Leía el otro día Pensar y no caer de Ramón Andrés y uno de los ensayos iba dedicado al pan. Se lamentaba de que mucho de lo que se vende como pan no lo fuera o de cómo algunas tiendas vendían pan a doblón convirtiéndolo casi en un artículo de lujo. Sí, todos hemos visto la apertura y cierres de muchas de estas llamadas boutiques de pan.
No hay que perder la esperanza. En España creo que se sigue haciendo muy buen pan y uno se lleva sorpresas agradables al ver escaparates como este.
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El otro proceso de Kafka (Elias Canetti)
Lo primero que leo de Elias Canetti (1905-1994) es este sobresaliente ensayo sobre Kafka. De toda la producción de Kafka, Canetti se basa en las cartas que Kafka escribió a Felice y que ésta decidió guardar y luego vender.
Comenta Canetti que cuando leyó las cartas de Kafka escritas para Felice, las leyó con una emoción que desde hacía mucho tiempo no había experimentado en la lectura de una obra literaria.
Ese sentimiento es compartido, dado que los fragmentos de las mismas que se citan dan buena cuenta de los miedos, inseguridades y temores del escritor, el cual se queja de su mala salud, de su falta de peso, de su imsomnio, del ruido, de lo difícil o casi imposible que le resultaría conciliar su obra literaria -o lo que es lo mismo su vida- con tener a su lado una mujer como Felice, porque si a través de las cartas que de ella recibe él saca el alimento necesario para seguir escribiendo, sabe que si esa relación se formalizara a través del matrimonio aquello supondría su final, y también el de ella. Kafka se lamenta en alguna ocasión de que escribir tantas cartas, le impide algunos días escribir sus libros, que irá publicando, con mayor o menor éxito.
Dice Canetti respecto a La metamorfosis que es una de las pocas obras maestras y perfectas de este siglo XX. Cuando Kafka publica El fogonero y La metamorfosis, a la par, obtiene más reconocimiento de la primera, si bien, ya sabe que va por buen camino, tras haber publicado La condena que pasa desapercibida. La relación con Felice, se malogra, y Canetti establece las similitudes entre su obra El proceso, y ese otro proceso judicial en el que rompe su relación con Felice con familiares como testigos.
Afirma Kafka que el miedo es, junto con la indiferencia, su principal sentimiento frente a otras personas. Un sentimiento que se ve apaciguado cuando pasados unos meses vuelve a entablar contacto con Felice, y su compañía obra como la luz en la oscuridad. Acaba el ensayo abordando la humillación en las distintas obras de Kafka, sentimiento siempre muy presente, así como el papel que juegan los animales en su obra, como esos animales diminutos que habría que poner a la altura de nuestros ojos para poder verlos, y apreciarlos bien.
El final, nos deja a un Kafka enfermo, ya en las últimas, despidiéndose del mundo y de sus amistades.

Nada importa (Agota Kristof)
En este conjunto de relatos cortos Agota Kristof (Csikvand, 1935) presenta un edificio que va a ser demolido. Cada relato es una carga explosiva en los cimientos. Todo lo que nos refiere Agota es trágico: muerte, cáncer, soledad, locura, venganza, hastío, incomunicación, desamor, desamparo, desencuentro, desempleo…
Tuve un hijo dice uno de los personajes. ¿Murió?, le pregunta el otro. No, creció.
Así son los relatos de Agota, todos ellos son fúnebres, tétricos, funestos, desesperanzados.
A lo lejos, seremos testigos de la voladura del yo, que es la de todos ellos. Pasto de una realidad implacable e inclemente.
El Aleph Editores. 2008. 102 páginas. Traducción de Julieta Carmona Lombardo.
