Archivo del Autor: Francisco Hermoso de Mendoza

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Tirano Teatro/Zoo (Roberto Vivero)

En Tirano Teatro hay tres personajes, hombres o mujeres, dos de ellos con collares de perros en el cuello atados por una cadena. Un tercero que solo dirá una palabra en los tres actos de la obra:

-Silencio -que bien puede significar el punto y final. ¿Son humanos o almas en pena? ¿Están en la tierra o en alguna clase de limbo? ¿Son reales o espíritus?

Al lado de los dos personajes, en el escenario, en el espacio único un bulto bajo una sábana blanca, que da pie para toda clase de elucubraciones. Por ejemplo que haya un cadáver, y entonces un asesinato y entonces un motivo a dilucidar.

El desarrollo de la obra me recuerda al estilo beckettiano, para el que el silencio era la única forma de no representar la mentira. Hay afirmaciones que se niegan, y personajes que esperan, ¿qué?

Y un tema central embutido en el tiempo y el espacio: la muerte, y el sueño sin sueños que es el purgatorio, el alma que es el órgano de la vida, la distancia a la que nos encontramos de la muerte que es para todos la misma, el eterno retorno de lo mismo en la vida que es la muerte…
Y casi tan malo como la muerte, otro infierno: el aburrimiento. ¿Son las palabras la manera de combatirlo? ¿O lo es la compañía del otro?
¿Y quién es el tirano del título?
¿Lo es la muerte, el tiempo?
Leer es una búsqueda del sentido.

La segunda parte del libro se titula Pupenéspil va al zoo. Se trata de un retablo con marionetas. El texto es meramente una presentación nominal de los personajes, los mismos que están presentes en el libro Zoo, uno de los libros más extraños que he leído nunca (el que aparece en la imagen, a la derecha).
Un libro negro tanto en su cubierta como en su contraportada, sin texto ni fotografías en ellas.
Las páginas también en negro, las palabras en blanco, como si leyésemos una pesadilla.

Porque la vida es un error he venido a matarte vida mía mi vida… leo en el umbral de Zoo que parece devenir poco después una carnicería… También aquí habrá lo que sólo había antes de todos los cadáveres.

El Zoo según la fotografía del mapa que aparece entre el texto puede ser el de Madrid.

Un libro que me parece el reverso de Las fieras, pues allí había niños convertidos en bestias y en este Zoo los animales parecen ositos amorosos, y supone una ácida parodia sobre esos libros infantiles tan cargados de azúcar que nos pueden arruinar la lectura con una shock hiperglucímico, si seguimos los movimientos de estos animalitos tan achuchables, tan buenos, tan amorosos, tan tiernos, a los que da gusto ver como mimen, comen, sueñan, como lo son Ochito, Ochita Romántica y Ochita Sexy, Ojitos, Koalita, Erizo, Japi, Milis, Ochito Polar, Pandusita, Pollito, Pequeñajísima, Pingüinito, Cocodrilo, Negrito, Princesitas, Gusiluza, Vaquita Muá-Muá…

Ahora vamos a acostar a los peques. Hasta mañana, Cocodrilo, y Cocodrilo dice hum-hum y le damos un beso. Hasta mañana, Negrito, y Negrito dice hum-hum y le damos un beso. Hasta mañana, Pingüinito, y Pingüinito dice Pollito le damos un beso. Hasta mañana, Koalita, y Koalita mueve sus brachuelos, nos abraza la cara y le damos un beso. Hasta mañana, Ojitos, y Ojitos mueve la cabeza hacia delante y le damos un beso. Hasta mañana, Ochito, y Ochito hace sus dos piruetas de la noche (se toca la cabeza con la piernechuela izquierda y hace una voltereta) y nos besamos y nos abrazamos. Ochito, mi vida, mi amor, mi corazón, mi tesoro, mi luz, te quiero siempre, siempre, siempre. Qué vais a hacer esta noche, Ochito. Y antes de decir hasta mañana, hasta mañana, hasta mañana, y de mirarnos por última vez y de mirar y tocar la camita de tierra y de decirles a las Princesitas que son nuestra vida y nuestro amor y nuestro corazón y que nunca, nunca, nunca las olvidaremos y que nos esperen, y antes de apagar la luz, Ochito cuenta cómo serán sus sueños siempre, siempre, siempre.

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Fausto (Roberto Vivero)

Fausto
Roberto Vivero
Ápeiron ediciones
82 paginas

¿Otro Fausto más, el de Roberto Vivero, a añadir a la ya larga lista de Faustos (el de Goethe, Thomas Mann, Christopher Marlowe, u obras como sichel)? Detalle este que no se obvia, al contrario, porque todos esos libros previos conforman el mapa que ha de recorrer el Forastero que invoca a Fausto para que le ayude en un cometido.

El texto es un diálogo entre los dos que reviste el formato Socrático, ya que Fausto pregunta y el Forastero responde como puede. Piensa, le dice Fausto, que no está para darle explicaciones. Y es en ese pensar cuando el Forastero irá dando forma a sus pensamientos, a su cometido, incluso a su identidad si capaz de llevar a cabo la oportuna transformación. Para conocer a Fausto hay que ser Fausto, y pensar en él constantemente. Pensar en él no como un qué, sino en alguien. Y hay que pensarlo desde el principio. Y leer también todo lo que sobre el mismo -personaje histórico convertido en mito- se ha escrito.

El Forastero debe crear su propio Fausto a la luz de su tiempo histórico. Y pensar también si Fausto es posible hoy, cuando no cree en Dios, cuando no sufre ninguna escisión interna, ni crisis ni tragedia, cuando el amor ha dejado ya de ser algo “místico”. El mapa del que hablamos al comienzo, sería por tanto el de un lugar que ya no existe. ¿Entonces contra qué iría Fausto? El ídolo aquí sería la cultura y su secuaz: la educación.

