Hartkaitz Cano

Circo de invierno (Harkaitz Cano)

Harkaitz Cano
Editorial Pamela
2013
144 páginas

Sorprende que una novela como Y eso fue lo que pasó de Natalia Ginzburg publicada en 1947 no se haya traducido al castellano (por Andrés Barba) y publicada por Acantilado hasta este año. Sorprende que una novela tan buena como El cuaderno perdido de Evan Dara, haya tardado 20 años en ser traducida. Sorprende también que el libro de relatos Circo de invierno de Harkaitz Cano, a pesar de ganar el Premio de la Crítica en 2005, no fuera traducido del vasco al castellano hasta el 2013. Leo que la versión original contaba con cuatro relatos más de los catorce que aparecen en la edición en castellano.

Los relatos suceden en distintos momentos temporales que se dilatan incluso durante dos siglos, como sucede en el que para mí es el mejor relato del libro, Momentos estelares de una silla. Las historias transcurren en distintas ciudades, algunas de ellos en París, en los años setenta del pasado siglo y cómo no ahí aparece Cortázar. Otros se ciñen a lo marginal, con parejas de amigos unidos en el arte de delinquir con el ruido de las manifestaciones y cierres de empresas como la banda sonora de su precariedad, parejas de amantes donde la infidelidad se torna una ciénaga, parejas de novios que no saben si seguirán siéndolo fiándolo su ventura en una alianza, hijos ya sin sus padres que sienten el crudo invierno aún más crudo sin la compañía paterna, enfermos de cáncer que tratan de lidiar con el tumor como quien trata con cualquier otro material de deshecho.

Asoman a estos relatos bajo el paraguas de lo metaliterario escritores como Hemingway (momentos antes de suicidarse), Cioran con sus aforismos, su pesimismo y su tumba, Cortázar, las grandes esperanzas de Dickens, Los hundidos y los salvados de Levi. Hay música en las canciones de Dylan, de Zappa y humor en el relato Elephant terrible con unos animales convertidos en asesinos, o no. No falta lo trágico, la violación, el ajusticiamiento, la muerte e incluso un relato en el más allá.

Leo que al traducir este libro al castellano a Harkaitz algunas cosas del mismo ya no le gustaban, pero que al ejercer de traductor no podía sino ceñirse al texto y ser lo más fiel al mismo. A pesar de que creo que Harkaitz es un buen narrador, los relatos me resultan irregulares, algunos sí que brillan a gran nivel pero otros muchos van poco más allá de la ocurrencia, de la anécdota, donde la chispa no salta.

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