Archivo del Autor: Francisco H. González

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Iluminaciones (Walter Benjamin)

Leer a Walter Benjamin me resulta muy estimulante. Su prosa es exigente, pero gratificante. Algunos de estos ensayos (escritos entre 1916 y 1940) como los dedicados a la historia de la fotografía pueden parecer ya anticuados, o superados, pero por mucho que la técnica ponga a nuestra disposición cada día artefactos más elaborados, en lo tocante a lo audiovisual, el cambio radical se produjo cuando se pasó de la pintura a la fotografía, cuando el cuadro que era visto por cuatro personas y en entornos privados, se vio reemplazado por la fotografía, que pudo llegar a todas partes y donde la pregunta era cómo el artista encajaba en esa era de la reproducción técnica. Los ensayos dedicados a la religión, la historia o la política me interesan menos.

Dado que este espacio se alimenta de literatura, los ensayos benjaminianos que más me han gustado son los dedicados a Kafka -Benjamin profundiza en sus ensayos en obras como El proceso, a tener muy presentes cuando acometa su lectura-, Baudelaire, donde se transparenta la ciudad de París y el concepto de multitud y de flâneur, con anécdotas muy curiosas como esos flâneur que en plan desafiantes, salían a pasear sus tortugas, dejándose llevar por estas, sustrayéndose así al ritmo acelerado, las prisas, las tareas repetitivas y alienantes que ocupaban cada vez más a millones de personas, especializados en tareas insignificantes, abundando ahí Benjamin en lo que Marx y Hegel escribieron al respecto; el teatro épico de Brecht, el último lírico, Paul Válery; la distinción entre informar y narrar, recurriendo a Léskov
Walter Benjamin
Traducción de Roberto Blatt
y reflexionando acerca de lo que un lector busca en una novela (“Lo que atrae al lector de novela es la esperanza de calentar su vida helado junto al fuego de una muerte leída”) o Proust (de quien Benjamin reseñaría En busca del tiempo perdido, reseñas con las cuales como comentaba Vicente Valero en Experiencia y pobreza, Walter Benjamin en Ibiza, se ganaba la vida, publicándolas en la prensa alemana, ejerciendo la crítica literaria) su memoria involuntaria, donde recurriendo a las vigentes entonces teorías de Freud se analizaba la relación que existía entre memoria y recuerdo, entre vivencia y experiencia (“No importa qué opiniones uno tenga, sino en qué tipo de hombre lo convierten a uno las opiniones que tiene» dice Benjamin parafraseando a Litchtenberg), todo esto sustanciando la narración o la poesía, en el caso de Proust, de Baudelaire y de tantos otros artistas.

Estos sustanciosos ensayos se cierran con centenares de notas, un siempre necesario Índice onomástico y cuatro interesantes prólogos de Jesús Aguirre.

Comenté anteriormente que sería interesante la publicación de un libro que bien podrían titularse El libro de los prólogos, pues en los prólogos, en ocasiones, encontramos materiales muy interesantes (ahí, por ejemplo, Borges ejerció también su magisterio), prólogos que se circunscriben a los lectores de las novelas para las cuales sirve de pórtico, cuando algunos de estos prólogos, superan con creces las hechuras de la novela que prologan para abordar otras cuestiones literarias y de otra índole muy jugosas.

Lo edita Taurus, del grupo PRH, en su nuevo sello Clásicos Radicales.

Taurus. 2018. Edición y prólogo de Jordi Ibañez. Traducción de Jesús Aguirre y Roberto Blatt.

Índice
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Paul Valéry

Paul Valéry

En las Iluminaciones de Walter Benjamin, la figura de Paul Valéry ocupa un papel muy importante, con párrafos suyos como el presente.

El habitante de los grandes centros urbanos retrocede de nuevo al estado salvaje y se aísla de los demás. El sentirse en relación con los demás, antaño siempre alerta a causa de las necesidades, se vuelve hoy, paulatinamente romo en el curso sin roces del mecanismo social. Todo perfeccionamiento de dicho mecanismo pone […] fuera de juego ciertos modos de comportamiento, ciertos sentimientos y emociones. El confort aísla, nos dice y resume Benjamin.

Me pregunto si algún día veremos traducidos al castellano los diarios completos de Paul Valéry, que en francés son 29 tomos. Hace más de 10 años Galaxia Gutenberg editó un libro con algunos extractos de esos diarios, un libro muy recomendable y hoy descatalogado e inencontrable. Nos convendría mucho una reedición.

www.devaneos.com

Huracán en Jamaica (Richard Hughes)

Qué gran singladura nos brinda Richard Hughes (1900-1976), qué gran sensación la de no hacer pie, la de ir a la deriva, flotando en el océano sin rumbo fijo, lejos de las líneas comerciales, en un horizonte sin límites donde están condenados a convivir durante una buena temporada unos piratas y unos niños, para quienes el barco se convertirá en el mejor de los parques de atracciones imaginables.

Si hablamos de novelas náuticas deviene inevitable no pensar en las de Melville o Conrad, y lo meritorio de ésta de Hughes es que marca su propio rumbo y la suya no se parece a ninguna de las escritas por los anteriores.

Bueno es un libro cuando nos sorprende a cada rato, trufado de golpes de efecto y de afecto, creando un limbo espacio temporal donde los niños se desarrollan de otra manera, donde su crecimiento no viene ceñido por las normas de conducta habituales, donde lejos de ejercer de padres, los marineros, bastante tienen con que los infantes no cometan alguna travesura que los haga volar por la borda.

No abreva Hughes en los lugares comunes de la épica náutica, sino que más bien supone una muy plausible inmersión en la mente humana, en este caso en la de unos niños que crecen y al tomar conciencia de sí mismos, comienzan a verse y a ver el mundo de otra manera y hacerse preguntas sin respuesta, pues sus compañeros de viaje, ofrecen el mismo consuelo que esa lámina fija que se despliega cada día ante sus ojos.

El tema de la novela como comenta Azúa en este artículo pasa por ver cómo unos niños raptados por criminales asumen la maldad sin perder la inocencia.

Si la literatura de vuelo gallináceo es insufrible, aquí Hughes con su prosa halconera vuela muy alto, tal que a pesar de su corta extensión, 265 páginas, la lectura requiere calma, no tanto porque sea difícil o árida, sino porque es de esas novelas en las que vale la pena demorarse, recrearse en lo leído, abrazarse a esas cargas de profundidad que barrenan la moral, con las que Hughes construye este artefacto narrativo.

Si quieren un buen libro para estas vacaciones, lean a Hughes. Les llevará muy lejos, hasta el centro de la noche más oscura y más allá.

Hughes la publicó en 1929, con tan solo 29 años.

Alba editorial. Colección Alba minus. 2017. 265 páginas. Traducción de Amado Diéguez

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