorador. Un mundo que solo puede vislumbrar el peregrino que ha firmado un pacto existencial con el espíritu: ir a la deriva hasta el momento en que lo crucial sea revelado.

El presente, la pandemia, se filtra o hermana con textos como La peste de Camus. Hay algo sustancialmente diferente entre aquella época y nuestra mentalidad: hoy nos parece inaceptable que la desdicha envuelva algún tipo de enseñanza.
Y reflexiones sobre la tauromaquia al hilo de la farsa del toro de la Vega:

Sin embargo, los feroces cazadores de toros no son tanto los prisioneros del perturbado imaginario de la violencia como las víctimas de un íntima y secreta vergüenza. Incapaces de abolir la tradición que les impone la violencia, sometidos al torturado dilema ente honor y brutalidad, los lanceros de Tordesillas llevan a cuestas el insufrible rubor que los oprime.

A la nómina de pintores hay que añadir a El Roto (Las viñetas del Roto se abren como el escenario de una representación y es en este espacio teatral en donde su penetrante visión adquiere una singular maestría. Con una sola escena resuelve un asunto endiabladamente encrespado por el vocerío social y de un brochazo, como suele decirse, deja la intemperie innumerables embustes.

Los textos aquí espigados de algunos de los ensayos, creo que nos permitirán calibrar la calidad de la prosa de Basilio, ponderar asimismo su sagacidad, conocimiento y buen tino en la selección de los temas y autores, y avivando con estos ensayos la sed de saber del lector curioso y falto de libros -que nos son tan necesarios- como el presente.

Muy bueno.

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España, la Ilustración pendiente (Luis Alfonso Iglesias Huelga)

España, la Ilustración pendiente, de Luis Alfonso Iglesias Huelga fue el Ensayo ganador del Primer Premio Internacional Diderot de Ápeiron Ediciones 2017. En el mismo, y de una manera cronológica iremos viendo los avances y frenos que el espíritu ilustrado, aplicado en la educación, desde mediados del siglo XVII hasta el fin de la Segunda República, en 1936.

El primer ilustrado español fue Feijoo (1676-1764), humanista considerado el espíritu del siglo, cuya propuesta pedagógica de naturaleza utilitarista estaba basada en la intuición, el entendimiento y la comprensión. La nueva pedagogía debía operar con el criterio de la razón frente a la falsa autoridad del error, de la superstición y de la costumbre. Autor de entre otras muchas obras de Cartas eruditas y curiosas, en las cuales abordaba temas como estimular el estudio o suprimir el terror a los eclipses.

Sarmiento, otro humanista, benedictino. Defendía la pasión por la lectura y apostaba porque en cada población con 500 habitantes hubiera una biblioteca pública. Para enseñar a los niños se debe buscar un hombre sabio, erudito, docto, pacífico y prudente, y que sepa acomodarse a la tierna edad de los niños, no con castigos y rigores, sino con halagos, cariños y premios. Contrario, tanto de los castigos corporales, como de la memorización.

Campomanes, defenderá la educación de los ciudadanos como la mejor garantía para poder inocular valores como el deber, la obediencia, el trabajo y el respeto a la autoridad y a las clases sociales establecidas. Gran impulsor de las Sociedades de Amigos del País. Sigue leyendo

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Tocar el mundo. Una introducción informal a la pintura (Norbert Bilbeny)

En este amenísimo y sustancioso ensayo que lleva por título Tocar el mundo, una introducción informal a la pintura, de Norbert Bilbeny (Barcelona, 1953), el autor se formula cuatro preguntas, a saber: qué es pintar (la búsqueda de la luz, ¿poner color (teñir?) ¿desteñir?), qué hay que pintar (la pintura es el artista y lo es es el que hace aquello que cree y siente), cómo se ha de pintar (ars longa, vita brevis; la entrega incondicional al trabajo por parte del artista; la importancia de la composición, para Kandisnsky la esencia misma del arte moderno), y por qué hay que pintar (la búsqueda de la belleza).
Para ello hará un recorrido por la pintura abstracta y figurativa y sus representantes.
Preguntas fundamentales para el artista, tanto cómo para el lector curioso e interesado en el arte pictórico.

Blanco sobre blanco ~ Malevich

Blanco sobre blanco ~ Malevich

Creo que no soy el único que ante el arte abstracto se siente perdido, quizás por la falta de mensaje, del relato no implícito en el cuadro. Cómo conectamos con una esfera, una línea recta, con las genometrías de Kandisnsky, con el caos de Pollock, cómo comprendemos en esas obras la composición de la obra, que es la que da consistencia a la misma.

El altar de Gante

El altar de Gante

Reflexiona el autor cómo engarza hoy la pintura en la sociedad actual, qué papel juega hoy la pintura, ante el predominio de lo virtual, cuando la pintura es un arte matérico, la combinación de una superficie y unos colores. Parece que el arte pictórico busca la perfección, o más bien, esta le es necesaria. El cuadro fija una belleza que no estaba en el mundo.
El resultado de perfección de una obra denota el deseo de su autor de perfección del mundo, dice Bilbeny.

Manet

Manet

Repasa el autor tres órdenes de pintura, la la figuración clásica, la abstracción figurativa y la abstracción pura. La extracción surge en 1911, ya con Kandinsky, y con el grupo Der Blaue Reiter. El arte abstracto es un arte que no representa aparentemente nada. Hay dos órdenes básicos de la pintura artística, el de los lenguajes de la representación y el de los lenguajes de la abstracción. Al primero pertenecen todos los autores y estilos de la figuración clásica y al segundo los de la abstracción en general. En la abstracción no hay tema ni significado.

Agnes Martin

Agnes Martin

La abstracción figurativa se alimenta del lenguaje de la figuración clásica y de la abstracción pura. Autores representativos son Picasso, Cézanne. La pintura abstracta nace con este pintor, cuando sin pretender obtener nada a cambio, pinta por la pintura misma y ya ni siquiera para el salón de casa. En la abstracción pura la expresión (con la que la abstracción figurativa afecta al espectador) es sustituida por la importancia de la composición.

Pablo Palazuelo

Pablo Palazuelo

Un capítulo va dedicado a la filosofía y la pintura. Dice el autor que apenas ha habido pintores_filósofos, ni filósofos-pintores. La pintura es imagen e imaginación; cuanto más abstracta, más imaginación, mientras que la filosofía son conceptos y argumentos, es palabra.

Carlos Mensa

Carlos Mensa

Muy bueno

Editorial Elba. 2023. 137 paginas.