Si algunos vieran sus deseos cumplidos, al comprobar que los extranjeros aquí residentes hacen las maletas y se vuelven a sus países de origen, de golpe y porrazo la población de La Rioja se reduciría en 31.000 personas, nada menos que el 10% de la población de la Comunidad (según datos de 2005). Teniendo en cuenta que el 20% de la población riojana tiene más de 65 años y por tanto no cotizan, sino que cobran el Estado, esta “despoblación” envejecería aún más nuestra sociedad. De ahí, a aumentar la edad de la jubilación solo habría un paso, y nos podríamos dar con un canto en los dientes si podemos tumbarnos a la bartola antes de los 70.
Ante los argumentos de esos que siempre buscan una cabeza de turno para justificar sus inseguridades, su miedo al fracaso, o sus pocas ganas de trabajar y argumentan que los extranjeros les quitan los puestos de trabajo, en este caso, las cifras dicen todo lo contrario. De 2004 a 2005 la población extranjera aumentó un 25%, la mayoría gente en edad de trabajar (de los 31.000 extranjeros, más de 22.000 tienen entre 20 y 50 años).
La tasa de desempleo, ante ese aumento de gente disponible para trabajar y de las cuatro mil nuevas altas en la Seguridad Social de extranjeros, registradas entre 2004-2005, se mantuvo sin verse alterada en torno al 6%, siendo así La Rioja una de las comunidades con menor tasa de paro. La media nacional ronda el 9%.
Si los extranjeros se van, mil quinientas familias comprobarían como sus abuelos y abuelas al cuidado de estos extranjeros, las pasarían canutas para encontrar a alguien que los pasease, los bajase a los parques, les diesen conversación, les hicieran compañía y se los quitaran del medio una horas al día. Mil quinientos son los empleados extranjeros dados de alta en la Seguridad Social como empleados del hogar, que representan el 80% de todos los empleados en el sector. ¿Hay en La Rioja, 1500 jóvenes dispuestos a pasar las mañanas y las tardes con un abuelo colgado de sus brazos, a cambio de una escasa remuneración económica en un “trabajo de mierda” que es preferible lo hagan otros.? Esos “otros” todos sabemos quienes son. Sigue leyendo

Tras leer el fascinante libro del historiador Manuel Fernández Alvárez titulado Cervantes visto por un historiador, donde el autor escribe la biografía de Cervantes de un modo ameno y profundamente divertido, cosa extraña en los historiadores que tienden a pergeñar obras áridas, cargadas de datos y fechas que diluyen entre esa marasma de datos el potencial interés del libro, me veía en el deber de releer El Quijote.