Fotos de Logroño con nieve en primavera

Plaza del mercado y la catedral de la redonda

La Catedral de la Redonda con nieve

Espartero

El General Espartero cabalga por la nieve

La Gran Vía de Logroño con nieve

La Gran Vía Logroñesa con nieve

La fuente de los ilustres con nieve

La fuente de Los Ilustres y dos bajo cero

Palmeras nevadas

Palmeras nevadas en la Gran Vía Logroñesa

Hoy hemos amanecido nevados en la capital riojana. Logroño apareció con un manto blanco que duró pocas horas. Estas son algunas fotos que inmortalizan esta entrada de la primavera con nieve, algo poco usual.

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Logroño y su comarca
Logroño y su comarca ofrecen al visitante un rico patrimonio natural surcado por los ríos Ebro e Iregua. El río Iregua, que nace en la comarca de Cameros Nuevo se abre, antes de verter sus aguas en el Ebro en el término municipal de Logroño, en un gran valle con una importante actividad agrícola. A destacar como parajes de interés las Peñas de Islallana, Monte Laturce y el Pantano de la Grajera, que cuenta con un Centro de Visitantes y Aula Didáctica. Desde el Alto de la Grajera podemos admirar el extenso panorama de viñedos y cultivos que conforma el paisaje de la comarca.

Logroño ciudad que en sus orígenes se articuló en torno al Camino de Santiago conserva numerosos restos jacobeos como la Fuente de los Peregrinos, el Puente de Piedra, las Iglesias medievales de Santiago y de Santa María del Palacio y la Puerta del Revellín.

En Logroño además de visitar su rico patrimonio histórico y cultural, es recomendable pasear por el céntrico Paseo del Espolón, donde durante las fiestas de San Mateo en torno al 21 de septiembre se celebran los principales actos de la fiesta de la vendimia, y por las calles Portales y del Laurel las más indicadas para practicar la enraizada costumbre del chiquiteo.

El recorrido monumental por Logroño, debe incluir la visita al Museo de la Rioja, situado en la Plaza de San Agustín 23. Tel: 941 29 12 59 que tiene su sede en el palacio barroco del General Espartero, el Puente de Piedra que comunica con la orilla norte del Ebro, las Iglesias medievales de Santiago y de Santa María del Palacio y la Concatedral de Santa María la Redonda en la Plaza del Mercado.

En la cercana Navarrete es imprescindible una visita a sus talleres de cerámica donde se puede contemplar el trabajo de algunos artesanos y adquirir la famosa cerámica blanca.

Así mismo, es parada obligatoria el Palacio de Clavijo, situado en el monte Laturce y construido en el siglo X, se alza sobre un imponente farallón sobre el río Leza y ofrece un excelente punto de observación de los valles del Iregua y del Ebro

Valle del Oja-Tirón
El curso alto del río discurre por la Sierra de la Demanda, extremo noroccidental del Sistema Ibérico, recorriendo hermosos paisajes de montaña y frondosos hayedos que en ocasiones se ven sustituidos por el rebollo. El haya es un árbol de hoja caduca que necesita abundante humedad; sus bosques son frescos con una variada fauna y flora.

Pasando la peña de San Torcuato el río se abre para entrar en terrenos de mayor dedicación agrícola, extendiéndose la cuenca desde Santo Domingo por campos llanos, con ausencia de masas boscosas hasta encontrar el río Tirón. Sigue leyendo

La distancia crítica película

La distancia cartel peliculaEn esta película de cine negro y tipos duros, se dan cita un boxeador al que la vida pone contra la espada y la pared, al estar en el lugar erróneo,con la mujer equivocada, policías corruptos que quieren ocultar hechos delictivos, otros policías que quieren desenmascarar a los anteriores, una prostituta condenada al fracaso y la distancia que les separa a todos ellos y da título a la película.

El boxeador sale de la cárcel tras cometer dentro de ella un crimen, despachando a un preso que regenta un puticlub, cediendo al chantaje que le hace un policía corrupto. El boxeador quiere boxear de nuevo, así que se pasa por el gimnasio para que su entrenador le de la bienvenida, muy fría, pues éste piensa que su chico pudo cometer el asesinato por el que lo enchironaron. El entrenador es Federico Luppi que pareciera haberse jartado de polvorones porque no se le entiende una palabra al hablar, pero da lo mismo porque tiene cuatro frases y un papel irrelevante.

El boxeador conocerá «a fondo» a la viuda del hombre que se ha cargado en la cárcel y tras unos cuantos encuentros sexuales, se declararán su amor mutuo. Uno de los policías corruptos, interpretado por José Coronado, parece ser homosexual, o eso se intuye, pero este aspecto es intrascendente, porque su buen corazón y su desanteción de las órdenes que recibe nada tiene que ver con su condición sexual, que de paso sirvió para vender la película. Pensé que habría alguna escena de alto contendido erótico en el que Coronado y el boxeador, un fornido Miguel Angel Silvestre que luce un cuerpo bien definido y musculado, tendrían un «affaire» en las duchas, donde Coronado sería alzado en volandas por Silvestre que le daría lo suyo. Pero nada de esto sucede, así que ese potencial contenido erótico homo-hetero sexual se queda en muy poca cosa, más allá de algún revolcón de Silvestre con la prostituta, en las que se les ve retozar en cueros.

Los policías buenos también cogen al boxeador por banda para hacerle unas preguntas. Quieren que hable con la prostituta y esta le diga donde escondió su marido unas cosas que les interesan a unos y a otros. Unos para salvar el pellejo y otros para incriminar a los responsables.
Silvestre no me ha gustado en el papel. En Motivos personales me agradaba más, pero en esta película ha musculado su cuerpo y ahí se nota que se lo ha currado de lo lindo, pues está cachas y tiene músculos hasta detrás de las orejas, pero luego al oirlo hablar, lo veo muy verde, y para nada transmite a su personaje la garra, la desesperanza, la bravura que precisa para hacerlo creíble. Tres octavos de lo mismo diré de Belén López.
Los mejores de la función son Lluis Homar y José Coronado, como sendos policías.
La distancia que separa al espectador de lo que ve, se ve minorada por algunas interpretaciones bien logradas, las de Coronado y Homar, un bonito envoltorio, con una cuidada fotografía y ambientación, una historia que puede dar mucho juego, pero cuya resolución, su fallida pareja protagonista y unos diálogos sin mordiente en los más de los casos, propician que lo que vea me resulte falso, impostado, emulando los clásicos americanos con frases lapidarias que Silvestre parece tomarse a broma.

Iñaki Dorronsoro director y guionista seguró que irá puliendo los defectos de esta ópera prima en sus próximos trabajos y logrará mejores resultados, pues La distancia, me ha dejado igual de frío que la negrísima «Hormigas en la boca».