Archivo de la categoría: Literatura Francesa

Donde dejé mi alma (Jérôme Ferrari 2013)

Donde dejé mi alma Jerome Ferrari Editorial Demipage portada libro
Jérôme Ferrari
Editorial Demipage
2013
180 páginas

Descubro leyendo Donde dejé mi alma, a un escritor (Jérôme Ferrari) y una editorial (Demipage). Jérôme Ferrari (1968) se llevó el Premio Goncourt 2012 por su novela El sermón sonre la caída de Roma. La pretensión y el argumento de la misma quedan bien definidos en las páginas 183 a la 185 por la notas de la traductora, Sara Martín Manduiña.

«Con esta obra, Ferrari demuestra que la literatura es una arma certera que, a diferencia de la pretendida objetividad de la Historia y de la obscena desmesura de la Épica, es capaz de desentrañar al hombre desnudo, con toda su brutalidad, su intranscendencia o su heroicidad.

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El cordero carnívoro (Agustín Gómez Arcos 2007)

El cordero carnívoro Agustín Gómez Arcos Editorial Cabaret Voltaire
Agustín Gómez Arcos
Editorial Voltaire
391 páginas
1975, 2007

A través de la blog de Daniel Espinar naufragué en la playa literaria del escritor Agustín Gómez Arcos, fallecido en 1998 en Francia y enterrado en Montmartre. Agustín era homosexual, de familia republicana, y detestaba el país que la posguerra había dejado. Ser rojo y homosexual en esa España incivil era tanto como tener una abismo bajo los pies cada mañana.

Así que Agustín cansado de ir contracorriente y ver como su logros en la dramaturgia eran ninguneados sistematicamente por la censura del regimen franquista, en los años sesenta cogió su maleta y cruzó la frontera, para asentarse en Francia, en 1968. Allí, escribiría sus obras en Francés, donde conseguiría dos veces optar al prestigioso Premio Goncourt, para ser luego condecorado con la Orden de las Artes y las Letras de Francia.

En 1975 publicaría, su primera novela, El cordero carnívoro, escrito en su estancia en Grecia (merced al anticipo que le brindaría su editor. Fue a raíz de esta obra cuando Agustín pudo vivir de y para escribir). La editorial Cabaret Voltaire ha tenido a bien traducirlo y publicarlo. Además de este libro, tenemos otras cuatro novelas más de Agustín Gómez Arcos publicas en la misma editorial (El niño pan, Ana no, La enmilagrada y Escena de caza), así como la obra completa de su poesía.

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Islas flotantes (Joyce Mansour 2012)

Islas Flotantes Joyce Mansour Editorial Periférica
Joyce Mansour
2012 (Editorial Gallimard 1973)
Editorial Periférica
103 páginas

Acabo de leer El libro de las maravillas de Clemot, donde la historia transcurre en una Residencia de enfermos terminales, y ahora recién termino un libro de Joyce Mansour (1928-1986) que habla sobre el cáncer y deja el libro de Clemot en un cuento infantil.

La autora francesa en poco más de cien páginas plasma sobre el papel la enfermedad, el delirio de su protagonista, su paso por un hospital en Ginebra donde está ingresado su padre, y donde luego ella también es ingresada, donde moran los cancerosos, y nos va metiendo de rondón, momentos pornográficos, ellos con el alfanje en la mano buscando agujeros donde colmar su deseo y ellas, vulvas resplandencientes dispuestas a ser acometidas por todos los orificios de los que las ha surtido la naturaleza, donde el sexo es la última barrera antes de llegar al mar abierto.

Y la protagonista nos habla de su padre y de su pene, se masturba mentalmente al tiempo que se deprime, y se siente barrenada por la enfermedad, en ese hospital, cuyos pasillos son arterias, y los enfermos coágulos que serán expulsados al depósito de cadáveres, ese sumidero donde acaban los enfermos que adquieren la categoría de fiambre. Mientras, las parturientas a su vez aportan savia nueva.

Brilla el humor macabro (Mi padre se hizo el muerto tan bien que lo dejaron sin cuidados) y el ambiente se enrarece con el hedor del semen, orines, vómitos, suciedad y carne arrumbada.

Lo que me ha sucedido es que todo esto que he leído me ha resbalado, quizá porque de modo inconsciente, hay que blindarse para que todo esto que uno lee, no llegue a anidar en nuestro interior, nos cercene y ampute el ánimo, dejando la nube negra instalada sobre nuestras testas o quizá porque mi estado anímico estaba en modo centrífugo y la llegada de la primavera ha hecho el resto.

El viaje de Urien (André Gide)

El viaje de Urien André Gide portada libro

El Premio Nobel francés André Gide publicó en 1893 El Viaje de Urien a sus 24 años. Fue su novela iniciática. Un viaje, el que llevan a cabo Urien y sus amigos en un falucho, en el cual surcan las costas de Argelia y Túnez, el Mar de los Sargazos, hasta llegar al Polo Norte.

A sus 24 años Gide echó mano de su imaginación, porque las vivencias que atesoraba a tan corta edad eran pocas, como esos periodistas que salen en los medios de vez en cuando que escriben sus crónicas sin ir al país en cuestión (milagros de la wikipedia, google maps, street view, etc), Gide reprocesando sus muchas lecturas manda a Urien y a sus amigos a la aventura, cansados todos ellos de tanto dejarse las púpilas entre libros, y quieren descubrir el mundo a través del viaje, la aventura, el sacrificio y la renuncia, todo junto y a la vez, dándose la circunstancia de que tal viaje acaba aburriéndolos a todos ellos, sumiéndolos en el tedio más absoluto, como si a pesar de tener la tez bronceada, el espíritu alimentado de nuevas sensaciones y experiencias, siguieran siendo ratones de biblioteca, que habitando la celulosa de los libros, sus metafísicas, contingencias, teologías y teodiceas.

Gide se defiende una vez finalizado el libro, contra aquellos que le acusaron de que su libro era un ejercicio de estilo y poco más.

Me parece meritorio ser capaz de escribir algo así a los 24 años, cuando muchos de nuestros jóvenes hoy (100 años después del nacimiento de Gide e inmersos en la ¿sociedad del conocimiento?) las pasan canutas para escribir una redacción de 450 palabras con algo de sentido y coherencia. Pero más allá de estas comparaciones estériles, lo que el libro me ha deparado es la lectura de un libro pomposo, de los que parecen hechos para ser declamados, susurrados al oído de una beldad, incluso para acunar a los retoños antes de abandonarlos en los brazos de Morfeo habida cuenta de sus deliciosas descripciones de mares, puestas de sol, alboradas, lubricanes, playas y cielos.

En el debe de la novela apuntar que hay muchos protagonistas pero creo que ninguno alcanza tal rango y son mero relleno. Incluso Urien no tiene apenas entidad y los diálogos vertidos, son de cara a la galería, una muestra de erudición, pero que en nada logran la conexión con el lector, que en mi caso, más allá de apreciar la belleza de algunas descripciones y cierto sentido de la aventura, me ha dejado tan frío como el cadáver que encuentran en el sepulcro de hielo.

Iba buscando otro libro de Gide y por no hallarlo escogí este. Error.