Vi ayer en el Teatro Bretón Retorno al hogar de Harold Pinter, adaptado y dirigido por Daniel Veronese.
Me pregunto si esta obra trata de construir algo sobre el vacío, en la más descarnada elipsis. ¿Cómo es la relación entre el padre y los dos hijos que viven con él? ¿Y con su hermano? Los vemos tirarse los trastos a la cabeza, reprocharse cosas del pasado continuamente, pero no sabemos por qué. ¿Cuál fue la relación con la esposa y madre muerta? La información se nos filtra con cuentagotas. Es muy difícil entender la psicología, la aridez y hermetismo de los personajes. Desconocemos cuál es su moral, cuál es su código de valores. Sus conversaciones abundan en los sobreentendidos: una clase de conocimiento que se hurta al espectador.
La ira, la furia ciega, todas las cuentas pendientes, las cartas puestas boca arriba cuando llegue a casa el hijo mayor, el triunfador, desaparecido hace seis años, en compañía de una mujer, su esposa, cuya conducta es ininteligible.
Los personajes se miran, se escrutan y en ese juego de miradas y silencios hemos de entender ¿qué? ¿Cuál es el sentido de las risas enlatadas? Si la función de una obra es conmover, creo que esta historia así plasmada (interpretada) no lo logra ni de lejos.
Veía la obra y pensaba (o me refugiaba) en Faulkner, en ¡Absalon, Absalon!
Ayer vimos esta obra.
Ni soy crítica, ni experta en teatro,cine o artes visuales, pero si vi la reacción de los espectadores y la mayoría no sabían ni que pensar, ni que sentir…salíamos como si hubieramos estado en un mundo paradójico…donde ni siquiera sirve entender lo contrario de lo que te dicen, para entender el mensaje.
La obra es infumable probablemente será que está mal adaptada por el director…no conmueve, no provoca angustia, ni entretiene, ni te crea disonancia, ni te hace reflexionar…, no se entiende bien la trama,no sabes si es un drama o incluso ( nada probable) una comedia..pero las risas enlatadas si consiguen confundirte…que no hacerte pensar o reflexionar .
Los actores ,excelentes ,hacen lo máximo para lograr transmitir lo que el autor original quería, angustia, amoralidad, despecho,relaciones entre ellos podridas etc,pero a mi juicio, no lo logran ni de lejos.
Menos mal que las butacas del teatro Fernan Gómez, al menos son comodisimas, por momentos pueden servir para una siestecita.
El teatro debe primero entretener y debe ser comprensible…lo demás, hacerte reflexionar, conmover, provocar enfado, o lo que quiera que quiera el autor, es producto de su genialidad para hacerlo llegar al público.
Hola Carmen, coincido contigo en tu acertada y bien argumentada valoración a esta obra teatral. Gracias por comentar y visitar el blog. Saludos.
Qué es entretener, no es la obligación esa, puede que lo que alguien entretenga a otro lo aburra, e,l problema de esta obra es que en ningún momento emociona, los actores mal, la dirección regular y el libreto no sé si en manos de otros.
Hola José Luis. A mí eso me sucedió. La obra no me emocionó en ningún momento, y me resultaba todo impostado. Pocas cosas creo que funcionaban en esta obra. Gracias por tu comentario.
La obra no tiene pies ni cabeza. No tiene ningun sentido. Ni emociona ni hace reir ni se entiende la trama. Los actores hacen lo que pueden pero con ese guión es imposible impresionar al público. No la recomiendo.
Que pena!, actores tan valiosos, desaprovechados en esta obra de teatro?.. Es un absurdo que ni siquiera entretiene, ni hace reír.. No la recomiendo, se hace larga, pues nada tiene sentido, ni hace reflexionar, y saca lo peor del ser humano (fumando, escupiendo, insultando, gritando) lo peor que he visto en el teatro.
A mi tampoco me gustó. Los diálogos muy forzados, todo muy falso. Una decepción.
Coincido en todo con las críticas anteriores. Una obra infumable. Un bodrio sin sentido.
Absolutamente de acuerdo con todos. Es una obra lamentable; lástima de tiempo, de dinero …y de actores.