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La tregua (Primo Levi 1963)

Tras la lectura de Si esto es un hombre proseguir con La tregua se me antojaba una acción ineludible. La tregua comienza donde acaba el anterior. Los alemanes se ven obligados a dejar los campos de concentración a toda prisa ante el avance ruso. Así, Levi y muchos otros se encuentran en los campos abandonados a su suerte, expuestos al frío, muchos de ellos enfermos de disentería, sin apenas alimentos, pero al fin libres, sin el yugo exterminador de los nazis. Es entonces cuando tras dejar el campo, uno de los muchos campos existentes conformado por más de mil personas, entre las que se encuentra Levi, inician el regreso a su patria, a Italia. No les será fácil. La Guerra aún no ha terminado, las infraestructuras son precarias y tardarán unos cuantos meses en cubrir los kilómetros que separan Buna de Turín.

En este peregrinaje Levi nos cuenta un montón de anécdotas hilarantes. Levi no hace más que testimoniar lo que ve: la forma de ser de los rusos, tan distintos a los nazis en cuanto a disciplina y orden, su quehacer en horas muertas en ciudades en donde todo es objeto de compra y venta. Reina un caos controlado. Europa renace de sus cenizas tras la muerte de Hitler y la caída del ejército alemán. No hay aquí personajes, sino personas de carne y hueso, figuras que perdurarán en mi memoria, por su carga de profundidad (seres como Hurbinek, Mordo Nahum, El Moro de Verona, Cesare, Cantarella, y muchos otros).

Levi, logra en este libro de algo más de 300 páginas, lo que otros libros de historia no logran, ofrecer un retrato luminoso y subyugante de esos momentos históricos, en esa travesía que llevará a Levi en tren por media Europa: Polonia, la URSS, Hungría, Rumanía, Austria, Alemania y finalmente el regreso al hogar.

Hay en la narración momentos desternillantes, otros, en los que uno siente la angustia del protagonista o bien su aburrimiento, abonado este de una tensa espera.

Es La tregua, un libro espléndido, por los hechos que cuenta y por el modo de narrar de Levi, que convierte su historia real en un relato fascinante que debe ser leído sin falta.

Si esto es un hombre (Primo Levi 1947)

En este libro, Si esto es un hombre, que junto a La tregua y Los Hundidos y los Salvados conforman la trilogía del Piamontés Primo Levi sobre los campos de concentración, el autor afirma que de no haber pasado por Auschwitz no hubiera sido luego escritor y se hubiera dedicado a la química que era su profesión. Tras ser internado en el campo de concentración de Buna-Monowitz, Levi, a pesar de saber que se la está jugando, decide anotar todo cuanto ve. Saben que los que allí están, practicamente todos, o salen del campo «por la chimenea» o bien mueren por enfermos, al tocar una valla eléctrificada tratando de escapar o por el antojo de algún SS de gatillo rápido, pero se ve en la necesidad de dejar constancia de lo que ve, para si consigue sobrevivir, como fue su caso poder contarlo al mundo.

Hemos visto imágenes sobre los supervivientes de los campos de concentración, personas famélicas de poco más de treinta kilos que apenas podían resoplar. No nos son tampoco extrañas las pilas de cadáveres, las fosas comunes de los ejecutados. Lo que sorprende de este libro es la forma de narrar de Levi. El autor es consciente de ello. En las páginas finales Levi, responde a una serie de preguntas que le fueron formulando adultos y estudiantes después de haber leído su libro, en ellas comenta que optó no por un lenguaje lamentoso o iracundo sino mesurado y sobrio, el del testigo que analiza la situación, para que el juez, en este caso el lector, con lo expuesto se forme su propia opinión.

El libro recoge desde la llegada al campo en trenes de transporte el ganado, a su inserción en los barracones, para luego ir contando con todo detalle el funcionamiento de esos Lager, de jóvenes de múltiples países, judíos la mayoría, confinados allí para ser exterminados sistemáticamentes. Los más aptos, los que las SS consideraban útiles, aún podían realizar alguna labor, lo cual los libraba directamente de los hornos, dándoles alguna esperanza de supervivencia. El libro acaba con los SS abandonando el campo a todo correr, ante la llegada de los Rusos. La tregua, comienza donde acaba este.

