Esta es la graciosa e irónica señal elegida en una playa para advertir del peligro de los tiburones, parodiando las advertencias de cualquier zoo: No alimentar a los tiburones.
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Amor de Tiburón: Arnold Pointer y la revista Le magazine des voyages de pêche
Seguro que a más de uno os ha llegado un Power Point de un Arnold Pointer y un enorme tiburón blanco que le sigue cual fiel mascota a todos lados tras salvarle la vida, en señal de agradecimiento.
La historia que cuenta es esta:
HISTORIA DE AMOR
El periódico frances «Le magazine des voyages de pêche» en su 56a edición, publicó un asombroso reportaje: Una maravillosa historia de amor
«Arnold Pointer un pescador profesional del sur de Australia cuenta cómo salvó de la muerte segura a un gran tiburón blanco hembra cuando quedó prácticamente enredado en sus redes de pesca. Ahora el pescador tiene un problema: Él dice: “Desde hace dos años, no ando solo. Ella me sigue a todos lados cuando estoy en el mar, y su presencia ahuyenta a los demás peces. Yo no sé ya qué hacer para que no me siga más.»
Es difícil deshacerse de un tibirón de 17 pies de largo, cuando los tiburones blancos son una especie protegida para su conservación, pero un afecto mutuo se ha establecido entre Arnold y “Cindy”. Arnold dice: “Cuando paro el bote ella viene a mí, da vuelta sobre su costado y me permite acariciarla, ella emite gruñidos, entorna los ojos, y mueve sus aletas de felicidad…”
INCREIBLE!!!
Y al final se remata con las poéticas palabras:
Un tiburón,
Un hombre,
Y un agradecimiento de corazón
por SALVAR UNA VIDA!Los seres humanos tenemos aún
Mucho qué aprender de los animales
Y de la naturaleza.Que tengas un buen día!
Además de acompañarlo todo con estas fotos:
¿Cabría la opción de la duda al leer esta historia? Contundentemente sí. Entonces la respuesta es clara: MENTIRA COCHINA.
Según me llegó esto no creo que tuviera ni 1 segundo de duda, imposible creerse algo así. Odio los mensajes en cadena que la gente te pasa como si fueran ciertos, o como mucho diciendo que no saben si lo son o no, pero como sea verdad, qué flipe.
Flipe con lo que te hayas metido en el desayuno, pero con estos mensajes, ver que es mentira se ve al momento y demostrar que es un engaño, al minuto.
En este caso el tal Arnold Pointer es el nombre que se les ha ocurrido darles, pero detrás de la historia hay más. La supuesta revista que hizo el artículo «Le magazine des voyages de pêche«, existe, y el artículo en cuestión, ¡Sorpresa!, también existe, igual hasta alguno la tiene en casa. ¿Qué pasa entonces?
Pues que los que lo hayáis creído sois unos inocentes, porque fue una broma de la revista para el día de «April’s fools day» de 2006, lo que viene siendo nuestro día de los Inocentes.
Curiosamente las fotos son reales, pero ni todas del mismo tiburón, ni de un pescador al que le sigue, sino procedentes de otros reportajes que han unido para intentar justificar una historia sin pies ni cabeza. Es más, alguna de las que se utiliza, sobre todo la primera, del hombre en kayak con el tiburón detrás es bastante conocida.
Me ha recordado a la otra «animalada» del tiburón atacando al helicóptero.
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Logroño y sus esculturas de ositos de gominola
Si alguien se pasa por Logroño en estos días o de aquí a un mes (hasta el 7 de Mayo), podrá comprobar que tanto la recientemente remodelada Gran Vía como la cornisa del ayuntamiento, están llenas de unos gigantescos ositos de gominola de más de 2 metros.
Aunque les hayan denominado osos de gominola, en realidad están fabricados de fibra de vidrio y poliester, así que no pueden comerse. El primero hace gracia, pero el resto hasta llegar a los 60 se hacen algo cansinos, pues todos ellos son exactamente iguales, cambiando únicamente el color y la posición en la que los han puesto, unos tumbados, otros de pie, sobre pedestales mayores o menores, pero con muy poca gracia.
El artista artífice de estos animalejos, que diría Félix Rodríguez de la Fuente, es un toledano llamado Eladio de Mora y más cononido en el mundo artístico como dEmo. La promotora del evento y la que se lleva unos cuantos kilos por tener estos bichos ahí expuestos es la galerista María Porto, sí, la señora de Álvarez Cascos, muy dada a este tipo de extrañas transacciones con el ¿arte? pero siempre con mucho dinero de por medio, por eso se ha juntado con buenos socios en el Ayuntamiento de Logroño, también muy dados a esos negocios.
Bueno. Supongo que a más de uno les gusten los bichejos, pero yo les acabo de ver la gracia. Está previsto que después de Logroño partan a recaudar fondos a otras ciudades españolas, como Salamanca. Que les aproveche.
La hormiga bala
A resultas de una exposición sobre insectos que he visto esta tarde me ha entrado curiosidad por saber más acerca de una una hormiga, denominada la «hormiga bala«.
La tucandeira (Paraponera clavata Fabricius) es una hormiga gigante muy extendida por toda América Central y del Sur, especialmente en las regiones selváticas. Mide una pulgada de longitud (30-33 milímetros) y la reina es aún mayor. Siempre la he encontrado en mis viajes por la selva tropical tanto en Panamá como en Colombia, Venezuela, El Darién o Brasil y en las selvas de Veraguas, donde los indios y hombres del campo las temen más que a las culebras. En Venezuela las llaman cumanagato, en la Guayana británica munuri, en Brasil tucandeira o tucandira o tocanguira. En Costa Rica la llaman hormiga-bala, y falofa en Panamá. En otras partes de Centroamérica y Brasil le dicen hormiga-24-horas para indicar que su picadura puede matar a las 24 horas de haberla realizado.
Suelen vivir en colonias de hasta 500 individuos, aunque es más frecuente encontrarlas en grupos de 12 a 20 siempre en la base de los grandes árboles de la selva. Basta irritarlas o molestarlas dando unas patadas en el suelo cubierto de hojarasca para que salgan de su hormiguero, y entonces hay que ponerse fuera de su alcance. Por eso capturarlas no es fácil y tiene sus riesgos, y fotografiarlas es aún más difícil a menos que se haga en cautividad.
Los campesinos de Panamá saben que cuando les clava el aguijón sufren dolores violentos en la parte afectada y sus alrededores, elevada temperatura, fiebre que puede durar tres días y a veces una zona de necrosis en torno a la picadura que tarda mucho en cicatrizar. El peligro radica en la sensibilización que puede producir y en que una segunda picadura puede provocar el choque anafiláctico mortal.