Archivo de la categoría: Salamandra Graphic

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Barbecho (David Sancho)

Cambiemos a Andrés por Emilio, la novela por el cómic, la lluvia amarilla por los cielos esclarecidos, pero mantengamos un pueblo de la España hoy vaciada (ubicado en el cómic en Teruel), y ampliemos el arco temporal (aquí contenido en la siembra, cosecha y labranza) para ir desde los años posteriores al final de la Guerra Civil hasta nuestros días.

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Echemos la vista atrás y pensemos cómo ha cambiado España en estas siete últimas décadas. El cómic de David Sancho fija su atención en uno de estos pueblos, a quienes la modernidad fue vaciando, a medida que sus vecinos fueron a buscarse la vida en las grandes ciudades, como semillas buscando un suelo más fértil. La tecnología introdujo luego tractores que reemplazaron los arados y la mano de obra en el campo resultó sobrante, a medida que el sector primario perdía peso en el PIB respecto al sector terciario.

El libro incluye los años de la dictadura y el crucifijo, la llegada de la democracia, las primeras elecciones, el advenimiento de la televisión en color, el agua corriente, y más recientemente los pueblos desiertos pero alfombrados de paneles solares.

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Muestra buena mano David para los diálogos; oralidad que cifra bien la esencia rural en su modos y costumbres. Alguna ilustración, ilustra muy bien, valga la redundancia, aquello de Pueblo pequeño, infierno grande, cuando los dimes y diretes, los chascarrillos y las maledicencias conviertan al prójimo en objeto de nuestros ataques.

BARBECHO

Barbecho me ha resultado una interesante aproximación a los cambios acaecidos en nuestro país, desde la perspectiva de un pueblo, a través de los ojos de un nonagenario.

¿Qué pasa con esta tierra? Es la pregunta que pone fin al libro; pregunta muy gráfica y pertinente a medida que la despoblación es ya una realidad inexorable.

9788418621871

Hypericon (Manuele Fior)

En 2022 se cumplió el centenario del descubrimiento de la tumba del faraón Tutankamón.
La joven Teresa obtiene una beca para acudir a Berlín a preparar una exposición sobre dicho descubrimiento, a mediados de los noventa.

Si la estancia en Berlín le proporciona la deseada independencia, tanto como la posibilidad de visitar una ciudad para ella desconocida, su vida se trastoca cuando conoce a Rubén, un joven italiano que exprime las ubres de la vida amamantado por la manutención mensual que le pasan sus padres, la cual le posibilita llevar una vida bohemia, habitando inmuebles okupados, caminando por el lado más salvaje de la vida, frecuentando locales donde menudea al desenfreno alcohólico y sexual.

Surge entre Teresa y Rubén el amor, y algunas viñetas presentan sexo explícito.
El caso es que entre ellos se crea un lazo difícil de romper, más allá de sus respectivas inseguridades, dudas y deseos.

Hypericon

El descubrimiento de la tumba de Tutankamón, uno de los dos hilos narrativos del cómic, fue todo un hallazgo, al descubrirse completa junto a todos los tesoros. El artífice fue Howard Carter, del cual leeremos algún fragmento de sus diarios.

Hypericon

El título, Hypericon, hace mención a la flor que formando una corona encontraron en la máscara funeraria de Tutankamón. Un amuleto que servía para espantar los demonios y que hoy se sigue comercializando por sus beneficios para la salud.

Fior alterna los colores cálidos, ocres, en la historia que sucede en Egipto, con otros colores más fríos en la historia que transcurre en Berlín. Incide asimismo en retratar al detalle los rostros de los protagonistas. Las viñetas explicitan bien la intimidad de la pareja, sus emociones y temores. Fior ofrece variedad en sus dibujos y dinamismo en la narración.

Traducción de Regina López Muñoz.

Bueno.

