Libros electrónicos

Parece ser que los suplementos dominicales se ponen de acuerdo a la hora de abordar ciertos temas. El domingo pasado el suplemento del periódico El País y el de La Rioja, el suplemento XL del grupo Vocento, hablaban sobre esos soportes físicos que permiten albergar cientos de libros electrónicos. Los dos artículos eran muy similares, y se reducían a citar las empresas, como Amazon (Kindle), Bebook, que se han aventurado con la fabricación de los soportes que permitirán en un futuro reemplazar al libro en papel, tal como lo conocemos, hablando de paso de las ventajas de este soporte, principalmente en cuanto a almacenamiento, fácil manejo del aparatito, etc.

No he tenido un aparato de estos en mis manos, y no sé lo que experimentaré cuando esto ocurra, pero a día de hoy me gusta recorrer con la mirada las estanterías atiborradas de libros que conforman mi biblioteca, detenerme en los libros de cocina, las guías de viaje, las novelas, coger uno y consultarlo, tocar las hojas, leer las dedicatorias. Cada uno de los libros tiene una historia, va ligado a un recuerdo, algo similar a lo que sucedía anteriormente con los vinilos, antes de la llegada de los mp3. Me acuerdo de muchas de esas portadas, de los títulos de las canciones, de las letras, no como ahora, donde la descarga masiva de temas llega incluso a indiferenciar a los artistas, pasando de mano en mano cedés o deuvedés con discografías completas que casi nunca llegan a escucharse integramente.
Hay demasiado material y muy poco tiempo. A mí siempre me han gustado los libros y bastante uso el ordenador como para seguir conectado a un aparatito, en mis ratos libros, digo libres. !No contéis conmigo!. Me va el papel. También el de fumar, por supuesto.

Muy interesante

Revista muy interesante Hace algún tiempo que vi como la Revista Quo ponía portadas vinculadas al sexo como reclamo, cuando se nos vende como una publicación dedicada a las tecnologías y a la ciencia. Muy interesante, otra de esas revistas, algo más antigua, dedicada a la divulgación científica, parece que quiere seguir la misma senda. Este mes hablan de las dietas yoyó entre otros temas.

Pues bien en la portada para ilustrar este artículo sale el cuerpo de una mujer de espaldas, y a la altura de un culo bien formado, una mano sujetando un yoyó. Digo yo que para hablar de una dieta no hace falta sacar un culo de mujer, por muy bien formado que esté, a no ser que ese sea el culo que se les quede a todas las mujeres que decidan quitarse unos kilos de encima y luego recuperarlos, entiendo, si es un yoyó, con la susodicha dieta. En fin, que el erotismo está visto que lo impregna todo, y hasta revistas llamadas de ciencias, recurren a lo que saben que venden, o cuando menos hacen que el comprador se haga con la revista, atraído por unas portadas picantonas, que reducen a la mujer a mero reclamo ornamental.

La crisis, ¿agudiza el intelecto o entorpece los sentidos?

En época de crisis la gente intenta llamar la atención de la forma que sea para intentar vender más. En este cartel que me encontré en una zapatería de Logroño de cuyo nombre no quiero acordarme, no sé qué intenciones tenía el que lo hizo, pero lo que es llamar la atención, lo consiguió. Al menos la mía:

Aiba Dios qué precios

Dehesa de Santa María en Logroño

Primero fue un local en la calle Poeta Prudencio y ahora la franquicia Dehesa de Santa María ha abierto un nuevo local, el 6 de marzo, nada menos que en la Gran Vía Logroñesa, en el número 53, junto a la librería Santos Ochoa. Visto desde fuera se ve la barra, y una única mesa. Si entras hasta el final a la izquierda se abre un espacio amplio donde cabe otra docena de mesas. Nosotros pedimos unos redonditos ibéricos, que son cuatro bollos de pan redondos, con jamón serrano, morcón, lomo y tarta de queso. Cuesta cinco euros y la ración es generosa. En medio de los redonditos van unas patatas pajita. Lo que me llamó la atención es que en el cartel que hay fuera anunciaban un menu alsaciano que iba acompañada de una cerveza A.K Damm, mi favorita y eso fue lo que me animó a entrar. La cerveza en cuestión cuesta 2,20 la botella de 33 cl. En el local tienen colgados unos cuantos jamones, y se ven varios quesos manchechos, también «tarta del casar». No faltan tampoco los bocartes, los esparrogos, los cogollitos. Hay por tanto mezcla de iberícos, productos de la huerta, carnes a la plancha como la tabla de ibéricos.
No viene mal un local así, pues en la Gran Vía, no hay locales de picoteo, salvo el Entrepuentes, ya que los locales que se dedican al jamón serrano, se concentran en otras calles como Labradores o Vitoria.

Si has estado en el local y quieres dar tu parecer, pon un comentario, te lo agradeceré yo y las tres personas que cada día visitan este blog.