IMG_20230614_164755

Filosofía en Benidorm (Roberto Vivero)

La última novela de Roberto Vivero, Filosofía en Benidorm es un parto. El título ya promete. Quien haya leído Jaque al asesino, Grita, La taberna de Platón, encontrará en esta novela un buen maridaje entre la filosofía y el humor, en clave de denuncia del postureo filosófico amamantado por el Estado con subvenciones, publicaciones o congresos como el presente, al que acuden un puñado de profesores y profesoras universitarios de filosofía, empeñados en saber vivir bien, y más preocupados de sus bolsillos, emolumentos, vacaciones y demás elementos accesorios a la labor docente que a la misma.
La novela nos va servida como un diálogo frenético e irreverente de algo más de doscientas páginas, a varias bandas.
En el hotel en el que tiene lugar el congreso, además de profesores de filosofía hay adolescentes. Y ya sabemos que la filosofía va en búsqueda de la verdad sin hacer ascos a la belleza, aquí a la más tangible, la más carnal, la más a mano.
Las intervenciones de los docentes en sus conferencias sirven para velar lo que tratan de decir o exponer, en unos términos inexpugnables para el vulgo, a esos salvajes que hay que mantener al otro lado del limes.
El autor va desgranando lo más mezquino y abyecto de cada uno de los personajes, para hacernos desoír los cantos de sirena del saber hueco, de la filosofía convertida en un manual de autoayuda, de los farsantes e idiotes que a lomos de su vanidad y desde su atalaya tratan de darnos gato por liebre, sin levantar la cabeza del ombligo.


-«Todo cambia para que nada cambie», nos dice Lampedusa. «No hay nada nuevo bajo el sol», nos recuerda el Eclesiastés. Desde el momento en que no queremos que nada cambie, podemos comportarnos de manera que la opinión niegue la realidad. Pero este hecho también puede ir en otra dirección: si yo creo que algo es así, que algo tiene que ser así, así es. De aquí es de donde parten todos los libros de autoayuda: cambia tu manera de ver las cosas y ya verás… Pero ¿ya verás qué? Para eso nos habríamos quedado con Marco Aurelio. Al menos veríamos escritura de calidad.

IMG_20230521_100221

Malaherba (Manuel Jabois)

Conocía la labor periodística de Jabois pero no la novelística. En Malaherba nos vamos a comienzos de los noventa. El punto de vista de la narración es la de un niño cuyo padre muere dos veces. La primera porque le da un chungo. A resultas de lo cual su vida se ve trastocada profundamente. Jabois describe ese mundo con una gran sensibilidad y conocimiento. Un mundo, que quizás porque nacimos con tres años de diferencia, me resulta muy reconocible.
Pero más allá de los petazetas, los clicks, las máquinas recreativas, los josticks, los Armstrad, los motes a los profesores y a los alumnos, la presencia da abusones, las primeras pajas, la pulsión del deseo, el lanzamiento de piedras, los cómic y los vinilos, los porros, las expulsiones del colegio, etc.

Más allá de esta educación sentimental, lo meritorio en la novela es cómo describe Jabois ese mundo a través de la mirada de un niño de once años. Cómo ve él a sus padres, cómo es mundo que puede ser terrible se ve decantado por el amor y el cariño hacia quienes queremos, y cómo sus reflexiones son las de aquel que va dando sus primeros pasos, siempre titubeantes en esto del vivir, ingresando en un mundo que poco tiene de amable, que se ve dulcificado por la amistad, la que le presta al narrado su amigo Elvis, su hermana Rebe, su madre que hace lo que puede y su padre, muerto y redivivo y luego otra vez muerto.

Un epílogo final que permite releer el libro con otros ojos. Porque las cosas no son como sucedieron sino como las recordamos.

Muy bueno.

IMG_20230516_185609

Los girasoles ciegos (Alberto Méndez)

Leyendo a Zweig siempre me pregunto qué es lo que le llevó a suicidarse en 1942. Podía haberse exiliado en Estados Unidos. O esperar tres años más y hubiese visto acabar la segunda guerra mundial y el final de Hitler.
Creo que Zweig no deseaba vivir en el mundo de 1942.
En los personajes del espléndido libro de relatos Los girasoles ciegos de Alberto Méndez, creo que existe una determinación parecida. No se consuelan con el todo pasará, vendrán tiempos mejores, saldremos de esta, no.
Por eso el Capitán Alegría el día antes de que Madrid caiga, decide rendirse al bando republicano. Y lo hace porque no quiere formar parte de esa victoria. A sabiendas de que lo acusarán de traición y morirá. Es un acto suicida en el que cristaliza su dignidad. Porque no vale ganar de cualquier manera, porque no se quería vencer, sino matar y represaliar.
Por eso Ricardo salva su vida escondiéndose como un topo en un armario de su casa.
-Que alguien quiera matarme no por lo que he hecho, sino por lo que pienso… y, lo que es peor, si quiero pensar lo que pienso, tendré que desear que mueran otros por lo que piensan ellos. Yo no quiero que nuestros hijos tengan que matar o morir por lo que piensan.
Y Ricardo al ver que un diácono lascivo fuerza a su mujer en su casa, en sus morros, actúa, y a sabiendas que el cura lo va a delatar se precipita al vacío.
O Juan Senra que puede salvar su vida o prolongarla con mentiras hasta que se da cuenta de que no vale la pena, para decir la verdad y ver la muerte a los ojos.
O el joven poeta que se lanza al monte con su mujer embarazada. Y el frío y el hambre los iran matando a los tres y a los animales que les rodean, en un pesebre infausto.

La espléndida prosa de Alberto sirve para contarnos estás vidas desgraciadas. Porque la guerra todo lo envenena, malogra y desbarata. Por que hay quien no está dispuesto a vivir a cualquier precio.

undlh

Reseña de Últimas noticias de la humanidad en «Cuchitril literario»

El escritor Juan Pablo Fuentes, y tenaz y concienzudo lector, responsable del longevo e insoslayable blog literario Cuchitril literario, en marcha desde 2007, y con varios miles de reseñas en su haber, reseña Últimas noticias de la humanidad.
Muchas gracias.

La reseña puede leerse completa aquí.