Archivo de la categoría: Literatura Francesa

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Geai, las aventuras de una sonrisa (Christian Bobin)

Bobin, al igual que otros autores galos como Echenoz, Michon o Modiano se desenvuelve (y envuelve al lector) a la perfección en las distancias cortas. Geai, las aventuras de una sonrisa, editada por Pre-Textos (publicada en Francia en 1998), con traducción de Alicia Martínez, es una fascinante novela de apenas 90 páginas, en la que el espíritu de su protagonista, el joven Albain, me recuerda al que animaba también a los personajes de las novelas de Walser, o al Zollinger de la novela de Pablo d´Ors.

Albain vive en un pequeño pueblo del interior de Francia, y tiene la particularidad de que ve y puede hablar con los muertos. En concreto, aquí, una muerta, Geai, guarecida bajo una fina capa de hielo, desde hace nada menos que dos mil trescientos cuarenta y dos días…cuando comenzó a sonreír, pero el suyo no es un ente maligno, un yo desdoblado como el de las ánimas de Curón.

Albain tiene pájaros en la cabeza, o eso le dicen todos, demasiados, tantos que su proceder “extraño” lo hermana con el tonto del pueblo que siempre hay uno (al menos en la literatura) en cada villorrio.

Albain no hace planes, no tiene expectativas, ni proyectos, todo cuanto lo circunda es para él objeto de misterio, sorpresa y fascinación. Esa mirada ingenua, desprejuiciada es la clave de la novela. Cuando Albain crece, y se abre a la vida adulta, su espíritu se mantiene intacto, incólume. Trabaja de comercial y se convierte en un excelente vendedor, sin buscarlo ni pretenderlo, sin forzar la situación, simplemente escuchando, ofreciéndose como un válido y solvente interlocutor; a fin de cuentas el cliente asume a Albain como un padre confesor, que le ofrece no la salvación pero sí un consuelo en su escucha, gratificada ésta con la compra de unas cacerolas.

La distancia que separa a Albain de Geai, su particular ángel de la guarda, es la misma que lo acerca a dos mujeres, madre e hija, en las que el joven encontrará la horma de su zapato. La sonrisa de Geai es la posibilidad de Albain de abrirse al mundo, no ya como testigo mudo sino como parte de él, no con ánimo de dejar huella alguna, él, que nada anhela ni necesita, pero sí bendecido y asperjado ahora por los dones que la vida ofrece a quien tiene los sentidos aguzados y el ánimo dispuesto, como aquí es su caso.
Geai deviene una sucinta y preciosa fábula moral situada en el linde entre el más aquí y el más allá, que nos habla al oído y (a)morosamente de la manera en la que Albain logra sustraerse a ese día a día en el que nos sumimos y consumimos, orgullosos y aturdidos en afanes varios.

Pre-Textos
Traducción de Alicia Martínez
Año de publicación: 2019
92 páginas

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Pura pasión (Annie Ernaux)

Annie Ernaux en su escritura va espigando momentos, episodios, acontecimientos de su vida que decide verter sobre el papel, no como un acto exhibicionista, pues según ella el exhibicionista se exhibe en el momento preciso en que hace algo que quiere compartir, mientras que ella decide compartir sus vivencias varias décadas después del hecho acaecido. Así relató la pérdida de su virginidad en Memoria de chica; la vez en la que contando doce años su padre estuvo a un tris de asesinar a su madre en La vergüenza; cuando con 21 años decidió abortar en El acontecimiento; La relación con su madre enferma en No he salido de mi noche o los encuentros amorosos relatados a través de distintas fotografías sobre el escenario, no del crimen, sino amoroso, aunque el amor sabemos también mata, en El uso de la foto.

En Pura pasión (con traducción de Thomas Kauf), Ernaux recupera de su memoria aquellos meses en los que estuvo embebida en una relación sexual que no trascendía los confines de su cama en el inmueble de ella. Ante Ernaux también se abre un desierto, y un enemigo invisible que es el desespero, la zozobra, la tensa espera del que consume sus días y noches deseando reencontrar y perderse en la piel amada, la de un hombre casado con parecido a Alain Delon, no francés, que cuando puede y le viene bien va al encuentro y a la acometida de Ernaux, que desaloja de su vida todo lo demás, dando relieve, sentido y valor únicamente a esos encuentros absorbentes, aquel placer licuante que la colma para luego sumirla en el vacío y la ansiedad y que solo encuentran un episódico alivio en la siguiente coyunda y la sangre al galope por sus venas y una nube de arena dentro del corazón y aquella racha de amor con apetito… Y en esta dicotomía menudea la presencia-ausencia en la que Ernaux se ve atrapada, sin tratar de analizar su situación pero con la idea de que lo que ella experimentó entonces fue algo que se hurtaba a su razón, y cuando décadas después trata de analizar lo que le sucedió, echando mano de la memoria (la imaginación y la memoria son el patrimonio de todo escritor afirma Ernaux) llega a la conclusión de que fue víctima de un sentimiento que afecta a muchos humanos, y que a ella lo ligó a ellos -a través de unos actos, pensamientos, creencias, que ella también podría considerar antes de experimentar esta pura pasión como insensatos- algo que te aniquila, pero al mismo tiempo es sumamente hermoso, porque poder vivir un pasión por un hombre o una mujer es para Ernaux un lujo.

