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La Divina Comedia de Oscar Wilde (Javier de Isusi)

La Divina Comedia de Oscar Wilde es un estupendo cómic obra de Javier de Isusi, con prólogo de Luis Antonio de Villena, muy bien documentado, que nos permite conocer mejor la situación vivida por Oscar Wilde los últimos dos años de su vida, entre 1898 y 1900 en París.

Después de pasar dos años en la cárcel, acusado de sodomía, cambia de país y se traslada a Francia. Muda también de nombre, y pasa a llamarse Sebastián Melmoth.

A pesar de estar en el barro, Oscar sigue mirando las estrellas. Sus amigos le animan a escribir, pero Oscar prefiere vivir, que su vida sea el escenario en el que representar su obra de arte. Sus amigos le encarecen sus conversaciones, su ingenio vivaz, sus brillantes paradojas y dicen de él que es un escritor genial sin una obra genial.

Oscar sigue bebiendo, descuidando la salud, enfermando, gastando dinero en chaperos a los que regala objetos continuamente.
Lo que sabremos de Oscar nos llega gracias a las entrevistas realizadas a sus amigos y amantes, como Maurice Gilbert, Robert Sherard, Reginald Turner, André Gide, Frank Harris o Bosie, entre otros.
También hay un episodio en el que Oscar charla con el espíritu de Rimbaud. Y aparecen también en el libreto los hermanos Machado, que tuvieron ocasión de conocer a Oscar en París.

Oscar murió con 46 años. Es evidente que los dos años en la cárcel hicieron mella sobre él. Pero como decía Oscar, está bien que te partan el corazón, porque lo malo es que se convierta una piedra.

La Divina Comedia de Oscar Wilde

Su ingenio, sus ocurrencias, transformaban el drama en comedia y sus escuchantes rompían a reír y a llorar con continuidad, tal era la habilidad que tenía Oscar en el ejercicio de la palabra, capaz de llegar hasta el fondo de las cosas y de las almas.
Llegó a la conclusión de que tenía que conseguir que todo lo malo que le había pasado fuera bueno para él. El dolor le permitió apartar la mirada de la belleza, de lo ajeno, para así despertar. Ya que el dolor hace que dejemos de buscar fuera para poder buscar dentro de nosotros, decía.

Muy bueno.

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