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Fellini en Roma (Tyto Alba)

Entre el sueño y la vigilia Fellini sale a caminar de noche por las calles de Roma, la ciudad eterna, también un incomparable escenario, una obra de arte. Ver Roma era un espectáculo. Camina Fellini hacia la plaza de España y recuerda. Caminar por la ciudad le servía para desentrañar sus misterios y conocerla a fondo. Roma es para Fellini la Gran Madre, la que le ofrece una sensación de paz y tranquilidad, en la placenta urbana.

Vemos a Fellini principiándose en el mundo del arte, decorando escaparates. Más tarde como caricaturista. En aquel entonces el cine no le preocupaba ni ocupaba. Su objetivo era entrar en la plantilla de la revista caricaturesca Marc´Aurelio. Y a fe que lo conseguirá, codeándose con los que habían sido sus ídolos.

Fellini en Roma

Conocerá en la calle a Giulietta que trabaja en una compañía de trabajo cómico. Tras la boda y estando Giulietta embarazada a Fellini lo intercepta un camión de alemanes y se lo quieren llevar. Logra escapar y al llegar a casa, a causa del susto, Giulietta pierde al niño. Después tienen otro niño que fallece a los pocos días.

Haciendo caricaturas Fellini conoce a Rossellini y así entra el amor al cine en su vida. Rossellini un buen día se fuga, sin avisar a Anna Magnani. Hecho que Giulietta reprueba. Giulietta no es la mujer monumental, como la Diosa Ekberg, que tanto gusta a Fellini. Giulietta estaba a medio camino entre Santa Rita y Mickey Mouse. Fellini le pone los cuernos y trata de hacer con ello una película. Giulietta logra hacerle cambiar de parecer.

Tyto Alba

Tyto Alba

En los sueños comparecen Dalí, evoca sus paseos por la Villa Médici, una desafortunada visita de Ingmar Bergman, Dick Tracy (¡Cien veces más hermoso que la mejor película americana de Gánsteres), las historietas del Corriere dei Piccoli, la llegada del circo, el mito de los opuestos: el clown blanco y El augusto, los paseos con Passolini, su encuentro con el Papa Juan XXIII. Un texto que culmina con la primera palabra que decimos al llegar e irnos: ¡Mamma!

Las acuarelas de Tyto Alba, muestran una ciudad deslumbrante y luminosa, que invita a ser recorrida. Las anécdotas que refiere Fellini permite acercarnos a su universo, más humano que fílmico, en una sucinta biografía preñada de humanidad y sensibilidad, en la que los dibujos y el guion de Tyto alcanzan un perfecto equilibrio.

Muy bueno.

Fellini en Roma
Tyto Alba
Astiberri Ediciones
2017
80 páginas

Tyto Alba en Devaneos| La Vida

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Experto en silencios (Pablo Gonz)

Una novela como esta de Pablo Gonz creo que nace para ser leída del tirón (reparará el lector en que la novela contiene sólo tres capítulos, y cada uno de ellos va sin puntos), a fin de sacarle todo el ju(e)go al ritmo vertiginoso que la novela contiene, ya que desde el principio creo que consigue despistar, al tiempo que interesar, al lector, al no tener muy claro este la tierra que pisa, pues como esas películas en las que un fulano se levanta en la cama de un hospital sin tener idea de quién es, aquí, al protagonista de la novela le sucede algo parecido, cuando despierta en el interior de un barco, al lado de una mujer, sin que las instrucciones que debería recibir por algún pinganillo o chip interno, de un tal Marcel, no lleguen a buen puerto, de esta manera, el personaje será arrojado a la existencia de estas páginas como el recién nacido, lo que explicaría sus acciones balbuceantes, sin saber en ningún momento cómo comportarse, al desconocerlo todo de los demás y de sí mismo, y esta idea en esencia original, estructura la novela, o crea el marco perfecto para todo lo que sucederá luego, de tal manera que el lector, al igual que el protagonista, irán descubriendo juntos cuál es su oficio, qué le sitúa al lado de Louise, de Pawel, del míster, por qué habla polaco, o es capaz de nombrar cada ave, por ejemplo, en su terminología latina, y la narración será un continuo no parar moviéndonos por la geografía nacional, una geografía, no obstante alterada, como veremos, dado que Madrid, por ejemplo tiene puerto, y poco a poco iremos sabiendo más cosas acerca del personaje de Kola, de Colo, que va mudando de nombre, pues todo aquí resulta correoso y asimismo firme por el lenguaje que lo sostiene, profuso y variado, rico en matices, y pensando en términos geométrico, subyace aquí cierta idea de circularidad, tal que la novela acaba como empieza o empieza como acaba y con el lector mareado, como los danzantes de Anguiano, provincia de La Rioja.

Experto en silencios
Pablo Gonz
Sloper
2024
127 páginas

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Notas a pie de instante & El Amén de los árboles (Jesús Montiel)

Mientras leo este libro de Jesús Montiel, me digo que si alguien me preguntase lo que leo, le diría que la pregunta correcta sería: Cómo te afecta lo que estás leyendo. Porque estos textos breves de Jesús, sean aforismos, o bien párrafos preñados de poesía, me emocionan desde la verdad.

