Archivo de la categoría: João Gilberto Noll

IMG_20240513_181934

A cielo abierto (João Gilberto Noll)

No hay en la narración de Noll un orden, tampoco una estructura; el texto parece ser fruto de la improvisación. Creo que aquí al leer el lector acaba desleído, pues Noll solapa lo objetivo con lo subjetivo y lo pone en ese punto que está en entre el sueño y la vigilia y no sabremos tampoco si lo que el narrador nos cuenta son recuerdos, algo real o bien imaginado, o si lo ha soñado. Comienza la narración con dos hermanos que van a buscar a su padre al frente de batalla. La guerra es una guerra más; la marca blanca de la destrucción. Noll deja todo en el aire y le imprime a lo narrado un aire cálido de vaguedad; los críos van a buscar a su padre porque el pequeño está enfermo. Y el mayor vivirá experiencias sexuales con adultos y lo considerará un aprendizaje, como si quisiera ser uno más de los providencialistas, para los que no hay que oponer resistencia a las cosas que nos suceden porque todo forma parte de un aprendizaje; aprendizaje que también puede ser doloroso. El narrador a veces desea estar muerto, o mineralizarse o ser un objeto y otras no está nada disconforme con la vida que lleva, que tampoco sabemos muy bien cuál es. Mientras, su flujo de conciencia es espermático, luego pringoso, tal que el lector bien que puede resultar pegoteado. No hay aquí una moral levantando muros sino que todo es campo abierto, y el incesto, la pedofilia y la violación campan a sus anchas, como fruto del referido aprendizaje, y de los impulsos sexuales irrefrenables y experimentadores. El narrador comparte su cuerpo con hombres y mujeres, se refriega con su hermano, el cual también fue poseído por su padre siendo niño, y ahora ya adulto el narrador asimila un trío sexual en el que su compañera de viaje recibe por igual el semen de uno y de otro con la ilusionante idea de que los dos pueden ser padres al alimón. El otro miembro del triángulo es un joven sueco al que el narrador desflora para luego abrasarse ambos en el deseo mutuo. No hay orden y sí desconcierto en lo que Noll nos cuenta, pero ¿cómo poner en palabras el parturiento estado mental cuando todo se atropella en la cabeza y las palabras ven la luz cual coágulos o calostros? Y en su ritmo frenético, ya cuando el protagonista lo mismo está de vigía en un pañol que en un barco, confinado como esclavo sexual de un cincuentón desdentado, para finalmente recalar en Maia, este libro me recuerda, en el frenético no parar, al Cándido o el optimismo, y en su punto escatológico y transgresor a Edén, Edén, Edén. No me pilla de nuevas la lectura de este inclasificable libro de Noll, al haber leído otro suyo, Lord. Y me pregunto lo complicado que tiene que ser verter al castellano, como hace aquí Claudia Solans, la prosa de Noll.

Lord

Lord (João Gilberto Noll )

João Gilberto Noll
2006
132 páginas
Adriana Hidalgo Editora

Leí una entrevista al escritor Luis Rodríguez en la que recomendaba esta novela. Luis y Noll se parecen. Son las suyas escrituras radicales, singulares, que dejan al lector postrado en la perplejidad.

Leo este artículo de Vicente Luis Mora sobre la novela de Noll, donde nos dice que fue Luis Rodríguez quien le forzó a leer a Noll. A menudo, en esto del leer vamos recorriendo los caminos que otros en su día hollaron para los que vamos detrás. Respecto a la novela de Noll experimento algo similar a lo que me sucedió leyendo La herida se mueve, esa sensación de que no haces pie, de que el autor te puede salir por cualquier parte, una sensación de extrañamiento, algo hipnótico, a pesar de que aquí sí hay una semántica y algo parecido a una historia.

“Aquellas palabras sin semántica funcionaban para mí como un mantra y, como tal, era hipnótico, me llevaba a un estado de indeterminación: un murmullo satinado nunca convertido en gesto, en acción.

El protagonista es un escritor que acude a Londres invitado por un inglés que le paga el alojamiento y dietas. Un hombre con siete libros escritos, a sus espaldas. Ese es su patrimonio. Todo lo demás es excedente. Un ser que en Londres va camino de disolverse dentro de sí mismo. Como el personaje de Paradoja del interventor que perdía el tren, al hacer una pausa en un pueblo y decidía quedarse allí, en Lord, el protagonista llega a Londres y su horizonte es ya un billete sólo de ida. Brasil quedó atrás.

Noll compone escenas muy visuales, que provocan rechazo y atracción al mismo tiempo, una narración inasible, que no lo pone fácil, que abandona lo manido para aventurarse por construcciones mentales, a menudo sorprendentes, lo cual me conduce a este párrafo en el que el protagonista se pregunta sobre el acto de escribir.

Por qué unimos una palabra a otra y armamos frases suntuosas o secas, sinuosas o directas, brutas o subliminales. Si lo que decimos con tales frases tienen relación inmediata con las cosas o sólo se sirven de la descarga de nuestras neuronas imposibles. Y en el caso de que prevaleciera esta última hipótesis ¿por qué no nos callamos, aun cuando yo pierda el empleo de profesor de este delirio llamado lengua portuguesa?

Una lectura muy excitante, un autor, João Gilberto Noll, en el que abundar.