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Warburg & Beach (Javier Olivares y Jorge Carrión)

Warburg & Beach (Salamandra Graphic) hará las delicias de quien ame la matericidad de los libros, aquellos objetos capaces de exarcerbar nuestro ánimo estético. El diseño del comic me resulta original. A falta de lomo, el libro, desplegado sobre una superficie puede ser leído de izquierda a derecha, como quien visualiza una película. Al finalizar la lectura si le damos la vuelta el libro continúa, en el reverso. Olivares (El extraño caso del Doctor Jekyll y Míster Hyde) despliega todo su talento, con bellas ilustraciones, unas cálidas otras más oscuras, con geometrías lisas. Por las páginas desfilan Sylvia Beach y Aby Warburg, creadores de la librería Shakespeare & Company, en París y la biblioteca Warburg en Hamburgo (hoy Instituto Warburg). Beach fue quien publicó aquel libro de más de un kilo de peso, el Ulises de Joyce. Vemos también a Mary Wollstonecraft, precursora del feminismo, al artista Marcel Duchamp o a Frances Steloff. Carrión es quien se encarga de los pequeños textos que acompañan las ilustraciones, píldoras que nos permiten conocer algo de los personajes mentados, y quizás un cabo, un anzuelo que nos enganche para abundar en sus biografías, al finalizar la lectura de este muy sugerente comic.
Warburg & Beach

Bueno

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Estamos todas bien (Ana Penyas)

Mircea Cărtărescu en su última novela publicada en España, El ala derecha, hablaba así de su madre:

…y, entre tanto, lavar, frotar, hacer las camas y recoger lo de todos, la marcha de mi padre al trabajo y la mía a la escuela, las cazuelas de comida («No sé qué prepararos, voy a volverme loca») y la falta de reconocimiento y la indiferencia general, como si esta mujer que nos había convertido en personas, esta persona buena y honra da («Mircişor, no se te ocurra en esta vida llevarte ni un hilo que no sea tuyo»), que se había colocado en el último lugar, en ningún lugar, de hecho, en la jerarquía de las necesidades familiares, sin ropa para salir, sin zapatos, sin maquillarse y sin arreglarse, que renunciaba incluso a su colonia de un leu, la de los cochecitos de cristal, que se hacía la permanente una vez al año, con motivo de quién sabe qué ocasión, fuera tan solo una criada pagada para ponernos todo delante de las narices, para lavar y planchar nuestra ropa y que pudiéramos presentarnos decentemente en nuestro deambular el ancho mundo, brumoso y aterrador, que se extendía más allá de su pueblo en el centro de Bucarest…

Falta de reconocimiento, indiferencia general, colocada en el último lugar, en ningún lugar, tan solo una criada, etc. ¿Nos suena, verdad?

El otro día mi hija pequeña andaba con dolor de cabeza. Después de un par de horas, algunas atenciones y mimos y un ibudol ya estaba recuperada y me dijo: Gracias por cuidarme.

Canta Rigoberta Bandini que sin tetas no habría humanidad. Añado: Y sin los cuidados que nos han prestado siempre las mujeres la existencia sería inasumible. No somos conscientes del incalculable valor, de la necesidad y del escaso reconocimiento de las cuidadoras y de sus cuidados.

Estamos todas bien

Ana Peynas crea Estamos todas bien en 2017, con 30 años. En el cómic da voz a sus dos abuelas: Herminia y Maruja. Mediante las conversaciones que mantiene con ambas conoce mejor el pasado, desde los tiempos de la posguerra, el abandono del pueblo y la llegada a la ciudad (Alcorcón y Valencia), el cuidado de los hijos, la marcha de los mismos, hasta el asentamiento en la vejez, el dolor de huesos, la soledad, el aburrimiento. Sirve por tanto aquí la escritura y las ilustraciones como vía de conocimiento para Ana de su pasado familiar, único, pero a su vez extensible al resto. Vemos la Movida madrileña, las películas de Almodóvar, los productos de aquella época: La Casera, Lagarto, Nivea
Hay un contraste entre Herminia y Maruja; la primera vitalista, alegre, curiosa, y Maruja, sin embargo, más aburrida, cansada, negativa, necesitada de pasar más tiempo con los suyos.

Se dice en el cómic que hay demasiadas historias de amor escritas, pero que no hay tantas de abuelas, por eso, historias como las de Ana son tan necesarias y saludables cuando se hacen desde el sentimiento, el conocimiento y la verdad.