Dice Jesús que no ficciona nada aquí, y lo que hace por tanto es ir al pasado: a la casa de la infancia, a colarse entre las piernas de los padres, al colegio de la niñez, a esa piedra fundacional que es saberse (o sentirse o ser) poeta tan joven; o al presente, a las clases en la Universidad, la charla con los mendigos, el trastocamiento que implica ver morir un gato atropellado; y la mirada va también dirigida a esa madre que es la Naturaleza, a sus vástagos: los árboles a los que Jesús dedica su mirada, su atención, y por supuesto sus delicadas palabras, como reza ya desde el título. Esos árboles, como las palabras de Montiel, son el dosel que nos protege del calor y de las inclemencias del tiempo; el refugio a la umbría desde el que vemos la vida fluir, sin oponer resistencia.

Son palabras preñadas de amor, una palabra que se repite mucho, amor defendido no desde la soledad sino desde la búsqueda del prójimo, porque como se dice aquí amor se conjuga en primera persona: tú.
Amor hacia los hijos, porque este bello texto es también, en el breve espacio del aforismo, un canto a la paternidad, a la asunción de la enfermedad de un hijo.

Es un texto que rechaza el infierno y prefiere el paraíso y lo bello, porque están ahí, a mano.
Jesús reflexiona asimismo sobre la escritura y la poesía, sobre cómo siente que comete una traición al hablar de sus libros, porque una vez terminados ya no son sus libros, y le resultan tan lejanos como una estrella, la ruina de una emoción que se ha derrumbado, su escombro, para entendernos.

Ya en su día disfruté mucho leyendo El señor de las periferias, de Montiel. Ahora dejo el libro sobre la mesa y busco con la mirada el cielo y los árboles, abro la ventana (aquí muy presente) y pierdo la mirada hasta el límite de los montes y respiro despaciosamente el aire preñado de humedad, dejando que la lectura haga lentamente su afecto.

Antonia Pozzi

La Antonia. Poemas, cartas y fotografías de Antonia Pozzi (Paolo Cognetti)

¿Qué dirían de nosotros un puñado de poemas, cartas y fotografías? Dependería de su contenido.

Paolo Cognetti pergeña la ¿biografía? de La Antonia con estos elementos. Una biografía que podría ser mínima, por la edad con la que La Antonia murió: 26 años. Sin embargo, la vida de La Antonia dio mucho de sí. Nació en 1912, en el seno de una familia acaudalada. Durante el fascismo, el padre de La Antonia es uno de los hombres fuertes del régimen y Antonia vive entre algodones. No le faltan los viajes, las visitas a la ópera, el personal a su servicio, todo aquello habitual en las familias que eran la flor y nata de la sociedad italiana en las primeras décadas del siglo XX. Pero Antonia aunque se beneficie de su situación, siente pronto manifestarse en ella la vena artística. Saca fotografías, escribe poemas, estudia filología y se doctorará con un estudio sobre Flaubert. Dedica su tiempo a leer y su mundo interior se ve enriquecido con los muchos viajes.

La montaña (o las montañas, a las que acudirá y escalará con frecuencia) será para ella también un referente y cerca de Milán encuentra el paraíso. No está lejos del Cervino, del Monte Rosa, de los dolomitas. Su patria será Pasturo, las montañas serán como un madre, una figura tutelar siempre a mano.

Antonia Pozzi

A pesar de tener todo lo material, Antonia sufrirá lo suyo. Se enamorará, sin haber cumplido los dieciocho, de su profesor de latín y griego: Antonio Maria Cervi. Nacerá a un amor trágico, difícilmente correspondido, furtivo, que acabará feneciendo. De ese amor trágico logrará Antonia recuperarse. Más tarde sufrirá otro desengaño, o un eslabón más en el aprendizaje amatorio, en la relación truncada con Remo. Finalmente, cuando Antonia apenas tiene veintipocos años parece que Dino puede ser el hombre de su vida, aunque las circunstancias no soplarán a favor, siendo Antonia hija del podestà milanés y Dino un antifascista, que lucha por acabar con la injusticia social.

Si hubo quien como Zweig no quiso seguir adelante con su vida a tenor de cómo pintaba el panorama y decidió bajarse del tren en 1942, Antonia, un año antes del estallido de la segunda guerra mundial, quizás viendo el maltrato dispensado a los judíos, muchos amigos suyos lo eran, o quizás porque veía su juventud marchita, y sobre la que se ejercía una cruel opresión, el 3 de diciembre de 1938, busca suicidarse mediante la ingesta de barbitúricos y escribe al mismo tiempo unas notas de despedida. Muere un día después, en casa, rodeada de los suyos.

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La labor de Cognetti en el libro es la de obrar como una voz en off, aquella que irá hilvanando los jirones de vida de Antonia, disponiendo ante el lector sus poemas, e interpretándolos, las bellas fotografías en blanco y negro, las cartas dirigidas a sus padres, amantes y amigos; cartas y poemas en los que Antonia logra sacar de sí sus pensamientos y sentimientos, vencer sus miedos, reforzar su autoestima literaria.

No sabremos nunca cómo era Antonia, pues no están todas las cartas, ni todos los poemas, ni todas las fotografías, pero con todo lo disponible Cognetti elabora un bello y tierno retrato de la desdichada Antonia, la cual, los años previos a su muerte, comienza su labor como profesora, y en su contacto diario con los niños recibe y da ternura, y se da de bruces con una realidad que hasta entonces le había sido negada y quien sabe también si todo eso no sería otra fuerza más que tiraría irremediablemente de ella hacia el abismo de la nada, hacia la anhelada paz que para algunos solo concede la muerte.

La Antonia. Poemas, cartas y fotografías de Antonia Pozzi escogidos y narrados por Paolo Cognetti
Traducción de Raquel Vicedo
Pepitas de Calabaza
2023
200 páginas