Dejo un enlace con una entrevista muy interesante hecha a Primo Levi.

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La playa de los ahogados (Domingo Villar)

Acabo de leer la segunda novela de Domingo Villar, tras Ojos de agua. Ésta se titula La playa de los ahogados. La historia transcurre de nuevo en Galicia, en Vigo y sus alrededores. Leo Caldasy su ayudante aragonés Estévez deben resolver un caso en el que un marinero aparece ahogado en la arena de una playa con las manos atadas con una brida. Todo apunta a que se trata de un suicidio, si bien poco tarda en aparecer en escena la sombra de un fantasma, el capitán Sousa, quien murió en un naufragio, en el barco que gobernaba junto al ahogado y otros dos marineros.

En esta entrega, con el doble de páginas que la anterior, Villar da algo más información sobre Caldas. Sabemos de él que gusta del vino blanco, de la música de jazz, que vive solo, que tuvo una relación con un mujer llamada Alba, con la cual se habla pero con quien no convive. Conocemos también al padre de Caldas y al hermano de este, que está enfermo. Así lo dramático está presente a lo largo de todo el libro. Villar abre así distintos frentes que entiendo irá desarrollando en sucesivas entregas.

La relación de Caldas y Estévez sigue dando mucho juego pues el aragonés sigue sorprendiéndose con la forma de ser de los gallegos, y sus reflexiones las suelta a bocajarro, de forma franca y directa, logrando a menudo granjearse nuestras sonrisas.

Villar es eficaz en los diálogos. Estos hacen avanzar la trama al tiempo que bien el mundo que rodea a los personajes, así se nos comenta desde la forma de preparar unos percebes, hasta la forma de capturarlos, sin olvidar a esas manadas de turistas que llegan a Vigo en transatlánticos o los desmanes cometidos en las zonas costeras en cuanto a la construcción de inmuebles se refiere, haciendo mención a lo lluvioso que es Vigo. Caldas a su vez sigue colaborando en la radio, convertido en el Patrullero de las Ondas.

La historia tiene jugo y cuando uno parece ver las cosas claras, siempre aparecen en escena nuevos personajes o historias que hacen que el curso de la investigación tome un nuevo rumbo. Tras haber leído las dos obras publicadas por Villar, ahora espero con ansiedad su nueva novela.

El signo de los cuatro (Arthur Conan Doyle 1890)

Primera novela que leo de Arthur Conan Doyle y la segunda que Doyle escribió sobre las andanzas de Holmes, tras Estudio en escarlata . A Doyle como a otros muchos escritores le tuvo que acompañar la suerte, pues visto el fracaso que supuso en cuanto a ventas la primera novela de las aventuras de Sherlock Holmes estuvo a punto de dedicar su escritura a otros temas, hasta que un editor le pidió una segunda novela de Holmes y así poco a poco se convirtió Sherlock Holmes en lo que es hoy, una figura de la literatura universal.

El Signo de los cuatro es una novelita de poco más de ciento cincuenta páginas, suficientes para que el ingenio de Doyle se plasme en una subyugante aventura detectivesca, donde Holmes tras un alarde de sus dotes deductivas, y la visita de una joven que trae un caso para él, una aventura apasionante, de las que le gustan a Holmes, para quien no hay nada peor que tener su intelecto en el dique seco, consumiento entonces sus horas muertas dándole a la cocaína. Ese caso le pondrá las pilas, lo henchirá de ilusión y junto a su fiel escudero, el doctor Watson se lanzarán en una aventura trepidante, que deja sin resuello al lector, quien una vez conozca el desenlace todavía recibira una historia postrera adicional, que bien podía haber dado para un relato de aventuras.

Doyle es una maestro, lo demuestra en esta novela, donde uno tiene la sensación de que no sobra ni falta nada. No está claro atiborrarse con best-seller de ochocientas páginas, cuando Doyle en mucho menos espacio, con una mayor concreción y las ideas más claras consigue mejores resultados. Es ahí donde reside el talento.