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El pan a secas

El pan a secas (Mohamed Chukri, 1973)

Mohamed Chukri
1973
Cabaret Voltaire
Traducción: Rajae Boumediane El Metni
264 páginas

Mohamed Chukri (Ben Chiker, 1935) podía haber sido asesinado por su padre, haberla palmado de hambre en cualquier callejón de Tanger o Tetuán, mordido por una rata, ultimado por una enfermedad de trasmisión venérea en sus múltiples escarceos sexuales con prostitutas, podía haberse desangrado en cualquier reyerta mantenida con otros jóvenes, apalizado en la trena. Pero no. Chukri llegó a tener 20 años, y en ese momento aprendió a leer y a escribir, se convirtió en escritor, o ya lo era, pero no lo sabía hasta entonces y a sus 38 años publicó esta breve novela autobiográfica que fue censurada en su país, Marruecos, hasta el 2000.

Durante los primeros 20 años en la vida de Chukri que abarca este relato, el autor no nos burla nada, brindándonos un relato duro, descarnado, brutal, hablándonos de su misérrima existencia, en una familia donde amaba tanto a su madre, como odiaba a su padre, un hombre brutal, despótico, maltratador, borracho, holgazán, amoral, para quien tras desertar del ejército español y ser encarcelado y puesto en libertad, su único fin era torturar sistemáticamente a su mujer y a sus hijos (matando a uno de ellos). Ante esta situación Chukri que era aún muy joven para matar a ese padre al que tanto odiaba, pondrá tierra por medio y tirará para adelante, en casa de unos tíos donde descubre su sexo y el de las mujeres (que a Chukri se le antojan como una boca sin dientes, o llagas que sangran) que hay vida más allá de la miseria, mendigando luego, trabajando como porteador, prostituyéndose, durmiendo en callejones en compañía de gatos, en playas, en vagones, sobre las lápidas de las tumbas de un cementerio, en un mundo que se reinicia con cada alborada, ya que cada día es un cara a cara con la muerte.

Cuando Chukri llega a la adolescencia su deseo se inflama, se desata, y ese deseo anula todas las penurias que le asedian. Así su única religión es ya el cuerpo de una mujer, o de un joven, si se da el caso, y entre polvo y polvo, de pubis en pubis, de lupanar en lupanar, van pasando los años, hasta que un amigo le ofrece la oportunidad de ir a estudiar a Larache.

Chukri, autodidacta, vino de la calle, se crió en ella y nunca la abandonó, como tampoco a su país. El pan a secas es un testimonio excepcional para conocer el Marruecos de los años 40 y 50, bajo el protectorado Español.

Anteriormente este libro se había publicado bajo el titulo de El pan desnudo. La editorial Cabaret Voltaire, ha realizado una nueva traducción obra, de Rajae Boumediane El Metni (Marruecos, 1965) la cual según la editorial“corrige errores de la anterior y ofrece el libro en toda su crudeza, libre de matizaciones, sirviéndonos de la versión que Chukri revisó en el 2000, con ocasión de la publicación definitiva de la novela en Marruecos”