Archivo de la categoría: Crítica

Sí (Thomas Bernhard)

Sí
, es una aceleración brusca, un continuo movimiento hacia delante de una reiteración, donde tras crear una imagen de los, Los Suizos, y en especial de La Persa, todo se dinamita. Polos iguales se repelen, personas idénticas que se aborrecen, se odian. Espejos en los que reflejarse y cristales rotos. Poca esperanza para personas que propulsadas hasta el límite de sus posibilidades, de su ambición, caen fulminados, como si la existencia fuera un espejismo, de cimientos de papel y humo. Personas viles, abyectas, recriminatorias, despreciables, pueblan las páginas de esta escritura enfebrecida, de este monólogo interior, de ese circunloquio de quien escribe para calmarse, para aclararse, para en definitiva actuar o tomar conciencia.
Schumann y Schopenhauer, dos tablas de salvación que no son tales cuando todo está perdido, en caída libre hacia la autodestrucción liberadora.

Una historia mínima, plasmado sobre el papel, dejando para el lector momentos de hastío, ante el artificio y floritura, ante el oropel de lo banal. El arte es descubrimiento y emoción. Su lectura no me ha traspado. Una mera caricia en la epidermis.
El mundo como voluntad y representación.

El oficinista (Guillermo Saccomanno)

El oficinista Guillermo SaccomannoCrear y describir. Crear un mundo y describirlo, acercarlo al lector. El autor de El oficinista, Guillermo Saccomanno, nos describe un mundo que ha creado con tinta, el cual no dista mucho del real. Suponemos que nos habla de un futuro no lejano, poblado de perros clonados, murciélagos que mueren entre las hélices de helicópteros mientras surcan cielos saturados de lluvia ácida, donde no hay amaneceres, donde no saben sus habitantes si es de día o de noche, calles donde estallan las bombas de terroristas o de suicidas, con zonas de degradación humana, donde la muerte y la vida van de la mano, un escenario en el que se mueven unos personajes innominados, porque sus nombres, sus particularidades son un detalle menor, dado que es la naturaleza la que se ha corrompido ya de tal manera, que El oficinista y protagonista del libro, es un tipo más, vulgar, común, multiplicado, que fantasea con asesinar a su familia y a su prole, a su amante, porque nada de cuanto vive le impele a seguir, sino que más bien lo hunde en el fango del suelo que pisa, un suelo parduzco, poblado de cadáveres, de jóvenes con piercings, drogados, alcoholizados, alineados con la nada más absoluta. Y en ese mundo gris surge la figura de una mujer, ese amor redentor que nos ayuda a ser mejores o al menos a creerlo, durante un tiempo, a menudo breve, en el que la enfermedad del enamoramiento enajena y excita al mismo tiempo.

El Oficinista caerá rendido a los pies de la secretaria del Jefe, la cual es compleja como todos, y lleva endosada varias vidas en sí misma, y a su rol de secretaria se añade el de mujer activa sexualmente, luchadora, trepadora, que quiere ser madre de un hijo luchador de kickboxing no un oficinista de escritorio, como su pretendiente, que se agarra a su puesto de trabajo en la oficina como un naufrago a su trozo de leña, delatando si es menester a otros compañeros, porque lo que importa es no perder el puesto de trabajo, tener una nómina con la que poder dilatar más su existencia gris, vacía.

El autor emplea una prosa ágil, rítmica, con momentos de humor negro, de existencialismo, kafkianos con referencias a la soledad rusa que anega al oficinista, una prosa desbastada que deshoja florituras para ir al busilis, a la esencia y que no da tregua al lector, con capítulos breves, para arrearnos un guantazo en plena jeta. Hace falta luego pues, retraerse, buscar el silencio para analizar cómo se ha llegado a esa situación, en qué se ha fallado, si este presente que es mañana tardará mucho en materializarse o si ya vivimos así y no somos conscientes.
Da miedo pensar que los sueños se hagan realidad cuando estos implican muerte y destrucción.

Berlín, 1945

Berlín 1945 (Pierre Frei)

De novelas ambientadas durante la Segunda Guerra Mundial o durante la postguerra vamos servidos. Me viene en mente la lograda saga creada por ejemplo por Philip Kerr. Aquí el autor es el autor alemán Pierre Frei (de quien no he encontrado ninguna foto. Hablamos pues de un autor que como Pynchon o Elena Ferrante quiere pasar desapercibido).

