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Biblioteca bizarra (Eduardo Halfon)

Heteróclito y muy apetecible (lo edita Jekyll & Jill, así que está todo dicho) y godible artefacto narrativo este que nos ofrece Eduardo Halfon, bien conocido por estos pagos literarios.

El texto explicita el amor de Halfon por los libros, como buen bibliófilo, al hilo de lo cual dedica un apartado a hablar de distintas bibliotecas, y esto me recuerda al libro de Marchamalo, Tocar los libros, como cuando aborda esas bibliotecas particulares de varios miles de ejemplares, como la de Eco, ante las cuales siempre surge como espectador la inevitable pregunta ¿te los has leído todos?, que da pie para respuestas de lo más ingeniosas. En esa miríada de bibliotecas, entresaco La biblioteca mojada, entre otras cosas porque el protagonista es un tal doctor Sancha, un riojano con el que Halfon pasea por la calle Laurel y siendo uno oriundo de Logroño el texto me resulta sorprendente.

Otras páginas son recuerdos de Halfon. Unos tienen que ver con su padre, que ya abordó al detalle en Saturno, como su acto de desobediencia filial en su adolescencia, al no estar Halfon por cumplir con los ritos judios tradicionales. En otros se menta a su abuelo, que ya aparecía en los relatos de Signor Hoffman, o se desgranan otros recuerdos como se hacía en Monasterio.

Reflexiona Halfon sobre la escritura y la memoria. Escribir es volver atrás, poner en pie los recuerdos, rellenar los huecos, «Tras beber simultáneamente de los ríos Lete y Mnemósine, narramos nuestros lugares infantiles desde un punto intermedio entre el recuerdo y el olvido«.

Otro capítulo lo dedica Halfon a su inmimente paternidad (viene al caso hoy que es el día del padre)
La paternidad Halfon
Sentimientos, los que manifiesta Halfon que me recuerdan a otros parejos de Pablo Cerezal en Breve historia del circo.

Halfon nos cuenta sus inicios como escritor, su poco gusto por la lectura hasta pasada la treintena que le llega la iluminación, el leer compulsivo, el enamorarse de las palabras, el aprender a escribir, el ser un lector exigente, el comenzar a publicar. Recuerda a los escritores guatemaltecos que se han visto obligarse a exiliarse: Miguel Ángel Asturias, Augusto Monterroso, Carlos Solórzano, y cómo él mismo se tuvo que ir (un partirse por la mitad) como un día un fulano se plantó en su casa dejó un arma sobre la mesa y se puso a contarle lo mucho que adoraba a Hitler, pues era mejor no andar hablando demasiado y no hablar, opinar, escribir y en caso de hacerlo censurarse, para no causarse problemas.

Me ha gustado mucho la anécdota del laureado Antonio Di Benedetto compitiendo en un certamen de relatos con otros jóvenes que hacían sus pinitos, como Bolaño.

Un habitar más fuerte que la metrópoli

Un habitar más fuerte que la metrópoli (Consejo Nocturno)

Me ha resultado interesante lo propuesto por Consejo Nocturno en este ensayo editado por Pepitas de Calabaza. Ensayo que aborda problemas actuales como el auge de estas metrópolis que vienen a ser como cascarones vacíos, llenas de gente, que no las habitan (lo importante no es ocupar, sino ser el territorio; La política que viene se discierne, por tanto, por la recuperación del nexo fundamental entre habitantes y territorios), que no llegan a relacionarse ni a interactuar, más allá de darse la hora llegado el caso.

Siempre muy presente el capital que rige nuestras vidas y las reifica, la tecnología intensiva, google (se comenta que en breve ya no usaremos este buscador para buscar, sino que le pediremos: ¿cuál es la próxima cosa que debo hacer?), el avance de los drones, que permite tenernos todavía más controlados, siempre cediendo nuestra la libertad a cambio de una mayor presunta seguridad. Se dan ejemplos de ciudades como Singapur, con programas que le darán al gobierno una visión sin precedentes de cómo funciona el país en tiempo real.

