El último día, antes de ir al aeropuerto, mientras la pertinaz lluvia nos mojaba con ganas, cogimos el metro, bajamos en Oranienburger y nos topamos casi de frente con el reflejo dorado de la Nueva Sinagoga, el más importante lugar de culto judío. Desgraciadamente estaba cerrada y no pudimos acceder a su interior.
Su imponente tamaño hace que desde la Torre de la televisión o desde la Cúpula del Bundestag se vea claramente su cúpula dorada, marcando el Skyline de Berlín. Al fondo como siempre se ve el omnipresente Pirulí, el cual sirve de referencia en casi cualquier parte de la ciudad.