Esta novela negra nos sitúa en Berlín, en el año 1945. Alemania ha perdido la guerra y la ciudad Berlinesa ha sido dividida y dejada en manos de los Aliados. En ese escenario un asesino irá despachando alemanas rubias y esbeltas. Hablamos por tanto de un asesino en serie. La figura del mismo es practicamente irrelevante, dado que apenas tiene peso en la historia más allá de ser la mano ejecutora. No sabemos cúal es su motivación y no hay apenas retrato psicológico del personaje, porque al autor esto no le debe parecer relevante. El peso de la historia recae en esas cuatro jóvenes que son asesinadas. Se nos irán desgranando sus historias particulares, sus modos de vida, insertas en ese régimen nacionalsocialista que irá emergiendo con Hitler a la cabeza, hasta declarar la guerra con la intención de volver a la situación anterior al Tratado de Versalles.

Frei recoge escenas de la vida cotidiana de esas jóvenes, que quieren materializar sus sueños, mejorar sus existencias, rozar algo parecido a la felicidad, y que acaban muriendo estranguladas, vaciadas sus existencias por el sumidero.

La recreación histórica hace aparecer a miembros de las SS, SA, y la Gestapo, altos jerarcas nazis, los campos de concentración, los abusos sexuales, la eugenesia, una población alemana que parece no enterarse de nada, o de no querer saber lo que pasa, y otros tantos que deciden alistarse al partido en el poder a fin de medrar y mejorar su situación personal.

Si la primera mitad del libro me ha parecido irreprochable, luego la cosa cambia y con esa idea de comprimir el universo en unas pocas páginas el autor genera situaciones que chirrían un tanto, en especial cuando Lene parece no darse cuenta de nada de cuanto sucede a su alrededor, como si el hecho de no querer saber nada de la política, le eximiese también de saber lo que los nazis estaban haciendo con los judíos, gitanos, homosexuales o discapacitadas (y ahí me da la sensación de estar leyendo El niño de pijama de rayas). Todos se muestran sorprendidos de todo, de lo que hacen los nazis con los judíos, con los niños discapacitados, con los niños de quienes sus maestros abusan, etcétera, pero la gracia está en transmitir con verosimilitud al lector esa estupefación y eso no me ha sucedido.

También hay un crítica para los Aliados y la manera que tuvieron de celebrar su victoria. Ahí los abusos sexuales de los rusos sobre las mujeres alemanas y la forma de vejar a estas, quedan muy bien explicitados. Lo que me llama la atención es cómo todas las jóvenes que aparecen en el libro y que acaban muriendo desarrollan una gran actividad sexual. Continuamente tienen orgasmos, piensan a menudo en el sexo, y el autor se demora con ciertas escenas sexuales de todo tipo, donde los hombres quedan reducidos a bestias sexuales que no piensan en otra cosa que en follar.

Que el libro se lee con algo parecido al deleite es un hecho, como pasatiempo funciona, pero si además de adquirir cierto barniz histórico el lector quiere profundizar más en el asunto hay libros estupendos como La Tregua o Si esto es un hombre de Primo Levi, Goebbels, Heinrich Himmler del historiador británico Peter Longerich o Después del Reich de Giles Macdonogh, por citar algunos que me vienen en mientes.

Naufragios (Akira Yoshimura 2011)

Naufragios Akira Yoshimura 2011

La historia de Akira Yoshimura me recuerda a Seda de Baricco, por lo que tiene de poético. Si bien la poesía de Yoshimura bebe de la muerte, de la miseria, del sufrimiento, de la desolación, del aislamiento.

La historia es trágica, pero al mismo tiempo hermosa, porque Yoshimura va al grano, y no se recrea con floritura alguna. Tiene el autor una historia que contar y en menos de doscientas páginas te deja el cuerpo baldado, con una sutileza en la descripción, tanto de los paisajes, como de la naturaleza humana, que no me queda otra que reconocer y alabar su buen hacer en el arte de escribir.

La novela está bellamente editada por Marbot ediciones.