Se recurre mucho en estos escritos a las palabras de Agamben (Lo abierto, El uso de los cuerpos. Creo que no hubiera venido mal al final del libro un índice onomástico o una bibliografía, de los muchos libros y autores que se citan: Kafka, Canetti, Illich, Fernando Coronil, Marx, Rigouste, Foucault), que también recogía Marc Badal en un ensayo suyo que leí recientemente (Vidas a la intemperie) donde se hablaba del genocidio rural perpetrado en Rusia que supuso la abolición del campesinado. Consejo Nocturno apela a agregar formas-de-vida íntegras que actúan en una autonomía absoluta, es decir, sin relaciones de gobierno, sustraídas a las relaciones mercantiles y al nihilismo metropolitano, tejiendo vínculos comunales de juramento y de cooperación mutuos y la autodeterminación no de necesidades, sino de deseos, inclinaciones y gustos […] la comuna es lo que viene en el momento en que una miríada de formas-de-vida se agregan material, espiritual y guerreramente en un «Nosotros» y comienzan así a hacer juntas.

Pepitas de Calabaza. 2018. 126 páginas.

Ciervos en África

Ciervos en África (Manuel Fernández Labrada)

Cuando leí La muerte de los héroes de Carlos García Gual ya se enunciaba que la muerte de estos héroes presentaba distintas versiones. Otro tanto sucede cuando leemos las tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides, donde vemos obras distintas sobre una misma figura, como pudiera ser Antígona, la creación de Sófocles, a la que George Steiner dedicó su ensayo Antígonas, sobre la influencia que mitos como el de Antígona han ejercido en los siglos siguientes en artistas y pensadores de todo tipo.
Conviene traer aquí las preguntas que se hacía Gual en este artículo sobre la autoridad de los mitos griegos:
¿Por qué un puñado de mitos griegos, el de Antígona entre ellos, reaparece en el arte del siglo XX en un sentido casi obsesivo? ¿Por qué Edipo, Prometeo, Orestes, Narciso, no quedan relegados a la arqueología?». Quizas sea porque Los mitos griegos -a diferencia de los dogmas- invitan a renovadas y múltiples reinterpretaciones, y se enriquecen con ellas, nos dice Gual.

El autor de este libro, Manuel Fernández Labrada (Jaén, 1958) recurre a los textos grecolatinos, que nos dice que ha leído con deleite, para dando otra vuelta de tuerca, poner su imaginación y su talento en la creación de una suerte de fábulario apócrifo, que a poco que se conozca quienes fueron mitos o figuras como Zeus, Caronte, Prometeo, Odiseo, Afrodita, Pandora, Teseo, Atlas, Nausícaa, Circe, Eco, Narciso, Afrodita, Pandora, Horacio, Apuleyo, Plinio, etc, ofrecerá al lector buenas dosis de entretenimiento y unos cuantos conocimientos (los mitos y personajes que nos resulten desconocidos, afortunadamente, siempre los tendremos para su consulta y conocimiento a un golpe de click).

He disfrutado mucho con la prosa y el humor que gasta Manuel en la reformulación de algunos mitos donde vemos, por ejemplo, a Orfeo abandonando a su suerte a Eurídice, convencido este de que el poder de su arte era superior que el poder del amor (hacia su amada); las debilidades étilicas de los dioses, como Dioniso, muy aficionado a empinar el codo; la manera en la que Prometeo escapa a su castigo sirviéndose de un buitre; aquel árbol que a poco ultima a Horacio y que pudiera haberse tratado de un laurel; cómo engañan a Atlas para endiñarle una tarea de mucho peso, y cómo de vez en cuando ciertos zarandeos de este resultan catastróficos para los humanos o como dado el escaso aprecio que existía por la higiene en la Edad Media se explicaría que teorías como la de Arquímedes tardasen tanto en llegar. Acabo con esta reivindicación que transcribo:

MIDAS REIVINDICADO

La suerte del rey Midas no parece tan terrible si la comparamos con la de algunos escritores y eruditos actuales, que todo lo que tocan lo convierten en plomo.

No es este el caso.

Ediciones TREA. 2018. 192 páginas