Leo: eso que se dice cultura es, en buena parte, una transmisión de errores, dice Fausto. Quieren la obra, no la creación. Y la quieren para parasitar de ella. Lo que hacen es el parasitismo. Y mientras tanto, tienen de qué vivir, afirma el Forastero.

Finalizo con otra sentencia de Fausto que invita a la reflexión: La cultura se opone con toda su rabia a la creación.

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Los libros que devoraron a mi padre (Alfonso Cruz)

Este libro de Afonso Cruz es un homenaje a la lectura. El título ya dice bastante. Al leer, sentimos encontrarnos delante de flores carnívoras que nos devoran para desaparecer durante unas horas en el interior de los libros, que pasan a formar parte de nosotros para siempre.

El protagonista es Elías, un niño que con doce años pierde a su padre. En ese momento le es permitido acceder al ático, en donde se encuentra la biblioteca paterna. Inicia entonces un camino sin retorno, porque los lectores sabemos que una lectura siempre nos conducirá a otra, un autor al siguiente.
Y todo se inicia con La isla del doctor Moreau. Luego vendrá La isla del tesoro, El extraño caso del doctor Jekyll y mister hyde, Crimen y castigo, El barón rampante, Cuento de Navidad, Rebelión en la granja, Fahrenheit 451, Planilandia, la Divina Comedia

Un recorrido lector que he seguido en su mayoría, de ahí que entienda el gozo del joven Elías, el cual quiere leer lo mismo que leyó su padre, para así seguir sus pisadas y poder encontrarlo.
Afonso dedica el libro a sus hijos, y creo que es un libro muy disfrutable tanto para los adultos como para los más jóvenes.

Leo: Porque un hombre está hecho de esas historias, no de ADN ni de músculos ni de huesos. Sino de historias.

Y yo creo en ello.

Estoicismo romano: Séneca, por Javier Gomá

Estoicismo romano: Séneca

Audio de la conferencia.

Resumen de la intervención

Lucio Anneo Séneca nació en Córdoba en torno al inicio de nuestra era, hijo de un hombre rico con afición política y retórica. Cuando muere Augusto en el año 14, él ya está en Roma aprendiendo estoicismo de sus maestros. Tras una estancia de cinco años en Egipto, frágil de salud, emprende su profesión de abogado y orador y sigue con éxito el cursus honorum. Por enredos de la corte, con Claudio es desterrado siete años en Córcega. A la vuelta, es llamado por Agripina, mujer de Claudio, para educar a su hijo Nerón, menor de edad, que años después es designado emperador. Llega entonces el momento culminante de la vida pública de Séneca: es seguramente el hombre más poderoso de Roma y uno de los más ricos. Con Nerón hubo un primer quinquenio de paz y prosperidad, pero el emperador entró después en una orgía de extravagancias, locuras y crímenes, que incluye el asesinato de su propia madre. Séneca se aleja del poder y, ya viejo, redacta alguna de sus obras más importantes. Acusado de formar parte de una conjura, Nerón le pide que se quite la vida y su maestro y mentor, que había escrito ampliamente sobre el suicidio, lo ilustra con su ejemplo cortándose las venas.

Tácito en sus Anales narra su deslumbrante carrera política y, con trazo magistral, la escena de su muerte cuando lega a los presentes «la imagen de mi vida». Quien fuera el primer político de su tiempo, es también su primer literato. Escritor tardío, a partir de su cuarentena, es uno de los escritores latinos de los que nos ha llegado más obra. Autor de tres consolaciones, ensayos filosóficos, una pieza política sobre la clemencia, una obra científica, unas epístolas morales –probablemente su obra maestra–, tragedias, una sátira, además de otras obras cuya existencia es segura pero que no se ha conservado. Como pensador, es un estoico abierto y libre, de orientación moralista, poseedor de una prosa deslumbrante, sutil, sagaz, sugerente, que dio lugar a un estilo que en la posteridad recibió el nombre de «senequismo». Hay quien cree que el senequismo designa la esencia del alma española, si es que tal cosa existe. Esa fue la opinión del granadino Ganivet, quien en el segundo párrafo de su Idearium español dice: «Cuando se examinaba la constitución ideal de España, el elemento moral y en cierto modo religioso más profundo que en ella se descubre, como sirviéndole de cimiento, es el estoicismo; no el estoicismo brutal y heroico de Catón, ni el estoicismo sereno y majestuoso de Marco Aurelio, ni el estoicismo rígido y extremado de Epicteto, sino el estoicismo natural y humano de Séneca».

Bibliografía recomendada

Fontán, A, “Los hispanos”, en Antonio Fontán, Letras y poder en Roma, parte III, Eunsa: Navarra, 2001, pp. 109-225.
García-Borrón, J., Séneca y los estoicos, CSIC: Madrid, 1956.
Griffin, M., Seneca: A Philosopher in Politics, Clarendon Press: Oxford, 1976.
Grimal, P., Séneca, Gredos: Madrid, 2013.
Levi, A., “Séneca”, en Adolfo Levi, Historia de la filosofía romana, Eudeba: Buenos Aires, 1969, pp. 144-187.
Mangas Manjarrés, J., Séneca o el poder de la cultura, Debate: Madrid, 2001.
Socas, F. (2008), Séneca. Cortesano y hombre de letras, Athenaica ediciones: Sevilla, 2020.
Veyne, P., Séneca. Una introducción, Marbot ediciones: Barcelona, 2008.
Zambrano, Mª, “El pensamiento vivo de Séneca”, en María Zambrano, Obras completas, vol. II («Libros (1940-1950)»), Galaxia Gutenberg: Barcelona, 2016.