Editorial Tusquets. 2019. 80 páginas

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El acontecimiento (Annie Ernaux)

Annie Ernaux en esta novela autobiográfica, con traducción de Mercedes y Berta Corral, relata un episodio, un acontecimiento, como ella lo denomina, clave en su vida: el aborto que llevo a cabo en 1963 cuando contaba con 21 años y estaba acabando la carrera universitaria y preparando una tesina sobre la mujer en el surrealismo. Aborto que en Francia en aquel entonces estaba penalizado con la cárcel. Este libro me recuerda a otro, por su temática, el de Marta Sanz, Daniela Astor y la caja negra.

Una de las dos citas con las que se inicia el libro es de Yüko Tsushima y dice: quizá la memoria solo consiste en mirar las cosas hasta el final… Ernaux comparte este enunciado y su texto va en esta dirección, decidida a contar su acontecimiento abortivo hasta el final. El aborto ha de ejecutarlo a escondidas pues como decía anteriormente estaba penado en Francia y se veían expuestos a penas de cárcel tanto las mujeres que deseaban abortar como los médicos o facultativos dispuestos a ayudarlas. Al final las mujeres debían ponerse en manos de aborteras, corriendo un alto riesgo; algunas de ellas fallecían desangradas o enfermas de septicemia. Era habitual utilizar agujas de punto para de una manera casera poder acabar con el feto. Ernaux desvela su inquietud, su pesadumbre, sin poder compartir apenas con nadie el paso que estaba dispuesta a dar, ocultándoselo a sus padres.

Ernaux queda embarazada de un chico con el que luego mantiene una relación que ya no es tal, que se desentiende de su embarazo y del posible aborto si hubiera lugar. La religión católica que profesaba Ernaux hasta entonces (hasta que le confiesa a un cura lo que ha hecho y éste la pone de vuelta y media) le hace sentir culpable por lo que ha hecho, es a través de la escritura como consigue liberarse o arrostrar su acontecimiento. Parecido a lo que hiciera en La vergüenza descargándose de lo que le aconteció con 12 años, un día en el que su padre estuvo a un tris de asesinar a su madre. Ernaux cree que las cosas que le ocurren le suceden para que dé cuenta de ellas(Miramos el feto. Tiene un cuerpo minúsculo y una gran cabeza. Bajo los párpados transparentes, los ojos, parecen dos manchas azules. Parece una muñeca India. Le miramos el sexo. Nos parece ver el comienzo de un pene. Así que he sido capaz de fabricar esto. O. se sienta en el taburete. Llora. Lloramos en silencio. Es una escena que no tiene nombre en la que la vida y la muerte se dan la mano. Es una escena de sacrificio. No sabemos qué hacer con el feto. O. va a buscar a su dormitorio una bolsa de galletas vacía y lo mete dentro). Que quizás el verdadero objetivo de su vida sea este : que mi cuerpo, mis sensaciones y mis pensamientos se conviertan en escritura, es decir, en algo inteligible y general, y que mi existencia pase a disolverse completamente en la cabeza y en la vida de los otros.
Amen(a).
Emotiva como siempre, Ernaux.

Seguiré con Pura pasión y cuando lea toda la bibliografía de Annie Ernaux, o la que está publicada en castellano, podré ponerme entonces con el libro de Moisés Mori, Escenas de la vida de Annie Ernaux (diario de lecturas 2005-2008).

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Un pedigrí (Patrick Modiano)

Volver a Modiano una y otra vez. En esta ocasión con Un pedigrí, novela de 2007 publicada en Anagrama con traducción de María Teresa Gallego Urrutia.

Las novelas de Modiano son breves y ésta autobiografía también lo es, algo más de cien páginas. Modiano hace un recorrido por su árbol genealógico: padres y abuelos. Finaliza el relato cuando Modiano tiene 21 años, al cumplir la mayoría de edad.

Modiano hace una descripción analítica, objetiva, aportando en tropel y con urgencia (como si precisara descargar su memoria de todos estos acontecimientos para dar testimonio y poder pasar a otra cosa) un alud de nombres y lugares (que cifra bien la errabunda existencia de Modiano esos años); toda aquella miríada de personas que pululaban alrededor de los padres los años posteriores a la finalización de la segunda guerra mundial, quienes después de casarse tomaron caminos distintos, ella como actriz y él como empresario, sin que les sonriese la fortuna a ninguno de los dos. Lo único en lo que están de acuerdo sus progenitores era en que ninguno quería hacerse cargo de su hijo, así que Modiano pasará temporadas con los abuelos y desde sus once años permanecerá en distintos internados (en los cuales lidiará con las horas muertas leyendo: El príncipe de Zenda, El oficio de vivir, Las ilusiones perdidas, Madame Bovary, Viaje al fondo de la noche…) librando los meses de verano. De toda esta infausta situación Modiano hace hincapié en la pérdida de su hermano, que sí le marcó. También refiere que se sentía poco apoyado por sus padres, abandonado a su suerte, sin encontrar nunca el más mínimo cariño paternal ni maternal. Su padre primero lo quiere en el internado y luego al cumplir los 18 en el ejército, pues no ve la forma de quitárselo de encima. Modiano dice no guardarle rencor al padre, tampoco a su madre. La narración concluye en 1966, cuando Modiano cumple 21 años, genera sus propios recursos económicos como corredor de libros y le dan la noticia de que le publicarán su primera novela. Es en ese instante cuando Modiano se siente dueño de su vida, de su presente y futuro, pues hasta entonces tenía la sensación de haber vivido una vida fugitiva, de ser un mero espectador de la obra de su vida.

Patrick Modiano en Devaneos | Un circo pasa, El callejón de las tiendas oscuras, La hierba de las noches, Accidente nocturno, En el café de la juventud perdida, Más allá del olvido, Recuerdos durmientes