Archivo de la etiqueta: reseña

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Tú también vencerás (Jose González)

Tú también vencerás
Jose González
las afueras
Año de publicación: 2021
95 páginas

La obra literaria de Jose González presenta el aspecto de un sartal. El hilo es la memoria, las cuentas: la familia.

En Tú también vencerás, cuando el nieto refiere a su innominado abuelo una anécdota macabra, un episodio enquistado que requiere un interlocutor, su abuelo rompe a llorar. Aquel secreto guardado bajo siete llaves ve entonces la luz.

La vida del abuelo se nos refiere en segunda persona. El autor no da muchas pistas en cuanto a fechas o lugares, sabemos eso sí que hay dos colores en liza: rojo y azul. Y eso ya es decir bastante.

Vemos o intuimos cómo se gesta todo aquel horror, a pinceladas sutiles. El horror y la indiferencia a ese horror y los movimientos al frente de algunos que no pueden lidiar con la injusticia desoyendo las voces familiares, queridas, apelando a no significarse, para acabar sacándose el carnet del partido, aquel carnet, luego, junto al pecho: sube-y-baja que te recuerda -ya te pasará la factura- que estás vivo.

Luego, se abunda en aquel hecho que supuso el deshielo de la memoria del abuelo, un presente, durante la guerra, que siempre es pasado y memoria, como único asidero ante una realidad irreal por increíble. Ajusticiar a alguien por un modo de pensar. Eso es una guerra fratricida.

Los muertos en la guerra son estadísticas y los vivos son fantasmas. Quizás por eso, para que su abuelo deje de serlo, Jose (le) escribe esta novela, no para entenderlo y exonerarlo, que también, sino para aligerar su peso, si acaso la literatura es capaz de ofrecer tales dones y en ese caso, Jose servirse de ella con su prosa bruñida para alumbrar el punto ciego del error, de un horror no buscado ni deseado, pero siempre mortificante cuando anida en un alma noble.

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El Club de los Superhombres (Rosa Mayreder)

El Club de los Superhombres
Rosa Mayreder
Traducción, edición y estudio por Roberto Vivero
Ápeiron Ediciones
Año de publicación: 2020
134 páginas

En El Club de los Superhombres, breve texto de Rosa Mayreder escrito en 1897, los protagonistas son siete jóvenes estudiantes universitarios que deciden crear una asociación. Nietszche ya ha publicado Así hablo Zaratustra (1983). A la estela de su libro estos jóvenes deciden llamar a asociación finalmente El Club de los Superhombres, después de desechar otros nombres, barajando ideas y conceptos que tienen presente la muerte de Dios o el inmoralismo. La tensión narrativa se focaliza en dos de sus personajes, Ritter y Ferdinand. El primero enamorado del segundo elevado a un pedestal dionisiaco. Ritter lo ve y lo siente como un auténtico superhombre, lo venera, quiere formar parte de su mundo nuevo, porque este le ha descubierto los tesoros del espíritu. Porque ve en él lo que será la nueva y más alta forma de existencia.

Toda la palabrería tras concretarse en la creación de la asociación irá luego a mayores con la creación de una revista literaria, la cual les permitirá poner por escrito y difundir sus ideas. Cuando la policía se cruce en su camino, y la asociación pueda ser considerada de corte anarquista (en las Tablas de los Estatutos en su punto II reza: Cada uno hace lo que quiere) vendrán los problemas y caerán todas las máscaras. La pugna entre el idealismo y el sentido práctico, por parte de Ferdinand. La táctica de hacer pasar la asociación y todo aquel ideario por una chiquillada. La manera de salvar así el pellejo.

Se demuestra que todas aquellas ideas o certezas tenían los pies de barro. Ritter no sabe a quién creer. Obtiene testimonios contradictorios. No sabe qué creer, todo son dudas. Resulta muy gráfica la imagen final. Tratas de hacerte con algo sólido, tangible y acabas abrazando el aire. Metáfora de las ideas, del pensamiento, de esas creencias llamadas a crear un mundo nuevo, de puro transparente, todo aire.

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Caterva (Juan Filloy)

Caterva de Juan Filloy , escrita en 1937, es una de las mejores novelas que he leído y leeré en los próximos años. Llegué a la misma través de una recomendación de JMPA. Filloy murió con 105 años, tuvo una extensa obra, hablaba media docena de idiomas, era un reconocido helenista y su erudición se desplegó bien en novelas como Caterva, de una manera que su lectura resulta apasionante y absorbente.
Filloy, como explica Mempo Giardinelli en su interesantísimo epílogo, afirmaba conocer y manejar más de 70.000 vocablos. Conviene por tanto tener a mano el diccionario para sacarle todo el jugo a la obra. Con más de 100 personajes, la atención se centra en siete de ellos. Siete linyeras o homeless que viven debajo de un puente y que un buen día emprenden un viaje en tren que los tendrá durante unos cuantos días ocupados y preocupados con las circunstancias que la vida a veces nos impone.
Registra bien Filloy el habla popular, criolla, y en los diálogos crepita el humor, una constante que mantiene toda la narración durante casi 400 páginas. Una novela esta que bien merece ser leída lentamente. Seguir en la lectura un deambular parecido al de los protagonistas; así ir de estación en estación, sin apremio, más allá del premio del lenguaje que nos ofrece Filloy.
Al lado del diccionario no ha de faltar el lapicero, el grafito hollando el papel.
Un libro capaz de generar sin lugar a dudas un sinfín de anotaciones, páginas que leer una y otra vez, deleitado ante semejante forma de expresión, con unos personajes que a priori no son un dechado de virtudes pero a los que uno acaba cogiendo cariño y cómo no, lamentando también su pérdida, por el profundo conocimiento del autor del alma humana.
Bien podría hacer una transferencia de las muchas palabras, sentencias, aforismos o reflexiones que han llamado mi atención, pero prefiero que el lector llegue, si llega, virgen, alentado en todo caso por una expectativa que estoy convencido en nada defraudará al avezado lector.

azalak

Gordo de feria (Esther García Llovet)

Gordo de feria
Esther García Llovet
Anagrama
160 páginas
Año de publicación: 2021

Gordo de feria es la quinta novela que leo de Esther García Llovet, también con la que más me he reído, tanto que si algún día escribiera una novela creo que el chascarrillo de las burbujas de la tónica aparecería fijo.
Una novela breve, como es norma de la casa. Unas cuantas secuencias como en un cómic, y un humor absurdo, tan absurdo que me parecía estar leyendo a Eduardo Mendoza, pero aquí la historia se desarrolla en Madrid, en sus calles, en sus barrios, en sus chinos y lo interesante es la mirada de Esther, sacando punta a todas las situaciones. El personaje humorista, que se topa con su doble, a partir de ahí el delirio, hilaridad sosteniendo el relato, las ocurrencias de la autora, muy capaces de arrancar una sonrisa tras otra. Me quedo con eso, con ese humor tan eficaz, tan saludable, trascendiendo el tópico hasta el tópico, exagerando en sus comentarios sobre los hipsters, los jóvenes, los gitanos, los chinos, haciendo caricaturas con la escritura, pero sobre un poso de verdad, de agudeza, de una mirada y una inteligencia afilada.
Bien por Esther.